Artes

El caso de Hamlet Lavastida: ¿cómo funciona la censura cubana?

El encarcelamiento del artista ha reavivado el debate sobre la acción represora de un Gobierno que lleva más de medio siglo en el poder.

El artista cubano Hamlet Lavastida. PETER ROSEMAN

El 30 de junio de 1961, hace 60 años, Fidel Castro Ruz pronunció, ya como primer ministro de Cuba, un discurso que desde que salió por su boca se ha considerado la pauta que ha seguido y todavía sigue la política cultural cubana. Aquella disertación llevó por título ‘Palabras a los intelectuales’, y en ella Fidel enunció una de sus más conocidas sentencias:

“Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada. Contra la Revolución nada, porque la Revolución tiene también sus derechos; y el primer derecho de la Revolución es el derecho a existir. Y frente al derecho de la Revolución de ser y de existir, nadie —por cuanto la Revolución comprende los intereses del pueblo, por cuanto la Revolución significa los intereses de la nación entera—, nadie puede alegar con razón un derecho contra ella. Creo que esto es bien claro.
¿Cuáles son los derechos de los escritores y de los artistas, revolucionarios o no revolucionarios?  Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, ningún derecho”.

A partir de esta idea, como el crítico de arte Hamlet Fernández explicaba recientemente en Hypermedia Magazine, Castro hace de la Revolución la primera preocupación de todo ciudadano, y “el consenso alrededor de esa idea convierte a la Revolución (entendida como principio de necesidad histórica y de justeza social) en la esencia, el origen, el significado trascendental y el thelos que funda la nueva estructura social”. De este modo, el mejor artista será el mejor revolucionario, “aquel”, citando directamente el discurso del líder cubano, “que estuviera dispuesto a sacrificar hasta su propia vocación artística por la Revolución”.

La dificultad viene, sin embargo, más tarde, cuando la Revolución, como consecuencia de haber sido objetivada por el poder como un ente superior, abstracto e inmóvil, se convierte en la norma dogmática a partir de la cual se trata de articular la estructura social. Así, el Gobierno revolucionario no impuso por la fuerza un canon estético oficial, pero sí que se reservó el derecho a establecer un filtro (un filtro revolucionario) a partir del cual observar y potenciar la producción artística en el país.

Con estas palabras lo explicaba Fidel en su discurso:

“¿Quiere decir que le vamos a decir aquí a la gente lo que tiene que escribir? No. Que cada cual escriba lo que quiera. Y si lo que escribe no sirve, allá él; si lo que pinta no sirve, allá él. Nosotros no le prohibimos a nadie escribir sobre el tema que quiera escribir. Al contrario: que cada cual se exprese en la forma que estime pertinente, y que exprese libremente el tema que desea expresar. Nosotros apreciaremos su creación siempre a través del prisma y del cristal revolucionario: ese también es un derecho del Gobierno revolucionario, tan respetable como el derecho de cada cual a expresar lo que desee expresar”.

Fidel Castro, pronunciando un discurso, en 1961. INSTITUTO DE HISTORIA DE CUBA

El caso de Hamlet Lavastida

26 de junio de 2021. Más de medio siglo después de la célebre alocución de Fidel Castro. El artista Hamlet Lavastida (La Habana, 1983) es detenido en Cuba tras regresar de una estancia en Alemania. Llevaba viviendo un año en Berlín gracias a un proyecto de residencia artística en colaboración con la galería Künstlerhaus Bethanien. Desde aquel día, permanece arrestado en la prisión de Villa Marista.

A Lavastida se le acusó, en un principio, de “instigación a delinquir”, aunque unos días después de la detención la Seguridad del Estado modificó el motivo del arresto por “incitación a la rebelión”. La prueba por la que Lavastida está detenido es una conversación de un chat privado de Telegram del grupo 27N, un colectivo de artistas e intelectuales disidentes del Gobierno. En dicho chat, Hamlet proponía marcar billetes con cuños diseñados con los acrónimos MSI (Movimiento San Isidro, otro colectivo contrario al poder político) y 27N, con el objetivo de “extender la marca de estos grupos en el ámbito del espacio simbólico”. La propuesta nunca llegó a realizarse.

El mensaje de Telegram de Hamlet Lavastida en el que propone marcar billetes. CUBANOTICIAS

Hamlet Lavastida es uno de los artistas emergentes más importantes del país. A pesar de ello, entre 2011 y 2015 se le prohibió entrar a Cuba, y más tarde se le llegó a impedir sacar sus obras fuera de la isla. “Todos sabemos que Hamlet está en la cárcel por el tipo de obra artística que realiza, una obra que desnuda el lenguaje de la revolución y expone las contradicciones en los discursos y prácticas del Gobierno”, explica a COOLT Marco Castillo, artista cubano y exmiembro del colectivo Los Carpinteros.

Con sus trabajos, Lavastida trata de recuperar ciertos materiales del pasado que deliberadamente son omitidos por la administración socialista cubana. Al artista sobre todo le interesa realizar una labor arqueológica, es decir: rescatar antiguos documentos, archivos y discursos del Gobierno para que éstos sean leídos y analizados con los ojos del presente. A pesar de estar censurado en Cuba, el artista ha logrado que su obra recorra el circuito internacional. Su última exposición, Cultura profiláctica, fue inaugurada este año en la ya mencionada galería berlinesa Bethanien.

Detalle de la instalación 'Cultura profiláctica', de Hamlet Lavastida (2021), en la Künstlerhaus Bethanien de Berlín. DAVID BRANDT

El decreto 349: un momento decisivo

Para Leandro Feal, artista fotográfico cubano de la misma generación que Lavastida, un cambio de paradigma se produjo en abril de 2018, cuando el Gobierno instauró el Decreto-Ley No. 349/2018, conocido popularmente como “decreto 349”. “El 349 lo que pretende es dejar por escrito la censura. Los mecanismos de censura siempre han existido en Cuba, pero con este decreto estos mecanismos quedan escritos y fijados”, explica Feal.

El decreto 349 se instauró al poco de que Miguel Díaz-Canel fuera nombrado presidente del país, y entre sus contenidos incluía ciertos aspectos ambiguos y polémicos. Primero, y con el pretexto de impedir lo que se podría calificar como intrusismo laboral, el Gobierno se adjudicaba el control total de la gestión cultural. El Estado prohibía cualquier tipo de actividad artística independiente y se otorgaba el derecho a considerar quién era y quién no era artista (quién podía vender y comercializar arte y quién no podía hacerlo). Segundo, el Gobierno abría también la posibilidad de censurar contenidos, siempre y cuando estos infringiesen “las disposiciones legales que regulan el normal desarrollo de nuestra sociedad en materia cultural”. Y tercero, el decreto incluía una figura que funcionaba como un “inspector cultural”. “Un inspector”, detalla Feal, “que tenía la potestad de censurar una exposición o cualquier manifestación u organización artística en cualquier momento”. Este inspector tenía la potestad de descolgar un cuadro de una muestra si lo consideraba oportuno, o frenar un concierto si creía que la música que allí se escuchaba “infringía las disposiciones legales que regulan el normal desarrollo de nuestra sociedad en materia cultural”.

El artista fotográfico Leandro Feal, en la serie documental 'Sin 349'. YOUTUBE

El 349 generó, por parte de la comunidad artística cubana, un rechazo total: intelectuales y artistas de todos los lugares ideológicos se manifestaron en contra. “Desde personajes como Tania Bruguera o Luis Manuel Otero Alcántara hasta el propio Silvio Rodríguez”, dice Feal. Como consecuencia a esa oposición, el decreto quedó en pausa, “congelado”. Sin embargo, aunque el controvertido decreto se truncara apenas nacer, las técnicas de censura continúan vigentes en la isla caribeña.

“Lo que ha venido desarrollándose desde la pausa del decreto hasta hoy es un enfrentamiento de la policía política con el arte independiente y con las voces discordantes con el régimen”, detalla Feal. “La prisión domiciliaria es un método que últimamente están utilizando. A los activistas y artistas críticos con el Gobierno se les coloca una patrulla debajo de su casa y se les impide salir. Hoy lo que hay son patrullas, cárceles y represión. Es un paso más, ya no hay medias tintas, sino directamente encarcelamientos y policía política”.

Hamlet Lavastida, leyendo el manifiesto 'Brigadas Internacionales de Respuesta Rápida' (2013), en Gdansk. HAMLET LAVASTIDA

Hamlet Lavastida no es el único artista disidente del Gobierno que ha sido encarcelado. El rapero Maykel Osorbo, de hecho, se encuentra en prisión desde mayo de este año, mientras que el artista Luis Manuel Otero Alcántara ha sufrido varias detenciones; la última, la que le mantuvo en prisión durante casi un mes, del 2 al 31 de mayo. Los tres forman parte del Movimiento San Isidro y del 27N, dos colectivos de artistas e intelectuales que reclaman libertades y derechos ciudadanos, y que confrontan al régimen por sus políticas represivas. Marco Castillo explica que “ambos movimientos, que están entrelazados, están llamando la atención, lanzando un lamento. Básicamente lo que hacen es realizar acciones artísticas con las que ejercen su libertad. Y con los encarcelamientos que están sufriendo están demostrando cómo en Cuba no hay libertad de expresión”.

El Movimiento San Isidro trabaja a un nivel más popular, pues tiene su origen en el barrio de San Isidro, una zona marginal del puerto de La Habana. El 27N, en cambio, nació después, tras una sentada de artistas e intelectuales cubanos frente al Ministerio de Cultura el pasado 27 de noviembre de 2020. La concentración, que reunió a cerca de medio millar de artistas independientes, tenía como fin protestar por la encarcelación del artista Luis Manuel Otero Alcántara, una de las cabezas más visibles de las corrientes contrarias al poder político.

Detalle de la instalación 'Cultura profiláctica', de Hamlet Lavastida (2021), en la Künstlerhaus Bethanien de Berlín. DAVID BRANDT

“Todas estas propuestas las ha articulado el Movimiento San Isidro y sobre todo la figura de Luis Manuel Otero Alcántara”, expone Leandro Feal. “La represión contra los artistas independientes finalmente culminó con lo sucedido el 27 de noviembre, en una sentada de más de 500 artistas e intelectuales del país exigiéndole al ministro de cultura un diálogo para frenar la censura y la represión. ¿Qué sucedió? El intento del diálogo terminó con un portazo por parte del ministerio, dejando en manos de la policía política la solución del conflicto. Y la policía política, por su propia naturaleza, se limita a reprimir y no dejar espacio a ningún tipo de conversación”.

La protesta cubana llega a Arco Madrid

Aprovechando la fuerza mediática de una feria de arte como Arco Madrid, los artistas cubanos presentes en la capital de España organizaron este jueves 8 de julio una rueda de prensa en el foro del recinto ferial. Allí, el artista Marco Castillo, el crítico cubano Gerardo Mosquera y el comisario de arte mexicano Cuauhtémoc Medina pidieron la libertad de Hamlet Lavastida y solicitaron “apoyo, comprensión y atención” por parte de los gobiernos y los medios de comunicación europeos.

Al finalizar el evento, una serie de artistas cubanos, algunos de ellos integrantes del Movimiento San Isidro y el 27N, llevaron a cabo una actuación en la que se dedicaron a sellar los billetes (de euro, dólares, pesos cubanos) que los asistentes a la rueda de prensa (y más personas que pasaban por ahí en aquel momento) les facilitaban. En las inscripciones de los sellos aparecían mensajes como “Free Hamlet”, “El arte no es delito”, “27N” o “Cultura y Libertad”. Una actuación artística similar a la que proponía Lavastida en aquel mensaje de chat de Telegram y por cuya formulación fue encarcelado el pasado 26 de junio.

Billete de 3 pesos cubanos con mensaje de apoyo a Hamlet Lavastida sellado en la feria Arco de Madrid el 8 de julio de 2021. IGNACIO ROMO

Desde el 2018, desde que se aplicó el decreto 349, diferentes sucesos de importancia han tenido lugar en Cuba. Castillo destaca la valentía de los grupos de jóvenes artistas que están actuando en la isla. “Esta generación de jóvenes ha tenido la capacidad, la inteligencia y la valentía para unirnos a todos. Estamos unidos, y nunca lo habíamos estado tanto”, cuenta.

El impulso de las nuevas generaciones y la entrada de internet a la isla, que comenzó a llegar a los móviles en 2019, son identificados por muchos como los motores del cambio. “Creo que el internet está empoderando a la ciudadanía y tejiendo lazos entre ellos. Hay movimientos unidos, como los movimientos LGTBI, animalistas, emprendedores, campesinos… Internet ha ayudado a que se pueda construir ciudadanía, un espacio para pensar sin la intermediación directa del gobierno”, explica Feal. También lo interpreta así la reconocida artista Tania Bruguera, cuando en una entrevista para El País Semanal el pasado 2019 expresaba que “la llegada de internet está siendo una revolución, porque crea dinámicas democráticas que hacen que la gente poco a poco descubra su poder. Y ellos se están quedando atrás. No tienen respuesta”.

Es probable que esa expresión de Brugera de “se están quedado atrás” quede más clara si se tienen en cuenta las declaraciones del presidente del país, Díaz-Canel, apenas tres días después del encarcelamiento de Lavastida. En un discurso público emitido por televisión el 29 de junio, el líder cubano expresó: “‘Dentro de la Revolución todo’ significa que lo único que no está en discusión es la Revolución. No es ella un hecho en disputa. Es el hecho mismo, la razón de ser de aquel encuentro”. Estas frases las pronunció recordando, precisamente, el discurso Palabras a los intelectuales que Castro declamó hace ya 60 años.

Periodista. Ha escrito para medios como Colofón Revista Literaria, Perfiles o Viajar, entre otros.