Laura Baeza analiza nuestra necesidad de culpa y disculpas

La escritora mexicana habla de ‘Niebla ardiente’, una novela sobre la pérdida familiar, el perdón y la enfermedad mental.

La escritora mexicana Laura Baeza, autora de la novela 'Niebla ardiente'. LIS DE NAZARETH
La escritora mexicana Laura Baeza, autora de la novela 'Niebla ardiente'. LIS DE NAZARETH

Cada territorio tiene sus propias historias sobre mujeres y niños arrebatados de sus familias sin motivación aparente, en parte como rumor disciplinario y en parte como constatación de una peste universal.

Si además hablamos de México, las cifras se multiplican. Según la Comisión Nacional de Búsqueda, hay más de 91.000 personas desaparecidas. A ello hay que sumar que ejercer ahí como periodista se ha vuelto más arriesgado que apagar fuegos, como recuerdan las cifras recogidas por la organización Artículo 19, que hablan de 154 comunicadores asesinados entre 2000 y 2022. El año pasado, México fue el país con más periodistas asesinados, seguido en la distancia por Afganistán y Yemen.

De todo ello nos habla Laura Baeza en Niebla ardiente (Alfaguara), una obra que apunta directamente a los feminicidios y las desapariciones forzadas, aunque también aborda otras cuestiones como el duelo y la salud mental. Se trata de una primera novela ambiciosa, pero bien resuelta: la historia de tres mujeres, que es a la vez una historia familiar y una crítica a los malos diagnósticos médicos.

Además de todo ello, el debut de Baeza abarca la necesidad natural de pedir perdón buscando la fuente de dicho sentimiento. La autora disecciona con precisión las emociones y las transmite con holgura. Fue escrita a ritmo de Pearl Jam, como nos recuerda la cita inicial, durante seis semanas, tras cuatro años de investigación. Apareció en México el año pasado, pero este ha sido incluida en la colección Mapa de las Lenguas, de modo que empieza todo un recorrido internacional.

Nacida en Campeche en 1988 e instalada en Barcelona, Baeza publicó su primer libro de relatos en 2012, Margaritas en la boca (Editorial Simiente), y al año siguiente ganó los Juegos Florales Nacionales Universitarios UAC con Al fondo se ve el mar. También ganó el Premio Nacional de Cuento en 2017 con Época de cerezos (Paraíso Perdido) y el de Narrativa en 2018 con Ensayo de orquesta (Feta). En 2018 fue seleccionada por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara dentro del programa Al ruedo: ocho talentos mexicanos, y este 2022 ha sido finalista del VII Premio Internacional Ribera del Duero por Una grieta en la noche (Páginas de Espuma). Actualmente, además de escribir ficción se dedica al trabajo editorial y a la creación de contenidos.

Baeza me atiende por videollamada desde un luminoso apartamento, seria pero con una sonrisa. Rompo el hielo explicando por qué yo voy en silla de ruedas y expresando mi deseo de que no me suceda como a la protagonista de la novela, a la que también operaron la tibia con tornillos y siente especial dolor durante el invierno, algo que nos explica justo cuando comienza la novela.

- El personaje central de la novela es Esther, una mexicana autoexiliada en Barcelona. ¿Cuál es el peso de esta ciudad en la narración?

- Creo que representa una parte fundamental, no concibo haberla situado en otro lugar. Para mí la novela esconde tres mapas que tienen que ver con la memoria, con moverse alrededor de las calles y de los recuerdos. Así que era ese presente el que le tocaba a Esther.

- ¿Cómo funcionan esos mapas?

- Como una reconfiguración de la memoria y una posibilidad del presente. Esther ha puesto un mar de por medio y ahora debe reconstruirse a sí misma y la realidad.

- La novela parece tener detalles de autoficción.

- No la concebí así. Naturalmente, tomé muchas cosas de mi vida, de mis recuerdos, de lo que me perturba y causa malestar. Y sí fue un poco intentar equilibrar que no permeara tanto de mí, pero, inevitablemente hay cosas de mi infancia y de lo que soy a día de hoy. Intuitivamente puse todo lo que me vino a la mente, pero con conciencia intenté crear algo más de distancia.

- Hay varios temas en el libro, ¿en qué momento decidiste que el duelo fuera uno de ellos?

- Pues no fue nada premeditado, ni a conciencia. Mientras iba abordando estos temas como la reconstrucción de la memoria o de la familia, el duelo empezó a infiltrarse como un fantasma hasta formar gran parte. Nació en el propio texto y empezó a desarrollarse allí.

Portada del libro 'Niebla ardiente', de Laura Baeza. ALFAGUARA

- Tratas con profundidad el tema de los feminicidios. ¿Te consideras una autora feminista?

- Defiendo esa etiqueta, no podría ejercer mi identidad si no estuviera fundada en el feminismo y en lo que este nos ha dado a las mujeres.

- La novela aparece años más tarde en muchos países, ¿cómo te sientes ahora con la aparición en la colección Mapa de las Lenguas?

- Me siento emocionada y expectante porque la novela llegó este mes a todo el continente y ya comienzo a tener comentarios de mis lectoras. El primer viaje fue la escritura, pero lo que hoy repercute más en mí es el viaje que se hace con los lectores. También descubrir como estos temas tan terribles nos conectan independientemente a la zona o el país donde vivamos.

- ¿Hay algún país en el que tengas una comunidad de lectores más grande?

- Además de México ahora con todo lo que se hace, como clubes de lectura o Instagram, que es muy buena plataforma para la difusión, estoy teniendo muchas lectoras en Argentina. Creo que nosotras, tanto lectoras como autoras, compartimos una historia por los temas que tocamos. Constantemente me escriben para compartir sus impresiones sobre la novela.

- ¿Va a modificar tus planes de escritura el haberte hecho tan internacional?

- De ninguna manera. Si un libro sale fuera es extraordinario, pero para mí no permea en la esencia de lo que escribo.

- Entonces, ¿escribes solo pensando en el público mexicano?

- Escribo para mí como lectora.

- He leído en entrevistas que eliminaste más de 100 páginas, porque el libro “era un poco cursi en algunas partes”. Ahora que ha pasado más tiempo no sé si te apetecería hacer más cambios…

- No cambiaría nada, me gusta como quedó. Creo que también forma parte del proceso de trabajo. Termino de escribir y llega una parte complicada que es quitar cosas que me gustan pero que no le aportan al texto. Intentar evitar así los lugares comunes como la cursilería. Soy una persona muy cursi y me gustaría desprenderme de esa parte, al menos en la ficción. Ahora quedo muy emocionada porque la aventura empieza en otro lado. Soy como una mamá primeriza y mi libro está por todas partes.

Periodista, traductor y guionista. Autor del ensayo Panero y la antipsiquiatría (2017) y de las novelas Samskara (2019) y Díptico Espiritista (2022).

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