Jonathan Perel: el mapa y el territorio de la memoria

El director argentino se alía con el escritor Félix Bruzzone en ‘Camuflaje’, cartografía del antiguo centro de exterminio de Campo de Mayo.

El escritor Félix Bruzzone, en 'Camuflaje', la película de Jonathan Perel que se aproxima al territorio y la memoria del Campo de Mayo. ALINA FILMS
El escritor Félix Bruzzone, en 'Camuflaje', la película de Jonathan Perel que se aproxima al territorio y la memoria del Campo de Mayo. ALINA FILMS

Un hombre corre alrededor de Campo de Mayo, en Buenos Aires. ¿De dónde ha salido y a dónde se dirige? ¿Quién ese este corredor esforzado que avanza zancada a zancada Campo de Mayo adentro? En Camuflaje (2022), el nuevo trabajo del cineasta argentino Jonathan Perel, nada ni nadie es lo que parece. Ni el protagonista, ni el espacio por donde corre ni la miríada de personajes que se encuentra en esa carrera hacia un lugar incierto. 

Perel (Buenos Aires, 1976) ha dirigido su mirada cinematográfica hacia los lugares marcados por las atrocidades de la historia. “Todas mis películas tratan de los espacios de memoria, en general, y de los lugares que funcionaron como centros clandestinos del poder”, cuenta sobre los motivos detrás de Camuflaje y de su filmografía al completo. “En mis obras voy en busca de algo de esos espacios que albergaron el terror que todavía pueda decirnos cosas, tratando de ver cómo construir una imagen que pueda dar cuenta de ese pasado que es irrepresentable”. El predio (2010), 17 monumentos (2012), Tabula rasa (2013), Toponimia (2015) y Responsabilidad empresarial (2020) son ejemplos de su compromiso con la memoria histórica, por volver a darle voz a espacios del horror, silenciados con el paso del tiempo.

Con Camuflaje, Perel da un giro copernicano al tono de su trayectoria al establecer una alianza creativa con el escritor Félix Bruzzone, recuperando lo que se cuenta en la novela Campo de Mayo (Literatura Random House, 2019). En esta, se sigue el periplo como corredor del protagonista al poco de mudarse al barrio Teniente Ibáñez en la zona de Campo de Mayo, cuando se entera de que su madre estuvo detenida en ese centro de exterminio, conocido popularmente como “El Campito”. La película, un documental con toques de ficción, comparte protagonista e hilo narrativo, este corredor que carrera a carrera, personaje a personaje va recorriendo todo Campo de Mayo por dentro, pero algunas situaciones y detalles significativos cambian. “Colaborar con Félix ha sido una novedad, porque en mis películas anteriores no existía ese trabajo colaborativo con un familiar de las víctimas, con un sobreviviente”, explica el director.

El resultado de este encuentro creativo tuvo su première mundial en la pasada Berlinale y ha viajado concursando en las citas festivaleras más punteras del circuito, de Cinéma du Reél (Francia), Ficunam (México) y Art of the Real (Nueva York). Ahora aterriza por fin en Argentina, donde tendrá su estreno este 24 de abril en el marco del BACIFI.

Tráiler de la película 'Camuflaje', dirigida por Jonathan Perel. YOUTUBE

- ¿Cuál fue tu primer recuerdo sobre Campo de Mayo? Imagino que, por desgracia, es un espacio muy conocido en Buenos Aires, pero quería saber cuáles fueron tus primeras impresiones sobre ese lugar.

- No tengo un recuerdo concreto sobre Campo de Mayo, porque siempre estuvo muy presente. Es un centro de exterminio muy conocido en Argentina, y desde hace años investigo los espacios de memoria en mis películas. Campo de Mayo fue uno de los dos centros clandestinos de detención más importantes de la dictadura, junto con la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada). Ya había filmado una escena muy breve en Campo de Mayo, porque mi primera película trataba sobre la ESMA. Este centro, que queda adentro de la ciudad, a la vista de todos, es más conocido, sobre todo porque hacia 2004, por iniciativa de los Kirchner, se transformó en el Museo Sitio de Memoria ESMA, y fue el primero de estos lugares transformados mediante la política pública. Por ambos espacios pasaron más o menos 4.000 ó 5.000 desaparecidos, pero Campo de Mayo, que está en las afueras, es un lugar donde todavía están los militares y donde, de alguna forma, resisten y, digamos, no quieren que el lugar se convierta en un sitio de memoria. De alguna manera, la idea de que los militares estén ahí como atrincherados en un lugar que no quieren entregar otorga a ese espacio un poder extra de atracción.

- El espacio que ocupa en el plano conurbano es grandioso.

- Sí, es enorme. Para que te hagas una idea, mide como un tercio de la ciudad de Buenos Aires, que ya es gigantesca.

- Háblanos del encuentro con Félix Bruzzone y de cómo se gesta esta colaboración tan particular de Camuflaje. Él ya había trabajado sobre Campo de Mayo en su novela homónima y la película tiene mucho de obra colaborativa.

- En realidad, Félix y yo nos conocimos hace muchos años porque quise adaptar para un cortometraje un cuento de su primer libro de relatos, que se llama 76. Siempre me interesó de Félix su tono tan particular de tratar la dictadura, con cierto humor y cierta distancia. En todas sus novelas parte de un dato documental personal, familiar, muy concreto, que después se acaba yendo hacia la locura, se torna delirante. El proyecto de hacer un corto se quedó ahí, pero unos años después me mandó un texto que se llamaba Campo de Mayo, por si me interesaba para una película. Era un documento de Word, como un primer manuscrito, donde estaba lo que años después se iba a publicar bajo la forma de novela y que es la historia que se ve en la película: el relato de este corredor que sale a dar vueltas y que tiene a su madre desaparecida y que quiere entrar a correr adentro de Campo de Mayo. Aunque el corredor es un personaje inventado, es la historia personal de Félix, porque es cierto que se compró una casa en la zona sin saber que su madre había estado ahí presa.

Fotograma de 'Camuflaje', la película de Jonathan Perel sobre el Campo de Mayo de Buenos Aires. ALINA FILMS
En 'Camuflaje', Félix Bruzzone se topa con una variopinta galería de personajes. ALINA FILMS

- La novela de Bruzzone se publicó en 2019. ¿Cómo trabajasteis este proceso creativo compartido entre la literatura y el cine?

- Cuando recibí ese primer texto le dije que quería hacer una película de ficción. Pero luego el proyecto se quedó varado, pasaron otros por delante. Félix hizo una performance teatral con el texto de Campo de Mayo y después se publicó el libro. Volvió a contactarme tras un episodio sobre el geriátrico en el que internó a su abuela, que también se cuenta en la película, y ahí la retomamos. A diferencia de la novela, si bien el personaje de Félix es el mismo y toda la premisa es la misma, en la película los personajes que él va encontrando son distintos. Félix dice que la película es como una precuela, que es lo que pasó antes de que saliera el libro.

- Volviendo a la colaboración con Bruzzone, quería preguntarte sobre la estructura de la película. Camuflaje es menos rígida que tus otros filmes, y me evocó El nadador, como si Bruzzone fuera un sosía de Burt Lancaster tratando de llegar corriendo al lugar del que partió mientras se encuentra con personas por todo el Campo de Mayo.

- En la previa antes de filmar, hablamos de esa película. Mis películas anteriores tienen estructuras mucho más rígidas y preconcebidas y acá no había una estructura tan clara en un inicio. Al mismo tiempo, lo que está en la película es lo que se filmó. Siempre tuve muy claro que la película era Félix corriendo, y esa imagen era muy importante. Hay algo performativo en la idea de que Félix haga de sí mismo corriendo y quería mostrarlo con tomas largas, en las que realmente se siente el esfuerzo, la presencia del cuerpo. Y después estaban los encuentros con los diversos personajes con los que se cruza en Campo de Mayo, que mostramos como en bruto, buscando una cierta libertad. No queríamos plasmar ese tipo de entrevistas en las que el entrevistador trata de arrancarle algo al entrevistado, sino que conocíamos bien las historias de cada uno de ellos y a veces repetíamos tomas para que nos contaran lo que queríamos que contaran. Todos los personajes que aparecen en Camuflaje son verdaderos, pero digamos que hay un cierto juego con la ficción que se va profundizando a lo largo de la película. La estructura final circular se acabó de pulir con el editor, cuando trabajamos para encontrar el orden de los personajes. La película sigue como una progresión donde cada personaje nos va llevando un poco más adentro de Campo de Mayo.

El cineasta argentino Jonathan Perel, director de 'Camuflaje'. CORTESÍA
El cineasta argentino Jonathan Perel. CORTESÍA

- ¿Cómo conocisteis a los personajes con los que se cruza Félix en Camuflaje?

- Es obra de Félix. Todo está basado en una idea original suya y fue él quien hizo el trabajo de campo. Siempre nos interesó que la película tuviera esta pluralidad de voces, porque esa polifonía muestra que no hay una verdad única sobre Campo de Mayo, sino un cruce de ideas y de los distintos usos que cada uno le da. Yo le tengo mucho cariño a cada uno de los personajes. Hicimos más entrevistas y descartamos a gente, pero los que están son los que filmamos.  

La película aún no se ha visto en Argentina, pero tengo muchas ganas de observar sus reacciones cuando se vean a ellos mismos. Creo que todos los personajes son muy fieles a sí mismos, y que forman un entretejido donde cada uno le va sumando una capa, y que poco a poco se van volviendo un poquito más delirantes y menos creíbles. Uno empieza a desconfiar y llega un punto en que la película se vuelve como irreal. Hay personajes ficcionales, pero para mí lo interesante no es que el público crea que un personaje es verdadero o falso, sino que de repente empiece a sospechar, y que esa sospecha siembre dudas hacia atrás. El profesor de gimnasia, el paleontólogo, los militares… Esa escena en que llegan los militares y nos echan, que es puro documental, también ayuda a difuminar los límites entre qué era verdad y qué no, que siempre fue nuestra intención.

- Las incursiones que hicisteis en Campo de Mayo eran clandestinas, imagino.

- Los personajes nos iban llevando adentro de Campo de Mayo. El hombre de los dinosaurios conocía una entrada y nos llevaba por ahí. Lo mismo con las chicas artistas y el profesor de gimnasia. No teníamos permiso para entrar, pero tampoco pasó a mayores el día que nos encontraron los militares. Simplemente nos dijeron “no pueden estar acá, retírense”, y punto. Los bordes del Campo de Mayo son difusos y creo que la película lo muestra. Todos los vecinos están influenciados por esta presencia militar tan cercana y al mismo tiempo hacen estos usos del lugar: entran a correr, entran a sacarle miel... Saben que no se puede, pero lo hacen igual.

Fotograma de 'Camuflaje', la película de Jonathan Perel sobre el Campo de Mayo de Buenos Aires. ALINA FILMS
Félix Bruzzone empuña el fusil de un militar en una escena de 'Camuflaje'. ALINA FILMS

- En los países que han sufrido dictaduras, como Argentina o España, llaman la atención los nuevos usos que se hacen de los lugares vinculados al antiguo poder. Hay centros de detención y torturas que se transforman en espacios de memoria, pero por lo general no suele ser así.

- Es una discusión que acá en Argentina es muy actual y está muy viva. Se están dando muchas iniciativas para transformar lugares que funcionaron como centros clandestinos en espacios de memoria. Hay un largo debate sobre qué es lo que se puede hacer y qué no, del mismo modo que hay aciertos y fallas. A mí en concreto, lo que me resulta interesante de esos debates es qué lugar construyen estos espacios para el espectador. Me interesan las estrategias de construcción de memoria y cómo diseñamos estos espacios para que el espectador tenga un rol activo y para que sean desafiantes, que el monumento recién levantado no tenga un sentido acabado, erguido, duradero, para siempre. Porque esos monumentos se vuelven silenciosos y tienden a al olvido. Los lugares de memoria requieren de cierto tiempo. Uno no puede apurar estas visitas porque son lugares habitados por fantasmas y, para que estos aparezcan, para conectar con el pasado, uno tiene que esperarlos. Creo, en este sentido, que Alemania es punta de lanza a la hora de construir sitios de memoria. Tal vez en España cuesta más. Justo acabo de ver la película de Almodóvar [Madres paralelas], y me llamó mucho la atención porque me pareció muy naif con la cuestión de la memoria. Pero, claro, supongo que es un tema del que en España cuesta hablar; más bien que es algo de lo que nadie quiere hablar.

Periodista y crítica cinematográfica. Doctora en Comunicación Social por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona y profesora asociada en la Universidad de Castilla-La Mancha, colabora en medios como SensaCine, Cinemanía, Diari Ara y Letra Global. Ha participado en los libros colectivos La paranoia contemporánea. El cine en la sociedad de control (2019) y Cuerpos representados. Objetos de ciencia artísticos en España, siglos XVIII-XX (2020).

Lo más leído
Newsletter Coolt

¡Suscríbete a nuestra 'newsletter'!

Recibe nuestros contenidos y entra a formar parte de una comunidad global.

coolt.com

Destacados