La noche en la que Barcelona fue Macondo

La ciudad celebra el 40 aniversario del Nobel a Gabriel García Márquez con una velada de lecturas y música en el marco de la feria Liber.

Ilustración para el homenaje a Gabriel García Márquez en Barcelona. EMBAJADA DE COLOMBIA
Ilustración para el homenaje a Gabriel García Márquez en Barcelona. EMBAJADA DE COLOMBIA

Algo hay en las palabras de Gabriel García Márquez que hace que se sustenten en el aire, que levanten viento y creen pequeños anticiclones. Te despiertan, te mantienen intrigado. Quizá es su musicalidad, ese compás tropical que mece como viajar en tren por una interminable meseta. No lo sé. Leer en alto una novela como Cien años de soledad es algo extraordinario, lo haga quien lo haga, eso sí lo sé. Ayer se pudo comprobar en Barcelona, en el acto de conmemoración del 40 aniversario de la entrega del premio Nobel de Literatura al escritor colombiano. Un evento desarrollado en el marco de la feria internacional del libro Liber, que esta semana tiene lugar en la capital catalana, de la mano de Fira de Barcelona, y que cuenta con Colombia como país invitado.

La Biblioteca Gabriel García Márquez, en el distrito de Sant Martí, fue el lugar elegido para celebrar este homenaje al autor de El coronel no tiene quien le escriba. Una velada cálida, emotiva, entrañable, sencilla y profunda, como un beso adolescente. Alrededor de un centenar de personas abarrotaron el equipamiento municipal, que abrió sus puertas el pasado mes de junio y que se ha convertido, en apenas un suspiro, en un catalizador cultural imprescindible de la ciudad.

El programa era simple: diferentes personalidades del mundo editorial y político leerían fragmentos de las novelas del gran Gabo y la Camerata de Cuerdas, el Cuarteto de Saxofones y el Ensamble de Música Moderna del Conservatorio del Liceo pondrían la música.

Barcelona se convirtió así, por unas horas, en Macondo, y todos los presentes descubrieron su pequeño o gran parentesco con los Buendía.

Una noche que fue un regalo

¿Acaso Ada Colau no sería un estupendo personaje en una de las novelas del nobel colombiano? La alcaldesa de la ciudad presidió el evento en una noche todavía veraniega, cálida, llena de color, con los asistentes vestidos con mil y una estampas, como si de verdad estuvieran dentro de Cien años de soledad. Tanta era la devoción, tanto el agradecimiento, que fue la fiesta más silenciosa de la historia. Nadie hablaba, nadie se movía, sólo las palabras de Gabriel García Márquez lo hacían.

La alcaldesa no dudó en señalar que “el escritor luchó desde las letras por un mundo más noble y libre y ayudó a fomentar un fuerte ecosistema literario en la Ciudad Condal”. Sí, es cierto, eso hizo. Y muchas cosas más.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, durante el homenaje a Gabriel García Márquez en la biblioteca dedicada al escritor, el 5 de octubre de 2022. AJUNTAMENT DE BARCELONA
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, durante el homenaje a Gabriel García Márquez. AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

Colau tuvo que marcharse antes de que finalizase el acto, pero su estela dejó dibujado el lazo del gran regalo que fue esta pequeña noche. Junto a ella también estuvieron personalidades como Victoria Pauwels, la jefa de misión de la embajada de Colombia en España; Marta Nin, directora de Casa America Cataluña; o Jordi Martí, teniente de alcalde de Cultura de Barcelona, quien puso mucho énfasis en su lectura de un texto del homenajeado, tanta que habría que pedirle que narrara el audiolibro de El otoño del patriarca, por ejemplo.

Aunque los presentes notaron la piel de gallina sobre todo cuando las cantantes Sara Aldana y Sara Lilu tomaban la palabra. Todos se perdían en sus voces, despertándose bajo el sol de los trópicos, y su cadencia te tomaba por sorpresa como cogiéndote de la mano y acercándote a la sombra de un árbol a descansar y soñar despierto. Sus versiones de ‘El pescador’, de José Barros, o de las canciones de Lucho Bermúdez fueron electrizantes. 

La tarde-noche fue balanceándose así, de una lectura emotiva de los textos de García Márquez a una canción de inspiración macondiana. Sentías que viajabas hacia el crepúsculo en un buque en dirección misteriosa. A veces no se oía bien, en ocasiones algo, algún ruido, te devolvía a la triste realidad, a Barcelona, esa ciudad europea llena de frenesí y también depresión, pero entonces oías un fragmento de La hojarasca y te olvidabas de las leyes de la vida y volvías a Macondo.

Actuación del Conservatorio del Liceo en el homenaje a Gabriel García Márquez en Barcelona, el 5 de octubre de 2022. AJUNTAMENT DE BARCELONA
Actuación musical en el homenaje a García Márquez. AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

Gabriel García Márquez, un colombiano barcelonés

“Leer en público a García Márquez es casi una temeridad. Leerlo además en Barcelona, lo es más, porque la relación fue intensísima. De alguna manera fue la ciudad que lo acogió y permitió el desarrollo como el gran escritor que siempre fue”, dijo Jordi Martí.

Gabriel García Márquez vivió ocho años en la capital catalana, de 1967 a 1975. Y, en efecto, aquí, arropado por la todopoderosa agente literaria Carmen Balcells, se convirtió en el escritor más famoso del mundo. Cuando llegó al millón de ejemplares vendidos de Cien años de soledad, su única petición fue que su libro emblema se tradujera al catalán. Y eso ocurrió. Lo tradujo su amigo Tisner, a petición suya, y es considerada por muchos como la mejor traducción de la novela a cualquier idioma.   

El primer lugar de residencia del escritor fue un aparthotel de la calle Lucà. Fue algo provisional, porque poco tiempo después él y su familia se mudaron a un piso de la avenida República Argentina. Nómada por excelencia, en 1969 pasó a vivir en la calle Caponata, en Sarrià, justo en la misma esquina que su gran amigo, Mario Vargas Llosa.

“Me cambió la vida y aquí estoy, por su culpa”

El público que abarrotó la Biblioteca Gabriel García Márquez era de lo más diverso. Había muchos colombianos, por supuesto, pero la heterogéneo audiencia sólo tenía una cosa en común: su amor por la literatura y por García Márquez en particular.

“Leer Cien años de soledad me cambió la vida. Aquí estoy, por su culpa. Creo que le agradezco todo lo bueno que me ha pasado, pues él me dio el coraje y valentía para perseguir lo que quería”, comentaba Alexia, una profesora de inglés nacida en Oxford hace 53 años y que se estableció en Barcelona en los noventa.

El auditorio de la Biblioteca Gabriel García Márquez, durante el homenaje al escritor. AYUNTAMIENTO DE BARCELONA
Asistentes al acto celebrado en la Biblioteca Gabriel García Márquez. AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

Allá donde miraras, había gente. Los asientos se llenaron en un suspiro y a partir de entonces la gente se colocó donde podía, rodeando la platea como si hubiese una fogata en el centro donde calentarse. Había jóvenes sentados en las escaleras que dejaban la mente en blanco y se la dejaban colorear por el bardo colombiano, y ancianos colocados en el extremo de los asientos, impacientes, como queriendo comerse in situ las palabras de García Márquez. Puro realismo mágico, sin duda.

Liber, una fiesta de la literatura con Colombia como invitada

El acto sirvió como una especie de fiesta de inauguración de la 40 edición de la feria Liber, una de las más importantes del sector del libro en español.

Esta cita, que hasta mañana ocupará el recinto de Gran Vía de la Fira de Barcelona, reúne este año a cerca de 300 expositores de editoriales, empresas e instuciones oficiales de distintos países. Se espera que más de 7.000 profesionales del sector pasen por un encuentro en el que, además de cerrar tratos comerciales, se discuten los retos y las tendencias de la industria, como el avance del español en EE UU —el segundo país americano, por detrás de México, que compra más libros en ese idioma—, la necesidad de producir de forma más sostenible o el fenómeno de los pódcast.

Expositor de Colombia en la feria del libro Liber 2022, en el recinto Gran Via de la Fira de Barcelona, el 5 de octubre de 2022. EFE/ALEJANDRO GARCÍA
Expositor de Colombia en la feria Liber 2022, en el recinto Gran Via de la Fira de Barcelona. EFE/ALEJANDRO GARCÍA

Como país invitado, Colombia cuenta con un espacio privilegiado en Liber. Su estand —en el que están representados 81 sellos editoriales— es uno de los más visibles, y en el programa de actividades abundan las ponencias con acento colombiano. Entre los platos fuertes, la presentación de la cuarta edición del proyecto Reading Colombia, destinado a fomentar las traducciones de obras de autores colombianos; y la de la Feria del Libro de Bogotá.

“Queremos mostrar cómo está el sector editorial colombiano y consolidarnos como un país líder en la industria del sector para el mundo. La internacionalización de nuestra literatura pasa ineludiblemente por España”, asegura Emiro Aristizábal, presidente de la Cámara Colombiana del Libro, quien, como no podría ser de otra manera, participó en el homenaje a Gabriel García Márquez.

Un adiós nostálgico y lleno de agradecimiento

Los aplausos parecían no acabarse nunca cuando se dio por terminado el acto, que en su recta final incluyó la entrega de premios de un concurso de cartas auspiciado por Casa America Cataluña.

La noche respiró literatura y nostalgia. Se leyó con pasión a La casa de los Buendía y Los funerales de Mamá Grande. Oímos La hojarasca y lloramos con la vida triste de El coronel no tiene quien le escriba. Nos emocionamos recordando los paisajes de Cien años de soledad

Está claro que Barcelona fue muy importante en la vida de Gabriel García Márquez, pero el autor de La mala hora también lo fue en la vida de Barcelona. Un poquito de Macondo ha quedado impreso en sus calles y ha creado un puente entre España y Colombia imposible de romper.

Periodista cultural. Ha trabajado en periódicos españoles como La Razón y colaborado en medios como SModa y Tendenciashoy, entre otros.

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