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Francisca Solar: vivir de la literatura

La escritora chilena, que salta a la novela adulta con ‘Los últimos días de Clayton & Co.’, explica cómo publicar en internet marcó su carrera.

La escritora chilena Francisca Solar, que debuta en la novela adulta con 'Los últimos días de Clayton & Co.'. PLANETA

El mundo de las fotografías mortuorias tiene muchos ángulos posibles. Existe, por ejemplo, una perspectiva esencialmente científica, o la artesanal, y también la más cinematográfica de todas, la visión paranormal propia de Expediente X. Esos ángulos son los que utiliza la escritora Francisca Solar (Santiago de Chile, 1983) para abordar el asunto en Los últimos días de Clayton & Co., novela publicada en Chile en 2019 y que ahora llega a España vía Planeta

Conviene señalar la parte técnica de la narrativa de Solar, fruto de la suma de posgrados relacionados con la criminología y las ciencias forenses. Y también el toque fantástico del texto, que es una constante en la carrera de la que fuera la chilena más joven en firmar un contrato internacional tras el éxito de su fanfiction de Harry Potter El ocaso de los Altos Elfos (2003), que cosechó dos millones de lectores y convirtió a la autora en una de las primeros referentes latinoamericanos de este subgénero literario creado por fans y para fans.

Tras años cultivando el género infantil y el young adult, Los últimos días de Clayton & Co. es la primera novela para adultos de la autora. En ella, las vidas de Emmet, Alexandra y Abigail se trenzan trágicamente, con muchas dosis de abusos. Con una ambientación muy trabajada y una trama centrada en personajes fuertes, se trata de una obra prometedora, aunque la etiqueta de terror hispano impuesta por la mercadotecnia editorial invita a confusiones: ¿en el resto de géneros una narración se convierte en hispana cuando hay elementos o personajes geográficamente relacionados o cuando la estructura de la trama se sostiene sobre un problema propio de la comunidad hispana? ¿Geografía o topografía del género?

Solar, que cuenta ya con 14 títulos publicados en 16 países, nos atiende por videollamada con una sonrisa radiante desde su apartamento poblado de mascotas. Al poco, queda claro cómo es capaz de vivir de su literatura, a diferencia de otros autores de estatus más prestigioso: rebosa actitud de profesional. El encuentro con ella queda grabado en mi memoria como el día que aprendí a dejar de llorar para vivir de la literatura.

- ¿Percibes que tu público crece contigo?

- Efectivamente, el público ha ido creciendo conmigo, demandándome cosas nuevas. En ese sentido, Los últimos días de Clayton & Co. es una respuesta a mis lectores adultos, que querían algo específicamente para ellos. Yo hace tiempo que tenía muchas ganas. Se alinearon los planetas y sucedió.

Lo que sí es importante entender respecto a mi trayectoria es que tengo 14 libros publicados. Allí hay cosas para niños, jóvenes y adultos: escribo para un público muy transversal. Pese a eso, desde el primer momento, la mayoría de mis lectores han sido jóvenes adultos. Hablaba con mi editor que en Chile hay escritores infantiles muy exitosos, cuyas presentaciones se llenan de niños, pero cuando yo lanzo un libro infantil, convoco a adultos: hay profesores, bibliotecarios, papás… Mi lectura llega a adultos que luego la traspasan a niños, es algo que sucede de manera muy orgánica. Sentí que era el momento de escribir un libro que no necesitaran traspasarle a otros.

- De 2006 a 2020 publicaste un libro cada año, menos entre 2010 y 2014. No sé si tienes presente lo prolífica que eres.

- Entre 2010 y 2014 no publiqué casi nada porque durante ese tiempo ejercía de periodista, me especialicé en medios digitales e innovación de plataformas. Hace muy poco que dejé el oficio para dedicarme al completo a la literatura. En ese tiempo era editora en Canal 13, un trabajo muy demandante, no tuve vida esos años. Al retomar la literatura después, sentí que me tenía que poner al día: tengo demasiadas historias por escribir, me van a faltar años de vida. No me demoro tres años para hacer una novela. Además, una cosa es lo productivo que eres y otra encontrar editoriales que te quieran publicar más de una vez al año. Son dos cosas diferentes, que tienen que ver con mercadotécnica. Yo podría estar publicando tres veces al año, pero las editoriales prefieren una vez al año.

- No sé si conoces a la leyenda del horror extremo Edward Lee, que publica una novela comercial al año y luego escribe en otro registro otro tipo de novelas para el mercado independiente, en distintos sellos. Así puede publicar todo el año para lectores completamente distintos.

- Es exactamente lo que yo hago. No publico todos mis libros con la misma editorial, trabajo con varias dependiendo del tipo de historia. Así se pueden juntar dos o tres estrenos el mismo año, pero en países diferentes. Lo hago muchísimo. Vivo de la literatura, así que no me sirve una editorial que me coarte a publicar una vez al año, por eso es tan importante diversificar. Es importante que la gente sepa que esta es una manera que tienen los escritores de vivir de esto. En este minuto, en Chile, Alice Kellen, que publica romántica, tiene tres libros en la lista de los más vendidos. Sí se puede.

- Has mencionado el público young adult al que te diriges. Sin embargo, en redes has dicho que no querías ser J.K. Rowling...

- Nunca quise serlo.

- ¿Pero acaso no es ella el máximo exponente del young adult?

- No, Rowling es infantil completamente. Lo que pasa es que tuvo que aplicar madurez a su prosa y a su historia porque sus personajes iban creciendo. No se puede escribir igual el tomo seis que el primero: sus personajes cambiaron y también su público. Ella se vio obligada a crecer.

- ¿Cuál es entonces tu referente de la literatura young adult?

- No tengo. Hay muchos autores a los que admiro profundamente que escriben en géneros y tonos muy diferentes. No tengo ídolos. Referentes, muchísimos. También siento admiración por personas como Agatha Christie, como mujer y precursora; Mary Shelley, que es madre de un género... En la ciencia ficción admiro a Ray Bradbury, porque fue el primero que leí. Recuerdo tener Crónicas marcianas entre mis manos de pequeña. Hay gente haciendo muchísimas cosas, así que decir que alguien tiene un solo ídolo me parece supermezquino.

- Aclarados los referentes, si hablamos de tu escuela, ¿puede decirse que es internet?

- No es que se pueda, es que lo es, lo digo siempre en todas las entrevistas. Crecí escribiendo en internet y me mantengo en internet. Me especialicé en medios digitales por algo. Soy de la generación que estaba en la escuela cuando llegó internet a Chile, tenía entonces 14 años. Internet me permitió una vitrina para escribir que habría sido impensable en otro tipo de plataformas. Sin duda, el contexto virtual fue maravilloso, pero específicamente la práctica del fanfiction fue mi escuela. Me permitió recibir feedback inmediato, que es algo que otros escritores profesionales no tenían. Eso me permitió desarrollarme de forma mucho más rápida. Conversar con tus lectores es una maravilla.

Cuando salté a la literatura convencional, me llevé conmigo no solo el aprendizaje, sino también la cultura de la literatura digital. Me preocupo por mantener una relación horizontal con mis lectores. En la literatura convencional, el autor es un gran iluminado lejano. En el fanfiction el autor, el crítico y el lector son pares. Es una perspectiva más democrática de la práctica literaria que no tiene que ver con unos pocos iluminados que nacieron sabiendo.

- Yo odio la primera novela que escribí. La segunda, casi. ¿Tienes una buena relación con tus primeros textos?

- Creo que eso les pasa a todos los escritores. Si volviera a leer mi primera novela, me escondería debajo la cama, cerraría mis redes sociales, qué vergüenza más grande… No la he vuelto a leer por el susto, es algo que evito.

Con el caso de El ocaso de los Altos Elfos, tengo cariño por todo lo que representó, sobretodo en el plano latinoamericano. Abrió una puerta que estaba cerrada para muchos autores. Hoy las editoriales sacan autores de Wattpad y los publican directamente en papel.

- En España está el sello Selecta de Random House, que publica toda la novela romántica en digital.

- Pues Planeta, por ejemplo, en Latinoamérica tiene un sello que se llama Wattpad. Hoy saltar de la virtualidad al papel es mainstream, a nadie le sorprende, está normalizado. Hace 16 años, cuando a mí me pasó, era una aberración, una herejía, un terremoto para el circuito editorial. A partir de lo que me sucedió a mí se abrieron puertas que hacen que ahora una editorial transnacional tenga un sello específico para autores que vienen del digital.

- Hemos hablado de referentes y escuela, me queda por saber sobre los métodos de escritura. ¿Me puedes contar qué es el modelo animacéntrico?

- La gente siempre me preguntaba cómo hacia algunas cosas. Lamentablemente, mi respuesta era “no lo sé, escribo desde el estómago”, porque sé lo que hay que hacer de forma intuitiva. Eso me producía mucha frustración. Entonces, cuatro años atrás, tomé el desafió de conceptualizar mi proceso intuitivo, algo muy difícil de hacer. Me tomó un par de años poder concretarlo, ese es el modelo animacéntrico.

Tiene un procedimiento muy específico para saber cómo construir historias. Es un modelo de miles posibles, el tema es que es bastante efectivo: se basa en la construcción de historias a partir de la construcción de un personaje. En lugar de partir de la trama, si construyes bien un personaje, la trama surge como consecuencia natural, entonces todo siempre calza. Cuando se hace al revés, no siempre calza. Por eso el modelo se llama animacéntrico: el alma está en el centro.

- Los últimos días de Clayton & Co. hace mucho énfasis en ciertas violencias… ¿Puede llamársele un libro feminista?

- Es absolutamente feminista, sin duda. Yo soy feminista  [muestra un pañuelo feminista] y el libro también. Aunque es una ficción sobrenatural, tiene terceras o cuartas capas que tienen que ver con la lucha y la desigualdad de clases. En la prensa chilena, cuando salió el libro en 2019, dijeron que si tomabas a Abigail y la vestías con ropa del presente podía ser perfectamente un caso de la vida real. Su vida, llena de abusos, sucede en la vida de hoy. Hay aspectos en los que no hemos avanzado nada o muy poco. Soy orgullosamente feminista y, por supuesto, mi literatura refleja eso.

- Estudiaste criminología y ciencia forense. Los últimos días de Clayton & Co. refleja muchos de esos conocimientos. ¿Cursaste esas carreras ya con la idea de ser escritora?

- Todo el tema criminológico me fascina, las estudié por puro y llano placer. Pero además estaba el plus de que eran conocimientos que he podido volcar en mi literatura. En ese libro hay mucho conocimiento de cadáveres, de su manipulación, información que tengo de primera mano. Como decimos en Chile, yo soy muy matea: todo lo estudio mucho, me gusta que mis historias estén muy bien respaldadas. Soy así de rigurosa pensando en el respeto que le tengo al lector.

- Tres años después de la publicación de la novela en Chile, ¿tienes alguna expectativa con el público español?

- Estoy muy emocionada de que haya llegado a España. Muchas veces, cuando una escribe historias locales, nunca espera que puedan interesar en otros países. También me ilusiona mucho poder volver a España porque es donde se lanzó mi primera novela, es muy simbólico para mí. No tengo expectativas, prefiero sorprenderme del resultado.

Periodista, traductor y guionista. Autor del ensayo Panero y la antipsiquiatría (2017) y de las novelas Samskara (2019) y Díptico Espiritista (2022).