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¿Qué harías para dormir bien?

El insomnio refleja la incertidumbre de una sociedad agotada y precaria. El escritor Isaac Rosa aborda en su novela 'Las buenas noches' los miedos y el cansancio de una generación en crisis.

El escritor sevillano Isaac Rosa, autor de 'Las buenas noches', una novela sobre el insomnio, la precariedad y los miedos de nuestro tiempo. CORTESÍA

Dormir bien es la asignatura pendiente de multitudes. Hay varios motivos para dormir demasiado, como la depresión o el cansancio acumulado, pero muchos más motivos para no dormir. Se puede no dormir por culpa de la casa o por la falta de hogar, por falta también de amor o por relaciones tóxicas, por las facturas, por el trabajo o su ausencia, por culpa de tu jefe o por culpa de que eres tu propio jefe. Miro a mi alrededor y es que nadie duerme bien: amigos que siguen estrictas rutinas por miedo al insomnio que pasaron durante una época o abuelos que necesitan de paladas de medicamentos para dormir seis horas justas. Enciendo la televisión y tampoco nadie duerme bien: anuncios de Valeriana y Dormidina a todas horas mientras zapeas. El sueño recuperador es una asignatura pendiente.

Por todo eso no le extrañará al lector habitual de Isaac Rosa (Sevilla, 1974) que haya elegido el sueño y su ausencia como tema de su última novela, Las buenas noches (Seix Barral, 2025). El novelista y periodista sevillano tiene a sus espaldas una extensa trayectoria como paladín de la ficción social, es decir, la escuela de narrativa realista más comprometida. Cuando algunos decían que no podían escribirse novelas sobre el trabajo, que serían demasiado aburridas, Rosa sorprendió con La mano invisible (2011), que ya hablaba de los efectos de las primeras crisis económicas del milenio. También varias veces ha explorado los miedos de la sociedad española, ya sea en El país del miedo (2008) o en clave de humor en Lugar seguro (2022) con el que ganaría el Premio Biblioteca Breve. Por no mencionar las veces que ha hablado del amor, que atraviesa todas sus obras, pero de manera especial novelas como La habitación oscura (2013) o Feliz final (2018).

En su último libro reúne todas esas preocupaciones (vida laboral, miedos, amor) de una forma original alrededor de dos protagonistas, un chico y una chica, que descubren que solo pueden dormir bien en compañía el uno del otro. Imaginen una semana sin dormir, cabezeando en el trabajo todo el día, ¿qué no estaría dispuesto a hacer entonces por una buena noche de sueño? Rosa traza así una cartografía de una sociedad que no solo está atravesando una burbuja inmobiliaria como cuando empezaba a darse a conocer sino que está en profunda crisis existencial, con un modelo económico global que condena a la oligarquía tecnológica, en una España en la que tener una vivienda propia empieza a ser un animal mitológico entre los jóvenes. Definitivamente, su libro toca la fibra.

 

¿Cómo se te ocurre la idea para la novela? ¿También te afecta el insomnio?

Claro, si no tuviera yo malas noches, si no hubiera pasado una temporada larga durmiendo mal o medias noches de insomnio, creo que no habría escrito la novela o no la hubiera escrito así. No me hubiera interesado por todo lo que tiene que ver con el dormir, no habría visto las posibilidades narrativas del insomnio. La novela tiene que ver con la idea de pasar la noche en vela, en estar pensando y estar con la cabeza acelerada, de ahí viene la temática pero también la forma.

¿Representa el insomnio los problemas acuciantes de la sociedad?

El insomnio es un buen lugar desde el que mirar la sociedad y la vida que llevamos. La sensación que tenía cuando avanzaba en la novela, pensaba más en ella e iba leyendo o investigando con gente que no duerme, la primera intuición es que mirando con atención a la forma en que dormimos se ve muy bien la sociedad en que vivimos, nuestra forma de organización, de trabajo, de relaciones entre nosotros pero también con la tecnología. La noche da una especie de panorámica social muy completa.

¿Qué quita el sueño a los jóvenes españoles?

Al protagonista le quita el sueño la vivienda porque tiene miedo de divorciarse, pasa noches mirando Idealista como suele pasar en esos casos y echa cuentas, muchas veces cuando nos dormimos echamos cuentas de lo que tenemos por delante, lo que viene, lo que esperamos. Yo creo que si pensamos ahora mismo los principales problemas de los españoles encontraremos los principales problemas para no dormir. El insomnio, salvo casos biológicos, enseguida está relacionado con causas comunes como la vivienda. Ni siquiera solo afecta a los jóvenes, también quita el sueño a otras edades: gente que tiene su propia casa y no puede seguir pagándola, gente que tiene que cambiar de ciudad o trabajo, gente que se va a separar… Esta siendo un problema tanto aquí como en zonas turísticas donde los trabajadores no pueden pagarse un alquiler. Claro que la vivienda es uno de los principales problemas de insomnio, estamos viviendo una crisis importante.

Hay un momento de la novela en que el protagonista no quiere dormir, parece que tiene el fear of missing out (FOMO). ¿Cree que es cosa de millenials o que afecta todas las etapas de la vida?

Bueno, creo que es muy de nuestro tiempo. Las dos caras del problema de dormir, que a veces se dan en la misma persona, son temporadas en las que no quieres dormir y temporadas en las que no puedes dormir. Temporadas en las que no quieres dormir porque necesitas llegar a todo, necesitas más horas para trabajar, para crear, para acumular experiencias que provocan ese FOMO. Yo creo que es algo muy de nuestra época en la que queremos llegar a todo y en la que queremos ganarle horas al día, sentimos que hemos de estar siete días a la semana disponibles, y eso hace que queramos quitarle horas a la noche que es el único lugar del que robarlas. Eso es muy de nuestro tiempo, somos una sociedad que acumula deudas de sueño, a veces por no querer dormir. Eso resulta en una sociedad cansada, agotada y con ansiedad por llegar a todo.

Isaac Rosa publica 'Las buenas noches' en Seix Barral, una novela sobre insomnio y crisis existencial. CORTESÍA

El amor es un tema que ha tratado con distintas ópticas. ¿Cómo quería enfocarlo en este último trabajo?

El amor está muy presente en la novela, lo que se cuenta es una historia de amor atípica, extraña. Una historia de amor que no lo parece, que no lo es pero termina siéndolo. Es una historia en la que dos personas se relacionan como si estuvieran enamoradas solo que sustituyen el sexo por el sueño. Eso lo convierte en una relación rara, son dos personas que intiman a un nivel muy profundo pero de un modo poco habitual, que es durmiendo en vez de teniendo sexo. Quería que se leyera como una historia de amor, en muchos momentos de la novela se puede tachar dormir por follar y cambiar sueño por deseo y sería perfectamente una historia de amor. Me gustaba que fuera dudoso, que no quedara claro para todos si es una infidelidad o no.

¿Puede el acto de dormir ser más íntimo que el acto sexual?

Depende de cómo durmamos y cómo tengamos relaciones. Tal y como se da en la novela, que no solo se tumban uno al lado del otro sino que hay un contacto físico, dormir unido puede ser más íntimo que el simplemente tener sexo. Para sus parejas seguro lo será, imagina pensar que tu compañero ya no puede dormir más contigo sino que además busca a alguien con quien dormir. En algunos sentidos puede ser más íntimo. Hay relaciones esporádicas de una noche en las que hay sexo pero no se duerme junto, eso de «vamos a mi casa pero no te quedas a pasar la noche», dormir puede llegar a entrar en terreno más personal.

¿Hay una deuda para hablar de la precariedad en el mundo editorial como se narra en el libro?

Yo quería hablar en general del mundo cultural en España que se da en general en condiciones de precariedad, con mucho subempleo, con autónomos y falsos autónomos, con tarifas injustas también, falta de continuidad, falta de reconocimiento, etc, cosas que se dan en el mundo de la cultura, no solo el editorial. Me he fijado en una figura crucial para el sector del libro y a menudo nada reconocida como es la de los lectores editoriales, que es una profesión que no está pagada como debería, ahora además amenazada por la inteligencia artificial. El que fuera un lector me daba juego además por esa idea común de que dormir da sueño, el problema es que el protagonista debe leer para trabajar.

¿Qué tienes ahora entre manos?

Prácticamente en paralelo a esta novela tenía otro libro que se le adelantó, que podría haber escrito antes. Son dos reflexiones muy parecidas. Estoy con notas e investigando para algo que podría ser un ensayo literario que tiene que ver con el cansancio, con lo que llaman la sociedad del cansancio, o la era del gran cansancio, este tiempo en que vivimos en que hay una sensación general de agotamiento, no solo físico y  mental, sino de agotamiento social y político, quería mirar un poco eso desde mi óptica. Tengo ahí un posible ensayo que seguramente será lo próximo que me ponga a escribir, al mismo tiempo que el sueño me interesaba el agotamiento porque es algo muy de nuestro momento. Le preguntas a cualquiera como está y te dice que cansado. Llegamos a final de curso cansados, al final de año agotados, nos agarramos a las vacaciones, al fin de semana o al puente como una posibilidad de recuperarnos para volver otra vez. Ese cansancio que va más allá del físico es un símbolo de la época.

Periodista, traductor y guionista. Autor del ensayo Panero y la antipsiquiatría (2017) y de las novelas Samskara (2019) y Díptico Espiritista (2022).