El difícil reto de Daniel Noboa en Ecuador

El joven empresario ha cumplido el sueño frustrado de su padre: ganar las elecciones. Pero cuenta con poco tiempo para cambiar el rumbo del país.

El presidente electo de Ecuador, Daniel Noboa, en el Palacio de Gobierno, en Quito, el 17 de octubre. EFE/JOSÉ JÁCOME
El presidente electo de Ecuador, Daniel Noboa, en el Palacio de Gobierno, en Quito, el 17 de octubre. EFE/JOSÉ JÁCOME

Un helicóptero rompe la tranquilidad del cielo tropical al anochecer. Da varias vueltas antes de aterrizar, seguro, en una playa de arena clara del Pacífico ecuatoriano, mientras en el horizonte se comienza a producir la explosión de colores que deleita, en cada puesta de sol, a los habitantes de estas latitudes.

A bordo, un ilustre pasajero: Daniel Noboa, el presidente electo de Ecuador. Así llegó el joven político a una de sus fincas en la localidad costera de Olón, donde celebró su victoria en los comicios del pasado domingo. No fue el único que arribó en helicóptero a una cita en la que estaban presentes amigos personales, familiares, colaboradores y también empresarios.

“Mañana [16 de octubre] empezamos a trabajar para reconstruir un país que ha sido gravemente golpeado por la violencia, por la corrupción y por el odio. Desde mañana empieza a trabajar la esperanza”, dijo Noboa, que se convertirá en diciembre, cuando ya habrá cumplido 36 años, en el presidente más joven de la historia de Ecuador.

El líder de la coalición Acción Democrática Nacional (ADN) triunfó donde su padre, el magnate bananero Álvaro Noboa, fracasó en hasta cinco ocasiones. Esas fueron las veces en las que se presentó fallidamente a la presidencia, perdiendo incluso ante el exmandatario Rafael Correa (2007 - 2017), el principal foco de polarización del país y cuyo movimiento político, el correísmo, se ha estrellado por segunda vez consecutiva en las presidenciales.

Simpatizantes de Daniel Noboa celebran la victoria del candidato en las elecciones de Ecuador, Guayaquil, 15 de octubre de 2023. EFE/JONATHAN MIRANDA
Simpatizantes de Daniel Noboa celebran la victoria en las elecciones, en Guayaquil, el 15 de octubre. EFE/JONATHAN MIRANDA

Una carrera fulgurante

Daniel Noboa es uno de los herederos de la fortuna familiar y siempre ha vivido como lo que es, uno de los miembros de la élite económica de Ecuador, aupado por las más de 100 empresas controladas por el grupo que dirige su progenitor.

En su biografía aparece que nació en 1987 en Guayaquil, pero recientemente admitió haber nacido en Miami. Allí, en los Estados Unidos, se formó en algunas de las escuelas más prestigiosas. Terminó Administración de Empresas en la Universidad de Nueva York, y más tarde, completó un máster en Administración Pública en Harvard.

A los 18 años fundó su primera empresa, dedicada a la organización de eventos, y después pasó a formar parte del conglomerado familiar, donde, según su madre, logró grandes éxitos.

Su primera incursión en la política tuvo lugar en 2021, cuando se convirtió en parlamentario bajo las siglas del partido Ecuatoriano Unido, liderado por Edwin Moreno, el hermano del expresidente Lenin Moreno (2017-2021), que también fue exvicepresidente de Correa, con el que rompió poco después de llegar al poder.

En su etapa en la Asamblea Nacional, Noboa lideró la Comisión de Desarrollo Económico, logrando aprobar más leyes que en el periodo anterior en un contexto parlamentario muy fragmentado y con un escaso margen de acción. Esa labor le animó a dar el paso de presentarse a la presidencia, una decisión osada por la historia familiar y también porque su figura todavía no era muy conocida entre el grueso de los ecuatorianos.

Campaña marcada por la violencia

La campaña electoral de Ecuador estuvo profundamente marcada por el asesinato, el pasado 9 de agosto, del candidato presidencial Fernando Villavicencio, tiroteado a la salida de un mitin en Quito.

El magnicidio mostró al mundo la crudeza del estallido violento que vive Ecuador, un país que ha pasado, entre 2018 y 2022, de 5,8 asesinatos por 100.000 habitantes a 25, y que podría alcanzar, según los analistas, los 40 este año. De esta forma, el que fue uno de los lugares más seguros de América Latina se ha convertido en uno de los Estados más violentos del planeta —excluyendo las zonas de guerra—, debido al conflicto entre bandas de narcotraficantes adscritas a los carteles mexicanos de la droga. Tras el asesinato de Villavicencio, tanto Noboa como otros candidatos comenzaron a usar chalecos antibalas en sus apariciones públicas, dejando imágenes insólitas.

Daniel Noboa llega al colegio electoral en Olón para votar en las elecciones de Ecuador, 15 de octubre de 2023. EFE/MAURICIO TORRES
Daniel Noboa, con chaleco antibalas, llega al colegio electoral en Olón para votar, el 15 de octubre. EFE/MAURICIO TORRES

El joven líder de la coalición ADN apenas marcaba un 4% en las encuestas de intención de voto de cara a la primera vuelta de las elecciones, celebrada el 20 de agosto, pero logró hacerse con parte importante del votante de Villavicencio, sobre todo tras su participación en el debate televisado de la campaña, en el que se mostró conciliador y esquivó la confrontación en términos agresivos en un país ávido de tranquilidad.

Noboa logró colarse en segunda vuelta y, a partir de entonces, su campaña voló, muy empujada por el anticorreísmo, que está arraigado en buena parte de la población ecuatoriana, incluidos sectores progresistas e indigenistas.

En su campaña influyeron decisivamente su madre, la doctora y también política Anabella Azín; y su actual esposa, la influencer y modelo Lavinia Valbonesi, de 25 años y con cientos de miles de seguidores en redes sociales, con quien Noboa tiene su segundo hijo y espera el tercero. Su primera hija la tuvo con su exmujer Gabriela Goldbaum, que en 2020 denunció problemas con la custodia compartida.

Una presidencia breve y necesitada de apoyos

No lo tendrá nada sencillo Noboa para reducir los índices de violencia en Ecuador, sin duda alguna su principal misión como presidente. 

Primero, y lo más importante, porque apenas gobernará 17 meses, de los cuales tan solo 15 serán efectivos, ya que después se convertirá en un mandatario en funciones. El todavía presidente, el conservador Guillermo Lasso, disolvió la Asamblea Nacional en mayo y llamó a elecciones anticipadas, evitando un juicio por corrupción, y Noboa solo podrá, por ley, cumplir la legislatura de su predecesor, hasta mayo de 2025. Si a ese tiempo se le resta el periodo que estará en campaña electoral, se puede concluir que el joven presidente tendrá poco más de un año para enfrentarse a una de las mayores crisis que el país ha conocido en su historia.

Además, Noboa deberá lograr gobernabilidad en una Asamblea Nacional extremadamente fragmentada. Su partido, ADN, apenas cuenta con 14 de los 137 diputados de la cámara. El correísmo es primera mayoría, aunque lejos de la absoluta, y, aunque la candidata presidencial derrotada, Luisa González, tendió la mano a Noboa, parece difícil que se alcancen acuerdos, más teniendo en cuenta que ya se está prácticamente en campaña electoral de cara a 2025.

La formación que lideraba Villavicencio y el Partido Social Cristiano (PSC) —principal grupo conservador de Ecuador— han ofrecido pactar a cambio de algunas políticas que parecen asumibles para Noboa, pero, de nuevo, todo queda condicionado por la proximidad de las elecciones: quienes hoy ofrecen a sus diputados podrían querer diferenciarse luego del joven presidente para tener más posibilidades en las urnas.

El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, recibe a Daniel Noboa en el Palacio de Gobierno, 17 de octubre de 2023. EFE JOSÉ JÁCOME
El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso (d), recibe a Noboa en el Palacio de Gobierno, el 17 de octubre. EFE/ JOSÉ JÁCOME

No en vano, la falta de gobernabilidad es un problema recurrente en los sistemas presidencialistas de América Latina. Un político suele ganar en segunda vuelta por la mezcla de su popularidad y la impopularidad del rival, y cuando llega al poder no controla el Parlamento y el Gobierno se paraliza.

Esa situación de bloqueo ya tumbó a la Administración de Lasso, y otros presidentes del continente, como el colombiano Gustavo Petro y el chileno Gabriel Boric, están teniendo serios problemas para hacer cumplir su programa porque están en minoría en sus órganos legislativos. Lula da Silva tiene el mismo problema en Brasil, pero está logrando llegar a pactos relevantes, aprobando incluso una reforma fiscal que se demoró por décadas con los votos de algunos diputados bolsonaristas.

Avanzar agenda con el Congreso en contra no es fácil, y no muchos gobernantes lo consiguen sin renunciar a parte importante de su programa. A menudo, la puerta se abre con prebendas, que a la postre son fuente esencial de corrupción.

Por otro lado, la formación de Noboa, integrada por políticos de centroderecha y centroizquierda, incluidos disidentes del correísmo, está todavía en busca de su unidad interna.

El joven presidente electo se define a sí mismo como centroizquierdista, aunque la mayoría de los analistas lo sitúa en la centroderecha. La diversidad ideológica de ADN, en cualquier caso, ya ha supuesto importantes roces. Clave es la figura de Verónica Abad, la vicepresidenta electa, de corte conservador, que ya ha puesto distancia con Noboa. La ‘número dos’ del futuro Gobierno causó especial controversia cuando abogó por privatizar la salud y la educación.

La lucha contra el crimen, condicionada por la economía

El futuro mandatario ha bautizado como “Fénix” a su plan de seguridad. Planea compras masivas de equipamiento de última generación para la Policía, una idea que algunos analistas ven como limitada, porque, aseguran, el principal problema está en los órganos institucionales, como la Justicia, que han sido infiltrados por el narcotráfico.

“Estamos hablando de dinero, y el narcotráfico es una industria logística. El precio de la droga se eleva porque el coste de transportarla implica sobornos. Tienes que pagar un ejército de jueces, de fiscales, para proteger a tu gente”, asegura a COOLT Juan Carlos Calderón, periodista de investigación y amigo y compañero de Villavicencio.

“Ecuador tiene una enorme ventaja [para los criminales], y es la poca vigilancia. Los grupos delincuenciales del país son subcontratados por los mexicanos para brindar servicios que permitan el éxito de la logística. Almacenaje, combustible, transporte, vigilancia armada, sobornos para silenciar a las autoridades... Pero esta articulación no tiene sentido si no tiene la cooperación de agentes del Estado”, añade Calderón.

En Ecuador se habla ya de narcopolítica, comparando su situación con la de Colombia en los ochenta, noventa y también la primera década del siglo XXI. El país vecino tardó décadas en limpiar sus instituciones, e incluso, aunque muy reducida, la problemática continúa vigente. No va a ser fácil la tarea para Quito.

Militares se despliegan en Canuto, Ecuador, en las elecciones, 15 de octubre de 2023. EFE/JOSÉ JÁCOME
Despliegue miltiar en el municipio de Canuto, el 15 de octubre. EFE/JOSÉ JÁCOME

Noboa ha planteado también la idea de militarizar los puertos, las aduanas y las cárceles, desde donde operan los líderes de los grupos criminales y se han producido más de 400 asesinatos en los últimos años. Quiere instalar recursos, asimismo, para que el sistema judicial pueda prevenir y enfrentar delitos cibernéticos.

Pero, para ello, necesita dinero y tendrá que enfrentar también un agujero fiscal de 5.000 millones de dólares este año, que amenaza con ampliarse debido a los efectos del fenómeno El Niño y también a la prohibición, aprobada en referéndum por los ecuatorianos durante la primera vuelta, de extraer petróleo del Yasuní, en el Amazonas.

Noboa plantea, además, una rebaja en el costo del combustible y la electricidad, que podría lograr a través de subsidios, para lo que necesita dinero. “Sin corrupción, la plata alcanza”, repite el presidente electo, un guion que ahora tiene que plasmar en la realidad.

Puede contar, eso sí, con el apoyo inicial de los mercados. La prima de riesgo de Ecuador cayó 100 puntos cuando se conoció que Noboa iba a ser el presidente. Él ya ha confirmado que se presentará a la reelección. Prácticamente gobernará estando en campaña, con todo lo que ello significa.

Periodista. Colaborador de medios como El Mundo, El Comercio, Diario las Américas, Global Post, La Tercera, El Confidencial, La Voz de Galicia, Euronews, Telecinco, Cuatro y Antena 3.

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