Saltimbanqui del siglo XXI, Chinoy platica que se lesionó la rodilla “haciéndose el adolescente” a bordo de una cama elástica.
Así, lastimado y tras una jornada de grabación del tema Niño palestino en la Colonia del Valle de la Ciudad de México —aquel aleph de chapopote—, el cantautor chileno conversa con COOLT un día antes de la fiesta patria de su país, el 18 de septiembre.
Para el día nacional, hasta el gobierno de Chile bromea en redes sociales con que es obligatorio exhibir una bandera en cada rincón, en cada condominio, en cada dinámica, en cada ventana del país que corre del extremo austral de Punta Arenas al silencio ferrocarrilero, peruano-boliviano, de Arica.
Este poeta de la errancia, nacido en la pequeña localidad de San Antonio, región de Valparaíso, y radicado de momento en la capital mexicana, se distancia de la exhibición oficial de orgullos nacionales.
“Yo no soy tan fiestero. Nunca me fusioné tan a gusto con la fiesta en sí, ¿cachái?, vengo de un lugar donde se celebraba, pero lo mío creo que ha ido por otro lado”, dice el guitarrista que canta sus poemas en falsete, se pinta lo mismo el pelo que las uñas y se pasea cómodo por una estética que recuerda a un juglarismo de dragones, al malabar, al circo callejero, a la gitanería, a los bufones, a veces acompañado del teclado, del violín, de las “migajas donde pinta”.
“Trabajo en el área de la cultura y el arte, lo mío va más por un camino más invertido”. Su oferta para la fecha patria, dice, son sus ocurrencias, sus “canciones metafísicas”, en ánimo de no olvidar que, como quiera, las fiestas son fiestas.

La poesía: “a lo que pertenezco”
Así tan rápido como se deslinda del patrioterismo, no duda en abrazar su pertenencia a la proliferante imaginación verbal chilena, vagabunda de metáforas y demandas, en la que asoman la campesina Violeta Parra y el gutural Pablo de Rokha, el monumental Raúl Zurita y la barrial Carmen Berenguer.
Por no hablar de Los Prisioneros, Camila Moreno o la Colombina Parra.
“De eso sí puedo decirte que es a lo que pertenezco, que es lo primero que me llamó la atención entre mis cercanos”.
Nacido en una población, platica, el hecho artístico a veces no aparece tan cercano, tan cotidiano, y la riqueza verbal asoma, más bien, desde las primeras lecturas de la Biblia y las imaginaciones religiosas.
“Y después darte cuenta de que efectivamente siempre aparece algún tipo de camino, o de desvío, donde hay otro tipo de personajes que tienen que ver con otra lectura de las cosas, de la realidad y de la búsqueda de otra belleza”, como cuando Alicia hace su camino al otro lado del espejo.
Su aproximación a la poesía, dice, no ocurrió tanto en las lecturas escolares, sino más bien como un orden natural.
“Siempre fui delirante y tuve un alma bien desordenada e inquieta, apasionada, creo que me junté con los que se conmovían y tenían temperamento, y también los que de alguna manera vivían el crecimiento en cierta extrañeza”.
En Chile, comenta, los entresijos, las covachas informales de lectores asiduos de poesía, acostumbrados también a escribirla, siguen siendo espacios vivos, de encuentro.
“El país, frío, genera cierta nostalgia y también cierta extrañeza. Un país que tiene eso de tener una sensación de estar apartado, de solitariedad. Chile aparece como un pueblito que nace desde lo pequeño”: precisamente el territorio de la poesía, donde se vuelve central lo minúsculo y destacan las alas de los insectos.
Chinoy habla de la alta religión mapuche como un espacio mítico que ha alimentado la lírica nacional, junto a la tradición española, claro.
“Hay un carácter desmedido, telúrico, desaforado, pánico que genera un especial tipo de sujeto que escribe, que hace sus lecturas del mundo”.
Viajar por el mundo sin tener que salir a respirar
Temprano en su carrera, en 2010, el artista editó el álbum Chinoy en Bogotá, una sesión en vivo. Y se fogueó como artista recorriendo una diversidad amplia de plazas chilenas.
Hoy vive en la vieja Tenochtitlán, con lo que parece confirmar otra de las nociones en torno a los poetas: la errancia.
“Como artista, como músico, uno tiene que moverse, buscar nuevos públicos, es el destino y la visita que hace el artista por llevar el canto. Tiene que ver con el carácter del oficio en sí porque, si no, te quedarías en un lugar, nadie conocería tus canciones, se te acaban las ideas sobre ti, sobre el lugar donde estás escribiendo”, platica.
“Y bueno, como todos, vamos tras cierta sobrevivencia, no es solamente los artistas, sino el mundo entero, que va eligiendo un lugar, que de pronto te conduce al éxito o a la derrota, pero todo es una apuesta finalmente”.
Así, se van sumando lecturas, composiciones, y el viaje deviene razón, objetivo. “Estamos tratando de que signifique algo”.
Dada su relación con México, habla de la ciudad como un nudo de sorpresas, de oportunidades para la psiquis, la amistad, el conocerse y el desconocerse.
“Para mí Ciudad de México es la capital de nuestra esencia latinoamericana. Hay mucha atracción”.

Muy poca gente sabe que Chinoy es famoso
El cantautor entiende que, hablando de aritmética, su resonancia no es equiparable a la de compatriotas suyos como Los Bunkers o Mon Laferte, por no pensar en los multifamosos Bad Bunny o Rosalía.
Pero ese panorama no le molesta. Es, más bien, dice, un músico para los músicos.
“Un público hecho, y también no lo conozco del todo; lo que me ha ido familiarizando en la vida con ciertas personas ha sido esta especie de reconocimiento de parte de otros artistas”.
“El trabajo de artista igual es un vaivén. Para mí, como alguien que se dedica a esto, (hay que) estar constantemente en creatividad y en acción, mantenerme aceitado, con las neuronas atentas”.
“A esto es a lo que me dedico y donde voy estoy tratando de tomar nota. Entonces, la verdad que no me aburro, lo paso bien, estoy consciente de que este trabajo no es un trabajo que te vaya a dar más, tendría que ser un golpe de suerte que de un día para otro te transformaras en súper famoso”, contrasta, hasta alcanzar una total comodidad económica.
En cambio, queda seguir buscando las oportunidades.
“He tenido suerte, la verdad es que creo que he hecho el trabajo de manera seria y permanezco. He tratado de no fallar con el oficio en sí, siguiendo una carrera, construyéndome”.
La aceleración que aleja de lo bello
A la gran tradición de los mimos y los payasos en zancos del Chile juguetón la acompaña su dualidad dura: un país tendiente al conservadurismo, a veces todavía hoy dramáticamente nostálgico de la dictadura.
Intereses empresariales, privatizadores, fueron capaces de arremeter contra su propia sociedad mediante el golpe de Estado de 1973, que acaba de conmemorarse este 11 de septiembre.
Cuestionado sobre el constante choque chileno entre su proliferación de poetas y su pinochetismo viviente, Chinoy critica cierta vocación por la rigidez.
“En todos lados hay ese lado invertido de las ideas, como el mundo está hecho de paradojas, de paralelos, obviamente que, ante la aparición de ciertas lecturas de la realidad, va a aparecer la contraria, y se van alimentando”, reflexiona.
“La vida no termina nunca de enseñar algo nuevo. Encontrarse con gente que apoya lo retrógrado, que se apoya de alguna manera en cierta estructura de la tradición, ¿cachái?”.
Este domingo, Chile celebró la primera vuelta de sus elecciones presidenciales, con ocho candidatos en lista que se depuraron a dos para la segunda vuelta, agendada el 14 de diciembre. La candidata del Partido Comunista, Jeannette Jara, logró encabezar la jornada.
A ella se enfrentará su contraparte negacionista de los crímenes de la dictadura, el abanderado del Partido Republicano, José Antonio Kast, el mismo que ya en 2021 fue derrotado por el actual presidente Gabriel Boric.
De cara al proceso, Chinoy llama a la invención desde el arte frente a lecturas enérgicas “donde aparecen los que dicen lo primero que se les viene a la cabeza y pareciera que tienen razón y convencen a los demás de ser obtusos y cerrados ante la empatía, ante lo bello del mundo, lo que hay que salvar”.
“Obviamente que desde el arte no simpatizamos con quienes quieran denostar al otro y abusar, plantear el exitismo como belleza”.
Asienta con claridad que espera que Jara triunfe en las urnas, mientras califica de “retroceso enorme” que Kast pudiera llegar a La Moneda.
“Es un personaje que no ve a los demás con una identidad, no ve la realidad de la gente, y creo que Jeanette tiene más conciencia de quienes habitan a su lado”.
La errancia, el error: una oportunidad
Entre todas sus afirmaciones, pese a ellas, un Chinoy de 44 años aventura que no sabe si está en lo correcto.
La errancia de los poetas, dice, es también una posible perspectiva errónea sobre la realidad, donde sin embargo no estorban ni la imprecisión ni la tentativa llegada de lo nuevo.
“Pero bueno, uno siempre se impulsa desde cierta simpatía a lo que uno hace y trata de que el otro esté también incluido. Siempre va a haber un chico nuevo que vea las cosas tal cual son; no se derrota a un artista porque va a venir otro detrás”, confía.
“Hoy día hay un ascetismo que invierte en el aire, que representa cierta subversión. El arte también quiere formar parte de la sociedad, donde lo bello sea lo que respalde nuestra experiencia en la vida. Estamos en eso”.
