Libros

‘En el ombligo’ del proceso de paz colombiano

Gala Rocabert da voz a los exguerrilleros de las FARC en un cómic dibujado por Anna-Lina Mattar.

Barcelona
Viñeta de 'En el ombligo', el cómic sobre el proceso de paz colombiano de Gala Rocabert y Anna-Lina Mattar. SALAMANDRA GRAPHIC

Cuando Gala Rocabert (Premià de Mar, España, 1990) llegó por primera vez a Colombia en 2015, los acuerdos de paz entre el Gobierno y las FARC todavía no se habían firmado, pero ya se estaban definiendo algunos aspectos de los mismos. Lo que parecía imposible hacía solo unos años estaba a punto de suceder. En aquel primer viaje, Gala estuvo visitando el país y colaborando con una entidad que trabajaba con comunidades indígenas en el departamento del Cauca. Y, sobre todo, quedó absolutamente maravillada por un territorio con una historia y una complejidad fascinantes.

Cuando sus días en Colombia se acabaron, a Gala no le quedó otro remedio que volver a España, aunque no por mucho tiempo. En 2016 volvió para estudiar en la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá, y comenzó a colaborar con una organización campesina llamada ANZORC, con la que realizó diferentes rutas por el campo colombiano para hacer pedagogía de los acuerdos de paz, lo que le permitió conocer todavía más el interior del país.

Tras regresar unos meses a Barcelona para terminar la carrera de Antropología, en abril del 2017 llegó a la localidad de Pondores, en el departamento de La Guajira, de la mano de una fundación que trabajaba en la implementación de los acuerdos. Esta visita es el origen de En el ombligo. Diarios de guerra y paz en Colombia (Salamandra Graphic, 2021), una obra híbrida entre el reportaje gráfico, el diario de campo y la bitácora de viaje en la que, con la ayuda en las ilustraciones de su amiga Anna-Lina Mattar (Colonia, 1990), Gala cuenta sus experiencias sobre el terreno, los problemas que vivió y también las pequeñas historias personales a las que tuvo acceso. Un libro que es fundamentalmente una visión del complejísimo proceso de reintegración de los guerrilleros en la sociedad colombiana, y el año pasado obtuvo el XIV Premio Fnac-Salamandra Graphic.

Contactamos con Gala mientras pasa una temporada en su pueblo natal, Premià de Mar, aunque no tardará mucho en partir de nuevo hacia Colombia, esta vez a presentar su libro.

Gala Rocabert, dibujada por Anna-Lina Mattar, en una viñeta de 'En el ombligo'. SALAMANDRA GRAPHIC

- ¿Por qué decidiste narrar tu experiencia en Colombia?

- Durante mi viaje de 2017, solía escribir un diario de campo y tomaba notas de las cosas que veía, escuchaba y sentía. Eso me ayudaba a ordenar, a entender, y de alguna manera también era una vía de escape. Tampoco tenía muy claro qué uso dar a este material, pero tenía ganas de hacer “algo” con lo que había vivido, para dar voz y visibilizar la realidad nacida de los acuerdos de paz que mucha gente desconocía. En especial, la reincorporación de la guerrillerada a la vida civil. Realmente quien tuvo la idea de la novela gráfica y me animó a contar esta historia fue Anna-Lina.

- Siendo una amante de Colombia, ¿cómo te sentiste al llegar al país en ese contexto de posguerra?

- Más que de posguerra, llegaba en un momento de posacuerdo. No se puede olvidar que la guerra todavía sigue en Colombia, las cifras de asesinatos hablan por sí solas. Pero cuando llegué, me di cuenta de que era el lugar donde tenía que estar. Sentía nervios, a veces miedo, pero realmente en Pondores me recibieron con los brazos abiertos. Me hicieron sentir parte de la familia y entendí cómo la vida comunitaria ayuda a hacer frente a cualquier adversidad.

- Llegaste a lo que se llamó un “Punto Transitorio de Normalización”, ¿qué era eso y cómo era la vida allí?

- Ese era uno de los lugares donde se realizó la dejación de armas, que, en función del número de combatientes, también se podían clasificar como Zonas Veredales Transitorias de Normalización (ZVTN). En agosto de 2017, cuando finalizó el proceso de dejación de armas, estas áreas fueron sustituidas por los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR) y las Nuevas Áreas de Reincorporación (NAR), donde los excombatientes están llevando a cabo su proceso de reincorporación.

Los excombatientes que se ubicaron en Pondores, donde yo estuve, llegaron a ese espacio a principios de 2017. Allí no había nada en absoluto y tuvieron que montar un campamento. Tal y como se cuenta en el cómic, la vida allí estaba muy bien organizada y había mucha energía comunitaria. Mostrar esa forma de vivir creo que puede ayudar a humanizar a las personas que durante muchos años han sido catalogadas como enemigos, un proceso imprescindible para la construcción de paz y la reconciliación. Quería mostrar la cotidianidad más allá de la guerra, ya que esta siempre tiene más espacio mediático, lo que refuerza la confrontación y el odio. Contando relatos personales se logra empatizar y visibilizar las diferentes expresiones culturales que tenía la guerrilla, como el trabajo colectivo, la música fariana (las canciones clásicas de la guerrilla interpretadas por Julián Conrado, Lucas Iguarán o Cristian Pérez, entre otros) y el uso de determinadas expresiones verbales y vocabulario. Estos elementos generaban mucha cohesión y un sentimiento de pertenencia que no se identificaba con un territorio sino con una comunidad.

En el cómic 'En el ombligo', Gala Rocabert rememora su llegada a la localidad colombiana de Pondores. SALAMANDRA GRAPHIC

- Uno de los grandes temas del libro es la complicada reintegración de los guerrilleros en la sociedad civil. Se enfrentaron a multitud problemas como obtener documentación, recuperar su nombre real o el reagrupamiento familiar. Asimismo, realizas una crítica a cómo se encaró el tema económico en el proceso de paz: en qué se invertía el dinero, cómo se fueron incorporando los exguerrilleros al mercado laboral...

- Hay que tener en cuenta que los otros acuerdos de paz a nivel internacional se han guiado por lo que se conoce como DDR (desarme, desmovilización, reintegración). En los acuerdos de Colombia, las FARC se querían desmarcar de esto: la apuesta era colectiva, lo que suponía un enfoque totalmente novedoso. En primer lugar, se quería mantener la unidad de la guerrillerada para, juntos, hacer frente a los desafíos de la reincorporación, que eran principalmente tres. Primero, una reincorporación política, para lo que nació el partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, ahora los Comunes. Segundo, una reincorporación económica, para lo que se creó Ecomún, una plataforma de cooperativas que reúne las diferentes iniciativas y proyectos colectivos e individuales de reincorporación económica. Y, finalmente, una reincorporación sociocomunitaria: relación con pueblos aledaños, proyectos de vivienda, reencuentros familiares, etc.

- ¿Cuáles han sido los principales problemas de este método de reincorporación?

- La reincorporación colectiva se ha visto afectada por cuestiones de inseguridad, la falta de tierra en propiedad, el retraso en cuanto a la financiación de proyectos productivos o la escasa infraestructura y oferta institucional de los ETCR. Y que el Gobierno promueve la reincorporación individual frente a la colectiva. Estas circunstancias están enmarcadas en los problemas estructurales del país: el asesinato sistemático de líderes sociales y excombatientes, la distribución de la tierra y la corrupción y también la falta de voluntad política de un Gobierno que se ha declarado abiertamente en contra del acuerdo final. También se han presentado desafíos internos relacionados con la transformación de la estructura militar, lo que ha conllevado, entre otras cosas, el ajuste de roles, que a veces ha generado descontentos. Todos estos elementos han influido a la hora de impulsar la reincorporación colectiva y, en unas zonas más que en otras, ha significado la dispersión de los y las excombatientes. Personalmente, creo que es un proceso muy complejo y es imposible que no surjan tensiones. Sin embargo, la falta de voluntad política por parte del Ejecutivo ha generado desconfianza, desánimo e inseguridad.

- Otro tema muy presente en el libro es la importancia de las mujeres en la guerrilla. El fin del conflicto, ¿fue positivo o negativo en lo relativo a la igualdad?

- Esto debería ser respondido por una exguerrillera, pero lo que yo puedo decir al respecto es que a raíz del acuerdo final de paz se logró incorporar de manera transversal el enfoque de género que se definió mediante la participación activa de mujeres en el proceso de negociación. Por ejemplo, los proyectos que llegan a los territorios donde está ubicada la población en reincorporación, incluyen un enfoque de género. Además, ha surgido lo que llaman el feminismo insurgente, que nace de la necesidad de tener un discurso propio que no caiga en análisis moralistas de un pasado que las victimiza, ni tampoco en proyecciones de figuras de mujeres que no las representan. Es decir, es un tema muy presente. Sin embargo, la sociedad colombiana es una sociedad muy machista, y es muy diferente la acogida de la mujer que ha ido a la guerra que la acogida que se le hace al hombre que ha ido a la guerra. A mi parecer, la presión que reciben las mujeres para “encajar” y reincorporarse a la vida civil es mucho más fuerte. Pero muchas mujeres farianas están luchando para superar ese rol sumiso o de víctima que la sociedad les impone.

El rol de las mujeres en la guerrila ocupa un lugar relevante en 'En el ombligo'. SALAMANDRA GRAPHIC

- También me resulta muy interesante el tema del amor dentro de los grupos guerrilleros. ¿Cómo se organizaba eso? ¿Estaba muy tutelado? Tú misma declaraste tu relación con una persona del campamento al responsable de estos temas.

- Por respeto a sus normas, pensé que tenía que decírselo a la persona encargada. El tema de las relaciones amorosas, al igual que cualquier relación con la población civil, estaba muy restringido por una cuestión de seguridad. Y las relaciones dentro de la guerrilla tenían que ser informadas. Creo, hasta donde me contaron, que esto también dependía mucho de la época: en los inicios de la guerrilla era diferente que en los últimos años. Igualmente, dependía de si el jefe que te tocaba eran más o menos permisivo.

- Otro tema que queda patente en En el ombligo es el impacto que tuvo el conflicto sobre las tradiciones indígenas y campesinas, dejando a muchas de estas personas en una especie de limbo cultural. ¿Realmente eso fue así? 

- Lo que a mí me gustaría que la gente interpretara leyendo este libro es que, más allá del conflicto armado, hay otras violencias que tienen que ver con problemas estructurales (desigualdades sociales, racismo, machismo), que legitiman las otras formas de violencia y que deben ser resueltas para romper con el ciclo de violencia. Las comunidades campesinas, indígenas y afrocolombianas no solo han sufrido las consecuencias del conflicto armado, sino que sufren el olvido, la discriminación, la estigmatización y la falta de oportunidades.

- El libro destila cierta desesperanza. Hay demasiados problemas, un Gobierno que está poco por la labor… ¿Cuáles son tus sentimientos respecto al futuro del proceso de paz?

- El problema es que no se está cumpliendo con los acuerdos finales de paz, y esto no solo decepciona a la población en proceso de reincorporación sino a todas las personas que vieron en los acuerdos una posibilidad de transformación social.

- ¿Cuándo tienes previsto volver a Colombia?

- A finales de enero viajamos allí a hacer una pequeña gira con el libro. Tenemos muchas ganas y también muchos nervios.

Periodista. Colabora en medios como ICON, S Moda y Vice Latinoamérica.