Paolo Gasparini, retrato sin clichés de Latinoamérica

El fotógrafo italiano ha logrado captar las contradicciones y diversidades de la región en su obra, que ahora se expone en Fundación MAPFRE, en Madrid.

Paolo Gasparini. 'Campaña electoral', avenida Urdaneta, Caracas, 1968. Colecciones Fundación MAPFRE. © PAOLO GASPARINI
Paolo Gasparini. 'Campaña electoral', avenida Urdaneta, Caracas, 1968. Colecciones Fundación MAPFRE. © PAOLO GASPARINI

No solo ha querido mostrar las diferencias entre Europa y Latinoamérica, sino también las diversidades que ofrece este último continente, desde México hasta el sur de los Andes, con las especificidades entre países cercanos, diversos e inmersos en ese caldo de cultivo que, sobre todo en los años setenta, generó distintos proyectos políticos volcados a la izquierda. En definitiva, Paolo Gasparini (Gorizia, Italia, 1934) ha compuesto un relato visual de la región repleto de matices a lo largo de seis décadas del viaje fotográfico que ha sido, y es, su vida.

Una vida marcada por la cámara Leica que le regaló su hermano Graziano a los 17 años de edad, y con la Gasparini marchó a Caracas para esquivar el servicio militar. En su nuevo destino, el artista empezaría a labrarse una carrera como fotógrafo, alternando los encargos institucionales con proyectos más personales, hasta convertirse en uno de los principales referentes en su ámbito. Hoy, museos como el MoMA, el Metropolitan y el Reina Sofía exponen obras suyas.

Caracas, La Habana, São Paulo, Lima o Ciudad de México, y también París, Nueva York, Los Ángeles, Múnich o Londres: son ciudades que el fotógrafo ha capturado con su cámara. Urbes que cambian, que mutan, y que conforman el “mapa” de lugares y tiempos que es la exposición Paolo Gasparini. Campo de imágenes, abierta al público desde el 1 de junio en la sede de Fundación MAPFRE en Madrid. Allí permanecerá hasta el 28 de agosto, haciendo un recorrido completo por la trayectoria del artista, centrada tanto en sus instantáneas como en sus fotolibros, que el propio Gasparini reconoce como un medio de expresión equiparable, en importancia, a sus fotografías. Hasta la fecha, lleva una veintena publicados.

“Las fotografías de Gasparini reflexionan sobre los efectos de décadas de migraciones políticas en los siglos XX y XXI: de europeos a América, como causa de la Segunda Guerra Mundial, de cubanos a España y Estados Unidos, de ecuatorianos a España y, más recientemente, del éxodo masivo de venezolanos a Colombia. Generaciones y generaciones marcadas por exilios voluntarios y forzados no pueden sino hacernos pensar sobre la ambivalencia de la identidad”, señala la comisaria de la muestra, María Wills.

Paolo Gasparini. '26 de julio', La Habana, Cuba 1961. COLECCIONES FUNDACIÓN MAPFRE / © PAOLO GASPARINI
Paolo Gasparini. '26 de julio', La Habana, Cuba 1961. Colecciones Fundación MAPFRE. © PAOLO GASPARINI

El pulso de las contradicciones

Los recorridos visuales de Gasparini huyen de las representaciones fáciles: en ellos no solo se difuminan las fronteras entre el “primer mundo” y el “mundo subdesarrollado”, también se observa el diálogo que el pasado y la tradición local establecen con una torpe modernidad impuesta. Junto a los rascacielos que renuevan el paisaje de las capitales latinoamericanas, la vida de los marginados, de los que nada poseen.

Asimismo, la obra del artista también parece manifestar siempre una crítica a la sociedad de consumo, revelando una cierta obsesión por el modo que tienen el marketing y la publicidad de seducirnos. Como italiano de nacimiento, pero venezolano en esencia (emigró con su familia a Caracas en 1954), el autor ha tratado de eliminar con su trabajo visiones etnocéntricas y los estereotipos que históricamente han definido Latinoamérica, casi siempre en función de miradas ajenas a la región.

Paolo Gasparini. 'La mina de piedras', Bolivia, 1972. COLECCIONES FUNDACIÓN MAPFRE / © PAOLO GASPARINI
Paolo Gasparini. 'La mina de piedras', Bolivia, 1972. Colecciones Fundación MAPFRE. © PAOLO GASPARINI

“Paolo Gasparini es más que un migrante de Italia a América Latina: es una figura central para comprender que las corrientes no solo se mueven en una dirección, para desarticular la idea de que hay un primer mundo que influye en una periferia: más bien retando el relato eurocéntrico, forma su mirada y su carrera gracias a la existencia de ‘lo latinoamericano’”, matiza la comisaria de la exposición.

A través del objetivo, el artista siempre mira con su correspondiente dosis de compromiso. Coincidiendo con las revueltas de los años sesenta en Cuba, y haciendo eco de los nacionalismos y populismos que asolan América Latina, Gasparini siente el imperativo moral no solo de reflejar los sucesos que acontecen, sino también de posicionarse en el discurso de los intelectuales de izquierdas, que en aquella época abogaban por un arte de carácter social que hiciera justicia. Hoy, el fotógrafo sigue denunciando todo tipo de extremismo.

Un viaje entre fotolibros y series

La exposición Paolo Gasparini. Campo de imágenes se divide en 16 secciones que reúnen algunos de los proyectos más relevantes del artista, En total, son más de 300 obras, incluyendo fotolibros como Para verte mejor, América Latina, publicado en 1972 y que da pie al guion de la muestra que presenta Fundación MAPFRE: el viaje. En palabras del propio Gasparini: “Se trataba de una panorámica, desde México hasta la Patagonia, que abrazaba toda la iconografía del continente, desde los dioses solares indoamericanos, los generales embalsamados, la estrella tupamara, hasta la bañista rubia que anuncia una nueva crema para dorarse al sol; de Nuestra América, la de los años sesenta y setenta, la de ‘la hora de los hornos’, como decía José Martí”.

Paolo Gasparini. 'Para verte mejor, América Latina', São Paulo, 1972. COLECCIONES FUNDACIÓN MAPFRE / © PAOLO GASPARINI
Paolo Gasparini. 'Para verte mejor, América Latina', São Paulo, 1972. Colecciones Fundación MAPFRE. © PAOLO GASPARINI

La imagen que sirvió de portada a ese fotolibro, tomada en São Paulo en 1972, refleja, por un lado, el modo habitual de Gasparini de componer sus imágenes mediante yuxtaposiciones y, por otro, expresa a simple vista el resultado de una sociedad llena de contrastes, donde se presenta un gran cartel de una máquina fotográfica Kodak en una valla publicitaria aparentemente desvencijada, mientras un hombre, debajo, mira a su derecha. Las manos que sostienen la cámara pertenecen al rostro de una mujer profusamente maquillada, que observa, metafóricamente, a través de su objetivo, el paisaje urbano que tiene ante sí.

Otros fotolibros presentes en la exposición son Andata e ritorno (1953-2016), Bobare (1956-1960), Karakarakas (1967-1970), Retromundo (1974-1985) y México-El Suplicante (1971-2015).

Repensar el pasado

Si algo caracteriza a la obra fotográfica de Pablo Gasparini es lo que él mismo denomina il senno di poi o la capacidad de revaluar o repensar el pasado. El artista tiende a romper la temporalidad de sus series, revisitando imágenes que ha realizado hace tiempo con algunas más recientes. “Asocié imágenes vinculándolas con temas, lugares y fechas diferentes, tratando de organizar un nuevo discurso que, a través de la arquitectura y de algunos aspectos de la vida cotidiana de la ciudad, connotara una relectura de Caracas en su pasado y devenir, representando contradicciones sociales, políticas y culturales”, ha explicado.

Entre sus instantáneas más célebres, figura Miliciano, captada en Cuba, en 1961. Gasparini había llegado a la isla caribeña a principios de los sesenta, invitado por el escritor Alejo Carpentier y el arquitecto Ricardo Porro. Allí se unió a la emoción de la Revolución cubana, sus consignas y sus ansias de libertad. La imagen refleja a un miliciano en esos primeros momentos de entusiasmo, sentimiento que con el paso del tiempo se va convirtiendo en desencanto, provocado por una sociedad debilitada por el miedo, la falta de iniciativas y la pérdida de la fe en un futuro mejor.

Paolo Gasparini. 'Miliciano', Trinidad, Cuba, 1961. COLECCIONES FUNDACIÓN MAPFRE / © PAOLO GASPARINI
Paolo Gasparini. 'Miliciano', Trinidad, Cuba, 1961. Colecciones Fundación MAPFRE. © PAOLO GASPARINI

“La Revolución cubana, en cierto momento significó la utopía, la alternativa, la posibilidad de creación del hombre nuevo y se fotografió en ese sentido. Hoy ha tomado un rumbo que no es el que habíamos pensado. Y eso nos crea una gran decepción, amargura y falta de credibilidad”, manifiesta al respecto el fotógrafo.

El paso del tiempo ha dotado de nuevas capas de significado a la mirada del miliciano que Gasparini retrató en la Cuba revolucionaria, como también al resto de imágenes de esta exposición que, a través de series como Acá, este cielo que vemos (1971-1992), São Paulo, la muerte del aura (1997, 2013 y 2015), Maracaibo, La Guajira y petróleo (1970-2017) o La calle (1969-1999), traslada al visitante a una América Latina poliédrica, despojada de clichés.

Periodista cultural. Colaboradora de medios como Cinemanía, La Vanguardia, Viajes National Geographic y El Confidencial

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