El fútbol es arte en Argentina

La exposición ‘Figuritas’ reúne en Buenos Aires obras de más de una cuarentena de artistas inspiradas en el deporte rey.

Versión de 'La piedad' de Diego Figueroa, en la exposición 'Figuritas. Apariciones futboleras en el arte argentino'. CNB/DIANA HOFMAN
Versión de 'La piedad' de Diego Figueroa, en la exposición 'Figuritas. Apariciones futboleras en el arte argentino'. CNB/DIANA HOFMAN

Se calcula que fueron entre cuatro o cinco millones de personas las que tomaron la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 20 de diciembre de 2022 para festejar el evento deportivo más importante del país en los últimos 30 años: el Mundial obtenido por la selección masculina de fútbol, comandada por los Lioneles, Messi y Scaloni. Según el último censo nacional, en la capital del país viven 3.081.550 personas. Aun si ese staff fijo de la ciudad hubiese dejado vacías todas las casas, departamentos, rancheríos, para salir a las calles y avenidas y alcanzar un desborde bello e inmensurable único en el mundo, semejante sublevación de la alegría no hubiese sido posible.

Muchas de las personas pasaron en su peregrinación y desconcierto por la calle Riobamba, a la altura del número 985. Quizá alguna reconoció que detrás de los dos grandes ventanales y de la puerta de hierro negro funciona la Casa Nacional del Bicentenario. Quizá alguien se sacó una foto, recordando los festejos del Bicentenario en el año 2010. Incluso, quizá, pegó la frente a uno de los vidrios y miró hacia adentro buscando entender de qué iba la exposición. Quizá, en su memoria, anotó el nombre: Figuritas. Apariciones futboleras en el arte argentino.

La muestra, que en su nombre juega con la forma hegemónica de llamar al arte con el  bien codiciado e inconseguible de chicos y grandes, está curada por Jesu Antuña, Joaquín Barrera y Marcos Kramer. Se inauguró el 25 de noviembre del 2022, a poco de rodar la pelota en el Estadio de Lusail para dar inicio al Mundial de Qatar. En el texto curatorial de largada, escribieron: “Figuritas busca conexiones entre las artes visuales y el fútbol, dos manifestaciones culturales trascendentales para nuestra contemporaneidad. Y también, dos pasiones. (...) El arte y el fútbol son parte de una tendencia global creciente de las imágenes a adquirir un valor cultural y comercial arrollador, al punto de transformarse en vehículos de nuevas formas de sentir, pertenecer y comunicarnos con otros y otras.”

Arte y fútbol, dos bellezas visuales hechas por las manos y los pies de hombres y mujeres; dos sentidos montados en el sinsentido de la creación, difícil de especificar; dos intensidades que se nutren de pasiones, afectos, cuerpos, obstáculos y mercantilización. Dos bellas artes que vienen tirando paredes en la historia de la cultura argentina, tal como rastrearon los curadores, desde la mitad del siglo XX, con un cuadro clave del maestro rosarino Julio Vanzo que se llama, claro, Fútbol: una pintura de amplio lenguaje plástico donde se enlazan dos figuras con los colores del clásico rosarino, Rosario Central y Newells Old Boys.

Sin embargo, vale aclarar, la muestra no aspira a hacer un recorrido histórico. Por el contrario —salvo unas pocas excepciones—, se enfoca en un arco temporal preciso: la década del noventa hasta el presente. Un recorte que, al parecer, aspira a dialogar con las tramas contemporáneas, con los focos sociales, con las irrupciones populares que siguen latiendo y pateando y haciendo jueguitos en los confines de acá a la vuelta.

'Pasión de Multitudes', de Rosana Fuertes, en la exposición 'Figuritas. Apariciones futboleras en el arte argentino'. CNB
'Pasión de multitudes', de Rosana Fuertes. CNB

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En una de las salas, en el suelo, hay cuatro o cinco pelotas de fútbol sin rodar. Cada una está tajeada por un cuchillo o una navaja. A los pocos metros, en el fondo, hay un arco pequeño y, en el centro, una mujer sentada en un cajón de cerveza, con un pie sobre una pelota; en sus brazos, acostado, sostiene un cuerpo herido, sangrante, con un cuchillo adentro del estómago. La obra pertenece al artista chaqueño Diego Figueroa; se llama Las pelotas tajeadas y es una reversión de la escultura La piedad de Miguel Ángel. En la obra de Figueroa no hay mármol de Carrara ni bronce, en su versión los (llamados) materiales nobles son reemplazados por materiales accesibles, como cintas de plástico, que el artista pudo comprar en una librería o encontrar en el potrero de su pueblo.

No es la única obra de las 44 exhibidas que remite a la iconografía religiosa, a su descarga semántica que imanta al fútbol de características supraterrenales, como la ceremonia, el ritual del juego en cada barrio; los dioses vivos; las ausencias omnipresentes. Es el caso de Maradona, el hombre por el cual se filtró el tiempo y el espacio de los argentinos. En la muestra, su presencia es enigmática. Una aparición dentro de una aparición, como lo es el hiato de agrupar obras de arte en un museo. En la obra de Mariana Tellería, el mejor gol de todos los tiempos, la corrida celestial contra Inglaterra en México 86, es reproducido por un video donde Maradona y el resto de los jugadores son absorbidos por el tiempo, borrados de la cancha, pero la pierna izquierda del D10S sigue maniobrando una pelota que se mueve al tacto invisible. La imagen está acompañada por el relato poético de Victor Hugo. La obra se llama Él, boceto para una obra inconclusa y tiene un largo y sugestivo epígrafe: borrador de un proyecto deliberadamente inconcluso, iniciado a principios de 2020 y abandonado el 25 de noviembre del mismo año con la muerte de Diego Armando Maradona.

'Male Nipples Soccer Ball', de Nicola Costantino, en la exposición 'Figuritas. Apariciones futboleras en el arte argentino'. CNB
'Male Nipples Soccer Ball', de Nicola Costantino. CNB

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En Figuritas participan más de 40 artistas. La lista es larga, como un plantel de fútbol antes del corte definitivo para ir a un Mundial. Sin embargo, por su nivel y disposición, bien vale nombrar a varios, como Alfredo Dufour, Amalia Amoedo, Constanza Castagnet, Daniel Basso, Fátima Pecci Carou, Julio Vanzo, Mimí Laquidara, Nicola Costantino, Sandro Pereira, Trinidad Metz Brea o Virginia Buitrón.Algunas de las obras fueron producidas con antelación, como las acuarelas de Guillermo Roux, Futbolistas; o la pintura Mi mundial, de Marta Minujín, que retrata a una mujer símil a la autora haciéndose un baño de espuma, lavándose la cabeza adentro del Monumental, el estadio donde un año después se jugaría la final de la Copa del Mundo del 78 en Argentina, en un contexto de tortura, asesinatos y desapariciones.

'Mi Mundial', de Marta Minujin, en la exposición 'Figuritas. Apariciones futboleras en el arte argentino'. CNB
'Mi Mundial', de Marta Minujín. CNB

Otras obras fueron hechas a pedido, como el encargo que se le hizo a Laura Ojeda Bär: una copia de Club Atlético Nueva Chicago, una de las pinturas más emblemáticas de Antonio Berni que se exhibe en el MoMA. En las manos de Ojeda Bär, el mural compuesto por jóvenes abrazados alrededor de una pelota de fútbol, respira un dulce antagonismo, con aire de naturaleza muerta internalizado en cuerpos vivos, vitales, pero agotados después del juego. Una comunidad conformada alrededor de la pelota.

En esa línea, María Fukelman, la directora de la Casa Nacional del Bicentenario, deja unas palabras en torno al fútbol y el arte. Citando a la psicoanalista Águeda Pereyra, dice: “El fútbol hace comunidad, hace pueblo. El fútbol se vincula también con la filiación, con lo que se transmite: es una herencia. El fútbol es una promesa de felicidad, siempre inconclusa. Y es, también, un lenguaje compartido: el fútbol hace lenguaje”.

'Juegos Evita', de Fátima Pecci Carou, en la exposición 'Figuritas. Apariciones futboleras en el arte argentino'. CNB
'Juegos Evita', de Fátima Pecci Carou. CNB

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Alcanza con poner en YouTube “goles de Messi” para dar cuenta que hablar de arte y de fútbol no es forzar el cruce de polos opuestos. Tampoco es necesario encerrar un fenómeno popular en un museo, como si fuese una lata de salsa de tomate, para obnubilarse por la coreografía de las piernas en el aire, por las triangulaciones justas, por las gambetas que rompen la materia, por la explosión de júbilo o tristeza que estalla al ver la pelota enredarse en la red. Sin embargo, recorrer las salas en silencio, con el cuerpo cargado de una alegría que no se apaga, observando —en fotografías, instalaciones, pinturas, videos y esculturas— otras dimensiones del deporte que nos acompaña y rodea desde nuestro nacimiento, genera una extraña sensación de bienestar e incomodidad. Ese cruce de lenguajes ensancha los matices de nuestra cotidianidad, como sucede con las esculturas de “los asadores” de Gustavo Piñero, sacudiendo la identidad que nos refleja y acecha en el doblez de nuestra historia como hinchas.

La muestra Figuritas. Apariciones futboleras en el arte argentino continúa abierta hasta el 26 de febrero de 2023. Hasta ese día, alguno o alguna de los peregrinos del 20 de diciembre tienen tiempo para visitarla. Y, aprovechando la frescura de los techos altos y la belleza del paisaje, recorrer las salas de la Casa del Bicentenario para seguir celebrando por otros medios.

Escritor. Colaborador en medios como Página/12, Gatopardo, Revista Anfibia, Iowa Literaria y El malpensante, entre otros. Autor de las novelas Un verano (2015) y La ley primera (2022) y del libro de cuentos Biografía y Ficción (2017), que fue merecedor del primer premio del Fondo Nacional de las Artes de Argentina (FNA). Su último libro, coescrito con Fernando Krapp, es la crónica ¡Viva la pepa! El psicoanálisis argentino descubre el LSD (2023), también premiado por el FNA.

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