Muy pocos sabían pronunciar su nombre, pero desde el pasado martes el nuevo alcalde de Nueva York, el progresista Zohran Mamdani, ya forma parte de la historia de la Gran Manzana.
Veintiún años después del ataque a las Torres Gemelas, en aquel trágico e infame 11 de septiembre de 2001, un musulmán se ha convertido en el nuevo alcalde de la metrópoli del Empire State.
La capital del mundo es ahora un bastión del Partido Demócrata, de los Socialistas Democráticos de América (DSA) y del Partido de las Familias Trabajadoras, las tres formaciones que han respaldado al nuevo edil. Con el triunfo de Mamdani, vecino del barrio de Queens, Nueva York se consolida como la fortaleza de las minorías raciales opuestas a las políticas de Donald Trump. El corazón latino de Nuevayol —término popularizado por Bad Bunny para reivindicar la cultura puertorriqueña— vuelve a latir con fuerza y esperanza.
El nuevo alcalde neoyorquino fue elegido por 1.036.051 votantes (50,4%). Se trata de un político musulmán de origen indio, nacido en Kampala (Uganda) hace 34 años, cuya llegada al poder municipal de la Gran Manzana sitúa al socialismo democrático en el podio político de Estados Unidos.
La victoria de Mamdani es, según los historiadores y analistas, la más destacable de cuantas se han producido en Nueva York desde que el italoamericano Fiorello La Guardia lideró la ciudad de los rascacielos, entre 1934 y 1946, para transformarla.
La espectacular victoria de Mamdani, impulsada por su autenticidad, proximidad a la gente, la cultura pop, un frenético ritmo digital y un perfecto dominio de las redes sociales, aupó el voto joven, el pilar de su triunfo.
Ahora se abre, además, el debate sobre si los cinco distritos de Nueva York —Staten Island, Queens, el Bronx, Brooklyn y Manhattan— podrán regirse por un modelo de populismo económico y una política municipal centrada en la congelación de los alquileres, la construcción de vivienda pública y la reducción de la criminalidad.
Estos tres pilares, fundamentales en la campaña de Mamdani, deberán concretarse en la gestión. Sus planes, financiados mediante una mayor presión fiscal sobre los más ricos, apuntan directamente a las necesidades de la población latina, el colectivo que más lo apoyó en su carrera hacia la alcaldía.
Queda por ver cuál será la respuesta de Trump a este triunfo y qué recortes federales aplicará el presidente para frenar la agenda social y progresista del nuevo alcalde. Sí que quedó registrado el mensaje del nuevo alcalde al presidente. Durante su discurso de la victoria electoral, Mamdani no perdió el tiempo a la hora de iniciar su enfrentamiento con Trump, que le acusa de “marxista”. El alcalde electo dijo: “El futuro está ahora en nuestras manos… Sé que Trump nos está escuchando… tengo cuatro palabras para usted… ahora suba el volumen”.
El gran derrotado en estas elecciones ha sido el independiente Andrew Cuomo, exgobernador de Nueva York, quien dimitió tras las acusaciones de acoso sexual y buscaba un renacimiento político con el apoyo de Trump y algunos millonarios de Nueva York como Michael Bloomberg, el ex alcalde neoyorquino. Cuomo, que se gastó 40 millones de dólares en su campaña electoral, obtuvo 845.995 votos (41,6%). El tercer candidato, el republicano Curtis Sliwa, 146.137 (7,1%).
Nueva York siempre ha presumido de ser distinta al resto de Estados Unidos. La ciudad se enorgullece de su carácter y de su propio relato. Es una metrópoli superlativa, contradictoria, inmensa, sucia, hermosa, brillante, rica, pobre, dura, frenética y la quintaesencia del cosmopolitismo. Habrá que ver cómo reacciona ahora con un alcalde joven, musulmán y progresista.
Según un análisis de The New York Times sobre la etapa que comienza, “puede resultar especialmente desconcertante [para Nueva York] un lugar tan seguro de su posición en el orden jerárquico general, encontrarse al borde de un momento de incertidumbre tan profundo sobre qué es, para quién es y qué será después. Las respuestas están en camino, le guste o no a la ciudad. La volátil elección municipal de este martes parece destinada a reordenar y reconfigurar las estructuras de poder de siempre en una ciudad que con tanta frecuencia marca el rumbo político, cultural y financiero más allá de sus distritos”.
De la mano de Mamdani, la capital del mundo se erige ahora —con toda la incertidumbre que ello conlleva— como referente de un nuevo liderazgo socialista, llamado a enfrentarse a Trump y a los fantasmas sociales creados por el capitalismo salvaje de Wall Street. Desde el pasado martes, Nueva York incorpora a sus más altos niveles de poder municipal la filosofía de igualdad social que inspiró movimientos populares como Black Lives Matter, Occupy Wall Street, #MeToo o la más reciente No Kings.
Respaldado por los congresistas de la izquierda independiente Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, Mamdani promete transporte gratuito, cuidado infantil universal y sanciones a los propietarios que no garanticen calefacción, refrigeración, limpieza y seguridad a sus inquilinos. Pero los cambios que se avecinan en esta ciudad arquetípica que nunca duerme serán aún más profundos. El debate social que generará la nueva política municipal no solo marcará el futuro de esta extraordinaria urbe, sino que podría influir de manera decisiva en todo el país.
El impacto de la figura de Mamdani fue tan intenso durante la campaña electoral que incluso parte de la comunidad judía se distanció de Benjamin Netanyahu, después de que el entonces candidato calificara de “genocida” la política militar israelí en Gaza.
Mamdani es hijo del académico Mahmood Mamdani, profesor de la Universidad de Columbia, y de la reconocida cineasta Mira Nair, directora de la celebrada película Mississippi Masala (1991). La familia emigró a Sudáfrica cuando él tenía cinco años y, dos años después, se trasladó a Nueva York. Con el tiempo, el futuro alcalde se graduó en la Escuela de Ciencia del Bronx y obtuvo un título en Estudios Africanos en la Universidad de Bowdoin, en Maine. Hoy, ya es una figura histórica.