La Delio Valdez, la cumbia que une a Argentina

La orquesta triunfa en Latinoamérica con sus conciertos festivos teñidos de compromiso social. “Somos laburantes de la música”.

La banda argentina de cumbia La Delio Valdez, en el estadio Obras de Buenos Aires, en su última gira. CARO PEDACE
La banda argentina de cumbia La Delio Valdez, en el estadio Obras de Buenos Aires, en su última gira. CARO PEDACE

Desde la oscuridad del escenario, los sonidos hablan. El teatro colmado se prepara para entrar en esa atmosfera única, que inventaron entre banda y fans. No importa dónde toquen, ellos transforman todo. Algunos seguidores vienen de muy lejos, se ve en las banderas que colgaron. Nombran barrios, canciones y luchas populares.

La percusión aumenta lentamente y con ella aparecen sonidos de selva. Animales salvajes llegan con las palmas. La Delio Valdez no irrumpe, te envuelve. Te penetra. Te rodea y te hace parte. No es que decidís bailar: de repente estás bailando.

Los vientos suben y alimentan el fuego. Se escucha un canto unísono: “Deliooo Valdez, Deliooo Valdez”, como si fuera un coro ancestral, un mantra que recorre las gradas. En ese momento suenan los primeros acordes de ‘La Cancioncita’: Ya no hay vuelta atrás.

Todos bailan y cantan. Algunos en parejas, otros mirando al escenario. Para el que nunca los vio, el espectáculo es multidireccional. No solo de músicos de excelencia, sino del permitido de un público que atraviesa todas las clases y casi todas las ideologías, pero que en algo más de dos horas olvida todo lo que divide a una sociedad para concentrarse en lo que los une.

Son 15 músicos y varios asistentes. Vienen del rock, del reggae, de la salsa y el jazz; de los pasillos universitarios, de los realities de fin de siglo, de los ruidos urbanos, de los conservatorios, del cooperativismo.

Su cumbia, esencialmente colombiana, tiene una mezcla exacta entre lo tradicional y lo moderno. Su formato de orquesta y su vestuario parecen venidos de un pasado no tan reciente. También parte de su repertorio. En él aparecen cumbias nostálgicas o con mensajes profundos (a veces pareciera que los ritmos populares no se permiten salir del aquí y ahora, como si no se pudiera añorar el ayer y analizar el mañana bailando; ellos lo logran), pero también asoman fraseos del hip-hop, DJs, estribillos pop, y un espíritu esencialmente rockero. Todo matizado dentro de lo que parece un desorden perfectamente ordenado.

Entre ese mosaico de visiones y sabores prevalece un grupo de amigos que se entiende a la primera mirada. Que son los que eran y los que serán. Y así, casi como jugando, van regalando conciencia entre cumbiones felices, pero despiertos, siempre despiertos.

Vídeo de La Delio Valdez interpretando 'De un tiempo a esta parte' con Javier Ortega, en el Estadio Obras de Buenos Aires, el pasado marzo. YOUTUBE

Damián “Chango” Chavarria es uno de los integrantes más emblemáticos de La Delio Valdez. Lleva nueve años en la banda de los 13 que esta suma de vida. Su trompeta le da un sonido inconfundible, traído de cuando era músico callejero en Buenos Aires. “Lo que aprendes tocando en la calle no te lo da otra escuela”, dice en entrevista a COOLT.

“Somos una banda que creció y nació desde las barriadas”, agrega. “Casi todos tocamos en la calle antes de llegar a la Delio. Una vez juntos, nos encontramos con músicos de distintos palos. Como una gran ensalada. Fuimos fusionando desde lo que cada uno trae y nació la esencia musical de la orquesta”.

El trompetista resalta que la banda mantiene el mismo espíritu desde hace más de una década, el de “un grupo de amigos” a los que les gusta hacer música. “De repente, nos encontramos en escenarios inmensos con los Los Decadentes o Los Palmeras, pero somos laburantes que disfrutan lo que hacen”, resume.

Ximena Gallina es la percusionista: toca el tambor alegre, el bongó y la caja vallenata con un ritmo tan preciso como extasiado. Está en la banda desde el pasado enero, fue la ultima en llegar, pero ya es un engranaje más de una maquinaria completamente orgánica.

Cuando se le pregunta que le sumó pertenecer a La Delio, destaca la posibilidad de “crecer con total libertad para proponer y crear”, y que la unión con sus “compañeres da como resultado un mensaje superpoderoso”.

Una orquesta autogestiva

Desde sus inicios, La Delio es una orquesta cooperativa, independiente y autogestiva. Todas sus producciones, colaboraciones, repertorios, escenografías, etc., salen de charlas y asambleas cooperativas. La libertad es tan absoluta como sacrificada, pero ellos eligen esa forma de llegar al público, lejos de las disqueras multinacionales.

Para Chango, la autogestión “atraviesa absolutamente todo lo que pasa con la banda”, mientras que Ximena incide en la “gran responsabilidad” que implica esta forma de trabajar. “Muchos procesos son más lentos de esta manera, pero los resultados siempre son más ricos, llenos de opiniones, miradas y convivencias distintas”, dice la percusionista.

La Delio Valdez, referente de la cumbia en Argentina. CORTESÍA
La Delio Valdez, referente de la cumbia en Argentina. CORTESÍA

Ese espíritu colaborativo, de unión, se traslada también a su música: la cumbia de La Delio puede sonar en cualquier escenario de Argentina. Es el “permitido” de una sociedad que por momentos parece irremediablemente dividida. 

“Creemos que el mensaje de la Delio hermana. Es un camino que busca puentes a través del ritmo y el arte”, dice Chango, quien agrega que su última gira ha recalado desde en escenarios enormes de México y Brasil a en festivales como el Cosquín Rock. 

Para Ximena, que La Delio pueda tocar donde quiera se explica en parte por las propias características de la cumbia, un género que, en cada rincón de Latinoamérica, “se va alimentando” de todo lo que sucede alrededor. “La cumbia es eso que nos junta. Que nos une en la fiesta y en el baile. Que nos identifica y nos hace sentir identificades en cada lugar donde estamos”, explica.

La popularidad y la “bandera de la dignidad”

Si bien La Delio nació en 2009, en el último lustro su crecimiento fue exponencial. Un crecimiento que los ha llevado a recibir premios como el Gardel (máximo reconocimiento a la música Argentina, que obtuvieron en 2018 por su álbum Sonido Subtropical), a compartir escenarios con referentes musicales como Los Auténticos Decadentes o Abel Pintos y a llenar teatros en media Latinoamérica.

Para Chango, el que “personas de tan lejos conozcan las canciones” supone un choque, y, en ese sentido, destaca la actuación de la banda el pasado marzo en El Vive Latino de México, el festival musical iberoamericano más importante del continente, donde el repertorio de La Delio tuvo una acogida impresionante.

El trompetista, eso sí, aclara que la fama no ha cambiado la esencia del grupo: “Nosotros somos artistas populares, trabajadores de la música. Obvio que es lindo pasar por una esquina cualquiera y escuchar que en un auto está ‘Inocente al palo’, pero no se pueden confundir los tantos. En el fondo somos los mismos de siempre que disfrutamos lo que hacemos y cuando terminamos de tocar bajamos a bailar unos cumbiones, porque eso somos. Uno más de los que nos vienen a ver “

Tampoco la popularidad ha domesticado a la banda, más bien todo lo contrario: La Delio tiene fiesta para regalar, pero también lucha y rebeldía. En sus conciertos hay lugar para nombrar a pueblos originarios, levantar banderas de los olvidados y mostrar insignias de derechos conquistados y a conquistar.

Vídeo de La Delio Valdez interpretando 'Inocente', en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires, en 2019. YOUTUBE

Para Chango, la música de La Delio es una “forma de militancia”, que los acerca “siempre a las clases trabajadoras”. Y esa definición la plasman no solo en sus canciones (“Una mujer saldrá de los manglares, su vestido es la tormenta Y pisara el suelo de este país sin nombre. Guerrera de los humildes”, dice ‘Santa Leona’) sino en batallas concretas y fácticas, que los hace tocar en fábricas recuperadas o en festivales contra las grandes explotaciones mineras.

“Que un docente no pueda tener un sueldo digno, o que estén contaminando pueblos enteros, son cosas que joden. Y no vinimos a pasar sin levantar la bandera de la dignidad”, subraya el trompetista.

“Nuestra forma de vida es nuestra militancia artística y social. Y es desde la cumbia, que atraviesa nuestras culturas e historias personales, siempre en clave de empatía”, agrega Ximena.

Si bien, para ellos ya no son una novedad los grandes eventos, los nervios por las fechas próximas están presentes en toda la charla. En agosto, el grupo actuará en el icónico Luna Park de Buenos Aires, “un sueño hecho realidad”, dice Ximena.

“Saber que tantos laburantes van a dejar sus mangos por nosotros nos obliga a pensar en cómo dar un show que justifique y respete tanto esfuerzo”, dice Chango, quien asegura que el objetivo del grupo siempre es lograr la comunión con la gente que va a verlos. “Poder reconocerse en las miradas del público y que lo podamos compartir de igual a igual, cantando y bailando, esa es para nosotros la mayor alegría”, coincide Ximena.

A medida que las reproducciones en YouTube se multiplican en millones, sus conciertos se transforman en ritos y el estribillo de canciones como ‘Inocente’ resuenan en todos los rincones, desde Nuevo México a Tierra del Fuego, el espíritu de cooperativa y, como dice Chango, de “laburantes de la música” de La Delio Valdez no hace más que crecer, y quizá ahí resida su magia.

En un mercado musical basado en la tiranía de los likes y el capricho de las multinacionales, estos músicos avanzan propulsados por el poder horizontal que les da la unión y la igualdad. Como un caballo de Troya, nos regalan su “cancioncita” en el medio del ruido, para hacernos bailar y pensar. Y tan mal no les va.

Periodista. Ha colaborado en medios como Vice, Noisey, Página 12, Infobae Rock.com.

Lo más leído
Newsletter Coolt

¡Suscríbete a nuestra 'newsletter'!

Recibe nuestros contenidos y entra a formar parte de una comunidad global.

coolt.com

Destacados