Nietes: la lucha renovada por la memoria en Argentina

La organización creada por nietos y nietas de víctimas de la dictadura militar encarna el relevo generacional en el activismo por los derechos humanos.

Integrantes de Nietes, colectivo que lucha por la memoria y los derechos humanos en Argentina. CORTESÍA
Integrantes de Nietes, colectivo que lucha por la memoria y los derechos humanos en Argentina. CORTESÍA

En los últimos años, países como Argentina han registrado un crecimiento de la ultraderecha, más desigualdad económica y educativa y un retroceso de las políticas de derechos humanos. Esa crisis social ha provocado la reacción de centenares de jóvenes que se han movilizado para crear nuevos colectivos como, por ejemplo, Nietes.

Fundada en agosto de 2019 en la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, esta organización está conformada en su mayoría por nietos y nietas de los desaparecidos políticos o insiliados —término empleado para definir al exilio interno— de la última dictadura militar argentina (1976-1983). Sus integrantes tienen entre 12 y 30 años. Nacieron con el boom de la tecnología. En sus primeros recuerdos ya figuraban los celulares y desde muy chicos tenían Facebook. Crecieron en democracia y sabiendo la verdad. En medio de los procesos judiciales contra los militares responsables de los delitos de lesa humanidad. Votaron más veces que sus abuelos y sus padres y, por lo tanto, han tenido un ejercicio de la política muy distinto al de las otras generaciones.

Entre los principales objetivos de Nietes se encuentran promover la justicia, la memoria y la verdad como articuladores principales de los derechos humanos; insistir en que se reconozca a las abuelas perseguidas, especialmente por sus condiciones de género y por sus disidencias; y tejer una alianza permanente con otros organismos del país de intereses afines, como las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo o los Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (HIJOS), entre otros.

Asimismo, Nietes incorpora en su agenda las necesidades y reclamos de su generación, como el cumplimiento de la ley del aborto, la persecución de los feminicidios y el abuso sexual, la dignificación de las infancias y adolescencias, la lucha contra el cambio climático, el freno al avance de los discursos de odio y del negacionismo y la generación de espacios de discusión para hallar salidas a la profunda crisis social generada tras la pandemia.

El nacimiento del colectivo

Sol Yornet Barbieri es nieta de Roberto Yornet, secuestrado y desaparecido el 23 de julio de 1976 en la provincia de Córdoba. Se integró al colectivo en agosto de 2020, a través de reuniones que se realizaron por Zoom debido a la crisis sanitaria. “Lo que conocía de experiencias similares era un video que había visto en 2019 de nietos de Rosario. Antes, en 2017, supe de una experiencia similar de la provincia de San Juan”, explica. “Esas experiencias que conocía no fueron la que me encontré cuando me sumé, sino que fue una que había surgido a partir de reuniones que tuvieron chicos y chicas en La Plata”.

Una de las personas que participó de esas reuniones en La Plata fue Ana Ríos Brandana, nieta de José Ignacio Ríos, uno de los fundadores del Partido Comunista Marxista Leninista en Argentina. En el primer encuentro, realizado el 10 de agosto de 2019, se habló de la necesidad de crear una organización que aglutinara a las y los nietos de los desaparecidos; se discutió la importancia de usar la letra ‘e’ en el nombre de la organización como una forma de inclusión y se analizó el retroceso que había en materia de derechos humanos, en el contexto del Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019). 

“Ante ese retroceso hubo una necesidad de continuar la lucha y levantar la bandera desde esta generación”, explica Ana. “En ese momento estaba muy fuerte la consigna: ‘Educación sexual para decir: anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir’. En Argentina hay una juventud muy movilizada por la educación sexual y nosotros creíamos que era algo que debíamos retomar, pues son causas muy fuertes y hay un desafío en la materia”.   

La reunión se dio un día antes de las Elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias que meses después terminaron por erigir a Alberto Fernández presidente. La mayoría de participantes de ese primer encuentro militaban y fiscalizaban el día de los comicios, por lo que no le pudieron dedicar mucho tiempo al tema. “A partir de ahí arrancamos con el colectivo. No sé cuándo fue el acto fundacional de Nietes, porque es un espacio que siempre se construye y se reformula. Es muy horizontal. Ubico diferentes momentos que hacen a la trayectoria y la identidad del espacio”, menciona Ana.

Integrantes del colectivo Nietes, en una reunión en la Casa Rosada, en Buenos Aires, Argentina, el 9 de agosto de 2022. CORTESÍA
Representantes de Nietes, en una reunión en la Casa Rosada, en agosto de 2022. CORTESÍA

Tania Rocío Gorosito Torres es nieta de Ernesto Torres, inciliado durante la dictadura, y sobrina nieta Hernán Torres, desaparecido en diciembre de 1975; Daniel Carignano, desaparecido marzo de 1976 y de Miguel Ángel Mozé, asesinado en mayo de ese mismo año. Llegó a Nietes por decantación. Como ella misma dice, lo hizo de la misma forma que termina en todos los espacios de militancia a los que se suma: porque está en su sangre. Para ella, hay un hecho ineludible que caracteriza a Nietes y su generación: “Somos jóvenes que nacimos y crecimos en democracia y, si bien heredamos la motivación militante de nuestra familia como casi una cuestión moral, reconocemos que éramos niñez cuando se instauró el 24 de marzo como feriado nacional inamovible por ejemplo, y ya no se trataba de faltar a la escuela por motivos personales, sino que el Estado avalaba una fecha tan importante como ésta para recordar. Además, hubo un escenario de institucionalización de derechos al que nosotros asistimos y que no tuvieron nuestros padres y por el que luchaban nuestros abuelos”.

En este sentido, reconoce Tania, parte de la juventud argentina se volcó a la militancia por las políticas de inclusión impulsadas por los expresidentes Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández (2007-2015), que movilizaron a muchísima gente. “Nosotros queremos transformar el Estado desde adentro y formar parte del él, a diferencia de nuestres abueles, que buscaban hacer una revolución y para ello no había otra manera que aniquilar ese Estado existente. Hoy estamos a la defensa de la democracia. Pensamos desde una perspectiva generacional que las políticas públicas se construyen por y con nosotros al participar dentro de la institucionalidad”.

La diferencia, apunta Sol, es que ahora los integrantes de Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, HIJOS y otros organismos similares se encuentran formando parte de los gobiernos, produciendo políticas públicas y sentidos. Hay un proyecto político que ha abrazado las luchas sectoriales. Existe un proceso muy distinto al que había con otras generaciones. “Eso también nos pone en el lugar de pensar la política de otra manera como Nietes, pues tenemos que ayudar a fortalecer las banderas y las luchas generacionales en este país, logrando que no flaquee la democracia y que la memoria siga siendo un instrumento para robustecer esos procesos”, agrega.

Un tema que preocupa al colectivo tiene que ver con que muchos de los militares detenidos por su participación en delitos de lesa humanidad están muriendo, y el colectivo quiere construir un proceso de justicia en ese sentido, exigiendo la recuperación de los cuerpos de sus abuelos y abuelas. “Nosotros como Nietes no tenemos más tiempo. Queremos conseguir los cuerpos de nuestros abuelos y abuelas. Pensamos mucho en las diferencias que hay generacionalmente respecto a este reclamo y cómo lo vivimos nosotros. Aunque nos criamos sin abuelos y abuelas, sigue siendo importante para recuperar sus cuerpos”, cuenta Sol.

El miedo que dejó la dictadura

Para Nietes, el desarrollo de la ultraderecha en los últimos tiempos en Argentina no solo tiene que ver con lo que pasa en el contexto internacional, sino con los resabios y miedos que dejó la dictadura en la sociedad de este país.

“Como organización tenemos el desafío de militar con una juventud que emerge en la escena política de ultraderecha”, dice Ana. “Por ello, queremos generar una memoria activa que pueda establecer puentes entre lo que pasó en la historia reciente en la dictadura y lo que pasa hoy, que dé cuenta de los vestigios de la dictadura en la sociedad. Un hecho que fue productor de que hoy existan subjetividades individualistas, meritocracias, que haya una gran despolitización porque si bien nuestra generación vivió una realidad muy distinta a la que vivieron las anteriores, se suele escuchar que la política es una mala palabra, y por lo tanto no debes involucrarte”.

Ana destaca que muchos de sus compañeros, cuando se acercaron a Nietes, explicaban que era la primera vez que tenían algo que ver con la política, y que en su familia no se hablaba de esos temas. “Ahí hay algo que también dejó la dictadura: ese miedo a involucrarse. El desafío que tenemos desde Nietes frente a la ultraderecha es ver cómo hacemos para evidenciar también que esos compañeros desaparecieron porque se quiso implementar un modelo social, político y económico neoliberal que hoy perdura; que tiene peso y produce subjetividad”, dice.      

En ese sentido, uno de los espacios más empleados por la ultraderecha argentina son las redes sociales, y Ana es contundente: “Es un territorio nuevo a disputar porque ahí se hace política también. Nuestro desafío es que [las redes] sean una herramienta política y no un medio que individualice y aísle, que es lo que está pasando”.   

Periodista especializado en temas culturales y de derechos humanos. Maestro y Doctor en Estudios Latinoamericanos. Ha trabajado y colaborado e medios como Cambio, SoHo, PlayboyMilenio, La Jornada y Newsweek en español,

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