Venezuela: el falso camino hacia el paraíso

La revolución bolivariana iniciada por Hugo Chávez pasó de la ilusión a la incertidumbre y angustia. ¿Cómo llegó el país a esta tesitura?

Nicolás Maduro y Hugo Chávez, protagonistas de la revolución bolivariana en Venezuela. ELENA CANTÓN; FLICKR/ENEAS Y BERNARDO LONDOY CON LICENCIA CC BY-NC-SA 2.0
Nicolás Maduro y Hugo Chávez, protagonistas de la revolución bolivariana en Venezuela. ELENA CANTÓN; FLICKR/ENEAS Y BERNARDO LONDOY CON LICENCIA CC BY-NC-SA 2.0

Una de las frases que más resuenan en estos tiempos de declive de la revolución bolivariana fue aquella, en medio de una gran exaltación del ánimo revolucionario, en un acto popular en 2007 del fallecido presidente Hugo Chávez: “No importa que andemos desnudos. No importa que no tengamos ni para comer. Aquí se trata de salvar la Revolución”.

Aunque algunos analistas y líderes del continente alertaban sobre el peligro que se cernía sobre Venezuela por la imposición de un populismo autoritario encabezado por un militar que se había convertido en una suerte de “mesías”, y anunciaba el riesgo de tener que vivir en pobreza y sacrificio en función de un paraíso prometido, lejos de generar angustia e incertidumbre, la inmolación era celebrada con aplausos y exaltación a la vez que clamaban venganza contra el pasado y la vieja clase política.

Esos primeros tiempos de la revolución chavista estaban cargados de recursos económicos. Venezuela había sido un lugar atractivo para inversionistas y referencia para muchos migrantes que durante años huyeron de las guerras, de los dictadores militares y de la pobreza en sus regiones. El país llevaba 40 años de democracia —con sus luces y sombras— y presumía de buenos datos económicos, como la producción de más de 3 millones de barriles de petróleo por día, punteada por una de las tres empresas petroleras más importantes del mundo. En ese contexto, nadie podía imaginar que tal premonición de Chávez podía hacerse realidad. “No vale, no lo creo, Venezuela no es Cuba” era una sentencia repetida entre los sectores de la clase media y profesional que fueron el principal apoyo de Hugo Chávez para su ascenso al poder en 1999.

Hugo Chávez, en una marcha en Caracas, el 11 de junio de 2012. FLICKR/WALTER VARGAS CON LICENCIA CC BY SA 2.0
Hugo Chávez, en una marcha en Caracas, el 11 de junio de 2012. FLICKR/WALTER VARGAS CON LICENCIA CC BY SA 2.0

Una gesta con abultada chequera

Su gesta revolucionaria para exportar el socialismo bolivariano a los países latinoamericanos no la hizo con la espada, en batallas militares y tropas a caballo como lo había cultivado en su imaginario y en la propaganda oficialista que lo exponía como un segundo libertador, en un símil con el “Padre de la Patria”, Simón Bolívar. La verdadera avanzada “libertaria” se estructuró con jugosos contratos económicos, dádivas y sobornos cubiertos con una enorme inversión en propaganda que adornaron la promoción del “líder” y lo dotaron de una influencia, más allá de los fronteras. A su disposición, en aquellos primeros años manejó una extensa cuenta bancaria estimada en más de 4.000 millones de dólares que la industria petrolera había puesto en sus manos fuera del control institucional con los distintos “fondos de inversión” creados desde los primeros años.

Presidentes, dirigentes políticos, asesores, publicistas, mercenarios ideológicos, empresarios, intelectuales de izquierda, artistas, top models, grupos progresistas y hasta guerrilleros y fundamentalistas, provenientes de distintas partes del mundo, desfilaban por el Palacio de Miraflores, la sede del poder en Venezuela, con alabanzas, presentando ideas o sugerencias, para ofrecerlas al jefe de la pujante “petronación”. Aspiraban a convertirse en asesores, obtener fondos para algún proyecto ideológico, película para cine, documental, alineados a las ideas bolivarianas de la nueva “izquierda progresista” a la que se sumaron hasta intelectuales de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.

No faltaron renombrados intelectuales como el español residente en Francia, exdirector de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet, quien estableció una relación muy cercana con el caudillo y escribió una biografía basada en 200 horas de conversación: Hugo Chávez. Mi primera vida (Debate, 2013). Ramonet le atribuyó haber abierto el camino en América Latina a una nueva generación de líderes socialistas. Noam Chomsky, filósofo, politólogo y activista estadounidense del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT); una de las figuras más destacadas de la lingüística del siglo XX y referente de la izquierda mundial, declaró en un encuentro con Chávez que “en Venezuela se estaba construyendo otro mundo posible”. 

Comparecencia de Noam Chomsky y Hugo Chávez el 24 de agosto de 2009. YOUTUBE

La prepotencia del poder sin control fue alcanzando situaciones extremas cuando comenzó el afán expropiatorio del líder. La palabra “exprópiese” tomó un lugar preponderante, especialmente en el interior del país, donde dirigentes locales emulando a los “caudillos” de los tiempos de la independencia, a caballo y machete en mano, comenzaron a tomar tierras de medianos y grandes productores agropecuarios. Unas 5 millones de hectáreas fueron sustraídas sin recibir compensación. Pero las medidas se extendieron a sectores industriales, productores de alimentos y hasta la banca.

Una anécdota que dibuja con crudeza la arrogancia del poder y la forma de manejar un país como una propiedad personal ocurrió el 26 de enero de 2011. Tras un reclamo de una usuaria de los créditos inmobiliarios del banco del grupo español BBVA-Provincial, Chávez, desde la televisión pública, llamó por teléfono a su presidente en Venezuela, el español Pedro Rodríguez Serrano y le dijo en tono autoritario: “Si el banco provincial que usted preside en Venezuela no está dispuesto a cumplir los decretos presidenciales comience usted a entregarme el banco”.

Hugo Chávez conversando con el presidente del Banco Provincial, Pedro Rodríguez Serrano, el 26 de enero de 2011. YOUTUBE

Ser rico es malo

Aunque también Chávez promovía la frase “ser rico es malo”, gran parte de la nueva élite, incluyendo a miembros de su propia familia y a quienes lo acompañaron en su proyecto socialista, terminaron migrando al extranjero con sus multimillonarios recursos obtenidos en negocios oscuros.

Asesores, hijos de familias tradicionales de la clase alta, a quienes se les dio el nombre de “bolichicos” asesoraron a los nuevos dueños del país, movilizaron y escondieron los dineros en los paraísos fiscales, establecieron empresas de maletín y compraron con sobreprecios mercancías vencidas. Detrás de ellos ascendieron también escoltas, militares, políticos y funcionarios.

Uno de los informes recientes de la ONG Transparencia Venezuela hace un registro detallado de 15 casos internacionales que se procesan en tribunales y fiscalías de seis países, ubicados en Europa y Estados Unidos, hasta febrero de 2019 que auscultan el origen de 13.199 millones de dólares, en investigaciones por lavado de dinero y corrupción. Los casos revelan el nombre de unas 60 personas vinculadas en una compleja red de relaciones personales y empresariales con los gobiernos de Chávez y Nicolás Maduro, su heredero político.

Algunos de los nombres más relevantes de esa oscura trama de corrupción fue el de Alejandro Andrade, un militar que participó junto con Hugo Chávez en el golpe del 4 de febrero de 1992. Fue su guardaespaldas durante la primera campaña presidencial que lo llevó al poder en 1999 y llegó a ser presidente de la Oficina del Tesoro Nacional entre 2007 y 2010 y desde ese cargo logró en comisiones millones de dólares por adjudicar divisas con cambios preferenciales a amigos del régimen. Fue sentenciado a 10 años de cárcel en Estados Unidos, donde se había refugiado con toda su familia y la fortuna adquirida desde sus cargos públicos.

La enfermera y sus negocios en España

La sargento Claudia Díaz Guillén y su esposo, el capitán Adrián Velázquez Figueroa, quien fuera miembro del equipo de seguridad del presidente, son dos de los nombres más emblemáticos en la historia de la corrupción chavista.

Claudia fue sargento de la Fuerza Armada Bolivariana y su ascenso social y económico derivó de las atenciones ofrecidas a Chávez durante los primeros meses de la convalecencia por el cáncer, antes de su muerte. Sus atenciones le merecieron el premio de ir a presidir también la Oficina del Tesoro Nacional, que en los tiempos en que se aplicaba el control cambiario permitía entregar dólares preferenciales a amigos y socios para luego ser vendidos en el mercado negro o para hacer importaciones ficticias.

Las ganancias por su pasantía en ese cargo fueron puestas al descubierto cuando el matrimonio de los dos exmilitares figuraron en los archivos confidenciales del bufete panameño Mossack Fonseca, donde se filtraron los documentos que evidencian el manejo de millonarios recursos de la pareja a través de empresas opacas. Los documentos demostraron cómo el matrimonio estableció al menos cinco empresas desde Panamá a través de cuentas bancarias en Suiza y Liechtenstein. La pareja se encuentra residenciada en España y tienen una solicitud de extradición por parte de Venezuela.

Vídeo de Univisión sobre el uso de paraísos fiscales por parte de Claudia Díaz y Adrián Velázquez. YOUTUBE

La larga lista de personajes incluye a otros nombres como Raúl Gorrín, quien fue un fiscal del Ministerio Público y ahora es un importante empresario, dueño del canal de TV Globovisión y otros medios de comunicación y empresas; Nervis Villalobos, Alex Saab, Francisco Convit, entre la larga lista de investigados.

Junto a ellos otras historias muestran la vida ostentosa de familiares y descendientes de figuras gubernamentales evidenciada a través de las redes sociales en las que se exponen al lado de yates de lujo, aviones privados y gráficas en zonas recreativas exclusivas. En 2017 Venezuela ocupaba el séptimo lugar entre los países con más jets privados en el mundo, según el ranking de Forbes, con 340 aviones de lujo, lo que representa un incremento del 7% en la última década. Así también casos emblemáticos como los llamados “narcosobrinos” de la pareja presidencial: Efraín Antonio Campos Flores y Francisco Flores de Freitas, detenidos por la DEA y procesados en 2015 por, presuntamente, intentar introducir 800 kilos de cocaína en Estados Unidos, de acuerdo con una operación encubierta realizada por el organismo antidrogas.

¿Cómo llegamos a esto?

Al día de hoy, no solo la clase media, sino también los sectores populares que tanto aplaudieron al líder populista y celebraron la destrucción institucional, se encuentran sumidos en una incertidumbre y una paralización signada por la obligada necesidad de sobrevivencia, con preguntas sin respuesta: ¿Cómo llegamos a esto? ¿En algún momento regresarán las libertades democráticas al país? ¿Será posible reconstruir institucional y económicamente a Venezuela?

En la historia de los últimos 100 años del país, no sería arriesgado afirmar que ningún gobierno, incluyendo las dictaduras militares sufridas durante los primeros 60 años del siglo XX, ha causado tal grado de destrucción económica como la generada por el chavismo en 22 años.

Hugo Chávez, en la portada de 'Time' del 18 de marzo del 2013. TIME
Hugo Chávez, en la portada de 'Time' del 18 de marzo del 2013. TIME MAGAZINE

Desde el año 2013 hasta 2021, la caída económica del Producto Interno Bruto (PIB) de Venezuela ha sido del 81,3%. Asimismo, el sueldo mínimo mensual se ha llegado a desplomar hasta los 2 dólares y la pobreza ha alcanzado al 96% de la población. En el año 1999 cuando Chávez llegó al poder, Venezuela contaba con 11.198 empresas manufactureras y hoy nos quedan en pie trabajando a 30% de su capacidad unas 2.100 empresas. La destrucción económica acabó con la principal industrial del país. Petróleos de Venezuela y sus cuatro refinerías están semiparalizadas.

Uno de los ejemplos más dramáticos fue el caso de la Siderúrgica del Orinoco (SIDOR), estatizada en 2007. Ese último año, en manos privadas produjo 4,3 millones de toneladas de acero líquido. En 2020 la producción cerró en solo 17.000 toneladas. Junto a estas empresas se desplomaron los servicios públicos; se deterioraron los embalses y centrales hidroeléctricas; cientos de nuevos proyectos quedaron a mitad de camino. Se invirtieron millones de dólares en termoeléctricas, las mayoría de las cuales están semiparalizadas. Aunque parezcan historias difíciles de creer, en algunas regiones del país, la población ha acudido a la leña para cocinar por la frecuente falta de gas y electricidad.

Con la mayor inflación en el mundo 

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) la inflación en Venezuela para este año 2021 es de 5.500%. La hiperinflación ya acumula 42 meses. Según el economista Jesús Casique, este año cerraremos con 50 meses de hiperinflación y vamos rumbo a superar a Grecia como récord histórico en el mundo. El economista Asdrúbal Oliveros considera que la crisis venezolana es la peor de América Latina en los últimos 50 años.

Por eso, en los tiempos actuales el Gobierno de Maduro apenas puede financiar el gasto público con lo poco que ingresa de los 500.000 barriles diarios de petróleo, de lo que aún se exporta a países asiáticos, parte de los cuales entrega a cambio de deuda y la ayuda que le envía a Cuba en gasolina y crudo.

Para compensar el déficit suele realizar emisiones de la moneda local (bolívares) a través del Banco Central de Venezuela (BCV) en pagos por vía electrónica con una moneda que no tiene respaldo, lo cual no sólo ha promovido la extrema inflación en la moneda local sino que los precios en dólares están alcanzando montos superiores en los productos que vienen del exterior. Prácticamente el bolívar como moneda local ha desaparecido como instrumento de cambio. Hasta el BCV estableció tasas diarias referenciales del dólar y el euro con la que se maneja la economía, aunque no hay una dolarización oficial. Se aproxima la tercera devaluación en chavismo en la que seguramente eliminarán nuevamente cinco ceros al bolívar.

Billetes de 200.000, 500.000 y un millón de bolívares emitidos en Venezuela. BANCO CENTRAL DE VENEZUELA
Billetes de 200.000, 500.000 y un millón de bolívares emitidos en Venezuela. BANCO CENTRAL DE VENEZUELA

La economía negra

La crisis económica generada por el estatismo, las expropiaciones, los controles sobre la economía y la corrupción encontró en la pandemia y las sanciones aplicadas por Estados Unidos y la Unión Europea no solo a figuras del poder y sus negocios, sino también a las operaciones financieras ligadas al Gobierno, en una suerte de “tormenta perfecta” que ha terminado de derrumbar los pocos cimientos que quedaban.

Pero al mismo tiempo, una economía subterránea ha comenzado a operar con dos ramas en las que se funden sus operaciones. Una de ellas es la venta clandestina de los recursos del país que genera ingresos en efectivo y abultan las cuentas bancarias en países aliados y paraísos fiscales, mediante la cual el alto Gobierno puede seguir operando. Gran parte de esos recursos provienen de la explotación ilegal del oro de Guayana en el estado Bolívar, cuya extracción, en su mayoría, es manejada por bandas delictuales y ejercen una explotación artesanal, sin tecnología, utilizando medios prohibidos como el mercurio y dañando la capa vegetal en una gran extensión de bosques y ríos protegidos, ubicados en parques nacionales. También se extraen de manera ilegal otros minerales como diamantes y coltán, este último muy solicitado por trasnacionales. Parte de estos minerales son exportados ilegalmente y sus ganancias no son registradas por el BCV ni son operados a través del presupuesto formal sino que se maneja a discreción de las altas figuras de las finanzas.

La otra rama del dinero efectivo que ha comenzado a fluir en el país proviene del tráfico de drogas que se alimenta de las siembras y procesadores de Colombia que manejan los grupos irregulares armados como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) disidente, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Clan del Golfo, entre otros. Especialmente las FARC y el ELN abrieron rutas a través de Venezuela y en alianza con organizaciones locales han tomado territorios, controlan algunas comunidades, poseen pequeñas fincas en donde establecen pistas aéreas clandestinas. Las rutas que manejan han perfeccionado y diversificado los mecanismos de exportación aérea, terrestre y marítima, a pesar de las limitaciones por la pandemia y desde Venezuela manejan un mercado que va hacia Centroamérica, México y Europa.

No hay precisión de la influencia de esta economía negra en el producto interno del país; algunos analistas estiman que podría situarse sobre 30% de los recursos que ingresan al país. Para el economista Asdrúbal Oliveros, 20% del PIB de la economía venezolana funciona en negro. En otros países latinoamericanos como Colombia se estima entre 20 y 25%; al igual que en Perú y Bolivia que son los tres principales países productores de cocaína en el mundo.

Nicolás Maduro y otros cargos del Gobierno venezolano, en una reunión con una delegación del Gobierno de China, en 2012. PRENSA MIRAFLORES
Maduro y otros cargos del Gobierno venezolano, en una reunión con una delegación china, en 2012. PRENSA MIRAFLORES

La extrema crisis económica ha obligado al Gobierno de Maduro a buscar auxilio en sus aliados y ha clamado a inversionistas extranjeros a quienes ha ofrecido un proceso de privatización de empresas del Estado, la mayoría de las cuales está quebrada o semiparalizada. Hasta los grandes aliados del chavismo como Rusia, China e Irán, si bien lo han ayudado a esquivar las sanciones financieras, al mismo tiempo manejan con cautela estas ofertas de invertir como accionistas principales. Observan que la crisis política, polarización y destrucción institucional en donde no hay reglas de juego van en contra de la seguridad de sus posibles inversiones.

La crítica de Putin

Sus aliados chinos, iraníes y rusos, que han participado en negocios con el gobierno venezolano han promovido tras bastidores, el nuevo “proceso de diálogo” que comienza a gestarse con ayuda de la Unión Europea y Estados Unidos. Pero el cese de las sanciones tiene un precio para Maduro que es devolver la independencia de las instituciones del país con participación de todos los sectores políticos.

Hasta Vladimir Putin, durante el último viaje realizado por Maduro a Rusia en septiembre de 2019, a donde fue a pedir auxilio, le pidió que pusiera orden en el país. En un encuentro en Moscú, el presidente ruso advirtió que negarse a conversar con los opositores puede agravar la crisis venezolana: “Toda negación al diálogo es para nosotros irracional”, dijo Putin frente a las cámaras.

Vídeo de la agencia Télam de la visita de Nicolás Maduro a Vladimir Putin en Moscú en 2019. YOUTUBE

Estados Unidos, ahora con la Administración de Joe Biden, ha promovido encuentros con emisarios del Gobierno y figuras de la oposición para promover un nuevo diálogo que conduzca a acuerdos básicos para comenzar a reconstruir el país. En las últimas elecciones parlamentarias de diciembre de 2020, la participación electoral fue de 30,5%, según las fuentes oficiales. Algunas ONG especializadas en el tema electoral aseguraron que la abstención estuvo cerca de 80%.

La extrema polarización ha convertido en enemigos a los bandos enfrentados y la diversidad de partidos opositores y posturas sobre cómo generar un cambio ha producido una apatía en la población dedicada fundamentalmente a la tarea de sobrevivir.

En la actualidad la oposición está dispersa con alrededor de 40 partidos políticos y una gran variedad de movimientos ciudadanos con posiciones disímiles en cuanto al camino para volver a la democracia. Para algunos es imposible que existan elecciones transparentes y equitativas mientras Maduro siga en el poder. Otros llaman a participar en las próximas elecciones regionales y un sector, que lidera Juan Guaidó, presidente de la saliente Asamblea Nacional electa en 2015 y presidente interino, dice que primero hay que construir las condiciones y está auspiciando un diálogo con el Gobierno e intentando aglutinar a la mayor cantidad de opositores.

La división también ocurre con el proceso de diálogo en las que unos la califican como una posición colaboracionista que no llevará a nada y hay extremos que plantean una salida de fuerza, como el caso de la dirigente opositora María Corina Machado.

En este escenario extremo, líderes importantes como Leopoldo López, Julio Borges y Antonio Ledezma se encuentran en el exilio, otros están inhabilitados y algunos tras las rejas al lado de más de 300 presos políticos.

Un país desinformado

Una gran debate político fluye diariamente en donde se expresan analistas, economistas, politólogos y líderes, en portales y redes sociales, sobre cuál debe ser la salida a esta profunda crisis, sin que aún no se observe una dirigencia que agrupe y canalice un camino común a favor de un cambio. Ese debate se produce en un país al que le han extinguido los grandes medios de comunicación impresos, televisión y radio.

Según una investigación realizada por el portal venezolano Prodavinci, en 2013 circulaban 13 periódicos de alcance nacional, ahora sólo quedan seis, los más importantes adquiridos por empresarios ligados al Gobierno; 56 regionales dejaron de circular entre 2017 y 2018. La mitad del país ya no dispone de medios impresos. La información libre se suele dar en las redes sociales, a pesar de los bloqueos a los portales y solo llega a un sector de la población, ya que el 60% no tiene acceso a internet. El celular se ha convertido en el vehículo por donde la mayoría de los venezolanos se informa con los riesgos de venir acompañada de noticias falsas que se disparan desde todos los flancos.

Periodista y consultor. Ha trabajado en medios como El Diario de CaracasEl Universal, donde fue editor del área de Investigación. En 1995 ganó el Premio Nacional de Periodismo por el libro Las cuentas ocultas del presidente. Es autor de otros títulos como Las balas de abril (2006), Afiuni, la presa del comandante (2012) y Los últimos días de Hugo Chávez (2020).

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