Fran Beaufrand y las formas cambiantes de la belleza

El fotógrafo venezolano sedujo a los grandes de la moda sin renunciar a su mirada personal. “Nada es para siempre”, diría en su última entrevista.

Fotografía de la serie 'Layers'. FRAN BEAUFRAND
Fotografía de la serie 'Layers'. FRAN BEAUFRAND

Con un vestido con falda, unos tacones y un antifaz, Fran Beaufrand (Maracaibo, 1960 - Caracas, 2023) preparó su cámara para retratarse como un ser que oscilaba entre la masculinidad y la feminidad. El autorretrato llegó hasta el Salón de Jóvenes Fotógrafos del Museo de Arte Contemporáneo Sofía Ímber, en Caracas, en 1982. Hubo comentarios halagadores y reaccionarios. “Para principios de los ochenta fue un shock, porque no se esperaban que un muchachito de veintipocos años se presentará con un tema tan polémico”, recordaría.

Así empezó la carrera de este fotógrafo de moda venezolano que trabajó con diseñadores como Ángel Sánchez, Margarita Zingg o Halston, hizo campañas para destacadas publicaciones y presentó sus proyectos en museos y galerías, todos ellos emparentados con las temáticas que siempre lo obsesionaron: el cuerpo, la belleza, lo imperecedero, la moda, la identidad.

Autorretrato. FRAN BEAUFRAND
Autorretrato. FRAN BEAUFRAND

Fran se expresaba con una potencia notable, sin necesidad de alzar la voz y siempre cortés. La cuidadosa decoración de su hogar era un reflejo de él. “Soy alguien de buen gusto”, decía en conversación con COOLT pocas semanas antes de su muerte, acaecida el pasado 15 de septiembre como consecuencia de un cáncer. Su apartamento en el edificio Las Américas de Caracas, construido en 1960 por Cipriano Domínguez, fue escenario de muchas de sus sesiones fotográficas debido a su destacado diseño arquitectónico.

A Fran le entusiasmaba al hablar de la historia de la fotografía de moda y de sus referentes: de Adolph de Meyer a Richard Avedon, pasando por Irving Penn o Meisel. Los orígenes de esa vocación estaban en su infancia, cuando veía como su madre, una mujer ucraniana muy coqueta, solía ser fotografiada por su esposo, un francés de la isla de Martinica. “Toda esa construcción que hacía mi padre terminó desembocado en mi pasión por los bellos retratos”, aseguraba.

La educación visual de Fran era amplia. Estudió en la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela, se formó en diseño en el Instituto Newman y cursó talleres de artes gráficas en la Escuela Cristóbal Rojas. Por ende, aunque sentía especial pasión por la fotografía de moda, él citaba a referentes de otros géneros, como Philip-Lorca diCorcia, Alberto García-Alix, Diane Arbus, Nan Goldin y Álvarez Bravo. Asimismo, se declaraba admirador de los movimientos vanguardistas del siglo XX.

Todavía siendo estudiante, presentó su primera exposición individual en el Instituto Newman: In memoriam, un trabajo realizado en un estudio, con modelos masculinos que servían a modo de estatuas. Con flores, telas, y poses sugerentes, creaba mundos oníricos: “Había un interés por recrear escenografías intimistas, evocando situaciones pasadas y tocando temas sobre erotismo, sensualidad y ambigüedad”.

David. FRAN BEAUFRAND
Fotografía de la serie 'In memoriam'. FRAN BEAUFRAND

Su carrera avanzó a pasos agigantados, aunque en el país predominaba la fotografía documental, por lo que en la prensa se publicaron comentarios desagradables referentes a su obra. Colegas como Luis Brito o Ricardo Armas lo alentaron a continuar. Él no se detuvo. Continuó trabajando, dentro y fuera de Venezuela.

Nueva York era un destino frecuente para la familia Beaufrand. En cada viaje, Fran aprovechaba para conocer su vida cultural: museos, galerías, teatros y bares eran paradas obligatorias, donde pudo relacionarse con distintos personajes del mundo creativo. En ese vaivén, conoció a Roy Halston, uno de los diseñadores de moda más importantes de Estados Unidos. Forjó una relación de trabajo con él, y su carrera alcanzó un nuevo nivel de exposición pública, lo cual le permitió lograr una vida laboral entre Caracas y la ciudad de los rascacielos.

Lágrima. FRAN BEAUFRAND
'Lágrima'. FRAN BEAUFRAND

En paralelo a sus avances en el sector de la moda, Fran continuó trabajando en proyectos personales como la serie Blur, donde el desenfoque tomaba protagonismo. Su tratamiento artístico se basaba, casi siempre, en el uso de escenografías planificadas. Escogía una locación considerando el significado del lugar para potenciar el trasfondo de la imagen. Aplicaba ese modus operandi tanto para sus obras más creativas como para sus trabajos dentro de la industria. Allí también desarrolló su faceta autoral: él no hacía una distinción entre ambas vertientes. Partía de una interpretación del discurso del diseñador, de un deseo de exponer la belleza de la persona, y por supuesto, de sus propios intereses.

Fotografía de la serie Blur. FRAN BEAUFRAND
Fotografía de la serie 'Blur'. FRAN BEAUFRAND

Una de las fotografías que realizó para la marca Nabel Martins nos muestra a una muchacha —Andrea Sidorenko— con un largo y elegante vestido blanco, sobre una mesa anexada a una pared. La cortina, el suelo de madera y la ornamentación clásica del mueble denotan un tiempo pasado. El sombreado es poderoso, ha hecho de ella un ser que en parte está velado por las sombras. Está observándose en el espejo, viendo a la persona que refleja a partir de su vestimenta. Los tonos son fríos, oscilan entre lo azulado y lo verdoso. Hay esperanza, ensoñación y tristeza. Es un ejemplo de las intenciones artísticas que Beaufrand exploró desde y sobre la moda.

Fotografía para la campaña 'Tiempo' de Nabel Martins. FRAN BEAUFRAND
Fotografía para la campaña 'Tiempo' de Nabel Martins. FRAN BEAUFRAND

En los espacios de la galería GBG Arts, en Caracas, Fran expuso en 2022 su último proyecto, Layers, realizado con Aarón Martínez. En esa serie aparecen personajes cubiertos de pañuelos de marcas como Nina Ricci, Pucci, Pierre Cardin, Balmain y Gucci. El fotógrafo ubicó a sus modelos en lugares icónicos de la arquitectura modernista de la Caracas del siglo XX, aludiendo a una ciudad que tras una época de esplendor se ha enfrentado al estancamiento y la decadencia. Fue un proceso de desnudarse a través de la ropa. Se trata de una reflexión visual sobre la identidad construida a través de la moda, un tema que siempre fue de su interés. Las prendas pertenecían su colección personal.

Fotografía de la serie Layers. FRAN BEAUFRAND
Fotografía de la serie 'Layers', realizada con Aarón Martínez. FRAN BEAUFRAND

Cuando Fran fue diagnosticado con cáncer de médula ya había culminado Layers. Pese a los problemas físicos, el día de la inauguración se mostró sonriente ante sus numerosos amigos que venían a apoyarlo. No permitió que su enfermedad sofocara su espíritu: este 2023 estaba preparando una exposición retrospectiva y tres libros sobre su obra, a pesar de que sus rutinas estaban comprometidas por las quimioterapias y citas médicas. Pero el 15 de septiembre, a los 63 años de edad, le tocó retirarse. El día de su funeral, como pasó en la galería GBG con motivo de su exposición, la funeraria quedó abarrotada. La calidad estética de su trabajo y la calidad humana de su espíritu lo convirtieron en una leyenda. Tal y como él diría en una de las respuestas de la charla que mantuvo con COOLT, transcrita a continuación, él no estaba solo. Nunca lo estuvo.

El fotógrafo venezolano Fran Beaufrand, en Caracas. DIEGO TORRES PANTIN
Fran Beaufrand, el pasado agosto, en su casa de Caracas. DIEGO TORRES PANTIN

- ¿Qué simbología encuentras en los ojos vendados, o distantes de la cámara?

- La mayoría de mis modelos de mi primera década no ven a la cámara. Eso es intencional. Es una reacción intuitiva, porque en el fondo me interesa esa relación donde yo manejo al otro. Al tenerlo vendado, o sin mirar, [el modelo] se convierte en alguien a quien manejo. Por otro lado, el tema de no mirar es una de mis más grandes preocupaciones. No poder ver es la situación más dolorosa que podría enfrentar. Un fotógrafo que no ve es uno que está muerto. Luego hay unas fotos en las que los sujetos están frente a la cámara pero miran con un solo ojo o se tapan uno. Eso habla de ese temor de tener una mirada limitada. En otras palabras, temor a la ceguera. Una vez tomé como referencia Ensayo sobre la ceguera, de Saramago, porque es una sociedad que pierde la capacidad de mirar y al final lo que queda es el instinto. Lo he usado como parte de análisis con el que veo mi obra. A mis sujetos los hace mucho más frágiles, débiles, vulnerables.

- En muchas de tus imágenes, más que en la persona, la importancia está en el cuerpo, ¿cierto?

- Hay temas que están presentes a lo largo de mi producción, el cuerpo es uno de ellos. Siempre he dicho que es un campo de batalla. Lo exploro no solo con el cuerpo bello, sino también el cuerpo erótico, el ambiguo, el de las medidas imperfectas; es el que nos representa. Hay dos cuerpos que me interesan: el desnudo y el vestido. El segundo construye una imagen, nos permite una nueva identidad; en cambio, el desnudo nos muestra tal como somos, con nuestra vulnerabilidad más expuesta. Creo que hoy en día disfruto más el cuerpo vestido, porque nos habla de otra metáfora, de lo que queremos ser, de lo que queremos construir para mostrarnos ante los demás, y de ahí viene Layers, que es una serie que muestra a personajes construidos a partir de la ropa. La intuición te va guiando a afrontar el cuerpo de diferentes maneras. También tengo imágenes de fragmentos del cuerpo. A veces necesitas retratar el todo y a veces te vas a las partes.

- La serie Layers, realizada en colaboración con Aarón Martínez, ¿fue un producto de todos los años que llevas trabajando con estos temas? ¿Te desnudaste en ese proyecto?

- Es el producto de un recorrido para construir imágenes para reflexionar sobre ellas. Toda esa construcción habla de esa necesidad del ser humano de crear su propia imagen, su armadura, su disfraz, para enfrentar la vida. Y enfrentar a otros. Esa construcción de la identidad nos habla de cómo se da esa metamorfosis que nos presenta frente al mundo con capas. Salió intuitivamente. Comencé ese proyecto antes de la pandemia y lo seguí desarrollando durante. Ya había concretado la exhibición y todo se dio para llevarlo a cabo. Pero esta serie la trabajé pensando en mi tendencia de utilizar la moda para crear un discurso. Sí, de alguna manera me desnudo, porque se revela de manera clara todo lo que pienso sobre la moda en este momento. Tengo 40 años trabajando y disfruté las distintas etapas, la de iniciación, la etapa de consolidación, la de madurez.

Fotografía de la serie Layers. FRAN BEAUFRAND
Fotografía de la serie 'Layers', realizada con Aarón Martínez. FRAN BEAUFRAND

- ¿Sientes que el cuerpo masculino te dice más que el femenino, o viceversa?

- He fotografiado a más mujeres que hombres. Lo que me interesa es que sea una buena imagen, que refleje una mirada interesante, sensible y erótica. Ambos tienen belleza, atractivo e historias que contar. Eso es algo que se funde en la embriaguez que genera una foto. Me parece bello un cuerpo masculino, pero también me gusta ver una foto de una bella mujer. Hoy en día, lo que más me interesa es el sujeto que se muestra ante el mundo como una oruga, envuelto en trajes; me interesa esa construcción. El tema del desnudo ya pasó. Lo entiendo como algo que fue valioso en mi obra.

- ¿El desenfoque permite mirar el mundo como si se tratara de un sueño?

- La mayoría se acerca a la fotografía pensando que a través de ella se le gana la batalla al tiempo, pero el tiempo no se detiene, se desenfoca, se borra, y a veces no queda ni la huella de lo que fue. Por eso una imagen desenfocada habla de la impermanencia de las cosas, del paso del tiempo. Nada es para siempre. Todo se borra. Y es algo que he hecho tanto en mis proyectos personales como en mi obra por encargo. Tengo algunas campañas con varias tomas desenfocadas porque tuve un cliente que me permitió esa locura.

Fotografía de la serie Blur. FRAN BEAUFRAND
Fotografía de la serie 'Blur'. FRAN BEAUFRAND

- En tu trabajo se pueden ver a modelos de diferentes perfiles y rasgos físicos, ¿buscas una belleza que se aleja los patrones más estrictos?

- Apuesto a mostrar al mundo una belleza diferente. Hay mucha gente rara en el mundo. Lo que estoy reflejando con eso es la diversidad que me interesa. Justamente, es la moda la que permite que uno pueda exhibir esas imágenes y hablar de las diferencias que existen entre las personas y de lo que denominamos “belleza”. Fíjate: trabajé con una chica que se la pasaba entre Venezuela e Inglaterra. A muchos diseñadores no les gustaba porque tenía 23 [años] y en Londres pedían menos edad. Pero llegó hasta mí y trabajamos con los diseñadores locales.  Por otro lado, está una modelo que se convirtió en una actriz reconocida en Colombia. Le insistí que dejara su “pelo chicharrón”, que para ella era un trauma. Hasta entonces, la obligaban a lijarse el pelo, pero llegó el momento en el que conquistó el mundo con su afro. Yo nunca he querido trabajar con mises.

- Después de tantos años en el mundo de la moda, ¿cuál sería la definición que has alcanzado de belleza?

- Hay una gran lección que me ha dado la fotografía de moda: la belleza es un concepto dinámico, cambiante y permanente. Siempre vamos a encontrar nuevas maneras de entender la belleza. Los fotógrafos de moda son especialistas en descubrir otros tipos de belleza que van a cautivar el mundo. En la publicidad se mantienen esquemas más tradicionales, en cambio la moda te obliga a hacer cambios más rápidos. Así como cambian las temporadas, cambian las temporadas de belleza, y ahora vemos a personas muy diferentes en pasarelas y campañas que representan nuevas estéticas. Venezuela es un país obsesionado con un prototipo de belleza que para mí está equivocado, que exagera lo femenino. Los esquemas del Miss Venezuela construyen un ideal ya obsoleto, más cercano a una imagen de hipersexualización de la mujer, que se ve en televisión, en los afiches de la venta de cerveza, por lo que termina siendo la referencia que más tenemos. Ese prototipo no me interesa.

Retrato de la cantante Aérea Negrot. FRAN BEAUFRAND
Retrato de la cantante Aérea Negrot. FRAN BEAUFRAND

- ¿Qué hay de real en tus imágenes construidas?

- A mí no me interesa la realidad, que, por cierto, no es cuadrada, no mide 8x10, no es blanca o negra, ni estática. La fotografía es una interpretación de la realidad. Por lo tanto, como fotógrafo, hago mi trabajo como una puesta en escena, como tantos miles que trabajan en la moda o en otras áreas: hacemos puestas en escena dirigidas por nosotros, y es lo que nos da un perfil. Hasta Salgado hace ficciones. Es la mirada de alguien a través de una ventana. Puedo usar ropas, escenarios, sujetos, pero no me hace apropiarme de la realidad. Sigo viendo las imágenes como construcción. No soy el único en Venezuela, Nelson Garrido o Alexander Apóstol también parten de la puesta en escena. Y en la escena internacional hay más. Me planteo hablar de mis pensamientos e inquietudes. Uso parte de la realidad, como el ambiente, la luz o la ropa.

- Siento que en tus fotografías hay una atmósfera similar a la del movimiento decadentista

- Gran parte del trabajo se da de forma intuitiva, no todo está planificado, aunque a veces hago bocetos o me lo imagino por una película o un libro, inclusive en la sesión de fotos voy decidiendo hacia dónde debo llevar la imagen. Todo responde a la intuición. Sí hay imágenes que tendrán lo que yo definiría como melancolía, porque si te fijas bien, siempre los individuos están solos, pocas veces están acompañados. La soledad es uno de los temas presentes en mis imágenes. A veces me pregunto por qué ese tema es tan recurrente, mi vida no es así.  Entonces quizás hablo de un mundo que me ha tocado vivir, donde veo que esa soledad acompaña a tantos seres humanos.


Las fotografías de Fran Beaufrand que ilustran esta entrevista fueron cedidas por Tita Beaufrand y Aaron Martínez.

Periodista y fotógrafo. Colaborador de medios como Prodavinci.

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