Julia Mengolini y los antídotos antifascistas

En 'Las caras del monstruo', su primer libro, la periodista y abogada argentina mezcla el ensayo y la 'memoir' para analizar los tiempos que vivimos y pensar el futuro.

La periodista y abogada argentina Julia Mengolini, autora de 'Las caras del monstruo'. NORA LEZANO
La periodista y abogada argentina Julia Mengolini, autora de 'Las caras del monstruo'. NORA LEZANO

“Si algún día yo escribo un libro, podría parecerse a este”, pensó Julia Mengolini, hace varios años, cuando leyó Cómo ser mujer de la escritora y periodista británica Caitlin Moran. No fue hasta que el 1 de marzo de 2024, al fondo de su casillero en las oficinas de la radio Futurock —de la que es fundadora—, encontró el ejemplar. “Es un libro en el que hay una primera persona de alguien que tiene cosas para decir sobre el mundo, que protagonizó alguna vez debates públicos y tiene también algo entre liviano y profundo”, dice la abogada y periodista.

Cuando vio el ejemplar en su casillero, Julia lo tuvo claro. “Fue como si hubiera habido un tiempo de maduración entre ese primer deseo, que fue hace siete u ocho años, hasta ese día, en el que pensé que era el momento de escribir y a la mente se me vino un índice bastante parecido al que terminó siendo. Dije, yo puedo escribir un ensayo sobre la pandemia, un ensayo sobre feminismo, un ensayo sobre belleza, un ensayo sobre drogas, un ensayo sobre Twitter. Bueno y el de amor y militancia, que fue tomando forma después”. Ese momento lo define como un “estado de gracia”. Mientras conducía su programa de radio ese día, en paralelo su cabeza ya había comenzado a escribir Las caras del monstruo. “Me hablaban de la actualidad, y yo por dentro, con mis deditos iba tipeando cosas. Ese día no presté mucha atención”, dice.

Se fue a casa y comenzó a escribir. “Estuve diez días escribiendo sin parar de manera febril, sin prestarle atención a nadie. Y cuando terminé ese borrador, me senté a leer lo que había escrito y ya no había vuelta atrás”.

'Las caras del monstruo', el debut literario de la periodista y abogada argentina Julia Mengolini. EDICIONES FUTUROCK
'Las caras del monstruo', el debut literario de la periodista y abogada argentina Julia Mengolini. EDICIONES FUTUROCK

La mayoría de las primeras obras están llenas de reflexiones y aprendizajes acumulados a través de los años, como si hubiesen dos tiempos de escritura. Una, la acción de juntar las palabras en un documento, que para Julia fueron siete meses y otra, que es la del puro pensamiento, que, dice ella, fue casi una década. “Hay gente que me pregunta ¿para cuándo el próximo libro? Y yo siento que ya me quedé vaciada. Por ahí quién te dice que en cinco años habrá más cosas para hablar y escribir, que son las que estamos discutiendo hoy todo el tiempo, todos los días. Hay temas que ahora empiezan a salirme como recurrentes por primera vez, no sé, hace tres entrevistas que estamos hablando del pudor, por darte un ejemplito”.

—Al inicio del libro hablas sobre la pandemia desde la idea de que fue un caldo de cultivo para muchas situaciones que estamos viviendo. También dices que nadie quiere pensar en ella ¿Por qué crees tú que deberíamos pensarla?

Yo creo que nadie quiere pensar en la pandemia, por un lado, porque es bastante traumático y los traumas, por definición, se barren debajo de la alfombra. Y por otro lado, porque también fue un trauma aburrido, es decir, si la pandemia hubiese sido un poco más cinematográfica, qué sé yo, la nieve mortífera de El Eternauta… pero ni siquiera se pueden hacer películas de esto porque es aburrido. Creo que se juntan esos dos factores. Y creo que sí hay que pensar en la pandemia porque explica un montón de lo que estamos viviendo. Si bien el germen de las ultraderechas no está exactamente ahí, porque Trump ya había ganado antes, porque Bolsonaro había ganado antes, yo creo que la pandemia realmente exacerbó muchísimo unos sentimientos humanos que ya estaban entonces, un proceso que podría haber tomado diez años, el de fascistización de la política, terminó coronándose en un año o dos.

El presidente de Argentina, Javier Milei, en la ceremonia de investidura, en 2023. EFE/LUCIANO GONZÁLEZ
El presidente de Argentina, Javier Milei, en la ceremonia de investidura, en 2023. EFE/LUCIANO GONZÁLEZ

Julia habla del primer año luego de la toma de poder por Javier Milei en su país como “desquiciante", un año además “de avasallamiento de los derechos, de pérdida del poder adquisitivo. Al principio el Congreso le votaba cualquier cosa a Milei con la excusa de la capacidad de gobernar. Y ahora, el Congreso empieza a mostrar algunos signos, al menos, de autodefensa de la propia institución, porque si no va a ser pasada por encima. Y el desquicio del que te hablaba también tiene que ver con las formas del debate público, que se pusieron realmente no solo violentas, sino banales, chabacanas y grotescas. Hay periodistas, por ejemplo, que por ser de derecha históricamente, le querían brindar pleitesía, otorgar su apoyo. Y después de un año donde Milei la puso realmente en un borde imposible, muchos de esos periodistas que eran de derecha, que tenían ganas de un proyecto liberal y libertario en Argentina, ahora están en otra posición porque [Milei] se llevó puesto todo. Y esto es algo que nosotros veníamos viendo también. Antes que ganara la presidencia, me acuerdo que en el programa, desde mi humilde lugar, decía ojo con la derecha tradicional que le quiere dar todo, porque termina fagocitada por esta nueva derecha.

Eso pasó en Brasil con Bolsonaro.

Sí, la derecha tradicional se quedó sin lugar. Pasó con los republicanos en Estados Unidos, que Trump los desdibujó por completo. Y acá la derecha local en Argentina no pudo ver que eso es lo que le iba a pasar. Y eso es lo que le está pasando. La derecha tradicional tendría que ser un poco más astuta y formar ese cordón sanitario que hacen en otros países con la izquierda, aunque les parezca repugnante, pero es con la izquierda: Lo digo en términos estratégicos, así el poder termina dentro de los marcos del juego democrático.

—Sí, bueno, en Francia pasó eso.

Sí. Y esos acuerdos pueden darse en el nivel de la superestructura, donde los partidos se ponen de acuerdo y arman este sistema. O como en Canadá, a nivel de las bases de los votantes, donde todos los votos se fueron al candidato que le podía ganar al ultra.

Pero bueno, me preguntabas por la pandemia y lo que creo es que hay un montón de sentimientos que venían anidándose en algún lugar. Un resentimiento. Porque hace muchos años que las democracias o el neoliberalismo, o algo que mezcla a los dos, no está dándole una vida más o menos buena a las mayorías. Y esa insatisfacción termina tomando una identidad que viene con muchas promesas de grandeza. En el caso de Milei, de Trump, siempre vienen a prometer un futuro mejor que se parece a un pasado, supuestamente un pasado mejor. Y son una propuesta de identidad, sobre todo eso. Son muy eficaces.

Seguidores de Donald Trump durante un acto de campaña en Arizona, en 2018.GAGE SKIDMORE
Seguidores de Donald Trump durante un acto de campaña en Arizona, en 2018. GAGE SKIDMORE

Julia cree que las metodologías actuales de la ultraderecha son similares a las del siglo XX. “Son sistemas de organización del odio muy iguales. Entonces, eso me parece que nos debería alarmar. Creo que eso se activó mucho en la pandemia. A eso hay que sumar que la vida se digitalizó y eso hizo que la gente se aísle muchísimo más sobre sí misma. El aislamiento y la soledad siempre te llevan a sentimientos peores, más resentimiento, más desconfianza con el otro, con el que se te parece. Una tormenta perfecta que terminó redundando en el surgimiento de la nueva derecha con estas características tan parecidas en todo el mundo.

—Hay un dato dentro de tu libro que me llamó mucho la atención. Escribes que dentro de las personas que se sienten solas, aumenta seis veces el apoyo a Milei. Creo que a la izquierda le está costando mucho ofrecer un proyecto de futuro y en ese camino la ultraderecha gana terreno.

Sí, 100%. Esto me parece que también es una de las grandes conclusiones de esta época. Y nosotros ¿qué soñamos? ¿Qué vamos a proponer? Esto es algo que ya dijo [Fredric] Jameson: pareciera que es mucho más fácil imaginar el fin del mundo que imaginar el fin del capitalismo. Todas las ficciones futuristas son distópicas. No hay una sola ficción futurista que pueda imaginarse una utopía. Y es que el capitalismo se nos metió como tan, tan, tan adentro. Y además en su formatos más exacerbados, porque ahora también está en desuso el Estado de Bienestar, que si bien formaba parte del capitalismo, pero de última lo que hacía era contener un poco. Ahora además, existen dispositivos que le hacen creer a la gente que tiene que idolatrar a los supermillonarios y tiene que resentirse con los inmigrantes o con las personas subsidiarias de un plan social. Eso me parece que fue un trabajo muy fino de las derechas mundiales, que terminó calando muy profundamente. Entonces, el resentimiento termina dirigido al que se te parece, porque tu aspiración está en realidad en parecerte al otro que en realidad es el opresor.

Al mismo tiempo, yo cuando te digo esto, podría estar hablándote de una teoría muy marxista o gramsciana, pero ahora funciona con dispositivos nuevos. Digo, gramsciana en el sentido en el que las estructuras de poder terminan convenciendo a las mayorías de que la propuesta de mundo que tienen ellos es la mejor, cuando en realidad es lo mejor para ellos, no para esas mayorías. Esto fue siempre así por parte de las elites, pero ahora lo que tienen son las redes sociales, son los algoritmos, es una cantidad de dispositivos nuevos que pareciera que son muy difíciles de combatir.

—Y tú ¿cómo te imaginas el futuro?

¡Uh! Yo peco de optimista porque o si no, me muero. Me parece que hay que aferrarse a alguna luz de esperanza. Porque si no, ¿para qué? ¿Para qué hacemos lo que hacemos? Yo lo que veo de bueno es que empiezan a haber diagnósticos bastante certeros. Parece que empieza a quedar cada vez más claro que acá hay un problema. Después me parece que hay algo que está cambiando en términos geopolíticos. Estados Unidos está casi como un imperio en decadencia y arrastrando a todo occidente y China emerge como una potencia que, por lo menos en términos tecnológicos, está ganando. Y está ganando con algo que no es capitalismo. Está ganando con un sistema que tampoco es el democrático, es el sistema del partido único comunista con características chinas, como les gusta decir a ellos. Y eso por lo menos me parece que es muy desafiante para ese mundo occidental que no puede imaginarse un futuro sin que sea una distopía. Porque uno dice, inevitablemente estamos yendo al matadero, pero mirás para China y está pasando otra cosa. Está creciendo mucho. Y distribuyendo en un punto también, porque en los últimos 40 años sacó a 400 millones de chinos de la pobreza. El 70% de los chinos son dueños de su casa. Hay algunos datos que son realmente impresionantes. Bueno, se están moviendo unas placas tectónicas en el mundo. Yo no sé por dónde va a salir la cosa, pero algo va a pasar. Algo está pasando.

El distrito financiero Jiefangbei, en Chongqing, símbolo del auge urbano y del crecimiento de la clase media en China. XIQUINHOSILVA
El distrito financiero Jiefangbei, en Chongqing, símbolo del auge urbano y del crecimiento de la clase media en China. XIQUINHOSILVA

—Me parece que algo que cruza a tu libro, aunque te muevas por diferentes temas, es la idea de lo mal que nos hace o dónde nos puede llevar la soledad y también sobre la necesidad de reconstruir lo comunitario. La crisis de lo comunitario está presente en todo el libro.

Sí, de hecho, hay un párrafo en el que digo que me di cuenta escribiendo el libro, que la forma más sublime de la existencia es siempre la disolución del propio ego. En el abrazo con los hermanos cuando se muere tu papá, colando una pepa en el casamiento o enamorándose o militando. La importancia de disolverse en una cosa más importante que uno mismo. Creo que el libro en un punto es una invitación permanente a eso, que también es una de las definiciones de la militancia. A mí me parece que ese es el antídoto para combatir estos tiempos, porque estos son tiempos que sobreviven solamente mientras los individuos sigan en sus propias corazas. Me parece que el antídoto es una vida comunitaria, que puede ser una vida militante, que puede ser la vida en el club, que puede ser la vida con otros. En todos esos estudios sociológicos sale mucho que la gente que no tiene alguna instancia comunitaria en su vida es más propensa a hacerse libertaria.

Otra de las cosas en donde yo deposito mi fe es en que esto no se sostiene mucho tiempo, porque no es viable. Es importante sostener esos ámbitos comunitarios, porque cuando esto se caiga como castillo de naipes, más vale que nos agarre unidos, organizados y no en la lona. No moralmente quebrados. No materialmente quebrados. Sino en alguna instancia de organización.

—En el capítulo dedicado al feminismo, escribes: “Si los varones menores de treinta años hubieran votado como el resto de la sociedad, las elecciones presidenciales de 2023 las habría ganado Massa (...) Si pudiera fantasear con arrogarse algún tipo de responsabilidad por esta catástrofe, le pediría perdón a esos pibes, pero no por las conquistas feministas, sino por haberlos olvidado. Lamento no habernos dado cuenta antes de lo mucho que les faltó sentirse parte de algo”. Creo que es de las pocas autocríticas que he leído sobre los últimos años de los feminismos.

No sé si tengo mucho más que agregar a eso. Yo quería que fuera justamente un capítulo de reivindicación. La crítica es que estuvo bien, pero de hecho, nos faltó. No es que nos pasamos. Nos faltó invitarlos más, porque los varones jóvenes, evidentemente, creo que se quedaron solos masticando un resentimiento y que luego tuvieron la oportunidad de encontrar a alguien que vino a representar ese resentimiento del peor modo. Porque Milei es peor que cualquiera de esos chicos.

[Milei] hizo una propuesta de identidad sobre la que se montaron esos jóvenes porque no tenían otra contención, mientras que nosotras sí la tuvimos y fue el feminismo. Tuvimos comunidad, tuvimos una identidad política, tuvimos un objetivo muy claro, como por ejemplo la legalización del aborto en Argentina y lo cumplimos. Entonces nos pusimos contentas y nos abrazamos de madrugada en la plaza. Todo eso ellos no lo tuvieron y además el mundo está jodido igual. Entonces ante la primera propuesta de identidad, la abrazaron. La brecha de género en el voto es impresionante, como no había sucedido nunca en la historia del mundo. Acá, en Estados Unidos, en Alemania, en cualquier lugar, los varones jóvenes están votando muy masivamente a las ultraderechas y las mujeres no. Entonces ¿qué es lo distinto? Un proceso de politización que a nosotras nos dejó una linda lección. Porque si no, tendríamos que haber votado más o menos mujeres y varones igual. ¿Qué es lo que cambió?

—En Brasil sucedió eso en 2018.

Claro, fue antes de la politización del feminismo y en la primera propuesta de identidad ultraderechista en Brasil votaron por igual varones y mujeres.

—En el libro también hablas de esa idea que recorre estos tiempos de “se pasaron dos pueblos” y culpan al feminismo por el avance del fascismo, incluso los varones de sectores progresistas ¿Cómo respondes a esa idea?

Yo tengo una respuesta y está escrita en el libro también, una que despierta aplausos cada vez que lo digo en un auditorio: ningún peronista jamás dijo que nos pasamos dos pueblos cuando los militares bombardearon la Plaza de Mayo en el ‘55. Ahí es cuando yo creo que es el momento en el que todo el mundo entiende la estupidez que están repitiendo cada vez que dicen que nos pasamos dos pueblos Las reacciones no te hacen arrepentirte de lo que hiciste. Ahora yo digo esto y al mismo tiempo hago esa otra suerte de autocrítica que es que a los chiquitos los dejamos afuera, porque me parece que el diagnóstico que se está haciendo sobre lo que dejó el feminismo es tan estúpido y banal y de zócalo que alguien va a tener que hacer un diagnóstico un poco más interesante y entonces no nos queda otra que hacerlo nosotras, lo cual a veces parece estúpido porque te dicen pero ya con todas las críticas que se hacen desde afuera, vos no tenés por qué sumar una más. Yo la sumo ¿sabés por qué? Porque si no, dicen boludeces. Entonces, si alguien va a hablar del feminismo, déjame. Porque yo sobre todo lo quiero reivindicar y además, lo que voy a decir es ¡que me quedé corta! Porque tendríamos que haber sido más expansivas. Si para nosotras fue un antídoto antifascista el feminismo, que sea una clave para el futuro. Si es que en algún momento nos vuelve a tocar, ojalá sea así, convidemos del antídoto antifascista a la mayor cantidad de gente posible, porque si no, nos pasa esto. El que sí se sintió parte del feminismo no se hizo libertario.

“No hay ninguna libertad cuando a vos toda tu cultura te obliga a ser flaca”

"Mi pelea con Instagram y con el culo de cierta influencer" es otro de los capítulos de Las caras del monstruo, en el que Julia cuenta, a partir de una polémica desatada en 2019 al publicar una foto de su embarazo con el texto “Últimos días de panza al sol. Ya sé, ya sé, estoy más pesada que Jimena Barón con su culo”. Le llovieron críticas desde diferentes lugares, donde la cuestionaban por juzgar lo que otra mujer mostraba en sus redes sociales, poniendo en discusión la idea de “yo con mi cuerpo hago lo que quiero”. ¿Qué significaba realmente eso?

“Estamos cada vez peor. O sea, la industria está cada vez más violenta con nuestros cuerpos, porque si hasta hace algunos años la exigencia era terrible, el mandato de la delgadez ya nos estaba enfermando y nos estaba trastocando la autoestima y la conducta alimentaria, le tenés que sumar ahora una serie de cosas que hay que hacerse en el cuerpo, que hace veinte años no existían. Ahora hay que hacerse la boca y los pómulos y la nariz y esto y lo otro”, dice Julia.

Y lo que parece personal, lo lleva a lo colectivo una vez más. “A mí me parece que todo eso es un problema, porque si nosotros queremos salvar al mundo y no terminar todos en el matadero o en un planeta arrasado, vamos a tener que ponernos a pensar en serio cómo hacemos. Y yo realmente creo que no hay tiempo para tener los glúteos perfectos y pensar en la revolución. Es una cosa u otra. Nos están idiotizando también con ese tipo de objetivos. No se puede ser perfecta y hermosa y al mismo tiempo leerse un libro, porque la verdad, el tiempo es finito y para tener un culo parado hay que hacer un montón de sentadillas por día. Entonces es eso o es tratar de pensar en las cosas. Me parece que estamos en una época en la que hay muchas cosas que nos idiotizan y, a las mujeres en particular, la belleza nos idiotizó siempre”.

Retrato de Mary Wollstonecraft (1759–1797), filósofa y pionera del feminismo moderno.
Retrato de Mary Wollstonecraft (1759–1797), filósofa y pionera del feminismo moderno.

Y recuerda a Mary Wollstonecraft, con una cita que también está en su libro. Se trata de un pasaje de Vindicación de los derechos de la mujer de 1792. “Allí ella habla de la belleza como una trampa para la inteligencia femenina. Como una infantilización de la mujer en tanto siempre siga siendo como tratando de ser una cosita bonita para los hombres. Bueno, estamos en la misma, pero ahora salimos a trabajar y tenés que seguir respondiendo a esos mandatos. Además, hay que decirlo, no caigamos en la falacia liberal de que con mi cuerpo yo hago lo que quiero. Porque no es cierto. No hay ninguna libertad cuando a vos toda tu cultura te obliga a ser flaca. Y ahora encima ¿hay que tener una determinada cara totalmente estandarizada? De qué libertad me están hablando. A mí me parece que es muy hipócrita también de parte de quienes se hacen los boludos con esto, porque es un tema incómodo justamente porque nadie sabe dónde se acomoda. Tampoco seamos tan boludas”.

Periodista especializada en música pop y feminismo. Directora de la revista digital POTQ Magazine y fundadora de la web Es Mi Fiesta. Organizadora del festival Santiago Popfest. En 2020 publicó Amigas de lo ajeno, libro que da voz a algunas de las artistas más representativas de la música chilena.

Lo más leído
Newsletter Coolt

¡Suscríbete a nuestra 'newsletter'!

Recibe nuestros contenidos y entra a formar parte de una comunidad global.

coolt.com

Destacados