Juan Carlos Rulfo, la inmensidad de lo cotidiano

El cineasta mexicano ha encontrado en el relato de las vidas cercanas la esencia de su filmografía. “Mi padre me dio las bases fundamentales”, dice.

El cineasta mexicano Juan Carlos Rulfo. ELENA CANTÓN/FOTOS: CASA DE MÉXICO ESPAÑA Y FRANCESCO UNGARO
El cineasta mexicano Juan Carlos Rulfo. ELENA CANTÓN/FOTOS: CASA DE MÉXICO ESPAÑA Y FRANCESCO UNGARO

Mientras haya vida, Juan Carlos Rulfo (Ciudad de México, 1964) seguirá encontrando historias. Esas que, sin más, se le presentan delante. En el paisaje rural y en el relato de sus habitantes, como en Del olvido al no me acuerdo (1990), la historia de los recuerdos y olvidos de los viejos del sur de Jalisco; o en Los que se quedan (2008), el retrato de nueve familias en seis regiones de México. También en la ciudad y en sus transformaciones. Es el caso de En el hoyo (2006), una historia sobre los obreros que participaron en la construcción del llamado “segundo piso” del anillo viario Periférico de Ciudad de México; o de Cartas a distancia (2021), que habla de la imposibilidad de contacto y el aislamiento al que fueron sometidos los enfermos sospechosos de padecer covid-19 en los hospitales. Y, muy principalmente, el realizador buscará en sus orígenes, que son los de su padre, el reputado escritor Juan Rulfo, como ya hizo en Hacia el Llano en llamas (2017), primer capítulo de la de la serie documental Cien años con Juan Rulfo.

Lo cercano, lo pequeño, lo cotidiano se vuelve inmenso ante el objetivo del cineasta mexicano, que recibe a COOLT en su visita a España con motivo del ciclo que Casa de México ha organizado en Madrid en torno a su filmografía, de la que se puede disfrutar hasta el próximo 29 de abril en diferentes pases.

- Primera pregunta, y obligada: ¿Cómo ha sido ser el hijo de Juan Rulfo?

- La obligada respuesta [tono simpático] es que hay dos maneras: la del personaje público y la del personaje privado, es decir, la del padre. La del personaje público es un halago. Me siento muy orgulloso, y para mí es muy importante —y, hasta cierto punto, todo un compromiso— tener la posibilidad de hablar sobre él, aunque no soy necesariamente un sabio de la literatura como para que pueda decir cosas tan interesantes. Y, como hijo, es un personaje muy sencillo, muy paternal, que ya siento relativamente lejos. Hace 35 años murió y empiezo a sentir que su voz se aleja, si no es por las grabaciones y toda la serie que hice sobre él.

A fin de cuentas, si mi padre fuera un problema para mí, no estaría haciendo una serie sobre este tema, ni hubiera hecho varias películas al respecto de su atmósfera. Mi padre me dio las bases fundamentales para arrancar mi trabajo profesional en la vida. No me siento conocedor profundo de su obra como otros, que son académicos, que llevan toda su vida en el estudio profundo de su literatura. Yo lo que hago más bien es revisar la tierra, el lugar que tiene que ver con las raíces de mi familia. Ese es un trabajo natural, que hay que hacer siempre en cualquier lugar, cualquier hijo de cualquier persona. Por eso, el trabajo que tiene que ver con el personaje privado es el que más me ha dado, y con el cual sigo por el autoconocimiento y el conocimiento del mundo.

Tráiler de la serie documental 'Cien años con Juan Rulfo', dirigida por Juan Carlos Rulfo. YOUTUBE

- ¿Cómo se produjo en ti el despertar de la profesión?

- Todo ocurrió cuando mi padre muere. Yo estaba estudiando la carrera de Comunicación y, como cualquier chico, pensando en cuál era mi futuro, si trabajar en esta academia o en este periódico, lo que tuviera que ver con los medios... Hasta que mi padre muere. Entonces fue cuando se me reveló que mi obligación no era hacer lo que el común de mi generación, sino trabajar en algo personal. Eso fue dándose poco a poco; sobre todo, cuando fui a conocer a los personajes que vivían en la tierra de mi padre. Y lo que más me llena de gusto es que nació de una inspiración personal: agarré el auto y una cámara, y me fui a conocer a estas personas. Nadie me había dicho cómo se hacía esto ni dónde estaban, fui tocando puertas y conociéndolos poco a poco. Así se llenó una bandeja de historias que mi padre nunca me había contado de mi familia. Me sentí muy satisfecho de haber provocado toda una avalancha de datos y de conocimientos de mi historia personal. 

- Tu obra pone el foco en la realidad. ¿Cómo definirías tu mirada de cineasta?

- Intento ser lo más sencillo posible. Empiezo por cosas muy complicadas en la cabeza. Trato de buscar historias, pero no se me ocurren las que pueda escribir a nivel de ficción. Al final, son estas historias que suceden en frente de mí, como la muerte de mi padre, los trabajadores del “segundo piso” del Periférico o una pandemia que llega, se presenta, se sienta delante de ti y dice: “aquí estoy”. El tiempo y la gente son los que me han dado la fórmula para trabajar.

Fotograma de la película 'Cartas a distancia', dirigida por el cineasta mexicano Juan Carlos Rulfo. PENÍNSULA FILMS
Fotograma de la película documental 'Cartas a distancia', dirigida por Juan Carlos Rulfo. PENÍNSULA FILMS

- ¿Nunca te has sentido tentado por la ficción?

- ¡Claro que sí! La ficción me llama mucho la atención, sobre todo, porque lo que me gusta hacer con el documental es jugar a la ficción: son historias que no son documentales en términos de información o de estadística, sino que son de personajes en todos los sentidos, y ahí hay un cierto entrenamiento. Lo que quiero hacer es encontrar la historia que me permita jugar con la ficción en el documental, que no pierda todo lo que ya he hecho, sino que sea algo que se mezcle y que finalmente sea una ficción, pero que esté hecha en la realidad, con personajes reales. Lo que yo buscaría es esa historia que, otra vez, se me presenta y dices “esta es”. Y agarrarla. No puede ser un guion que alguien me da, porque no me llama la atención o porque no me llena, o porque es una historia que no he encontrado de esa manera.

- Sería también una historia nacida de lo cercano y lo cotidiano, como todas tus películas...

- Sí, de lo cercano, lo cotidiano, lo entrañable, los hijos, la mujer, las relaciones… El amor, la vida y la muerte. Todo relacionado con esta entrañabilidad de conocer a los personajes y estar cerca de ellos.

- ¿Cada tiempo tiene su documental? Es decir, ¿el documental debe beber de la actualidad, o su vocación va mucho más allá?

- Creo que hay tiempos para hacer ciertas cosas. Por ejemplo, la época en la que ocurrió la muerte de mi padre fue justo el momento. No sé qué hubiera pasado si hubiera sido antes o mucho después, es como el tiempo geológico exacto. Eso hizo que yo fuera a ver a los personajes justo en el momento. De hecho, ya había tardado un poco, habían muerto algunos. Si me hubiera esperado un poco más, ya no hubiera encontrado a estos personajes. En mi historia, sí hay películas que han tenido que ser cuando fueron. En el hoyo surgió cuando se hizo algo muy particular. Con la pandemia pasó lo mismo. Pero son ese tipo de historias que no han envejecido y que mientras más tiempo les pase mejor, porque quedan instaladas, colgadas en el fluir del tiempo como algo permanente, que ahí está, y eso me gusta mucho. Por eso no he hecho tampoco muchas cosas, no soy muy prolífico en ese sentido. Sin embargo, estoy todo el tiempo trabajando, no sé bien en qué [risas].

El cineasta mexicano Juan Carlos Rulfo, en Madrid, el pasado 6 de abril. CASA DE MÉXICO EN ESPAÑA
El cineasta mexicano Juan Carlos Rulfo, en Madrid, el pasado 6 de abril. CASA DE MÉXICO EN ESPAÑA

- ¿Y ahora qué toca?

- Ahora quiero hacer una película sobre el Valle de México, sobre la ciudad que me tocó vivir, que también creo que es el momento. He vivido allí toda mi vida y, en vez de quejarnos y estar sufriéndola, la quiero conocer. Quiero hacer una película que finalmente sea este viaje por los lugares entrañables que tiene ese espacio.

- ¿En qué medida ha madurado o cambiado el documentalista que llevas dentro desde el cortometraje debut El abuelo Cheno y otras historias hasta hoy?

- Extraño mucho los primeros días, esas primeras travesuras inconscientes. Siento que ahora estoy más consciente y que ahora tengo fórmulas, antes no. Y estoy tratando de aplicarlas a lo que viene, y eso me ayuda mucho. Viene una etapa nueva, muy creativa, que ya no tiene nada que ver con el pasado. Me gusta mucho la posibilidad de encontrar personajes entrañables, gentes que hagan que la historia funcione, que camine, que enamore a la audiencia, pero también sé que estamos en momentos muy particulares de la historia de la humanidad y eso me llama mucho la atención, porque no sé para dónde vamos, qué personajes y qué perspectivas nos van a decir “híjole”. Antes sabía el contexto, ahora no tengo idea. Sucedió la pandemia y lo único que supe es que no me iba a quedar encerrado en casa, había que filmarlo. Ahora estoy haciendo esta película de Ciudad de México, porque después de la pandemia hay que salir a la ciudad y reconocer este espacio, único y diferente. Y quisiera también seguir con los documentales de mi padre, porque eso me permite seguir explorando ciertos ángulos que, aunque estén basados en él, tienen que ver con una perspectiva que otra vez me alimenta: el paisaje, las cartas de amor o los orígenes. Saber muy bien desde dónde vengo, venir a España y tal vez buscar si yo vengo o no de acá. Ese tipo de cosas me entusiasman mucho, pero son otra vez reminiscencias del origen.

Fotograma de la película 'En el hoyo', dirigida por el cineasta mexicano Juan Carlos Rulfo. LA MEDIA LUNA
Fotograma de la película documental 'En el hoyo', dirigida por Juan Carlos Rulfo. LA MEDIA LUNA

- En las últimas décadas, el documental se ha erigido como un espacio de libertad creativa en México. ¿Qué momento vive actualmente el género?

- Está más vivo que nunca, efectivamente. Siempre hay documentales mexicanos presentes en muchísimos festivales del mundo. Siento que el documental es más sólido que la ficción, la cual todavía está buscando su perspectiva de este país. Hay otras cinematografías que conocen mejor sus realidades, como la argentina, la chilena, la uruguaya, y en México, como estábamos imbuidos de un estado tan cambiante y tan efervescente, no acabamos de manejar todo ese drama como para construir una ficción. Por eso la ficcionalidad que tenemos que crear pienso que tiene que estar relacionada con este documental que, más que ser tremendista —algo propio de la ficción—, hable del corazón de la gente que está ahí. Es cierto que el tema es los desaparecidos, de los desenterrados, lo que tiene que ver con el drama de madres que buscan a sus hijas, es muy fuerte, pero no puede ser solo esa cara, tiene que haber otras caras.

- Y en esa búsqueda también estás tú…

- Sí, estoy viendo cómo salir del efectismo moral doloroso, no podemos estar ahí todo el tiempo. Desgraciadamente, tenemos que pasar la página y aceptar que la muerte estuvo ahí, que nos mataron a nuestros hijos e hijas, pero que tenemos que construir una sociedad más sólida y más justa. Existe cultura, un país muy fuerte, y eso se tiene que ver. No tenemos que estar asustados y callados necesariamente, sino gritar, bailar y contar nuestras historias.

- Si tuvieras que elegir tu Pedro Páramo, de entre todos tus trabajos, por representativo de tu obra, ¿cuál sería?

- Hay uno al que le tengo mucho cariño, porque fue el vértice finalmente de todo, que es En el hoyo. Pienso mucho también en mi primer corto, El abuelo Cheno, y todos hablan de Del olvido, pero En el hoyo tiene que ver con la llegada a mi ciudad, a mi geografía, a la vida que he vivido. Yo no pertenezco al campo, a los lugares de donde vienen los personajes de las películas anteriores; pertenezco a la ciudad. Por eso quiero continuar con esa atmósfera que siento que tampoco está representada. Tal vez es mi Pedro Páramo 2 [risas].

Periodista cultural. Colaboradora de medios como Cinemanía, La Vanguardia, Viajes National Geographic y El Confidencial

Lo más leído
Newsletter Coolt

¡Suscríbete a nuestra 'newsletter'!

Recibe nuestros contenidos y entra a formar parte de una comunidad global.

coolt.com

Destacados