La letra maldita: K de Karina

De pastelera a guardiana del poder. La hermana de Javier Milei es la arquitecta de su proyecto político y una de las figuras más temidas de Argentina.

Karina Milei, parte de la delegación argentina, participa del almuerzo de trabajo en la Casa Blanca durante la visita oficial a Washington en octubre de 2025. PRESIDENCIA DE LA NACIÓN
Karina Milei, parte de la delegación argentina, participa del almuerzo de trabajo en la Casa Blanca durante la visita oficial a Washington en octubre de 2025. PRESIDENCIA DE LA NACIÓN

De un lado de la mesa de nogal, que cruza el Salón Oval de la Casa Blanca, están sentados Donald Trump, James David Vance, Scott Bessent, Marco Rubio y Pete Hegseth; hombres, sobre todo hombres, que integran el séquito de decisiones del presidente autopercibido monarca de Estados Unidos. El otro lado de la mesa larga lo ocupa una versión criolla de la armada Brancaleone arribada desde Argentina: con Javier Wolverine Milei en el centro, secundado por Luis Toto Caputo -el ministro de Economía postulado para el Guiness-, la filósofa en seguridad Patricia Bullrich, el futuro excanciller Werthein y, a un costado, como un rayo blanco, eléctrico, con el pelo imitando al color de la paja secándose al sol, la mujer que comparte apellido, infancia y secretos con el presidente Milei: su única hermana, dos años y medio menor, Karina.

Si diez años atrás, a una clienta de Sol Sweets, el emprendimiento gastronómico con el cual Karina Elizabeth Milei sustentaba su existencia -al menos material-, le hubiesen dicho que la señora que le hacía la torta de cumpleaños iba a estar sentada en esa mesa, donde se definía la soberanía monetaria de Argentina, hubiese dicho que era un chiste. O un delirio. O, con la sensatez del que se cansa de que la realidad supere a la ficción disparatada, se hubiese ido a comprar la torta a otro lado.

Desde esa fecha, Karina, la hermana, la hermanísima, El Jefe, como la llama Javier; La Pastelera o La Tarotista, como la llaman aliados que le dan gobernabilidad, tuvo un crecimiento sideral o, parafraseando a su hermano, "de pedo de buzo". Con escasa o nula experiencia política, Karina, graduada en Relaciones Públicas en una universidad privada de poco vuelo, pasó de pagar las cuentas con un emprendimiento repostero, más trabajos administrativos en la empresa de colectivos La Poderosa de su padre, a ser una de las personas más poderosas y temidas de Argentina. En el camino, breve, vertiginoso, ascendente, fue la arquitecta de un partido inexistente como La Libertad Avanza y, sobre todo, lideró dos campañas que pusieron a su hermano en el centro de la escena política: primero como diputado nacional en el 2021, luego como presidente en el 2023.

¿Quién es esta mujer? ¿Qué rol ocupa desde la Secretaría General de la Presidencia? ¿Cómo logra conducir voluntades sin el don de la palabra y la locuacidad? ¿Quiénes la rodean e hicieron posible la alquimia de convertir a un panelista de televisión con ideas anacrónicas -sea en economía o en otras esferas de la vida- en presidente? ¿Por qué su hermano dice que “Javier es Karina, Karina es Javier”?

Karina Milei junto a su hermano firmando la carta de invitación al papa Francisco, en 2024. PRESIDENCIA DE LA NACIÓN
Karina Milei junto a su hermano firmando la carta de invitación al papa Francisco, en 2024. PRESIDENCIA DE LA NACIÓN

Preguntas que tienen hipótesis de respuestas. Respuestas que ponen la primera letra en la casa familiar que compartieron los hermanos en el barrio de Villa Devoto, en la periferia conservadora de la ciudad de Buenos Aires, habitada por la clase media y la clase media-alta porteña. Hijos de Norberto, colectivero que mutó en empresario de colectivos, y de Alicia, ama de casa, guardiana de una casa de terror. Al menos así queda retratada en el libro El loco, donde el periodista Juan Luis González corre las cortinas de la paz hogareña y encuentra una crianza hecha con golpes, insultos, silencios cómplices, soledad y resentimiento que tienen como principal blanco el cuerpo y la cabeza del futuro presidente de la Argentina.

La contención que Javier Milei no encontró en su madre ni en su padre -a quienes hasta asumir la presidencia llamaba “progenitores”- se la daba su hermana menor, Karina. Unos brazos, unas palabras, que lo amparaban tanto en la casa como en la escuela católica Cardenal Capello, donde ambos compartieron el patio de la escuela primaria y secundaria en los recreos. Desde entonces Karina está a su lado, sea detrás del arco donde Javier atajaba en el club de fútbol Chacarita; recuperando la campera de cuero que arrojaba desde el escenario amateur donde tocaba con Everest, su banda de rock; cuando se recibió como economista en la Universidad de Belgrano, de gestión privada; en sus primeros minutos como panelista televisivo; proponiendo que vaya a dar charlas de economía en las plazas durante la pandemia; pidiendo plata al orfebre que iba a realizar el bastón presidencial para la asunción; digitando el gabinete nacional. Y, claro, también sentada en la mesa, integrante de la corte de aduladores, frente a la radiación solar de los cachetes de Trump en la Casa Blanca.

Karina Milei durante un encuentro oficial con Donald Trump en Maryland, en febrero de 2025. THE WHITE HOUSE
Karina Milei durante un encuentro oficial con Donald Trump en Maryland, en febrero de 2025. THE WHITE HOUSE

  * * * *

Karina es quien atiende el teléfono. No solo es la agenda de Javier Milei, sino la terminal previa a la terminal presidencial. Los que quieran sumarse al espacio político o acercar una propuesta o conversar con él, primero deben pasar por el filtro de su hermana. Así lo cuenta la periodista Victoria De Masi en Karina, el único libro que hasta el momento tiene como protagonista a la mujer fuerte del gobierno anarcolibertario -sic-. Desde las felicitaciones de su contrincante en las elecciones presidenciales en el 2023 hasta los amigos que fundaron el partido, nada queda fuera de su órbita. Un control consensuado entre ambas partes. “Me saqué el premio con Kari. Ella es la protectora. Es la gran responsable de esto. Yo soy el divulgador”, dijo en declaraciones a Crónica TV.

En el imaginario religioso donde Javier Milei se proyecta, los hermanos Milei son Aarón y Moisés: hermanos bíblicos conocidos por liberar a los israelitas fuera de la esclavitud en Egipto. Así lo narró frente a cámara, en conversación con la entretenedora televisiva Viviana Canosa. Con los ojos vidriosos, la cara hinchada como una pelota desinflada, y el pelo pegado en la frente por la transpiración, Milei dice “Moisés era un gran líder, pero no era bueno divulgando. Entonces Dios le mandó a Aarón para que divulgue”. Seguido, debe detenerse, las palabras se mezclan con el llanto contenido al comparar su hermandad Karina con la de Moisés y Aarón.

En el imaginario de Javier Milei, su hermana es Moisés. La encargada de las ideas fuertes y de las alianzas débiles. Como buena comerciante, su saber, su expertise, es captar el humor en la calle y, con sencillez nada desdeñable, traducirlo al lenguaje del palacio. Karina fue la encargada de subrayar a Javier el cansancio social de la política tradicional y, sobre todo, de alimentar el significante casta con todos los males del mundo. Un significante que, en su gestión, ella por sus hábitos y asociados terminó mimetizando.

Karina es casta. O, mejor dicho, eligió rodearse de la casta tradicional y, sobre todo, replicar o quizá multiplicar sus prácticas. Apenas su hermano asumió la presidencia el 10 de diciembre del 2023, Karina eligió de compañía a nombres que crecieron bajo el brillo y la sombra del poder. En particular apuntó a un apellido incómodo para la historia del peronismo y clave para la instauración del neoliberalismo en Latinoamérica: Menem, el apellido de un presidente -Carlos Saúl- pero también de una época, una cultura, un clan. Los Menem que aliados a los Milei -de nombres Lule y Martín- son familiares de los Menem mayor, precisamente sobrinos de Carlos Saúl, e hijos de Mohamed y Eduardo Menem, respectivamente, que desde su nacimiento no conocieron otro ambiente (elijan su propio adjetivo) que el del poder. En otras palabras, Karina, astuta, para señalar a la casta se rodeó de los restos de esa clase política que pedía una revancha en la historia.

Karina y Javier Milei, en la toma de posesión como presidente argentino, en diciembre de 2023. PRESIDENCIA DE LA NACIÓN
Karina y Javier Milei, en la toma de posesión como presidente argentino, en diciembre de 2023. PRESIDENCIA DE LA NACIÓN

 * * * *

Karina es uno de los tres lados del denominado “triángulo de hierro” que conforman la mesa chica, de toma decisiones, del gobierno nacional. El lado principal, se supone, lo ocupa Javier Milei; el restante, Santiago Caputo, un estudiante de Ciencias Políticas que soñaba con ser espía, trabajó de consultor y creció junto al gobierno de La Libertad Avanza como el estratega del caos o Mago del Kremlin como le gusta llamarse. Durante los dos años que lleva el gobierno anarcolibertario -sic-, el flujo de poder fue variando según las tormentas y el fuego amigo que oxigenan entre ellos.

El punto más delicado para Karina fue previo a las elecciones legislativas bonaerenses de septiembre, cuando se difundieron audios atribuidos a Diego Spagnuolo, director de la Agencia Nacional de Discapacidad y amigo personal de Javier Milei. Con claridad, Spagnuolo vinculaba a Karina con un esquema de sobornos donde la hermanísima estaba involucrada junto a su alfil personal, Lule Menem. Incluso se habló de un monto específico: 3%. La revelación armó serie con diferentes sospechas que figuraban a Karina como la “cajera” o recaudadora del gobierno. Y el porcentaje mensual que iba a parar a sus bolsillos, mutó en lema anticorrupción y, también, en canción viral y popular. Con la música del son cubano “Guantanamera”, se asoció el mentado 3% al nombre de Karina y al sintagma “alta coimera”. El jingle, creado en el canal de streaming Gelatina, rápidamente se convirtió en himno viral y en banda de sonido en cada territorio que pisaba la hermanísima.

El episodio de los audios, su nombre asociado a la corrupción y, sobre todo, el fallido armado político con el cual el partido de Milei perdió en la provincia de Buenos Aires las elecciones del 7 de septiembre, limaron el lado de Karina del "triángulo de hierro". Sin embargo, Javier, en el momento más crítico, salió a gritar “Karina es Javier, Javier es Karina”. Tal fidelidad, tal creencia, tal fe religiosa, la sostuvo en las semanas posteriores, donde a la denuncia por corrupción se le sumó el fracaso del plan económico que derivó en otra súplica a su héroe Donald Trump para apurar un salvataje y, no menos importante, la revelación que vinculaba a José Luis Espert -hombre clave del gobierno libertario- con un presunto narcotraficante condenado en Texas.

Karina y Javier Milei en la presentación oficial de la flota de aviones F 16 en Córdoba, el 7 de diciembre de 2025. PRESIDENCIA DE LA NACIÓN
Karina y Javier Milei en la presentación oficial de la flota de aviones F 16 en Córdoba, el 7 de diciembre de 2025. PRESIDENCIA DE LA NACIÓN

En ese contexto, los hermanos Milei llegaron el fin de semana anterior a las elecciones de medio término en Argentina, donde se elegían diputados y senadores en todas las provincias; una elección que fue presentada como un plebiscito de su gobierno. La encargada del armado electoral en juego de La Libertad Avanza, otra vez fue la mismísima Karina. Las encuestas previas auguraban una derrota rotunda en varias regiones y en la suma total. Sin embargo, previo al anuncio de los datos oficiales, Karina Milei, la hermanísima, salió a hablar con la prensa -un hecho insólito- secundada por Martín Menem. De pie y con una locuacidad que ocultaba hasta el momento, dijo: “Nosotros estamos muy contentos”.

Las palabras anticiparon el conteo final: La libertad Avanza fue la fuerza política más votada. Con la rectificación de más del 40% del padrón habilitado para votar, los argentinos legitimaron su política de crueldad con los sectores más débiles -jubilados, discapacitados, alumnos de universidades, entre tantos-, el acuerdo entreguista al gobierno de Estados Unidos, la reforma laboral que alienta doce horas de trabajo ininterrumpidas, la destrucción de los restos del Estado de Bienestar que supimos construir. En otras palabras, democráticamente se avaló el sueño de los hermanos Milei  -sostenido por otros intereses- que, tarde o temprano, derivará en una pesadilla de la que será difícil volver. Parafraseando a Bertold Brecht, que haya ganado la extrema derecha no significa que tenga razón la injusticia.

Escritor. Colaborador en medios como Página/12, Gatopardo, Revista Anfibia, Iowa Literaria y El malpensante, entre otros. Autor de las novelas Un verano (2015) y La ley primera (2022) y del libro de cuentos Biografía y Ficción (2017), que fue merecedor del primer premio del Fondo Nacional de las Artes de Argentina (FNA). Su último libro, coescrito con Fernando Krapp, es la crónica ¡Viva la pepa! El psicoanálisis argentino descubre el LSD (2023), también premiado por el FNA.

Lo más leído
Newsletter Coolt

¡Suscríbete a nuestra 'newsletter'!

Recibe nuestros contenidos y entra a formar parte de una comunidad global.

coolt.com

Destacados