Una familia en busca de un autor

El escritor Juan Carrá publica 'Salvate vos', la historia real sobre los Molfino. Un relato de militancia, clandestinidad y exilio que indaga en los silencios de la dictadura argentina.

Gustavo Molfino y su madre, “Mima”, en Madrid. Sus historias, marcadas por la dictadura argentina, son reconstruidas por Juan Carrá en su nueva novela 'Salvate vos'. CORTESÍA
Gustavo Molfino y su madre, “Mima”, en Madrid. Sus historias, marcadas por la dictadura argentina, son reconstruidas por Juan Carrá en su nueva novela 'Salvate vos'. CORTESÍA

En El amigo, un libro maravilloso de la escritora norteamericana Sigrid Nunez, la narradora desarrolla una pregunta que se deben hacer todos los escritores: ¿Por qué escribimos? Entre las diferentes respuestas que ensaya, recuerda una frase de un colega: “Hay al menos un libro en ti que nadie puede escribir salvo tú. Mi consejo es que caves muy hondo y lo encuentres”. Ese libro singular que cada autor descubre en el fondo del pozo que lleva encima, digamos, es la afirmación de un estilo; a la vez que da cuenta del nacimiento y la consolidación de un escritor aunque ya venga acumulando obra en bibliotecas. Es el caso del escritor argentino Juan Carrá (1978), con su último trabajo Salvate vos, publicado por el sello Sudamericana de Random House.

-El libro me estaba buscando -dice en un bar del barrio de Villa Urquiza, en Buenos Aires, con una bufanda gris enroscada al cuello.

El libro que nombra Carrá cuenta la historia de la familia Molfino; la vida de seis hermanos (tres hombres y tres mujeres) y una madre viuda atravesada por la política, las utopías, la lucha, la clandestinidad y la tragedia implacable que concretó la última dictadura cívico-militar de la Argentina. Desde el inicio de la novela de no ficción, el lector intuye que esa historia arborescente sólo pudo haber sido concebida por Carrá. No por su costura biográfica, sino por su sensibilidad comprometida, su destreza dentro del género policial, su extranjería privilegiada al interior de la familia y, en particular, por sus obsesiones sinceras y contemporáneas.

Juan Carrá es escritor y periodista. Como escritor, se destacan su libro de cuentos Ojo al ras -donde aborda el vínculo entre civiles y militares durante el terrorismo de Estado-, la novela gráfica ESMA y los policiales No permitas que mi sangre se derrame y Cuatro caballos negros. Como periodista trabajó en varias redacciones cubriendo policiales y en la actualidad es parte del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), uno de los principales organismos de derechos humanos de latinoamérica. Desde su rol en el área de comunicación, cubrió decenas de juicios de lesa humanidad donde se juzgó a genocidas de la última dictadura argentina. Escuchó cientos de testimonios, leyó miles de folios de expedientes, entrevistó a víctimas y familiares de detenidos y desaparecidos. Y, además, empezó a leer los silencios: los hiatos de la historia reciente donde truenan las ausencias y se disputan los sentidos.

Y dentro del silencio que ensanchó la ausencia de 30 mil voces, de 30 mil cuerpos desaparecidos, estaba la historia de la familia Molfino. Una historia que empieza (también podríamos decir que termina para darle lugar a un nuevo comienzo) con el cuerpo de una mujer en la habitación de un hotel de Madrid. Un cuerpo sin vida, intoxicado de somníferos, que lo habían visto con vida por última vez en Lima, donde fue secuestrada en el marco de un operativo de inteligencia coordinado entre los servicios de Argentina y Perú. A su alrededor, pasaportes de varias nacionalidades con su rostro en la foto, ropa sin estrenar, un pájaro azul de juguete, billetes con próceres de distintos países. Una escena macabra, armada por agentes de inteligencia de la dictadura argentina para reforzar la mentira fabricada que alegaba que los desaparecidos estaban de turismo por Europa. El nombre real de la mujer era Noemí Esther Giannetti de Molfino. O Mima, como la llamaban sus hijos de apellido Molfino. Un ama de casa que se transformó en una pieza valiosa en la estructura de la agrupación Montoneros en el exilio, para estar cerca de sus hijos y a la nobleza de sus causas.

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Juan Carrá, escritor y periodista argentino, autor de la novela de no ficción 'Salvate vos'. ALEJANDRA LÓPEZ
Juan Carrá, escritor y periodista argentino, autor de la novela de no ficción 'Salvate vos'. ALEJANDRA LÓPEZ

La primera vez que Juan Carrá se cruzó con un integrante de la familia Molfino, no fue en persona. Caminando por la rambla de la ciudad balnearia de Mar del Plata, a esa edad donde al día le sobran horas entre materia y materia de la universidad, se detuvo a mirar los libros en oferta que un vendedor había colocado sobre una manta frente al mar. Sus ojos iban de izquierda a derecha y de arriba a abajo, viendo los lomos ajados de distintos colores. De golpe se detuvo. Un anzuelo, un señuelo, una palabra se le colgó al costado de la boca: Montoneros, decía en algún rincón del libro que Carrá levantó para verlo de cerca. 

-Siempre estuve muy fascinado con los 70, desde que era muy chico -dice-. Quizá como un movimiento reactivo a lo que en mi casa no se hablaba. Estaba medio prohibido hablar de los 70. No me dejaban ver La noche de los lápices, imaginate.

Un silencio impuesto, compuesto por el temor, por la complicidad involuntaria de una sociedad que se despertó demasiado cerca del horror para hacerse la desentendida. En el doblez del silencio está la curiosidad. Como si fuese un aforismo oriental, lo que se calla grita, lo que se oculta se devela. Carrá venía de leer Todo o nada, la biografía de Mario Roberto Santucho, uno de los máximos referentes del guevarismo en latinoamérica. En sus oídos también resonaban las charlas, guitarreadas y canciones que escuchaba en la casa de una amiga, en un barrio obrero de monoblocks, donde el padre de la familia, un ex montonero, lo invitaba a ser parte de la comunión afectiva y política cada domingo de juntada. Carrá, con el murmullo del mar a su espalda, empieza a pasar las páginas del libro. Se detiene en la imagen de un chico de su edad: de un guerrillero, de un revolucionario, de un hombre que se había saltado la adolescencia con un fusil entre las manos. Ese hombre de pocos años, alistado para combatir en la guerrilla de Nicaragua, era Gustavo, el más chico de los Molfino, uno de los tres sobrevivientes de la familia a la dictadura argentina.

-Muchos años después, ya convertido en otra persona, en periodista, en escritor, conozco a Miguel Molfino en un festival de literatura, un escritor de policial de la puta madre -dice Carrá-. Nos vamos a tomar un whisky al bar La Paz. La mesa se va vaciando y nos quedamos solos. Estamos discutiendo, hablando sobre los 70, y me cuenta su historia, mínimamente. Y ato cabos. “Ese es mi hermano”, me dice, cuando le cuento del chico con el arma.

Meses después Miguel Molfino escribe en una contratapa del diario Página/12 la historia de un infiltrado en su familia. Carrá la lee y la deja guardada en su cabeza. Pasan unos pocos años, algunos libros, otros amores, y se pone a escribir un proyecto de ficción de espionaje. “Quería escribir una novela de servicios en la dictadura”, dice. Empieza a buscar y todo lo que encuentra estaba vinculado a Miguel Molfino denunciando a Julio Cesar Marturet, el agente del Batallón 601 de inteligencia que había infiltrado a su familia. Carrá llama a Miguel a su casa en la provincia de Chaco, le cuenta del proyecto, y le dice que quiere usar algo de esta historia.

-Lo que quieras, me dice. Y le pregunto: qué puedo leer. “La verdad nunca escribí nada”, me dice. “Me costó un huevo. De mi familia concreta hay mucho suelto”. Y le digo, no te parece que estaría bueno hacer algo sobre tu familia -dice Carrá reviviendo la charla con entusiasmo-. Y me dice: “si hay alguien que quiero que escriba esto sos vos. Sos compañero, sé cómo la vas a abordar, con respeto y cuidado, pero tengo que hablar con mis hermanos. Dame tiempo”. Cortamos y me volví loco.

La historia estaba suelta, en pedazos breves, en otros libros. Una versión mínima en La voluntad de Martín Caparrós y Eduardo Anguita sobre la participación de Miguel en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Algo más en Montoneros: soldados de Menem, ¿soldados de Duhalde? de Viviana Gorbato, donde Gustavo cuenta la historia familiar, también breve. Después en Asesinos sin frontera de Eduardo Luis Duhalde, donde se cuenta el asesinato y el secuestro en Perú de Mima, en clave de relato judicial no familiar. Un libro que apunta a contar cómo funcionaba el Batallón 601 a partir del caso de la familia Molfino. Y también aparece en un libro peruano, El pentagonito, que tiene un capítulo destinado a contar cómo funciona la inteligencia del ejército peruano en el combate contra el Sendero Luminoso, y que tiene un capítulo que se llama “El secuestro de los Montoneros”.

-Todo eso es lo que estaba contado en términos informativos. Después había mucho relato judicial. Testimonio de Miguel y Gustavo en distintos juicios. Siempre en términos de lo que pasó, no el relato familiar, que es lo que yo fui a buscar.

Carrá no se propuso escribir un libro enmarcado en los estándares del periodismo de investigación. Tampoco un libro más de los 70 con héroes, víctimas y traidores. “Es una discusión terminada y vetusta para pensar los 70”, dice. Carrá quería hacer un libro que funcionara como un reflejo de época, donde estuviera viva la generación, donde se vea un arco narrativo de transformación de los personajes.

-Por eso el libro arranca en el 55 -dice-. Los primeros años pasan rápido, bastante elípticos, pero sobre todo sirven para marcar la procedencia de una familia antiperonista. Lo que yo quería era arrancar con una señora que no tenía nada que ver con la política, y que incluso su marido era un gorilon, incluso un gorilon con justificación porque el peronismo le había quitado su trabajo. Una madre con seis pibes, que queda viuda. Seis pibes que le transforman una casa, que ella posibilita esa transformación en una especie de ateneo donde circula la política. Y a la vez, ella, se va transformando mientras sus hijos van militando. Mima toma la decisión siempre de acompañar y nunca de oponerse. Y termina siendo una mujer sobre la que la dictadura monta un operativo sin precedentes en el exterior. Cómo llega esa mujer de acá a acá. Esa es la pregunta. Por eso el libro arranca con el cuerpo en un lugar. Y la pregunta no tiene respuesta, no hay respuesta alguna.

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Portada de Salvate vos, la nueva novela de no ficción de Juan Carrá sobre la familia Molfino y los silencios de la dictadura argentina.
'Salvate vos', la nueva novela de no ficción de Juan Carrá sobre la familia Molfino y los silencios de la dictadura. SUDAMERICANA

Carrá, como periodista, cubrió juicios de lesa humanidad, un hito de la justicia argentina para juzgar a los responsables del genocidio. Al finalizar las jornadas, regresaba a su casa inquieto por la fuerza de los testimonios no dichos, por el relato de las ausencias.

-Yo tenía una pregunta que era ¿cómo se habitan los espacios de silencio en la escritura de no ficción? -dice Carrá-. Hay voces que no existen más. La ausencia de esas voces son una consecuencia del terrorismo de Estado. A mi criterio uno de los daños más fuertes que el terrorismo de Estado generó en Argentina. Lo pienso como sociedad. Nos quitaron la posibilidad de discutir políticamente con quienes participaron de la época. Esas ausencias, hoy, se llenan con ficción. Es el lugar de la ficción. Una ficción enmarcada en la investigación periodística. No hay chance de dejar esos vacíos. Esos silencios se completan con imaginación. Como escritores tenemos mucho para dar en la disputa del relato de época. Y son espacios que la investigación ya no puede llenar. La investigación tiene un límite. Y ese límite es la materia prima como escritor de ficción. Vos no inventas. Construís una ficción en base a las posibilidades que esa investigación te propone -dice Carrá como si estuviera dando una clase en la carrera de Artes de la Escritura en la Universidad Nacional de las Artes donde trabaja como docente universitario.

En Salvate vos la reconstrucción escénica es lo que sostiene el pulso narrativo del libro. Las ficcionalizaciones de los protagonistas nos permiten conocer sus matices, sus contradicciones, sus transformaciones y dilemas. En otras palabras, lo que les da vitalidad. En la escena que le da título al libro, la voz de Mima por teléfono resuena con amor maternal, con cercanía, con cuerpo y calidez. En la presentación del libro que se hizo en la provincia de Chaco, Gustavo Molfino, quien estaba presente, dijo “hace unos años trajimos a los huesos de mi mamá y hoy, con el libro, trajimos a mi mamá con vida”. La potencia de Salvate vos no está en la investigación (que fue exhaustiva en horas de entrevistas, en recorridos de territorios, en lectura de expedientes y de archivos afectivos como cartas, fotografías, poemas), sino en la construcción ficcional.

-Pude reconstruir un montón de cosas que la propia familia no sabía -dice Carrá-. El exilio de Alejandra en Francia, los días de Gustavo en Lima después del secuestro de su madre, la entrada de la patota a la casa donde estaban Marcela y el Negro Amarilla.

El silencio, como en cualquier familiar víctima del terrorismo de Estado, es un silencio presente. Varias de las escenas que se cuentan en el libro estaban atravesadas por la clandestinidad y por el encierro. Todo lo que pasa en Perú y en el exilio de Mima, Miguel lo vive preso. “Era necesario que viniera alguien de afuera y uniera todos esos pedazos. Sin eso esto no hubiera sido posible nunca”, le dijo Miguel Molfino a Carrá cuando leyó el libro.

-La historia estaba ahí. Había que ir a buscarla y coagularla por completo -dice Carrá-. Empezar a resolver desde la escritura, no solo la memoria, sino también ayudar a entender la idea de la dimensión del daño que generó el terrorismo de Estado. Me importa en un contexto actual como el que se propone desde el poder para pensar la época. A mí me interesa aportar. Yo puedo aportar disputando narrativas. Es el lugar que encuentro. Las narrativas hoy son fundamentales.

Escritor. Colaborador en medios como Página/12, Gatopardo, Revista Anfibia, Iowa Literaria y El malpensante, entre otros. Autor de las novelas Un verano (2015) y La ley primera (2022) y del libro de cuentos Biografía y Ficción (2017), que fue merecedor del primer premio del Fondo Nacional de las Artes de Argentina (FNA). Su último libro, coescrito con Fernando Krapp, es la crónica ¡Viva la pepa! El psicoanálisis argentino descubre el LSD (2023), también premiado por el FNA.

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