“El giro autoritario es el efecto de décadas de neoliberalismo”

La politóloga y filósofa argentina Verónica Gago habla del ascenso de Milei y de qué papel puede desempeñar el feminismo ante la ola reaccionaria.

La filósofa y politóloga argentina Verónica Gago. IRUPÉ TENTORIO
La filósofa y politóloga argentina Verónica Gago. IRUPÉ TENTORIO

El contexto actual de Argentina es preocupante. El pasado 10 de diciembre asumió la presidencia del país el ultraderechista Javier Milei, del partido La Libertad Avanza, una fuerza política nueva y desconocida. Su vicepresidenta, Victoria Villarruel, es conocida por tener lazos cercanos con los genocidas de la última dictadura cívico-militar, así como por ser una ferviente negacionista del terrorismo de Estado.

Este cambio de Gobierno llega en medio de una fuerte crisis económica que, según datos del Observatorio de la Deuda Social Argentina, arrojó a la pobreza al 44,7% de la población en el tercer trimestre del 2023. De acuerdo con ese mismo informe, la indigencia roza los dos dígitos: el 9,6%.

A esta sociedad agotada, el flamante presidente le ha propuesto duras medidas de ajuste que, según él, conducirán a un período de estanflación. Ese escenario implica baja de salarios (el presidente saliente, Alberto Fernández, ya inició un descenso brutal, con un salario promedio de 300 euros para empleados estatales), suba de tarifas en servicios públicos, suba de precios en alimentos y congelamiento de la economía. Milei quiere, además, un ajuste fiscal de al menos el 5% del PBI, algo que pretende lograr en parte eliminando ministerios —de 18 ha pasado a nueve—, entre ellos, el de Mujeres, Géneros y Diversidad. En su afán por reducir el papel del Estado, el líder neoliberal también ha elaborado un megadecreto que impone más de 300 reformas de alcance, entre ellas la privatización de empresas públicas. Asimismo, ha presentado un controvertido paquete de leyes para ampliar las facultades del Gobierno, declarando “la emergencia pública” en el país hasta 2025.

Para comprender el ascenso de Milei y reflexionar sobre cómo se pueden rearmar la economía y el feminismo populares en este contexto, hablamos con la politóloga, filósofa e investigadora argentina Verónica Gago (Chivilcoy, 1976). Activista importante del movimiento feminista Ni Una Menos, Verónica es doctora en Ciencias Sociales y profesora de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de San Martín, además de integrante del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Ha publicado, entre otros libros, el ensayo La potencia feminista o el deseo de cambiarlo todo (Tinta Limón, 2019), que se tradujo a diferentes idiomas y llevó a su autora a fuertes lazos internacionales. Verónica es una de las mentes más lúcidas de su generación en Argentina, país desde donde piensa las estructuras económicas/patriarcales de modo transversal y cómo las mujeres y diversidades son siempre las más afectadas en las crisis sociales.

- ¿Por qué crees que en Argentina ganó la ultraderecha? ¿Cómo afecta su llegada al poder a los feminismos?

- Es una reacción, en parte, a la fuerza feminista argentina que se expresó en las calles de manera contundente, pero también en una serie de conquistas en términos de derechos y en un programa político que hace de la defensa de la salud, la educación y del sistema público de pensiones una bandera. Milei hizo del feminismo un enemigo importante, prometió convocar a un referéndum para dar de baja la reciente ley del aborto, aunque existen debates sobre si esto puede ser factible en término institucionales, porque debería tener mayoría en el Congreso y su partido no la tiene. Todo indica que no sería así. Sin embargo, lo que él siempre hizo y quiere seguir haciendo es deslegitimar los derechos conquistados por el feminismo y la comunidad LGTBIQ+. Además, en su campaña, siempre habló de “ideología de género”, lo que conecta con el acceso a la educación sexual integral en las escuelas, el derecho al aborto y un conjunto de leyes más que son pioneras en Argentina y en el mundo.

El presidente de Argentina, Javier Milei, en la Casa Rosada tras su investidura, Buenos Aires, 10 de diciembre de 2023. EFE/LUCIANO GONZÁLEZ
Javier Milei, en la Casa Rosada, tras asumir el cargo de presidente de Argentina. EFE/LUCIANO GONZÁLEZ

- Estos últimos meses, en Argentina se comparó la crisis actual con la de 2001. En esa época, el sostén de las mujeres fue fundamental para sobrellevar la crisis, lo que con los años hemos llamado economía popular y feminismo popular. ¿Podemos hablar un poco de esto?

- El feminismo popular tiene como base las organizaciones populares que hicieron su aparición pública masiva a partir de la crisis de 2001, con un protagonismo muy fuerte del movimiento de desocupadas y desocupados, que luego se organizó y se estabilizó. Actualmente, esta trayectoria es clave para entender, al menos en Argentina, lo que significan los feminismos populares. Además, sus dinámicas de organización política se vuelven elementos fundamentales para nuestro feminismo latino.

- En Argentina, la academia universitaria hace lazos con este feminismo para organizar la calle. ¿Por qué crees que esto se da más que en otros países?

- La educación es gratuita en Argentina, y tiene una lucha histórica por sostener este derecho. A mí me interesa reflexionar sobre cuáles son las líneas de conexión entre la preocupación por un conocimiento político con sus formas diversas de articulación junto a los movimientos sociales. Además, es interesante cómo el movimiento transnacional y regional del sur global empuja hacia otros países fuera de la región. Argentina tiene características muy particulares, como las que recién mencionamos sobre el feminismo en las bases sociales. Por supuesto que existen tensiones entre ‘la academia y la no academia’, pero en los movimientos feminista popular territorial y de bases hay una tradición muy importante de pensamiento en la organización política. Las discusiones políticas tienen una riqueza profunda porque se trenzan con el pensamiento intelectual, sindical y de base. Por ejemplo, fue rupturista cuando la CTA (Central de Trabajadores Argentinos) incluyó como parte de sus afiliados y afiliadas al movimiento de desocupados y desocupadas. Aquí hay un debate que es teórico-político sobre quiénes son clase trabajadora, y a la vez es un debate organizativo.

- ¿Cómo está actualmente ese movimiento que surgió en la crisis de 2001 y que ahora es la base del movimiento feminista popular?

- Un punto interesante que cambió es la conciencia del trabajo reproductivo no remunerado, las conocidas ollas populares, que siguen existiendo en Argentina y que surgieron es la crisis de 2001. Ahora los feminismo le pusieron nombre, y se toma conciencia reclamando derechos y exigiendo su valor. También se piensa en perspectiva feminista cómo organizar los piquetes que surgieron en la crisis de finales de los noventa y comienzo de 2001. Cómo se organizan el territorio popular y los feminismos populares, en la actualidad, tiene un tramado más consciente que también hace vínculo con el discurso intelectual de la calle, de los sindicatos y la academia. Leer las discusiones de organizaciones barriales en los últimos años es muy interesante, y ahí la dimensión reproductiva de las luchas es clave. Subrayar el enfoque de la reproducción social nos permite leer cuáles son las condiciones para reproducir y sostener luchas, que además son muy difíciles en momentos de crisis.

- ¿Podrías dar algunos ejemplos de esto último?

- Sostener un acampe a la intemperie, las huelgas o los procesos asamblearios, que exigen mucho trabajo visible y no visible. Otro punto interesante y fuerte, que estamos atravesando actualmente en Argentina, es la repetición de las crisis socioeconómicas. Es inevitable no pensar en esas dinámicas de reiteración, además hoy puesto en perspectiva junto al debate público de que se cumplen 40 años de democracia. Estamos leyendo estos 40 años de democracia fracturados por esas crisis pasadas que se superponen con nuestro presente. Y en estos análisis, los ánimos desalientan, porque lo que vemos es la intensificación de condiciones que hacen a esta crisis más crítica. Cada día que pasa, la desigualdad estructural se profundiza.

Manifestación por el derecho al aborto legal en Argentina. IRUPÉ TENTORIO
Manifestación por el derecho al aborto legal en Argentina. IRUPÉ TENTORIO

- Desde el Gobierno de Mauricio Macri, Argentina tiene una deuda con el FMI de 40 millones de dólares. La pandemia y la guerra en Ucrania también recrudecieron las desigualdades. En el libro Casa como laboratorio (Tinta Limón, 2022), escrito junto a Luci Cavallero, se da una perspectiva de las nuevas deudas que contraen las familias e individuos.

- La deuda que Argentina tiene con el FMI no tiene precedentes, ni en nuestro país ni en la historia del FMI. Esta situación enmarca y profundiza la gravedad de la crisis actual, que genera nuevas formas de endeudamiento. En la pandemia estuvimos trabajando en la investigación sobre el libro que vos nombrás, y pudimos notar que  hay una emergencia por la vivienda, deudas para pagar la renta de la casa; deuda para pagar servicios de luz, agua, internet; por alimentos, compras de supermercado, cuenta de teléfonos. También se contrae deuda por medicamentos. Lo que visualizamos son los destinos de para qué se toma deuda. Estas deudas son para vivir. Es un análisis a tener en cuenta para leer la crisis actual.

- Milei señala que no existe una brecha salarial entre hombres y mujeres.

- Es un error, ya que existe una franja del 23% de brecha salarial entre hombres y mujeres. Además, algo que se repite mucho en Argentina es que los varones con hijos/as no cumplen la cuota alimentaria mensual. No solamente esto, sino que las mujeres llevan a cabo muchos trabajos no pagados, y además tienen menos posibilidad de tener jornadas laborales largas porque deben organizar los cuidados. Por eso se señala —como recientemente dijo Claudia Goblin, premio Nobel de Economía y una estudiosa en temas de género y brecha salarial— que las mujeres son más pobres, y a eso lo llamamos la feminización de la pobreza.

- ¿Cómo estás viendo el avance de las ultraderechas en el mundo?

- Son tiempos muy complejos, porque ya tenemos décadas de neoliberalismo acumulado y que se está convirtiendo en formas de gobernar y organizar una estructura social con formas autoritarias. El surgimiento de todas estas derechas es porque el crecimiento de las desigualdades produce un nivel de violencia a nivel estructural e interpersonal muy fuerte. Entonces, es claro que ese giro autoritario del neoliberalismo tiene que ver con el efecto de décadas de políticas neoliberales que han vuelto insegura la perspectiva de vida personal y colectiva. Es decir, las personas no saben cuánto van a ganar cada mes para vivir. No sabes si, además, yendo a trabajar, alguien que está peor que tú te va a asaltar en la calle. Esta inseguridad cotidiana y de la reproducción social genera niveles de violencia muy fuertes, que hay que conectar con el crecimiento de economías ilegales y violentas, que son respuestas a la falta de trabajo.

Periodista y fotógrafa. Especialista en temas de género y derechos humanos. Miembro de la Fotogalería del Teatro San Martín de Buenos Aires. Colaboradora del suplemento Las12 del diario Página/12, también ha publicado en medios como Internazionale, Altreconomía, Il Fatto Quotidiano y DinamoPress, entre otros. 

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