Javier Diment, maestro del melodrama criminal femenino

El cineasta argentino lleva el género de terror a otro nivel con ‘El apego’. Mujeres extremas, abortos clandestinos y la dictadura militar de fondo.

Las actrices Jimena Anganuzzi y Lola Berthet, en 'El apego', melodrama criminal de Valentín Javier Diment. CORTESÍA
Las actrices Jimena Anganuzzi y Lola Berthet, en 'El apego', melodrama criminal de Valentín Javier Diment. CORTESÍA

Ganador de la sección Nuevas Visiones del Festival de Cine Fantástico y de Terror de Sitges con El apego, el director argentino Valentín Javier Diment (Buenos Aires, 1967) se ha revelado como un maestro artesano del melodrama criminal femenino y el cruce de géneros que, sin pedir permiso, se abre paso desde la periferia de la industria latinoamericana.

Con sus personajes truculentos, predominantemente mujeres, que se inscriben en tramas que exploran el machismo y el patriarcado en épocas y lugares poco comunes, Diment es capaz de brillar en festivales como el de Guadalajara, México, en una sección de temática LGTB+, y a la vez cautivar al exigente jurado del género que suspira por la sangre en Sitges.

“Las sorpresas abundan en un thriller elegante y lleno de suspenso, ambientado en la Argentina de los años setenta, cuando se perseguía a lesbianas y se prohibía el aborto”, ha destacado la crítica de cine uruguaya Patricia Boero sobre El apego, película premiada nada menos que en la categoría que pone el foco en las miradas frescas que llegan al prestigioso festival catalán. Diment, sin embargo, no es un novato. Este argentino de 54 años cuenta con una prolífera y polifacética carrera que incluye trabajos como director, guionista, actor y productor, tanto de filmes documentales como de ficción.

Entre las películas que llevan su firma destacan El sentido del miedo (2007), El propietario (2008), La memoria del muerto (2011) y El eslabón podrido (2015), que en su momento ganó el premio del público en Sitges. Parapolicial negro: apuntes para la prehistoria de la Triple A (2010) y La Feliz, continuidades de la violencia (2019) son algunos de sus trabajos documentales.

Pero la última obra de Diment, que combina melodrama, thriller y erotismo, se sitúa en otro nivel. Incluso ha sido caracterizada como “almodovariana”, no solo por algunos guiños estéticos y dramáticos, sino porque se trata de una historia femenina de principio a fin: la película narra el encuentro entre dos mujeres extremas, Carla e Irina —interpretadas por las talentosas actrices Lola Berthet y Jimena Anganuzzi, que colaboraron con Diment en la creación del guion—, y otros dos personajes secundarios no menos potentes, Josefina y Dominga, madre y ayudante de Irina respectivamente.

El cineasta argentino Valentín Javier Diment, durante el rodaje de 'El apego'. MORA DELLATORRE
El cineasta argentino Valentín Javier Diment, durante el rodaje de 'El apego'. MORA DELLATORRE

“Admiro profundamente a Almodóvar y lo tomo de inspiración para muchas cosas. Pero al margen de lo evidente, de algún paso de comedia o la elección de casting, esta película se ubica en una tradición de melodramas que tiene de referencia al tridente formado por Douglas Sirk, Rainer Fassbinder y Almodóvar”, explica Diment en entrevista con COOLT a su paso por Sitges.

El creador latinoamericano también se nutre de películas como ¿Qué fue de Baby Jane? (1962), dirigida por Robert Aldrich y protagonizada por Bette Davis y Joan Crawford. “Lola Berthet me recuerda mucho a Davis, por su expresividad, por la potencia de su rostro y rigor, y la cantidad de cosas ocultas que evoca con su mirada”, señala Diment sobre una de las mujeres pilares de su relato.

Una historia atravesada por la violencia sexual

Producido por Películas V, El apego trata sobre una joven desesperada que acude a una doctora para abortar. Como ya se encuentra atravesando el cuarto mes de embarazo la doctora se niega, pero le propone vender el bebé a unos clientes suyos, y le ofrece alojamiento hasta que el niño nazca. Las perturbadas personalidades de ambas mujeres se entrelazan entonces en una extraña y peligrosa relación.

“Las historias con ideas ficcionales sólidas tienen varias líneas de fondo y aquí lo esencial es que hay dos mujeres atravesadas de distintas maneras por la violencia sexual y la tragedia que a su modo buscan encontrarse”, sostiene Diment.

En esencia, de lo que quiere hablar el cineasta es de si es posible o no recuperarse de ciertos golpes violentísimos que podemos sufrir en la vida. Diment quería contar una historia de personajes “fuertes y marginales”, y decidió situar el drama en el marco temporal de la última dictadura militar argentina porque servía a su objetivo, aunque no quería hablar directamente de los militares.

“Lo que trasciende mediáticamente de esa época son los desaparecidos, los secuestros los bebés, etc. Pero esa era solo una porción de la Argentina. Había mucha gente que no tenía nada que ver en su vida cotidiana de forma consciente con esas tensiones, a pesar de estar afectada, y que seguía adelante con sus vidas, y ahí había otros abusos y violencias”, subraya sobre el trasfondo de un film que esconde giros inesperados.

Si bien aquellos años oscuros en el país sudamericano son propicios para el género de terror o político, Diment quiso que su película sea esencialmente “un melodrama cruzado con un thriller de suspenso”. “A mí me gusta mucho el golpe de efecto, el susto, la tensión, el suspiro, la risa, los momentos incómodos, por eso utilizo esos recursos”, dice.

Tráiler de la película 'El apego', de Valentín Javier Diment. YOUTUBE

En su anterior película, El eslabón podrido, otra historia de mujeres fuertes y poderosas, pero en un entorno rural, Diment ya hizo una apuesta muy cuidada a nivel estético y de lenguaje cinematográfico. Ahora, el salto que hace es que lo estético está extremadamente calculado en función de la trama. El director, de formación autodidacta, explica que “la película es barroca, está enfocada en lo simétrico y en encuadres un poco extremos, y eso tiene que ver con los personajes”.

Otro de los recursos de los que el cineasta se sirve a nivel argumental —y de forma inusual—, es la paleta cromática, que pasa del blanco y negro al color. “Hay algo muy artificioso en esta película. Está hecha como un objeto, no busca el naturalismo, busca otra dinámica. Si a las actuaciones las acompañaba con color había una traición, una contradicción. El blanco y negro permite reforzar lo retro, y a la vez apoya la propuesta visual general”, dice Diment, quien añade: “Luego el empujón de color aparece en un momento que iba a permitir hablar de nuevos inicios. Cuando todas las películas empiezan a cerrar, ésta se abre”.

Las mujeres toman protagonismo

El apego, que se estrenará comercialmente el 4 de noviembre en Argentina, llegó a Sitges coincidiendo con un polémico debate en torno al uso de voces femeninas o el tratamiento de la violencia que sufren las mujeres por parte de creadores hombres. Una discusión que tomó fuerza con el caso de los tres escritores ganadores del millonario Premio Planeta 2021 que se ocultaban tras el seudónimo de Carmen Mola, criticados por algunos grupos feministas por aprovechar la ola feminista con fines comerciales.

En este contexto, Diment defiende su propia elección artística y subraya que su propuesta “no tiene la intención de ser una enunciación política sobre el rol de las mujeres”, sino que, en tanto obra, es un retrato de cómo se refleja la realidad de su mundo perceptivo. “Y en ese mundo perceptivo las mujeres tienen un rol tremendamente importante. Evidentemente uno descubre mucho de sí mismo cuando se pone a retratar”, señala el director, quien no cree tener que “pedir permiso” para incluir a las mujeres en sus relatos, algo que viene haciendo desde sus inicios.

“Vivo en un mundo de hombres y mujeres, y no retratarlo sería absurdo. Me interesan en general un poco más las mujeres como personajes, porque tienen más matices, son más ricas y, sobre todo, es un mundo más desconocido para mí. Si tengo que escribir solo de lo que yo soy y conozco, sería un embole”, reflexiona Diment. “Siempre trabajé con mujeres fuertes, con la temática LGBT. Pero de lo que hablo es de las relaciones humanas, de la posesión, de gente que no sabe encontrarse con el otro y busca hacerlo a veces de formas espantosas”, añade.

Fotograma de la película 'El apego', de Valentín Javier Diment. CORTESÍA
Fotograma de la película 'El apego', de Valentín Javier Diment. CORTESÍA

De hecho, el argumento de El apego es resultado de un trabajo colaborativo con las actrices protagónicas. “Teníamos ganas de trabajar juntos. Yo agarré dos personajes que me interesaban. Y así empezamos a ver cómo organizar una historia a partir de esos personajes”, cuenta Diment.

A diferencia de quienes se pueden sentir amenazados, el cineasta observa con pasión el proceso de transición hacia un cambio de hegemonía en el campo cultural, donde las mujeres y las divergencias empiezan a tomar protagonismo.

“Antes era más fácil para el varón blanco y rico, y ahora no lo es. Pero no olvidemos que como artistas —aunque no me considero tal cosa—, si queremos construir relatos, estamos hablando del alma humana, y que sea varón, mujer, homosexual, heterosexual es una contingencia que hablan de algo más profundo”, dice el cineasta.  

La mirada del autor

Si bien sus películas son bien recibidas en festivales del género, el autor argentino insiste en que lo que a él le gusta es “trazar una línea de un género que se remite a fórmulas reconocibles, y cruzarle a eso una mirada autoral”. El director —que tiene la costumbre de actuar en sus películas principalmente por diversión— habla de sus filmes como “piezas de orfebrería”, y confiesa que le “da felicidad” que haya gente a la que le guste su obra, aunque reconoce que el suyo es un nombre “muy periférico en los circuitos tanto de género como autoral”.  

No obstante, cada vez hay más películas latinoamericanas como la suya, que despuntan en los festivales, especialmente de Brasil y Argentina. “El cine de autor, como moda o gesto esnob, muy hecho para ser aceptado en festivales europeos, hace tiempo que no renueva su mirada y va agotando al espectador y al propio cineasta. Por eso hay una reconexión con la potencia del cine de género”, dice Diment. En su caso, sostiene, “hay mucho de todo y algo de ambivalente, que es lo opuesto a lo ambiguo, ya que es poner muchos elementos a la misma altura, con intensidad, mientras lo ambiguo es no poner ninguno y si adivinaste algo, adivinaste”.

“Me interesa que esté lo elevado y lo bajo, el pensamiento y el cuerpo desde lo más animal, porque veo así al ser humano”, se confiesa el cineasta cuya lente deforma la realidad con la intencionalidad de exagerar. He ahí la cuestión con las mujeres hiperbólicas que pueblan su rico imaginario creativo.

Periodista y productora audiovisual. Ha sido durante más de 15 años corresponsal en España de la agencia de noticias argentina Télam y colabora como reportera con medios como la cadena televisiva TN.

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