Libros

Repensando el mundo (y los libros) con Banda Propia

A orillas del Pacífico, tres amigas fundaron una de las editoriales independientes más interesantes del Chile actual.

Santiago de Chile
Andrea Herrera, María Yaksic y Lorena Fuentes, responsables de la editorial chilena Banda Propia. PAZ OLIVARES

Bien se sabe que cuando se trabaja en cultura, muchas veces, ese trabajo se realiza en lo que otras personas dirían que son tiempos de descanso. En El entusiasmo de Remedios Zafra lo leímos; varios, varias lo hemos vivido. La editorial chilena Banda Propia nació en un momento como ese. En Concón, donde desemboca el Río Aconcagua y se une con el Océano Pacífico, en la región de Valparaíso. Fue durante “esas vacaciones tardías que se da una cuando trabaja todo el verano”, dice Lorena Fuentes, una de las editoras. Allí se reunió con la diseñadora Andrea Herrera y la editora María Yaksic.

“Veníamos de un momento en el que estábamos listas para armar algo propio”, dice Andrea. Las tres habían coincidido anteriormente en otro proyecto editorial: la sede chilena de la editorial peruana Estruendomudo. El primer proyecto en el que participaron todas juntas fue la edición de Llamada perdida de Gabriela Wiener. “Eso no funcionó, la parte chilena”, aclara Lorena. “Y nosotras estábamos con muchas ideas, pero nos quedamos sin plataforma”, dice.

“A finales de febrero de 2019, nos fuimos una semana a Concón y allí hicimos todo. Definimos las colecciones, les pusimos nombre, pensamos algunas líneas gráficas y también el nombre de la editorial”, dice Lorena. “Nos tiraba esa idea de cómo se arman las bandas, un poco: juntémonos, tú llevas la batería, tú la guitarra, yo la voz. De hecho, nuestro primer imaginario era muy musical, de ahí pasamos a la idea de que teníamos nuestra propia banda. Juntar los instrumentos, componer y hacer nuestra propia banda punk”, dice Andrea.

“Creo que también había una idea de pensar lo propio, que tiene tantas lecturas dentro de las escrituras feministas. Del lugar de la mujer en la cultura. El cuarto propio. Pero también está la idea de la casa propia, en un contexto en que teníamos muy pocas cosas: ni casa, ni editorial, ni nada; y estábamos apostando a un espacio colectivo donde nos pensáramos en conjunto haciendo lo que más nos gusta, que es hacer libros”, dice María.

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Después de un semestre completo de planificación, el primer libro editado por Banda Propia fue Bogotanamente, de la chilena Alejandra Costamagna y el venezolano Slavko Zupcic, que apareció en la colección Destinos Cruzados en agosto de 2019. La novedad llegaba sin que el equipo supiera que, en un par de meses, Chile viviría uno de los períodos más álgidos de su historia desde la llegada de la democracia. Mucho menos que, luego, una pandemia azotaría al mundo entero.

Desde sus primeras publicaciones, se podía intuir que Banda Propia iba a ser una de las editoriales independientes más interesantes del panorama chileno actual. Porque sus libros plantean un diálogo con el contexto. No uno oportunista o forzado por los acontecimientos; todo lo contrario. Son libros pensados por personas que están conectadas con su propia historia, y también la colectiva. Que nacen desde esa potencia. No se trata de ver el futuro, sino de estar sintiendo el pasado y el presente.

Una de las últimas novedades de la editorial, en coedición con Montacerdos, es Los estratos, del colombiano Juan Cárdenas, inscrito en su colección Contemporánea. “En 2019 publicamos otro libro suyo, en pleno estallido social. Es un narrador que nos encanta y este nuevo libro, remite a un contexto que es compartido a nivel regional y en el que hay narrativas que iluminan estos momentos vertiginosos de incertidumbre y de reorganización del poder. Entonces, yo creo que más que una transformación del catálogo por el contexto, hay nuevas sintonías que le dan fuerza a lo que estamos pensando”, dice María.

“En ese sentido, Edwidge Danticat, escritora haitiana-estadounidense es fabulosa. Pensar en la historia de la violencia política y cómo crear en estos contextos”, explica la editora sobre otra de sus autoras, publicada con Crear en peligro en la misma colección.

Chile golpeado es otro libro que, algunos, podrían pensar que fue publicado por la fuerza de la contingencia, pero no. Se trata de la mirada del mexicano Yuri Herrera y la argentina María Moreno sobre Chile. Salió a la calle en diciembre del 2019, en plena revuelta social, y son dos crónicas que recorren este rincón del mundo desde la época de la Unidad Popular de Salvador Allende, hasta las protestas estudiantiles —conocidas como Revolución Pingüina— de 2011. “Logran mostrarnos esas cosas de la sociedad que llamaban mucho la atención y que en Chile podrían haber estado naturalizadas y que, durante el estallido, por fin estaban siendo iluminadas”, dice Lorena.

Chile golpeado salía “en plena crisis con la policía sacándole los ojos a la gente”, dice Andrea. “Y el icónico anteojo roto de Allende ya no era el anteojo de Allende, sino la antiparra que la gente usaba en la calle, quebrada por un balazo”.

Y la diseñadora menciona otros títulos que bailan con la contingencia sin planearlo: Dime cuándo vienes. Cartas de amor 1893-1917, de Rosa de Luxemburgo con prólogo de Diamela Eltit, se puede leer ahora, “cuando el socialismo ha adquirido diferentes significados en Chile”. O Preguntas que hicieron movimiento. Escritos feministas, 1979-1985, de la feminista chilena Julieta Kirkwood, con prólogo de Cynthia Rimsky, que “aparece en un periodo posterior al Mayo Feminista, una revuelta social y cuando una mujer mapuche es presidenta de la Convención Constitucional que está también siendo disputada por el feminismo. Es un material tanto para las nuevas generaciones como para las feministas históricas”, explica la diseñadora. “Creo que el catálogo que se planificó dos años atrás, conversa muy bien con el momento. Es atemporal”.

“Nosotras apostamos al libro de larga duración. Hacer el trabajo editorial requiere mucho esfuerzo y tiempo... Hay un deseo de apostar por esos libros de larga duración y poner en diálogo nuestras visiones del momento y nuestra sensibilidad por el contexto en cada libro. Eso se ve en la gráfica, en todo lo que hacemos”, dice.

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Hasta ahora, Banda Propia cuenta con tres colecciones muy bien pensadas. Una es Contemporánea, donde se publica novela, cuento, ensayo y crónica literaria. “El énfasis de esta colección es que sean escritoras y escritores que no tengan ediciones locales de sus libros. Que no hayan circulado en Chile”, dice María. Se pueden encontrar autorías argentinas, colombianas, haitianas y costarricenses, por ejemplo. Además, la editora reconoce que en este espacio se reúnen muchas de sus distintas lecturas, por eso su radio de acción es amplio. “Queríamos poner estas lecturas en circulación acá, encontrar sus lectores y ponerlos en diálogo con otros escritores de la misma colección”.

Y esta mirada amplia, con énfasis en lecturas latinoamericanas y del Caribe, llega en un momento en que el fenómeno de la migración en Chile ha cambiado mucho respecto a décadas anteriores. Son libros que comienzan a circular, una vez más, en sintonía con la vida.

—¿Cómo han podido ver que estos libros dialogan en el presente local respecto a la migración? —les pregunto.

—Es una pregunta difícil, porque tiene varias partes —dice María—. Cuando partió la migración caribeña más fuerte a Chile había una mirada muy negativa sobre ella. Entre condescendiente y poco dialogante. Y costó darle una vuelta a esa situación para ver que ahí hay cultura también, hay interlocutores, hay creación en esta migración y hay un diálogo que transforma a la sociedad. Traer estas escrituras tiene que ver con eso, con reforzar esas transformaciones que vamos viendo, que el Caribe ya no está muy lejos, sino en nuestro barrio, en las prácticas cotidianas, en la música que escuchamos.

Otra colección del sello es Destinos Cruzados, que “intenta responder a la pregunta por el desplazamiento, por cómo se vive y se cuenta un lugar que no es propio”, dice su presentación. Y que tiene una historia particular.

“Nosotras somos la segunda vida de Destinos Cruzados. Los tres libros que hemos publicado tuvieron una edición anterior en Brutas Editoras, que es la editorial que tenían Lina Meruane, Soledad Marambio y Alia Trabucco en Nueva York. Y en esas claves, que son un escritor y una escritora que escriben sobre un país en el que no viven. Siempre es la mirada de afuera. Es así como nos llegó esa colección a nosotras, y así nos interesó seguir trabajándola”, dice Lorena.

Para María, lo interesante de esta colección es el contrapunto y evitar las visiones únicas sobre el territorio. Sobre cómo se imagina un lugar o cómo se vive. “Y lo que vamos a seguir haciendo con los libros que siguen es la visita de lugares por fuera de los imaginarios turísticos, por fuera de los lugares comunes y siempre en contrapunto, que es lo que te recuerda que las miradas no son únicas sino siempre dobles e históricas. Los momentos que recorren esa escritura también son momentos distintos, como pasa en Chile golpeado, en Bogotanamente y en [escribir] París. Mismo espacio, pero distintas miradas y distintos tiempos”.

Andrea recalca que querían que ese diálogo también se palpara en lo gráfico. “Fue nuestra primera colección, hicimos un gran esfuerzo por los interiores y las portadillas. Con Chile golpeado hay un rescate que nos emocionó mucho. Durante el estallido social vimos parte de los mapas de los cordones industriales que usamos en el libro. Fueron tomados por personas que hicieron gráficas y los pegaron en la calle. Estábamos en sintonía con algo que estaba sucediendo, de manera espontánea”.

La tercera colección es Perdita, una serie que permite constatar una y otra vez que en los feminismos actuales nadie está inventado la rueda y que la construcción de una memoria feminista es esencial. Aquí se reúne a pensadoras de diferentes partes del mundo, anteriores, que entregan algunas claves profundamente presentes. Y lo hacen en diálogo con autoras actuales.

María dice que además de moverse por el deseo de poner sobre la mesa textos y reflexiones de otro tiempo que siguen estando vivas, también querían sacar algunas escrituras de un circuito más académico y ponerlas a disposición de una lectoría nueva. “Y ese esfuerzo está puesto tanto en la selección de textos como en el diseño. Y un diseño que apuesta por no sacralizar la imagen o figura de estas mujeres puestas en circulación nuevamente, sino pensadas desde lo contemporáneo”.

En Perdita no hay fotos de las autoras. ¿Se trata de ir contra la idea de transformar los rotros en iconos que se repiten tantas veces que se deshumanizan y pierden sentido?

“Hay algo que es un sello de la colección y es no hacer de estas mujeres una imagen solamente. Eso ya ha pasado con varias de las escritoras que hemos publicado y que vamos a publicar. Circulan muchas biografías, escritos sobre ellas. Por ejemplo, de Olympe de Gouges hay biografías; sí, fue una figura fascinante, etcétera, pero son escritoras que nunca habían sido ellas —sus plumas— traducidas al español. Eso es algo en lo que hacemos énfasis en esta colección. A lo que apuntamos es a publicarlas a ellas, no trabajos sobre ellas. Las biografías se publican y venden mucho, pero hay pocos proyectos que se atreven a hacer ese tipo de rescate, que es publicar la voz de la autora”, responde Lorena.

Y advierte algo no menor: “Es un indicativo que sean primeras traducciones. Circulan biografías en español de Alice Guy por ejemplo, pero nunca se habían traducido sus propias memorias al español”. Sus Memorias 1873-1968 se publicaron en agosto de 2021, con un prólogo de la documentalista Tiziana Panizza.

Las editoras también dejan muy claro que Perdita no se centra solamente en escritoras feministas y revolucionarias, sino que también incluye a las pioneras en algún ámbito de la creación, como la propia Alice Guy o Sofia Tolstalia, autora no identificada con el feminismo de la que Banda Propia publicará una novela.

Andrea, por otro lado, desde la perspectiva del diseño y de la imagen, explica por qué los títulos no están en portada. “Eso ha sido una jugada”, dice. Cada cubierta es un trabajo tipográfico a cargo del ilustrador Harol Bustos. “Queríamos que aquello rememorara la época en la que la escritora principal se situara, pero que tuviera un cruce contemporáneo con la prologuista. Lo importante es ver cómo hacer que el nombre de la escritora sea el primer impacto y cuando abres el libro, ves el título”.

Lo brillante de Perdita se completa con el diálogo que se forma entre aquella escritora del pasado y la del presente. María dice que las invitaciones a las autoras vienen por la intuición y por haberlas leído. “Una siempre proyecta cuando lee cosas, se imagina a las escritoras, su personalidad, en fin. Muchas veces pasa que una invita a alguien a un proyecto y no la conoces directamente, pero te imaginas que puede interesarle o que puede hacer una lectura interesante del texto que estamos rescatando”.

Ella hace hincapié en que esta participación es más que un prólogo. Es un diálogo. “La escritora que introduce la lectura no es decorativa, es una protagonista también”, dice. “Es el objeto en su conjunto el que tiene valor. Siempre lo hemos pensado como ensayo y diálogo, en lo que se produce cuando alguien lee desde el lugar en el que esté ese texto”.

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Hago una pregunta a las tres. ¿Qué las moviliza? ¿Qué creen que las caracteriza?

“Creo que cierta… ni siquiera sé si es tan bueno, ja, ja. Creo que la intensidad que tenemos para abordar cada proyecto. Todas hemos estado en equipos con diferentes personas, pero acá además de nuestra afinidad, converge la intensidad de cada una. Nos fascinamos con cada libro”, dice Lorena.

Y agrega: “Quizás el diálogo en Perdita y Destinos Cruzados es muy claro, pero toda la editorial es eso, y no creo que sea solo algo nuestro. Una pone en una colección distintos libros y el catálogo completo es un diálogo entre distintos autores y visiones, con procedencias diversas. Eso es lo que hace una editorial: poner en el espacio público ideas, visiones, miradas e imágenes a dialogar con todo lo demás que se está publicando”.

Periodista especializada en música pop y feminismo. Directora de la revista digital POTQ Magazine y fundadora de la web Es Mi Fiesta. Organizadora del festival Santiago Popfest. En 2020 publicó Amigas de lo ajeno, libro que da voz a algunas de las artistas más representativas de la música chilena.