Libros

Editoriales independientes: 12 imperdibles

Una selección de sellos de España y Latinoamérica que apuestan por voces nuevas y otras formas de narrar.

Editoriales independientes: 12 imperdibles. ELENA CANTÓN

Las editoriales independientes, como su nombre indica, son aquellas que realizan su labor sin estar dentro de los grandes grupos que acaparan la mayor parte del mercado. Esto hace que sus apuestas literarias a menudo se basen en voces nuevas y en formas de narrar más arriesgadas, en libros que, en definitiva, aporten una visión diferente. Y también en una forma de hacer más cercana a los lectores.

Desde hace unos años, cierto público está mostrando cada vez más interés en ellas. Al mismo tiempo, ha crecido el número de este tipo de editoriales. Con el fin de ayudar a que el lector no se pierda en la gran amalgama existente, aquí hemos recopilado una docena de sellos imperdibles. Son editoriales independientes de tamaño mediano, representativas de este fenómeno en España y Latinoamérica. Algunas son de reciente creación. Otras acumulan años de experiencia. Y todas destacan por sus catálogos sólidos y personalidad definida.

Entre la veteranía y la juventud

Una editorial independiente española que puede presumir de veteranía es Lengua de Trapo. Dio sus primeros pasos en 1995 en Madrid, aunque desde 2018 está viviendo una segunda vida. Como cuenta a COOLT Manuel Guedán, uno de sus editores, “ahora el sello está especializado en libros que nos ayuden a comprender nuestro pasado reciente y transformar el presente”. Por ello, en su catálogo uno puede encontrar obras de ensayo político tanto teórico como de análisis de la actualidad más inmediata. Una apuesta a la que han añadido hace poco la colección de Episodios Nacionales, “que traduce la idea de Galdós de narrar la historia de un país desde la ficción a la España democrática actual”. Para adentrarnos en ella, Guedán recomienda un libro de cada tipo: Los Alpes marítimos, de la serie de Episodios Nacionales y escrito por Vicente Monroy, y el ensayo La brecha y los cauces, de Jorge Tamames.

De creación más reciente (2017) es otra editorial madrileña, La Navaja Suiza, fundada por tres amantes de los libros que han conseguido construir un catálogo muy literario. Como cuentan sus editores, el sello ofrece una propuesta heterogénea, personal y alternativa: “Un proyecto que no busca distinguirse solo para destacar, sino que pretende ser una propuesta diferente que nace con el deseo de convivir con las opciones editoriales existentes, y acercar a los lectores apuestas literarias que sean motivo de placer estético y, al mismo tiempo, materia de reflexión”. Por ello, su catálogo está repleto de obras inéditas y recuperadas del olvido, tanto en español como en otras lenguas, y “asentadas en la búsqueda de nuevas formas literarias y que contribuyan a generar una conciencia social”. Para empezar a conocerlos recomiendan sus dos últimas novedades: Los enanos, de Concha Alós, y Debimos ser felices, de Rafaela Lahore.

La especialización como respuesta

Además de apostar por la buena literatura, los sellos independientes también se caracterizan por buscar un nicho de mercado no explotado antes. O al menos no mucho. Como Libros del K.O., que surgió en 2011 en Madrid y se ha especializado en periodismo. Sus creadores explican que nunca llegaron a creerse que esta profesión estuviera en crisis, “sino que eran las formas de ejercerlo”. Es decir, “aquellas más pendientes de su influencia que de lo que ocurría a su alrededor”. Diez años y más de cien títulos después, Libros del K.O. ha construido un catálogo reposado en el que caben autores consagrados y primerizos, historias grandes y periféricas. Unas obras que, según dicen, tienen todas ellas un nexo en común: “el máximo respeto por los hechos reales y por los protagonistas de sus historias”. Como títulos destacados de su catálogo, resaltan dos de reciente publicación: La ciudad de la euforia, de Rodrigo Terrasa, y No os recuerdo, de Laura Alzola Kirschgens.

Para conocer mejor el mundo que nos rodea nació La Caja Books, una editorial compuesta en su mayoría por libros escritos por filósofos y periodistas que se centran en la crónica y el ensayo. Raúl Asencio, editor del sello, sostiene que “el viaje, la narración, el testimonio y el análisis no son nada sin una voluntad de estilo propio, que es también una voluntad de mirar y pensar el mundo de una forma particular”. Y resalta dos títulos que van muy en línea con esa idea: Después de lo trans, de Elizabeth Duval, y En el valle del paraíso, de Jacek Hugo-Bader. “El primero es un ensayo que sirve tanto para aquel que quiera conocer mejor la realidad trans como para el que busque un texto híbrido y visceral sobre las guerras culturales e identitarias contemporáneas. El segundo forma parte de un proyecto periodístico y literario que empezó hace más de 30 años y que ha llevado a Hugo-Bader a recorrer Rusia y los antiguos países del bloque soviético para contar la lenta y aparatosa caída del imperio rojo”, resume Asencio.

La editorial Tránsito lleva apostando por unas obras muy específicas desde su creación en Madrid en 2018. Como cuenta la editora Sol Salama, el sello publica únicamente escritoras cuyos libros estén unidos a la memoria y a la primera persona, para reivindicar así  “lo que durante tanto tiempo fue denostado y tildado de confesional”. Y añade: “Buscamos publicar ‘literatura salvaje’ (término amablemente robado a la escritora Lara Moreno), es decir, aquella literatura que hurga sin tapujos en las heridas, que busca conmocionar, incomodar. Queremos dar voz a historias que hablen de todo aquello que normalmente está escondido, fuera de los focos; dirigir la mirada ahí, a lo que históricamente han sido los márgenes, y ponerlos en el centro”. Y da tres títulos muy representativos de su editorial: Las madres no, de Katixa Aguirre; La loca de la puerta de al lado, de Alda Merini; y Entre los rotos, de Alaíde Ventura Medina.

Más allá de las grandes urbes

Otra de las características de las editoriales independientes es que muchas de ellas se han creado lejos de las principales urbes. Como es el caso de Fulgencio Pimentel, que se define como un proyecto provinciano y universal. Este sello con sede en Logroño se ha consolidado como uno de los más atrevidos y arriesgados del panorama editorial español. “Publicamos novela gráfica, narrativa, poesía y álbum ilustrado, además de obra gráfica. Somos un proyecto personal e independiente desde su origen allá por 2006, cuando César Sánchez tomó el nombre de un pequeño villancico olvidado del dúo pop Vainica Doble”, comentan. Y, entre su catálogo, resaltan Niños de domingo, de Ingmar Bergman; El tiempo del gigante, de Carmen Chica y Manuel Marsol; y Arsène Schrauwen, de Olivier Schrauwen.

Un poco más al suroeste de la península ibérica, en Badajoz, se encuentra Aristas Martínez. Este sello fue fundado en 2010 y sus creadores dicen de él que es una editorial fronteriza y periférica. El primer término hace referencia a “que publica libros al límite de los géneros, que hurgan en la linde entre la ficción y el documento, que traza líneas editoriales bastardas y que plantea retos a sus autores en proyectos difíciles de clasificar”.  Y el concepto periférica hace alusión a que su sede está descentralizada, “un hecho que le permite vivir al margen de los ruidos y las furias”. Para empezar a conocerlos, recomiendan Constelaciones familiares, de Ana LlurbaLa muela, de Rosario Villajos; y el reciente Premio Setenil de Relato, De puro meteoro, de Antonio Rómar.

En la ciudad de Sevilla, allá por 2016, comenzó su andadura la Editorial Barrett. Cuentan a COOLT que intentan “hacer las cosas bien, con calma, cariño, pasión y algún que otro vermú. Dedicamos mucho tiempo a cada libro, desde la selección de los autores hasta que aterriza en alguna librería que quiera cuidarlos tanto como nosotros”. Por ello, su misión es convertirse a través de sus obras “en ese amigo buenagente en el que confiamos plenamente cuando te recomienda un libro, un pueblo para irte de vacaciones o una peli de esas raras”. Y, aunque creen que está mal visto decir que son diferentes, apuntan que “si algo hacemos desde Barrett es dejar atrás lo que el imaginario colectivo considera que es el mundo de literatura. Nosotros preferimos tomarnos las cosas con gracia, pese al riesgo de parecer menos serios”. Quizá esa forma distinta de entender los libros es la que les ha abierto un importante hueco dentro de la edición española, sobre todo tras la publicación de Panza de burro, de Andrea Abreu. Aunque en su catálogo hay mucho más por descubrir, como la antología de cuentos Mono de trapo, de Tony Millonaire; el libro infantil Taxi, ¡mec-mec!, de Stephane Servant; o la obra de relatos Sofoco, de Laura Ortiz Gómez.

El otro lado del Atlántico está a la vuelta de la página

Otro de los puntos clave de las editoriales independientes ha sido la ruptura con su frontera nacional y la apuesta por escritores y escritoras del otro lado del Atlántico. Así, muchos libros que se publican en este tipo de sellos en Latinoamérica se imprimen también en España, y al revés. O incluso hay editoriales que se encuentran a ambos lados.

Sigilo nació en Buenos Aires en 2014 y unos años después abrió sucursal en Madrid. A partir de entonces, trabaja desde los dos países para todo el mundo de habla hispana. Desde el sello sostienen que su fuerte “es la ficción, de autores en español y en traducción”, aunque les gusta “darles espacio a libros de otros géneros, especialmente si son inclasificables”. Si una palabra les define, dicen, es “descubrir”. Y qué mejor forma de descubrirlos que a través de libros como Cometierra, de Dolores Reyes, o Devenir animal, de David Abram.

El espíritu indagador de Sigilo es compartido por Los Tres Editores, sello que comenzó a operar en 2017 en Costa Rica y que también tiene un pie en España. Sus fundadores —Alberto Calvo, Jochen Vivallo y G. A. Chaves— cuentan a COOLT que al principio se quisieron especializar en ficción autobiográfica, pero que con el tiempo se abrieron “a la narrativa en general”. Unos principios que les han llevado a día de hoy a centrarse “en divulgar a autores costarricenses, a la traducción de obras poco conocidas y a la recuperación de textos viejos en ediciones actualizadas”. Todo ello, con un fuerte gusto por la edición como oficio, hasta el extremo de “poder llegar a declarar una guerra por una coma”. Entre sus obras publicadas destacan Los niños perdidos, de Valeria Luiselli, o Trayéndolo todo de regreso a casa, de Patricio Pron.

Asentada en Guadalajara, México, la editorial Paraíso Perdido nació en 1998. Su nombre alude a la idea de los libros como un paraíso en el que refugiarse en tiempos inciertos. Publican cuentos, novela, ensayo literario, crónica y ediciones ilustradas con el fin de descubrir nuevas voces y proponer una manera diferente de entender el panorama narrativo. Ellos mismos definen su labor como editores: “Presentar materiales originales, con diseños que fusionen la tradición tipográfica con la innovación y la creatividad”. Principios bajo los que han publicado a día de hoy un total de 120 títulos. De todos ellos, ¿cuáles nos recomiendan? Un lugar seguro, de Olivia Teroba, y Restauración, de Ave Barrera.

Y de México a Chile, el país de Montacerdos, editorial que vio la luz en 2012 de la mano de los escritores Luis López-Aliaga, Diego Zúñiga y Juan Manuel Silva. Sus creadores definen este sello como un espacio “que incluye dentro de su catálogo cuento, poesía, novela, ensayo y cómic y que busca la calidad”. Estas palabras no sorprenden cuando uno se acerca a los escritores que publican en ella: desde Mariana Enríquez a Juan Cárdenas, pasando por Margarita García Robayo o Federico Falco. Un catálogo que, como en el caso de las anteriores editoriales reseñadas, invita a perderse en él, ya que esconde verdadera literatura. 

Periodista. Especializado en cultura, medioambiente, sociedad y viajes.