‘Libertad’, el precioso perreo que viene de Colombia

Clara Roquet retrata en su primer largometraje las relaciones entre la burguesía catalana y las empleadas de hogar procedentes de Latinoamérica.

Las actrices María Morera y Nicolle García son las protagonistas de la película 'Libertad', de Clara Roquet. AVALON
Las actrices María Morera y Nicolle García son las protagonistas de la película 'Libertad', de Clara Roquet. AVALON

La catalana Clara Roquet (Vic, 1983) se ha labrado una sólida reputación como guionista, sobre todo gracias a las películas de Carlos Marqués-Marcet —10.000 km, Los días que vendrán, y una más que llegará próximamente—, pero desde que dirigió el corto El adiós (2015), germen de Libertad, ya se intuía que también había ahí una gran cineasta en ciernes. Lo que pasa es que la esperada Libertad, que se estrenó mundialmente en Cannes con un año de retraso pandémico y llega por fin a las salas españolas, ha superado todas las expectativas. Libertad es un 10.

Crónica de un verano en la casa de una familia de clase alta en la Costa Brava, donde la matriarca —superlativa Vicky Peña— anda perdiendo la cabeza a consecuencia del alzheimer, Libertad cuenta cómo Nora (impresionante María Morera), la adolescente de la familia, recibe un soplo de ídem con la llegada de Libertad (la debutante Nicolle García), la hija de la cuidadora de su abuela, que llega perreando desde Moravia (Colombia). La amistad entre las chicas, que no será del agrado de la madre de Nora (Nora Navas), acabará derivando en un complejo entramado de relaciones de clase, del que solo se salva la abuela, porque “ha perdido la memoria, y la identidad de clase es una construcción, algo adquirido, que ella ha olvidado”.

Las relaciones entre la burguesía y la, digamos, servidumbre constituyen un campo de minas, por el que Roquet baila sin pirotecnias. Tampoco esconde sus referentes —La ciénaga, de la gran Lucrecia Martel, ya desde el póster—, que son tantos como los que se derivan de una cinefilia exquisita perfectamente asimilada, y lo que importa es que, además de la guionista que no puede parar de escribir (también anda en proyectos con Elena Martín y Antonio Méndez Esparza), ha nacido una cineasta de primer orden, tan sensible como inteligente, justo lo que nos hacía falta.

Las actrices Nora Navas y Carol Hurtado, en una escena de la película 'Libertad', de Clara Roquet. AVALON
Las actrices Nora Navas y Carol Hurtado, en una escena de la película 'Libertad', de Clara Roquet. AVALON

- ¿Podría decirse que la génesis de Libertad está en tu corto El adiós, donde una cuidadora boliviana intentaba despedirse de “su señora” fallecida? ¿Ahí arranca tu interés por estas asistentas del hogar que llegan de Latinoamérica?

- Yo creo que la película viene de mucho tiempo atrás, de la adolescencia, porque mi abuela también tuvo alzheimer y varias cuidadoras. Eran chicas muy jóvenes. Yo estaba pasando un verano increíble, me di cuenta de que era una privilegiada, y me preguntaba: ¿por qué tengo este privilegio y ellas no? La película viene mucho de la culpa de la clase. Hay muchos directores que hacen películas sobre gente pobre, y creen que esa es una forma de criticar el sistema, y yo no sé, me digo que lo que conozco es el privilegio, y que no puedo perder de vista que estoy criticando desde el privilegio. Es una cuestión de ética. Luego hice El adiós, y quise ir un poco más allá, con el tema de las madres que dejan atrás a sus hijas...

- ¿Investigaste mucho?

- Sí, además de preguntarles a mis amigos por las que habían cuidado a sus abuelos, entrevisté a muchísimas de ellas. Fue un intercambio muy emotivo. Vi que muchas habían dejado uno o dos hijos atrás, en Colombia, en Bolivia o en Ecuador…

- O que habían ido de Perú a Chile, como se ve en Lina from Lima, de María Paz González, con la que también estuvimos hablando de este tema.

- O Segunda madre, de la brasileña Anna Muylaert, que salió cuando yo ya estaba a medio año de rodar. Aquello fue tremendo, aunque luego fui a verla y vi que era totalmente distinta. En los laboratorios de guion, me preguntaban que por qué quería volver a contar esta historia, y yo les decía que lo importante no es lo que cuentas, sino cómo lo cuentas. Y salió Roma, que se llevó todos los premios del mundo...

- ¿Te inspiraste en tu propia familia a la hora de rodar la película?

- Para nada, ellos no son mi familia. Obviamente he pasado muchos veranos en la Costa Brava, pero los míos son otro tipo de familia.

La directora Clara Roquet y la actriz María Morera, durante el rodaje de la película 'Libertad'. AVALON
La directora Clara Roquet y la actriz María Morera, durante el rodaje de la película 'Libertad'. AVALON

- Está el tema de que no hablan catalán. ¿Eso no causó una pequeña polémica?

- ¡Nunca me había vuelto envuelta en una polémica de Twitter! Me llegaron a decir que Nora tenía que hablarle en catalán, porque si no le hablan en catalán esa chica nunca va a aprender. Que si el personaje de Libertad también podría haber ido a clases de catalán. La verdad es que si la hiciese ahora intentaría que se oyera un poco más de catalán, porque hay personajes que lo hablan, pero no se escuchan. Están de fondo.  Entre los chicos hablan castellano, porque Mohammed es marroquí y luego el otro es gitano, y en la vida real hablan castellano. En cuanto a la familia, son los típicos pijos de Sarrià [barrio de Barcelona de clase alta], y ahí muchos hablan castellano. 

- Dejemos eso, ¿por qué decantaste por una chica colombiana?

- Por bastantes razones. El 90% de las mujeres que entrevisté eran colombianas, bolivianas y ecuatorianas. En Vic, que es donde investigué más, la mayoría de las comunidades venían de esos países. Quizás en Barcelona es distinto. Hubo una chica que me contó una historia, que era muy la de Libertad. Se fue de casa a los 16 embarazada, y no volvió a ver a su madre, porque la odiaba. La odiaba porque la había dejado atrás, como en la película, cuando apenas tenía cinco años. Y luego resulta que conozco mucho más Colombia que Bolivia. Tengo muchos amigos colombianos, de cuando estudié en Estados Unidos, y he ido bastante por ahí.

- ¿Ya viste Memoria, de Apichatpong Weeresathekul? En esa película, que me muero de ganas de ver, Tilda Swinton es una expatriada británica que vive en Colombia.

- Es buenísima. Te va a gustar un montón. Y además Tilda Swinton habla muy bien castellano. Es un poco como Happy Together, que es uno de los mejores retratos de Argentina y lo hace un tipo de Hong Kong, Wong Kar-Wai. Pues con Memoria lo mismo: es uno de los mejores retratos de Colombia, y lo hace un tailandés. 

- Hablando de directores orientales, la entrada en la discoteca es muy Millennium Mambo (Hou Hsiao Hsien, 2001). ¿Hay algo de eso ahí, verdad?

- (risas) ¡Me encanta esa película! Fue una apuesta por la cámara lenta, también una escena muy complicada, porque a Nicolle le daba mucha vergüenza con tantos extras. Belén Funes, la directora de La hija de un ladrón, fue la script en la película, e hizo conmigo esa escena, en lugar de Nicolle y María, para que la viesen desde el combo y se les pasara la vergüenza, pero creo que fue peor. Es verdad que me gusta mucho el cine oriental, y Ozu en particular. Puede que se note también en la sensación del paso del tiempo en las escenas.

- El tiempo es un personaje más. Están esos tres relojes desacompasados, que simbolizan las tres generaciones de mujeres, cada una en un tiempo distinto, ¿no?

- Sí, me puse muy pesada con que quería tres relojes que fueran a ritmos distintos. Buscamos muchos, alteramos mecanismos… En casa de mi abuela también había muchos relojes que hacen ruido, ¿sabes? Para mí es una película muy nostálgica, es sobre un tiempo que se termina.

Tráiler de la película 'Libertad', de Clara Roquet. YOUTUBE

- También puede verse un toque oriental en el preciosismo de cada plano, casi todos son para enmarcar, apenas hay planos de transición. Quizás sea lo que más me gusta de la película, que no hay ni un plano desperdiciado.

- En gran parte se lo debo a la directora de fotografía, Gris Jordana, que es buenísima. Pero es verdad que nunca me han gustado los planos de situación, ni los planos de transición, que me sacan de la emoción. Nosotros buscábamos algo casi imposible que era el plano perfecto, pero a la vez dando mucha libertad a los actores, lo cual puede sonar un poco contradictorio, sobre todo si tenemos en cuenta que muchos no eran profesionales. Otra cosa que hicimos mucho, y que no se suele hacer, es grabar muchos diálogos en off, que luego montamos sobre planos que teníamos rodados. Era algo que ya estaba en el plan de rodaje.

- El montaje de sonido es finísimo, queda muy patente en la fiesta final, con ese juego con la música de cerca y de lejos, ¿se cuidó mucho también ese aspecto, verdad?

- Lo de la fiesta es una filigrana, pero sí, el montaje de sonido está muy trabajado. Lo de Aphex Twin es un temazo.

- En la entrada a la discoteca suena el 'Y dime', de Ms Nina y Tomasa del Real, otro temazo, y y tengo la sensación de que esta película es la consecuencia lógica de un tiempo en el que lo latino ha conquistado el mainstream, ¿no te parece?

- Sí, hace unos años no hubieras visto a una niña pija como Nora perreando. La música era tan importante para mí que contratamos a un experto, Frederick Schindler, que licencia mucho para publicidad. Tiene muy buena relación con las grandes casas de música, y consigue muy buenos precios para temas que son caros, como los que suenan de Marisol y Aphex Twin. Él fue el que me descubrió a Ms Nina y Tomasa del Real cuando le dije que buscaba reguetón, pero que no fuera machista, sino feminista y cantando por mujeres.

- ¿Es verdad que fuiste a Colombia en busca de Libertad? 

- Sí hicimos el casting entre Medellín y Cali para encontrarla. Como no conozco lo suficientemente la realidad colombiana como para confiar en una actriz, tenía que ser una chica cuya vida se pareciera mucho a la del personaje, de manera que luego siempre le preguntaba ¿esto cómo lo harías, así o así? Nicolle se parece mucho a Libertad. Cuando dice que en su barrio no dejarían entrar al personaje de Nora es exactamente así, porque vive en Moravia, en las afueras de Medellín, que está controlado por pandilleros. Cuando fui a visitarla, porque quería conocer la casa de su abuela, de no haber ido con mi directora de casting, Catalina Arroyave, que también es la directora de una película muy guay que se llama Los días de la ballena, no hubiera podido entrar. Ella me dijo: “Vamos a hablar con un chico, que es el que nos va a abrir el barrio”. Muchos barrios de Medellín están controlados por pandillas. Si entras solo, tienen permiso para robarte.

La actriz María Morera encarna al personaje de Nora en 'Libertad', de Clara Roquet. AVALON
La actriz María Morera encarna al personaje de Nora en 'Libertad', de Clara Roquet. AVALON

- La actuación de María Morera, Nora, es un recital de matices, pero Nicolle llena la pantalla.

- También pasa en persona. No puedes parar de mirarla. Es muy magnética, la cámara la quiere, y eso que no quería ser actriz. Ahora ha cambiado un poco de idea. Vive todavía ahí, pero con el dinero de la película se va a poder pagar la carrera de Química, que es lo que quería hacer.   

- Carol Hurtado, que interpreta a Rosana, la madre de Libertad, ¿también es de Moravia?

- No, ella es de Cali, y de hecho hubo un poco de conflicto, porque los acentos son muy distintos. Pero Carol tiene dotes de interpretación, porque tiene un grupo, es activista, cantante y actriz. Con los tatuajes que lleva ya se puede adivinar que ha tenido mucha vida. Le dan mucho power. Ya se ve que no es una mosquita muerta, que ya sabes que no me gusta que las pinten como seres inocentes y desvalidos. Me sabe mal que la hagan trabajar tanto, pero no quería que generara pena.

- Es verdad que, si te centras en ella, acabas exhausto de tanto verla trabajar.

- Sí, sí. Todo el rato está trabajando. Cuando he visto casas en las que hay servicio, ves que viven, comen y duermen ahí, y que básicamente no tienen tiempo para ellas. ¿Dónde está el rincón de su vida? A la hora de rodar, sin embargo, llega un punto en el que te tienes que olvidar de lo que pienses tú al respecto, para concentrarte en tratar a todos los personajes a partir de su complejidad y de su verdad, sea cual sea su origen.

Periodista cultural especializado en cine y literatura. Fue redactor de la revista Fotogramas durante 17 años. Ahora colabora regularmente con medios como La Vanguardia, El Mundo, Cinemanía o Sofilm, entre otros. Ha comisariado la exposición Suburbia en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona.

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