Artes

Siete series argentinas para no moverse del sofá

El universo audiovisual argentino se expande en las plataformas de ‘streaming’. Repasamos los mejores títulos estrenados en los últimos meses.

Buenos Aires
Fotograma de 'María Marta, el crimen del country', una de las series argentinas destacadas de 2022. HBO MAX

Durante 2022, las calles argentinas no solo llenaron sus carteleras publicitarias con la imagen de Messi y sus secuaces. Avenidas como la 9 de Julio o Rivadavia, por nombrar dos de las más importantes de Buenos Aires, vieron multiplicarse las imágenes con rostros de actores y actrices argentinas. Los afiches no anunciaban películas o programas de televisión habituales en la grilla local, sino que promocionaron series producidas o coproducidas por plataformas internacionales con realizadores y locaciones nacionales. El fenómeno no fue nuevo ni exclusivo del año que se fue, por el contrario, vino a consolidar un mercado en expansión. Plataformas como Netflix, HBO Max, Amazon Prime Video y Disney+ vinieron a poner su cuchara en la industria audiovisual y en el mercado del streaming. De Argentina para el mundo, podemos decir, con escala en el monitor, televisor o celular de cada usuario.

En COOLT ya hablamos de El fin del amor y Santa Evita, dos exponentes que condensan en pocos capítulos el buen momento del universo audiovisual argentino en frasco chico, es decir, en series para ser vistas de un atracón o con dosis homeopáticas si la ansiedad aguanta. Con la intención de no apagar la pantalla, cuando vale la pena, hicimos una selección breve de las mejores series argentinas estrenadas en los últimos meses: seis producciones recientes más un título histórico a modo de bonus track. Un servicio, una curaduría breve, para no perder tiempo scroleando qué mirar y darle play rápido sin moverse del sofá, sea en las noches del hemisferio norte antes que se enfríe el café, o en las tardes de calor en el hemisferio sur bajo las aletas de un ventilador o el suspiro frío del aire acondicionado, en el mejor de los casos.


Los actores Natalia Oreiro y Matías Bassani, en la serie 'Iosi, el espía arrepentido'. AMAZON PRIME VIDEO

Iosi, el espía arrepentido

La serie producida por Amazon Primer Video tiene varios orígenes. Primero, un hecho real. Segundo, un libro de investigación periodística. Ambos se tejen alrededor de un nombre (o de dos): José Perez o Iosi Perez, un agente de inteligencia de la Policía Federal que logra infiltrarse durante varias décadas en la comunidad judía argentina. Y no precisamente en años de aguas calmas, si es que alguna vez suceden en Argentina. El período en que Iosi trabaja como doble agente incluye el regreso de la democracia en Argentina, los atentados a la Embajada de Israel y a la mutual de la AMIA, la aparición de grupos neonazis y, en particular, los años de tráfico sostenido de armas durante las presidencias de Carlos Saúl Menem. El arco temporal se extiende hasta el año 2007, con la intención de narrar el caos después del caos en los servicios de inteligencia.

El espía arrepentido, Iosi, le contó por primera vez esta historia, su historia, la historia soterrada de un país, a los periodistas de investigación Horacio Lutzky y Miriam Lewin. Su voz fue convertida en un libro. Y el libro, en las manos de Daniel Burman —autor clave del cine argentino por sus películas donde retrata el universo judío porteño— y Sebastian Borenztein, en una serie de espías sobre los sótanos mugrosos de un país demasiado parecido al nuestro. En la piel de Iosi se pone el actor Gustavo Bassani, que logra llevar su voz desde la tonada de un pueblo de Entre Ríos hasta cantar en hebreo en la Embajada de Israel: la misma amplitud de registros que tiene su personaje. Lo acompañan la internacional Natalia Oreiro y el talentosísimo Alejandro Awada. Un total de ocho capítulos estructurados en saltos temporales, con una dirección de arte y un guion de calidad, que deja hilos sueltos y misterios abiertos, listos para tirar y seguir desarrollando en la nueva temporada que se prepara para este 2023.


El entrenador argentino Carlos Salvador Bilardo, en 1990, en la serie documental 'Bilardo, el doctor del futbol'. HBO MAX

Bilardo, el doctor del futbol

Si nombramos cinco personajes de la historia del fútbol argentino, incluso tres, es difícil que Carlos Salvador Bilardo, “el narigón”, quede afuera de ese podio caprichoso. Como jugador fue un centrocampista que tuvo sus años dorados en el club Estudiantes de La Plata, coronándose tres veces campeón de América y dos Intercontinental. Como entrenador, fue el único que participó en dos finales del Mundial con la selección argentina: en la primera, México 86, salió campeón; en la segunda, Italia 90, subcampeón; en ambas, el capitán de su equipo fue Diego Armando Maradona. Además, Bilardo fue una de esas rara avis que anidan en el fútbol con un título universitario bajo el brazo, el de doctor en Medicina, en su caso. Sin embargo, estos pergaminos no son los únicos por los cuales el director Ariel Rotter y los productores Federico D’Elia, Cune Molinero y Alejandro Turner (fanáticos Pinchas, como les dicen a los hinchas de Estudiantes) hicieron una maravillosa serie documental de cuatro capítulos que salió en HBO Max. Bilardo, también, es un reservorio de anécdotas, de historias, de sabidurías, que manifiestan un modo de estar en la cancha y, por qué no, en la vida: un maquiavelo del fútbol, de la táctica y la estrategia, de la disciplina y el control (hasta meterse en la vida sexual de los jugadores), obsesionado, claro, por la victoria.

Los años dorados de Bilardo fueron acompañados por la expansión de la televisión a color. Por lo tanto, el documental abunda en archivos de calidad, recortes de entrevistas y videos caseros, todo bien montado y entretejido por el equipo de edición. Los títulos de los cuatro capítulos dan cuenta de los puntos de inflexión de una vida dedicada al triunfo a toda costa: “El hombre más odiado”, “Perdón Bilardo”, “Un' avventura in piu” y “Me olvidé de vivir”. Bilardo, el doctor del fútbol, cuenta además con testimonios de colaboradores y amigos, cargados de anécdotas pícaras y respetuosas, como cuando ya en su último tramo de entrenador, dirigiendo a su querido Estudiantes, en la cancha de River se sirve una copa de champagne en el banco de suplentes y cuando lo van a sancionar, ante las cámaras, dice “es gatorei, señorita”.  Por frases e imágenes como estas, vale la pena recordarlo en presente (aún vive y celebró el último Mundial obtenido como un mimo) y homenajearlo con un documental que está a la altura de su exigencia, talento y profesionalismo.


Fotograma de la serie 'María Marta, el crimen del country'. HBO MAX

María Marta: el crimen del country

El asesinato de la socióloga María Marta Belsunce en un country de elite en 2002 impactó tanto en la Argentina que, en un periodo de dos años, tuvo su reversión en dos series: una documental, otra ficción. La primera se llamó Carmel y fue producida por Netflix en el 2020. A cargo del realizador Alejandro Hartmann y de la productora Vanesa Ragone, contó con cuatro capítulos por donde desfilaron involucrados, acusados e investigadores de uno de los casos —aún impune— más emblemáticos de la crónica policial argentina. El hallazgo del cuerpo de María Marta en el barrio exclusivo de Pilar, por parte de marido Carlos Carrascosa (protagonista del documental), encendió una pira de conjeturas: la mató su vecino Nicolás Pachelo en un intento de robo, la asesinó su marido, fue una conjura familiar, una venganza de la mafia mexicana, el fiscal Molina Pico (también protagonista) trabajó mal sobre el terreno y la corporación judicial lo cubrió y ensució la investigación. La docuserie fue un éxito en términos de audiencia y de calidad, logrando volver a meter el tema en el debate público nuevamente.

Ante el precedente de Carmel, sorprendió en el 2022 que HBO Max anunciara, con dirección de Daniela Goggi, María Marta: el crimen del country, la primera ficción del caso Belsunce. Un total de ocho capítulos que no superan los 45 minutos y que se ocupan del mismo arco histórico y policial que la docuserie: desde el accidente hasta la nebulosa judicial que impide alcanzar la justicia. La pregunta es ¿qué tenía para aportar la ficción a un caso tan trajinado por el periodismo y la sólida investigación documental? La respuesta posible es el punto de vista: en la ficción, además de los fiscales, se desarrolla una investigación paralela a cargo de dos blogueras, de dos mujeres que conocieron el caso por la televisión y se involucraron, es decir, de dos integrantes de ese cuerpo heterogéneo que insistimos en llamar sociedad. La serie de Goggi, sostenida con buenas actuaciones, consigue generar tensión y empatía en un caso abierto, lleno de dudas y engaños, del que los contemporáneos, en Argentina, fuimos protagonistas al menos como televidentes o lectores.


Los protagonistas de 'Porno y helado', la serie creada por Martín Piroyansky. AMAZON PRIME VIDEO

Porno y helado y Supernova 

El algoritmo de las series argentinas no solo tiene conflictos sociales, historias basadas en hechos reales o guiones que parten de libros de ficción histórica. También tiene humor. Y treintañeros, claro, que —quizás por creaciones autorreferenciales— suelen ser el centro de las bromas e ironías de la industria audiovisual contemporánea. Hay dos series que siguen la receta. Por un lado, Porno y helado; por el otro, Supernova, ambas producidas por Amazon Prime Video; la segunda, además, cuenta con productoras locales como Kapow y Grupo Octubre.

Porno y helado, además de ser un nombre sugestivo que puede secuestrar la atención y poner en peligro a un conductor disperso en la ruta, es una clásica comedia de enredos que tiene como protagonista a su creador, Martín Piroyansky. Asimismo, se destaca, por volver a poner en las pistas de la actuación a la diva argentina Susana Giménez, entregandole un papel secundario pero no menor en la trama. Los protagonistas son dos hombres recién llegados a la treintena que, como una especie de Beavis and Butt-head tardíos, se juntan a mirar porno y comer helado para matar el tiempo y la desolación de no saber qué hacer con sus vidas. Solo un corte de luz los expulsa de su rutina. El movimiento los lleva a un bar de taxistas, donde entre estafas, conversaciones conspiranoicas, inmigrantes venezolanos y una banda de rock farisea, se van a tejer una serie de escenas graciosas y superficiales que le darán al espectador la misma fugaz felicidad que haberse devorado un kilo de helado. La serie cuenta con un total de ocho capítulos de 30 minutos cada uno.

Fotograma de la serie 'Supernova', dirigida por Ana Katz. AMAZON PRIME VIDEO

Supernova, de la talentosa directora de cine Ana Katz, sigue las mismas coordenadas: formato brevísimo más treinteañeros perdidos en una ciudad capital. La variación consiste en que los detonantes son mandatos sociales, problemas amorosos y, la ya clásica, desorientación vocacional en un mundo laboral que se cae a pedazos. En otras palabras, el big bang de los que entran a la adultez sin saber qué hacer con ella. De tal explosión derivan las historias de Mimi, Nicolasa y June. Mimi es una joven actriz que vive con su madre y debe lidiar con la devoción y amor que tiene por un productor 25 años mayor. Nicolasa, otra actriz que rebota de casting en casting hasta que consigue un papel en una publicidad deseada y debe soportar la gordofobia del ambiente. Y, por último, June, que en medio de conflictos de salud empieza una historia de amor que pone en juicio su lugar social y la concepción del mundo que de allí se desprende. La serie consta de cuatro capítulos de 30 minutos cada uno.


Guillermo Francella, el protagonista de la serie 'El encargado'. STAR+

‘El encargado’

“En este barco hay 37 pasajeros y un solo hombre tratando de llevarlo a puerto”, dice Eliseo levantando las manos al cielo, “y ahora quieren tirar por la borda al encargado de mantener el barco a flote”. Eliseo, interpretado por el siempre infalible Guillermo Francella, es el encargado de un edificio de élite ubicado en un barrio de clase alta de la Ciudad de Buenos Aires. A poco de cumplirse 30 años desde que comenzó a trabajar, su puesto está en jaque: en su lugar de residencia, un departamento pequeño en la terraza, quieren poner una pileta y un salón de usos recreativos “para levantar el nivel” del inmueble. Además, varios propietarios ponen en cuestión su rol de encargado en la era de los edificios inteligentes —donde la seguridad se realiza a través de cámaras— y la limpieza se hace tercerizando los servicios.

La situación dramática de Eliseo gira hacia la comedia de la mano de la dupla de realizadores formada por Mauricio Cohn y Gastón Duprat. Como en varias películas con su firma —El hombre de al lado o Ciudadano ilustre, por nombrar solo dos—, el conflicto se dirime entre clases, llevando al grotesco rasgos estereotipados de cada personaje. Por el hall del edificio desfilan un abogado sin escrúpulos, una arquitecta moderna y ambiciosa que engaña a su novia, una artista plástica de vanguardia con el reconocimiento en el pasado, un general con prisión domiciliaria, y más, muchos más. Pero, sin dudas, el protagonismo lo tendrá Eliseo, versátil para decir lo que cada propietario quiere escuchar, hábil para armar escenarios que lo favorezcan, voyeur de sus vecinos, amable y sospechoso, querible y dañino cuando se trata de conspiraciones, sean reales o percibidas. El encargado es una creación de la plataforma Star+ (y disponible en España vía Disney+). Tiene un total de 11 capítulos de media hora y, al parecer, promete continuidad.


Los protagonistas de la serie 'Okupas'. NETFLIX

Bonus track: Okupas

Okupas es una serie que viene del pasado o, mejor dicho, una serie que nunca se fue, que siempre está volviendo a las pantallas argentinas. Centrada en la Argentina post 2001, trata sobre un grupo de jóvenes que toman una casa no en plan anarquista, sino con la intención de sobrevivir, de armar ranchada con lo que tienen a mano. Es una cartografía sensible del cambio de siglo, de las transformaciones sociales y políticas en pleno estallido en el país de las crisis, un retrato del fin de la fiesta neoliberal; también de las mutaciones analógicas a digitales. Pero no solo es una historia local, es universal, porque sobre todo es una historia sobre la amistad, sobre las intensidades y la noche de una generación. Okupas se volvió una serie de culto. Como dice el sociólogo Leandro Brattolotta, Okupas es el Martín Fierro de una generación, de los nacidos y crecidos en democracia en Argentina. Sus diálogos se siguen reproduciendo en cenas, esquinas, bares, aulas, canchitas de fútbol. Las aventuras de Walter, El Pollo, Chiqui y el Negro Pablo continúan circulando de manera oral: ya no se sabe si fueron vidas reales o mitos o figuras alegóricas del cambio de siglo

Durante muchos años, Okupas circuló en pedazos sueltos en YouTube, o en cintas de VHS que sobrevivieron a las mismas reproductoras. Si bien no es una serie del 2022, la sumamos a la lista porque Netflix subió la totalidad de la única temporada de 11 capítulos, remasterizada, con música original, hecha para la ocasión por Santiago Motorizado, líder de El Mató a un Policía Motorizado. Okupas también representó el desembarco en la televisión del Nuevo Cine Argentino. Su director, Burno Stagnaro venía de realizar la película Pizza, birra y faso, y fue parte de ese dream team de directores y directoras (Adrian Caetano, Lucrecia Martel, Martin Rejtman, entre otros y otras) que dieron aire y riesgo a las pantallas hispanas. Ya pasaron 20 años del estreno, pero como dice el tango y el trailer, no es nada.

Escritor. Colaborador en medios como Página/12, Gatopardo, Revista Anfibia, Iowa Literaria y El malpensante, entre otros. Autor de las novelas Un verano (2015) y La ley primera (2022) y del libro de cuentos Biografía y Ficción (2017), que fue merecedor del primer premio del Fondo Nacional de las Artes de Argentina (FNA). Su último libro, coescrito con Fernando Krapp, es la crónica ¡Viva la pepa! El psicoanálisis argentino descubre el LSD (2023), también premiado por el FNA.