Sara Hebe: entre la casa okupa y el éxito de masas

La rapera argentina, que presenta su disco más electrónico, quiere comerse el mundo sin dejar de lado su ideario. “Soy una cosa rara”.

La rapera argentina Sara Hebe, en concierto en el Teatro Flores de Buenos Aires, el 28 de mayo de 2022. NADIA GUZMÁN
La rapera argentina Sara Hebe, en concierto en el Teatro Flores de Buenos Aires, el 28 de mayo de 2022. NADIA GUZMÁN

Una copa de vino en la calle delante de una pizzería cualquiera de Nápoles y la imperfección nerviosa del encuadre de las videollamadas. Sara Hebe, la rapera cumbiera y antifascista argentina, está de gira por Europa. “Ahora duermo en hoteles y no en casas okupas de las que me desalojan”, cuenta, caminando sobre ese hilo fino y fuerte que conecta el underground con el mainstream y el gran éxito definitivo.

Si cantas cosas como “nadie se suicida en una comisaría” o “yo abortaría por si se hace policía” pueden pasar dos cosas: que el mercado te cierre las puertas porque no le interesan mensajes tan antisistema o que, cuando creas que has burlado al mercado, este absorba tu talento para convertirlo en ganancias, como puede haber sucedido con Molotov o con Residente. Sara aún no ha llegado tan lejos como ellos, pero la potencia de sus himnos y su inquietud insaciable hacen temer un salto definitivo en cualquier momento.

“Es importante ganar el relato, que el mensaje antifascista y transfeminista llegue a todos lados”, defiende, aunque “el capitalismo acaba comiéndose las periferias para ser más grande”. 

Cumbia aparcada que va a volver

A sus 38 años, Sara Hebe ha probado a dejar un ratito la cumbia a un lado para firmar un disco oscuro, muy electrónico y bailable, con pinceladas de dancehall, de techno —“es el nuevo punk”, dice— y de drum’n'bass, siempre de la mano de ese rap suyo que combina con todo.

El álbum se llama Sucia Estrella, y la artista lo va a llevar de gira por Europa durante dos meses frenéticos de bolos y festivales con España como escenario privilegiado: el 17 de junio toca en Zaragoza, el 18 en Madrid, el 22 en Barcelona y entre finales de julio y principios de agosto estará en Estella, en Vitoria y en el Festival Sonrías de las Rías Baixas.

El disco demuestra dos cosas: que Sara tiene hambre, pero que no quiere el éxito a cualquier precio. Cuando podía dar el paso definitivo al reguetón cumbiero más comercial, probó con el techno, las bases policromadas y con capas, la experimentación por delante de lo fácil y aparcando la sabrosura de la cumbia un rato. Aunque también ahí hay lugar para el hit, como demuestra en ‘Cheto mal’ o en ‘Almacén de datos’.

Videoclip de la canción 'Almacén de datos', de Sara Hebe con Ana Tijoux. YOUTUBE

Parémonos un momento en esta última canción, firmada junto con Ana Tijoux, porque su letra poetiza como muy pocas la saturación que vivimos ante la era digital y también en relación al éxito. “¿Quién está de DJ y por qué no me pincha?”, “Si no estoy en la playlist no existo”, “Inteligencia artificial, tráfico de información / Romper el algoritmo y que se escuche esta canción / Pegar en la big data un streaming bien top / Mira mi contenido está vacío, así es mejor”, son algunos de los versos de esta canción que fluctúa, como nos pasa a todos, entre abrir un bar y petarlo del todo.

A veces, esos dos extremos no están tan lejos. “Me siento un poco en medio del circuito masivo y del underground. El sistema capitalista, el mercado, casi siempre cierra el circuito a los discursos más pesados y antifascistas y engulle a los periféricos, pero yo soy una cosa rara, puedo vivir de la música y no me va mal, a momentos quiero más y más, ir a festivales llegar a otros públicos, pero al mismo tiempo mantengo la esencia de mis letras combativas y en ocasiones, cuando estoy tocando ante exguerrilleros colombianos, pienso que aquello vale la pena y el éxito no importa”, reflexiona.

La llamada esperada de Bizarrap

Entre un extremo y el otro solo hay una llamada telefónica. La de la colega que decide abrir el bar contigo o la de un productor, pongamos Bizarrap, que decide que grabes con él y te hace saltar finalmente a la fama. Es difícil hablar con una rapera argentina y que el nombre de Biza no aparezca antes de cinco minutos.

Se le enciende una sonrisa. “Hasta mis amigues más anarquistas me lo dicen, ‘¿che, por qué no te llama Bizarrap?’, pero yo creo que Biza está más cerca de grabar con 50 Cent que conmigo, aunque claro, me encantaría, es un genio capaz de dar visibilidad a artistas pequeños o grabar con los más grandes, o dar espacio a un discurso como el de Residente contra J Balvin, más allá de que te parezca bien o mal”, apunta medio desmarcándose medio dejándose querer.

“No sé qué haría, pero intentaría llevar allí mi mensaje”, dice, y bromeamos sobre la idea de un capitalismo gordo cebándose con las periferias como letra de esa hipotética sesión con Bizarrap a los mandos, sin saber muy bien si es una ensoñación gratuita o algo cerca de producirse. Porque, en el fondo, Sara Hebe sabe perfectamente que un artista como el Villano Antillano, que ha llegado a la fama de la mano de Biza, tiene mucho más que ver con ella y su discurso disidente que con 50 Cent.

La rapera argentina Sara Hebe, en una imagen promocional del disco 'Sucia Estrella'. GON RESTI
Sara Hebe, en una imagen promocional del disco 'Sucia Estrella'. GON RESTI

Existe todavía un último link un tanto indirecto que une los extremos. Sara Hebe hizo la que fue durante tres temporadas la canción principal de Marginal, una popular serie argentina sobre las cárceles del país. El tema, uno de los mayores hits de la rapera, fue reemplazado en las dos últimas temporadas de la serie por uno de L-Gante, quien, como Hebe, ha bebido de la cumbia villera para su música, enmarcada en el género RKT, con una fuerte influencia del reguetón. ¿Adivinan quién ha producido esa canción? Exacto, Bizarrap. Se cierra el círculo.

Más allá del rey midas del rap latino, Sara Hebe anuncia que volverá a la cumbia acercándose justamente al sonido RKT. Y el olor a éxito cuando lo dice es tan fuerte como el de un asado de faso o el del Congreso de la Nación ardiendo.

El frío y la lejanía de la Patagonia

La capacidad de ir de lo personal a lo político, de hacer himnos feministas y a la vez reconocer contradicciones, de ir un paso más allá en la reivindicación del deseo femenino y hacerlo con ritmos variados y poesía afilada hacen de Sara Hebe una artista única, con visión avanzada como la Mala Rodríguez y coqueteos con el dembow a lo Bad Gyal.

Pero los orígenes de la artista contrastan con esa mezcla explosiva: Hebe se crio en la Patagonia, en la ciudad de Trelew, donde nació en 1983 y vivió hasta los 18 años, “en calles de tierra y con el piso congelado por un frío de escarcha en invierno”, y una adolescencia “bebiendo sobre un puente cerveza, licor de menta, lo que sea hasta emborracharnos”.

Sus primeros recuerdos musicales, Charly García y otras influencias variadas que recibió a través de sus padres. Después topó con un disco de los Fuggees y vinieron la cumbia villera y propuestas rebeldes argentinas como Actitud Maria Marta o Todos tus Muertos, al igual que a los Beastie Boys. De todo eso tiene un poco su música.

Videoclip de la canción 'La noche', de Sara Hebe con Mi$$il. YOUTUBE

“El rap, por ahí, tiene que ver con algún tipo de hostilidad vivida, y en la Patagonia se viven hostilidades climáticas, sociales; estar allá abajo del todo, la lejanía…”, reflexiona Sara Hebe, criada al fin y al cabo en un lugar utilizado como símbolo de la loma del orto, más allá incluso de la propia Argentina.

Hebe se fue a Buenos Aires a estudiar Derecho, por una “idea de justicia y de salvar no sé qué mundo” que después cambió por el teatro, donde años después “la lucha feminista” le sirvió para revisar que no era tan normal que aquel medio conocido actor le citara en un hotel para una entrevista de trabajo.

Y “esa migración”, dice Sara Hebe, es lo que le lleva a “querer conocerlo todo”: el punk, el techno, el rock, el rap, la cumbia, y también la gente, los países. “Siempre fui medio vaga para estudiar, la música y los viajes me sirven para aprender constantemente”, resume la rapera que ahora gira por el mundo de hotel en hotel, en lugar de en casas okupas al filo del desalojo.

Periodista. Ha sido corresponsal freelance en Brasil para medios como El Mundo, La Tercera y Revista 5W. Actualmente colabora con Eldiario.es y Ara.

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