El ferrocarril que condenó a las mujeres del Mayab

El Tren Maya es el proyecto estrella del Gobierno de México, pero en las comunidades afectadas por su trazado se cuestiona su impacto.

Obras del Tren Maya en una zona de selva en la península del Yucatán, en México. EFE/LOURDES CRUZ
Obras del Tren Maya en una zona de selva en la península del Yucatán, en México. EFE/LOURDES CRUZ

Las torres de asfalto comienzan a ganar espacio en el horizonte de la península de Yucatán, México. Los espacios públicos, con el pasar de los meses, son cada vez más grises y menos verdes. Las mujeres tienen miedo del tránsito tan irregular de personas de todo el mundo, pero resisten. Entretanto, los intereses inmobiliarios son cada vez más evidentes. Los pocos cenotes a los que hace un par de años todavía se podía acceder ahora se encuentran totalmente privatizados, no por pobladores, sino por la industria hotelera, que día a día toma todo lo que pueda ser objeto de compra o venta.

Los carteles de “Se vende terreno frente al tren” son la normalidad en Izamal, un poblado ubicado al este de Mérida, la capital del Yucatán, donde el Gobierno presidido por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) pretende construir la fase 3 de su proyecto emblema: un ferrocarril que, en sus más de 1.500 kilómetros de vía, recorrerá a partir de 2023 los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Una obra faraónica, de un coste de unos 200.000 millones de pesos (unos 9.730 millones de dólares), con la que se espera mejorar la conectividad del sureste mexicano y corregir las desigualdades de la región. Una obra también polémica, que recibe críticas de activistas y ONG debido a su impacto ambiental. 

Como reportan las autoridades del Fondo Nacional del Fomento al Turismo, el megaproyecto ocupa el territorio donde el pueblo maya estableció sus ciudades más importantes, motivo por el cual la administración de AMLO usurpó el término para dar nombre a la nueva infraestructura ferroviaria: “Tren Maya”. La publicidad institucional también habla de un servicio sustentable, ecológico y sujeto al escrutinio del pueblo de México, en especial de las comunidades originarias de la región, es decir, los mayas.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, presentando el Tren Maya en Veracruz, el 22 de abril de 2022. EFE
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, presentando el Tren Maya en Veracruz, el pasado 22 de abril. EFE

Empero, lejos del paraíso multicultural que un tren con nombre indígena indicaría —junto a las promesas de un presidente que se asegura antineoliberal—, el antiguo territorio maya se encuentra sumergido en una situación compleja entre sus propios habitantes. Algunos esperan que el flujo turístico mejore la situación de pobreza a la que llegaron con promesas incumplidas de otros gobernantes. Otros se muestran preocupados por la deforestación y el despojo de tierras, e intentan conservar el patrimonio cultural de una de las zonas más ricas en recursos del país. Tampoco faltan los oportunistas quienes, con intereses políticos, abonan a la desinformación que, por el momento, parece superar los intentos de pobladores, académicos y especialistas que intentan entender las consecuencias de este fenómeno.

La académica y activista Larissa Gus, originaria de Mérida, llegó a Izamal para investigar el impacto del Tren Maya sobre las comunidades indígenas y, más en concreto, en la vida cotidiana de las mujeres del Mayab, el nombre originario de la península del Yucatán.

En entrevista con COOLT, esta especialista en estudios de género explica que en la región se está produciendo un crecimiento desproporcionado: “La especulación inmobiliaria es uno de los principales problemas, todo el mundo quiere hacer negocio con esto”.

Gus también ilustra con un ejemplo el impacto de la nueva infraestructura en la vida cotidiana de los habitantes de Izamal: “Una señora que llevaba a su hijo a la escuela me comentó que él tiene 11 años y que antes del tren se iba solo a la escuela en bicicleta. Sin embargo, tras el comienzo de la obra, ante el alza de reportes de accidentes por las máquinas, la señora decidió que era mejor llevarlo ella misma. Esto evidentemente tiene una implicación directa en su economía, dado que tiene que dejar de trabajar [para acompañar a su hijo]. Asimismo, las discusiones en casa fueron en aumento cada vez que la mujer le mencionaba a su esposo alguna crítica en contra del Tren Maya. El padre espera que la construcción le consiga un mejor trabajo o mejore de algún modo su cotidianidad”. 

El tren fantasma

Larissa Gus considera que la desinformación es uno de los grandes problemas con el Tren Maya en lugares como Izamal, ya que ni siquiera las autoridades reportan las ubicaciones concretas del proyecto. “Nadie en Izamal sabe exactamente dónde estará la estación”, explica la académica, quien recuerda que primero se supuso que usarían las instalaciones de una vieja estación en desuso, pero que esa idea fue descartada posteriormente por las dificultades que entrañaba la movilización de las personas que residen en las cercanías de las vías.

Actualmente, para llegar al poblado de Izamal desde la ciudad de Mérida, es necesario recorrer la carretera 180 rumbo a Tixkokob, pasar por Cacalchén y tomar la avenida número 21 hasta Citilcum. Las fachadas color mostaza, de una hilera de fincas coloniales, son el primer aviso de que estás en el lugar correcto.

Carteles indicadores en Izamal, municipio del Yucatán por donde pasa el Tren Maya. RICARDO BALDERAS
Carteles indicadores en una calle de Izamal. RICARDO BALDERAS

Al norte del pueblo se encuentran los vestigios de la antigua estación de tren de Izamal, construida en 1883, y donde un guardia de seguridad asegura que hace apenas un año, ahí se contempló construir el tercer tramo del Tren Maya, pero que desconoce el motivo por el cual el Gobierno claudicó. Él sólo vigila una paz que comienza a desvanecerse.

En el centro de Izamal se encuentra la pirámide de Kakmó y una de las iglesias católicas más grandes del mundo. Los turistas ocupan espacios en la plazoleta central y hacen largas filas para escuchar el origen del convento de San Antonio de Padua, o la historia sobre cómo los restos de la magnífica pirámide quedaron sepultados en la época colonial. Tampoco ellos saben dónde está el famoso Tren Maya, aunque sí responden con curiosidad cuando se habla del tema.

Ni las casas más alejadas del pueblo, los mercados, los policías o los vendedores ambulantes que se instalan caprichosamente en el corazón de aquel pueblo saben a ciencia cierta dónde estará la estación que lleva el nombre de su pueblo, Izamal del Tren Maya.

De este modo, el recorrido completo, se vuelve indispensable para entender el conflicto del que habla Larissa Gus en su investigación. La desinformación ligada al Tren Maya emerge mientras la publicidad del Gobierno se limita a explicar que en el tramo 3 del ferrocarril, que va de Mérida a Izamal, “hay tres estaciones y dos paraderos: Mérida aeropuerto, Teya, Izamal (terminales) y Maxcanú y Tixkokob (paraderos)”. Esa misma publicidad destaca que Izamal es considerado un Pueblo Mágico (programa federal de fomento al turismo), en cuya estación “se manifiesta la amalgama de las tres culturas”, con una estructura “inspirada en una de sus pirámides y una arquitectura vernácula”.

Dicha información es lo único que revela el Gobierno sobre el tren. Aun en las búsquedas más exhaustivas del sitio oficial, la ubicación real de la estación sigue siendo un misterio. Lo que sí se lee en el sitio oficial es que las imágenes que presentan como especulación final del proyecto son tan solo prototipos a los que se aspira llegar con dicha construcción.

Recreación virtual de la estación de Izamal del Tren Maya. GOBIERNO DE MÉXICO
Recreación virtual de la estación de Izamal del Tren Maya. GOBIERNO DE MÉXICO

La amenaza del crimen

En muchos niveles, la conclusión más preocupante a la que llega la activista Larissa Gus es la presunta aparición de la trata de personas con fines de explotación sexual por el incremento del turismo extranjero. Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas (RNPDNO), el estado de Yucatán reporta que de 1964 a mayo de 2022 se registraron 6.414 expedientes por personas desaparecidas. La mayoría de ellas fueron encontradas con vida.

Sin embargo, según la misma información del RNPDNO, de los cinco estados por los que pasará el Tren Maya, Yucatán ocupa el tercer lugar de reportes por desaparición de personas que se encuentra sin concluir. Esta condición, asegura Gus, puede verse fuertemente influida tras la conclusión del proyecto impulsado por el Gobierno de AMLO.

Finalmente, la académica explica que el único lugar donde la obra es evidente es en la ranchería de Citilcum, donde las voces críticas, dado el tamaño del lugar, son cada vez menos perceptibles tanto para los medios de comunicación como para el Gobierno.

“En un pueblo como Citilcum, más de una mujer me dijo que se sentía insegura”, dice Gus. “Las mujeres tienen miedo. Los casos de acoso callejero aumentaron con la llegada de trabajadores obreros encargados de la obra”.

Vías del tren en Izamal, municipio de México por donde pasará el Tren Maya. RICARDO BALDERAS
Vías del ferrocarril en Izamal, una de las futuras paradas del Tren Maya a su paso por Yucatán. R.B.

A esa creciente presión ambiental que sufren las mujeres de Citilcum se suma el desconocimiento de los detalles del Tren Maya. La académica entrevistó a mujeres que vivían en terrenos afectados por el proyecto, como una vecina que le aseguró  “que le costaba trabajo entender el tren estando ella a pocos metros de las vías”. Su casa se encuentra a escasos 10 metros de distancia de la infraestructura, y, según relata, nadie se dirigió a ella en la famosa consulta que el Gobierno Federal anunció para captar las necesidades de los pueblos indígenas afectados por el proyecto.

De este modo, el Mayab, palabra con la que los lugareños y las comunidades mayas hacen referencia a sus tierras y que significa “Lugar de pocos”, parece a punto de desaparecer entre la neocolonización del progreso impulsado desde presidencia de la República. Este concepto ancestral de comunidad que claramente se refleja entre quienes habitan la península corre el riesgo de quedar al borde del olvido.

Periodista. Especializado en transparencia, investigación y reporteo de datos abiertos. Colaborador de Aristegui Noticias, Poder México Leaks, entre otros medios.

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