Sandra Gamarra disecciona el poder colonial

La artista limeña lleva a Madrid la exposición ‘Buen Gobierno’. Una revisión personal del papel de España en la historia del Perú.

Detalle de 'La Independencia en el Perú', de Sandra Gamarra (2021), obra expuesta en 'Buen Gobierno'.  JUAN PABLO MURRUGARRA
Detalle de 'La Independencia en el Perú', de Sandra Gamarra (2021), obra expuesta en 'Buen Gobierno'. JUAN PABLO MURRUGARRA

Apropiación, imperialismo e identidad son conceptos que sobrevuelan la nueva exposición de Sandra Gamarra (Lima, 1972), Buen Gobierno, en la que la artista construye un debate en torno a las cuestiones que surgen al analizar la relación de expropiación entre España y Perú. 

Las pequeñas alteraciones de cuadros canónicos nos dan la bienvenida al museo que Gamarra ha ideado en la Sala Alcalá 31 de Madrid —donde la muestra permanecerá hasta el 16 de enero—, como si desplazando el foco desde el que habitualmente leemos esas pinturas se revelaran colores y texturas en las que no quisimos fijarnos.

Visibilización de las ausencias

El nombre de la exposición ya nos da pistas sobre la relación asimétrica que encontraremos dentro, y es que remite al manuscrito Primera nueva crónica y buen gobierno, firmado en 1615 por el cronista quechua Felipe Guamán Poma de Ayala desde Huamanga, actual Ayacucho. En ese documento, se solicitaba al rey español Felipe III una reforma política estructural del gobierno virreinal para salvar a su pueblo de la explotación, las enfermedades y las mezclas raciales, todo ello para prevenir la desaparición de la cultura autóctona.

Comisariada por el historiador de arte Agustín Pérez Rubio, la muestra incluye versiones de obras clásicas como como El matrimonio de la Ñusta y La proclamación de la Independencia de Perú. Ambas parten, respectivamente, de cuadros del siglo XVIII y principios del XX que, con un desplazamiento cromático, nos remiten a ese cambio de foco que realza los usos taxonómicos que se han dado a dichas representaciones en las ciencias sociales, al mismo tiempo que realza la marginación de las culturas nativas y mestizas en los relatos históricos hegemónicos.

Lienzos de la serie 'Pinturas de mestizaje' incluidos en la exposición 'Buen Gobierno'. GUILLERMO GUMIEL
Lienzos de la serie 'Pinturas de mestizaje' incluidos en la exposición 'Buen Gobierno'. GUILLERMO GUMIEL

Junto a ese juego de espejos, destacan otras piezas como la serie de Pinturas de mestizaje del siglo XVIIII, atribuida a Cristóbal Lozano, y trabajos de artistas contemporáneos como Primitivo Evanán Poma y Valeriana Ecanán Vivanco. Todo ello para, según Gamarra, “evidenciar la carga colonial que desde el imaginario pictórico y artístico se ha impuesto en los modos de ver y en las prácticas del mundo del arte occidental”.

Le preguntamos a la artista —quien ha expuesto en la Bienal de Berlín, el Museo Contemporáneo de Tokio y la Tate Modern, entre otros lugares— sobre los elementos que llamaron su atención de dicho desencuentro. “Desde el colegio nos han enseñado a medir, entender, analizar el mundo que nos rodea, desde los paradigmas de nuestra cultura, desde la confianza en el progreso”, responde Gamarra. “Cuando vemos que este progreso no llega, y no solo por la inoperancia de nuestros gobiernos, sino porque el propio sistema económico genera y favorece esas desigualdades, es ineludible no mirar todo aquello que se ha visto como errado, atrasado, ignorado, y darnos cuenta que sus conocimientos han seguido actualizándose al margen de la cultura hegemónica”.

La instalación 'Tierra Virgen', de Sandra Gamarra (2021). GUILLERMO GUMIEL
La instalación 'Tierra Virgen', de Sandra Gamarra (2021), que preside la exposición 'Buen Gobierno'. GUILLERMO GUMIEL

Otras obras de la exposición como Tierra Virgen nos interpelan de forma todavía más directa, en esta ocasión hablando sobre la última cara del colonialismo que representa el turismo. La instalación es una especie de altar compuesto de 315 lienzos de artistas cuzqueños que reproducen copias de la Virgen del Cerro como souvenir. En su elaboración se ha empleado el falso pan de oro que también encontramos en la serie Falso oro sobre realidad peruana IV-V, pieza que remite al desastre mediomantiental minero de Cerro de Pasco a través de fotografías en las que la zona afectada aparece cubierta por dicho material.

Tal vez la obra que incide en mayor medida en los múltiples niveles de expropiación sea Cuando las papas queman (Patata caliente), formada por 160 óleos que representan exhaustivamente las diversas variedades de la patata. Uno de los poderes más grandes del argumentario ecologista es su capacidad para lograr un juego de escalas que trae cosas pasadas hasta un extenso presente; de modo que aquella apropiación, aunque oculta como una raíz en el tiempo, es todavía parte fundamental de la planta parasitaria que supone la extracción de recursos dentro del juego geopolítico. Esta pieza viene acompañada también por otras series que nos recuerdan la fragilidad de la naturaleza como fuente inagotable de bienes.

Obras de la serie 'Cuando las papas queman', de Sandra Gamarra (2020-2021). JUAN PABLO MURRUGARRA
Obras de la serie 'Cuando las papas queman', de Sandra Gamarra (2021). JUAN PABLO MURRUGARRA

“En el contexto actual, todo pasa por los enfrentamientos ecológicos”, explica Gamarra. “No solo en los países donde los conflictos ambientales, como en el caso peruano, son condición permanente. Sino en la situación global tal como la vemos ahora, en donde hay dos frentes que se van polarizando. Porque, ante la escasez de las materias primas, de alimentos, del agua, por no hablar de la propia tierra y de las condiciones mínimas para la vida, se empiezan a redibujar grupos enfrentados: ricos y pobres, demócratas y comunistas, blancos y no blancos, para continuar escribiendo una historia de buenos y malos, ganadores y vencidos, pero también de víctimas y victimarios”.

Gamarra no solo habla de raza y países, también centra el objeto de su producción artística en el género y las concreciones históricas en los individuos fruto del choque cultural entre países. Mis tres razas es otra de sus alteraciones que reproduce una frase de la pensadora feminista decolonial Rita Segato sobre el cuadro Las tres razas o la igualdad ante la ley, pintado en 1850 por el peruano Francisco Laso de la Vega y de los Ríos.

En palabras de la propia artista, el juego de alteraciones forma parte de toda la muestra: “La exposición entera está pensada como un juego de espejos en el que las piezas y los espacios se repiten con ligeras diferencias, en la que la pintura se erige como catalizadora de una forma de representar el mundo, y también como traductora de otras sensibilidades”.

'Mis tres razas', de Sandra Gamarra (2021), que reproduce una obra de Francisco Laso de la Vega y una cita de Rita Segato. JUAN PABLO MURRUGARRA
'Mis tres razas', de Sandra Gamarra (2021), que reproduce una obra de Francisco Laso de la Vega y una cita de Rita Segato. JUAN PABLO MURRUGARRA

El comisario de la muestra hace una lectura positiva del intercambio al afirmar que Gamarra “construye su proyecto sobre un espacio de conflicto y señala cómo el origen de las naciones latinoamericanas está íntimamente ligado al propio nacimiento de España, y cómo una mirada crítica sobre el buen gobierno de estos dos legados es la clave para construir otras formas de convivencia”.

“Casi 400 años después de este manuscrito, esta mezcla racial y cultural no ha significado la desaparición de estas civilizaciones, sino que se han servido, con dolor y dificultad y casi en contra una de la otra, para la evolución de las mismas”, agrega Pérez Rubio.

Una polémica estructural

Los problemas y conflictos que Gamarra señala dentro de las salas de la exposición se han hecho evidentes también fuera, en la calle: el periodista Peio H. Riaño desveló en un artículo de Eldiario.es que la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, institución del que depende la Sala Alcalá 21, pidió retirar las palabras “racismo” y “restitución” del texto que da la bienvenida a los visitantes de Buen Gobierno. A ello se suma que la misma Consejería decidió excluir a Gamarra de las exposiciones de artistas hispanoamericanos del festival Hispanidad 2021.

La polémica se enmarca en un contexto de afán de reafirmación patriótica por parte de ciertos grupos políticos en España, al mismo tiempo que desde determinados círculos intelectuales se ha resucitado el mito de la hispanidad conquistadora, combatiendo la “leyenda negra” y la “imperiofobia”. En esa línea se sitúan, por ejemplo, los argumentos del expresidente español José María Aznar, que el pasado 30 de septiembre declaró: “El indigenismo va contra España y yo no voy a pedir perdón”.

La artista Sandra Gamarra, en la exposición 'Buen Gobierno', en la Sala Alcalá 31 de Madrid. GUILLERMO GUMIEL
La artista Sandra Gamarra, en la exposición 'Buen Gobierno', en la Sala Alcalá 31 de Madrid. GUILLERMO GUMIEL

Le preguntamos a Gamarra si acaso se siente aludida en esas declaraciones, y su respuesta toma distancia de la anécdota hacia la reflexión: “Mi exposición no es indigenista y, de ser así, tampoco es que el ser indígena o reivindicar lo indígena signifique ir contra España. Si hubiera que pensar en un grupo que está en contra de otro, ese es el nuestro como sociedad occidental, porque nuestra forma de vida, de consumo, va en contra de todo y de todos, incluso de lo que consideramos ‘nuestro grupo’. Lo que planteo es cómo el desconocimiento de esas otras historias, no nos deja organizar —como si de recuerdos se tratara— nuestra relación con ellos. Si hay una restitución por hacer, es justamente esa, reconsiderar nuestras maneras de conocer, de nombrar, de organizar, hasta de exponer, todo ello que también nos es común. Y entendiendo esa comunidad, esa igualdad en el conjunto, redibujar las relaciones de poder que hemos tendido entre nosotros”.

Pese a estas controversias, la artista todavía reivindica la importancia de la exposición en Madrid antes de despedirnos: “Es importante, porque he vivido muchos años aquí y los temas desarrollados han encontrado su cauce, poco a poco, de exposición en exposición, en esta ciudad. Pero si te refieres al tema histórico, es tan importante que sea aquí, como lo sería también en Lima. Ese buen gobierno de los legados, de lo que somos, urge en cualquier ciudad donde las polarizaciones, como decía antes, redibujen un escenario del pasado, en donde la imposición de nuestra forma de vida se disfrace de libertad o democracia”.

Periodista, traductor y guionista. Autor del ensayo Panero y la antipsiquiatría (2017) y de las novelas Samskara (2019) y Díptico Espiritista (2022).

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