‘Cuando acecha la maldad’, la profecía cumplida

La película de terror más taquillera de Argentina anticipó la irrupción de Milei. “Percibía mucho odio”, dice su director, Demián Rugna.

Fotograma de la película 'Cuando acecha la maldad', de Demián Rugna. MACHACO FILMS
Fotograma de la película 'Cuando acecha la maldad', de Demián Rugna. MACHACO FILMS

No se sabe si los padres de Demián Rugna (Haedo, 1979) pensaron en condenarlo al cine de terror cuando le pusieron el nombre del niño de La profecía. Por algún motivo, se nos olvidó preguntarlo. Pero, después del éxito de su película anterior, Aterrados (2017), sobre la que todavía planea la posibilidad de un remake hollywoodiense —decimos posibilidad, y no amenaza, porque tendría que haberlo dirigido el propio Rugna con producción de Guillermo del Toro—, Cuando acecha la maldad ganó el premio a la Mejor Película en el pasado Festival de Sitges, y al cabo de un mes se convirtió en la cinta de terror más taquillera de la historia en Argentina, una marca que, hasta noviembre pasado, ostentaba No dormirás, el filme de Gustavo Hernández que Belén Rueda protagonizó en 2018. A todo esto sólo añadiremos que, sin duda, esta es la mejor película de terror del año que nos ha dejado, y que el culto va para largo. Es brutal, es cautivadora, y cuando acaba, uno está encantado de haber hecho ese viaje.

Cuando acecha la maldad se sitúa en lo que parece una remota región pampera, alrededor de un rancho en el que dos hermanos (Ezequiel Rodríguez y Demián Salomón) viven aislados del mundanal ruido. Ahí llega la noche en la que todo se tuerce: se oyen disparos, y a la mañana siguiente aparece un cuerpo completamente destrozado. Los protagonistas pronto descubrirán que, en los parajes, hay un “embichado”. Un cuerpo endemoniado, poseído, en que el Mal más absoluto ha encontrado cobijo. No se le puede matar así como así, porque si le disparas con un arma de fuego se te mete dentro, y si le disparas a una cabra endemoniada, también. No hay demasiadas alternativas. De modo que los dos hermanos emprendarán una desesperada huida hacia adelante para tratar de salvar al resto de su familia.

La película, que arranca con aires de western, se transforma en una road movie a lo Carretera al infierno, pero por vías secundarias de quién sabe dónde. En su periplo, los protagonistas se encuentran con la veterana Silvia Sabater, más versada en el arte de matar embichados. Del encuentro salió un diálogo convertido en meme electoral por el propio director a través de un reel de Instagram: “¿Votaste al embichado sabiendo que estaba embichado?”, pregunta retóricamente la actriz (en el diálogo original dice “mataste”), y concluye ella misma: “Qué imbéciles que son”. Sirvió de desahogo en un país con el cine amenazado.

Hablamos con Rugna poco antes del estreno de su filme en España, este 19 de enero.

- Visto ahora, después de las elecciones argentinas, el título de la película Cuando acecha la maldad tenía algo profético, ¿estás de acuerdo?

- Bueno, aquí la han usado mucho para hacer memes, cuando ganó Milei. Sobre todo el póster, con la mujer que se está dando con el hacha en la cabeza. Y la verdad es que es muy loco, porque la película terminó siendo profética, de verdad. Escribí la historia entre 2018 y 2019, y en ese momento, Milei no existía, no era más que un panelista de televisión, o sea, ni siquiera existía como político. Pero yo ya percibía que en las redes sociales había mucho odio, un odio que se contagiaba muy fácilmente con los medios de comunicación. Percibía que ese odio era muy fácil de transmitir con las redes, y observaba que alimentaba al fascismo alrededor del mundo.

Quería escribir algo al respecto de esa forma de canalizar estas ideas fascistas que son brutales, tenía un guion en la cabeza en relación a eso. Era hablar de un tipo que venía después de muchos años a un pueblo y se encontraba que lo odiaban todos. Tenía que averiguar por qué lo odiaban, y era porque se corría el rumor, con un pequeño diario del pueblo, que él era otra persona. Esa idea de contagio, de locura contagiosa, la terminé poniendo en el guion de Cuando acecha la maldad de alguna forma. Así que realmente terminó siendo una parábola, un presagio de lo que yo ya observaba que pasaba en el mundo, y que terminó pasando en mi país cuando estrené la peli.

Demián Rugna, director de cine argentino
Demián Rugna, director de 'Cuando acecha la maldad'. CORTESÍA

- Es como un efecto dominó que empieza con Trump y Bannon, sigue en México con los de Sound of Freedom, pasa por el Brasil de los Bolsonaro y por el Chile de los nostálgicos de Pinochet que quieren volver a prohibir el aborto, como estuvimos comentando con Alexandra Hyland, y acaba en Argentina. Todos tan amigos y tan encantados de haberse conocido los unos a los otros.

- Sí, sí. Pero bueno, cada uno tiene una faceta también distinta, ¿no? Entendemos que el fascismo termina siendo nacionalista, desde la peor forma, pero termina siendo nacionalista. Esto que tenemos acá es globalista, no sé siquiera si podría llamarse fascismo. En Argentina, básicamente consiste en la entrega de las riquezas de un país a las corporaciones internacionales. Una vergüenza.

- ¿Y también pretende acabar con el cine, no? Una pena con el buen año que ha tenido el cine argentino, con tantas películas excelentes como Trenque Lauquen o Los delincuentes.

- Sí, su proyecto que enviaron al Congreso consiste en desfinanciar al Instituto del Cine en un 75%. Lo mismo con las universidades. Como es muy vergonzoso que les saque financiación, lo que hizo fue dejar el mismo presupuesto del año pasado, obviando que ha habido una inflación de 150% y que este año se calcula que va a ser mucho más, por lo que también es prácticamente desfinanciar o darle una tercera parte del presupuesto que tuvieron las universidades. Así está la cosa, lamentablemente.

- También es una pena, porque hay mucha gente de toda Latinoamérica que va a estudiar a Argentina, porque hay buenas universidades y son gratuitas.

- Sí, sí, de muchos lados del mundo. Tengo un sobrino de Madrid que vino a estudiar acá. Estuvo cuatro años y se llevó el título a Madrid.

- Cambiando de tema, recuerdo que leí una crítica, creo que de Pablo Scholz, donde decía que Aterrados fue la primera película argentina que metía miedo de verdad, ¿fue la primera?

- No lo sé. A Aterrados también le fue muy bien en taquilla. Pero, después, ¿qué es lo que a uno le da miedo? Hay películas de terror muy buenas de terror, pero no todas dan miedo.

Fotograma de la película Cuando acecha la maldad, de Demián Rugna. MACHACO FILMS
Ezequiel Rodríguez, uno de los protagonistas de 'Cuando acecha la maldad'. MACHACO FILMS

- Hombre, yo creo que las tuyas sí que dan un poco de miedo. Cuando acecha la maldad me recordó un poco a Bone Tomahawk, de S. Craig Zahler, por la mezcla de western y gore. Supongo que tú también eres fan...

- Me encantó esa peli. Pero mirá, el aire western, no, apareció solo, la verdad. He visto muchos westerns en mi vida, muchos spaghetti. Yo trabajaba con colecciones de Blu-ray y DVD de spaghetti western, hacía los menús. Y tenía que ver las películas a veces más de dos o tres veces. Estoy hablando de cientos de spaghetti western, aunque tampoco es el género que a mí me apasiona. Sí me gusta ver cosas de spaghetti, esa cosa sucia, violenta, desprolija. Me gusta eso de los spaghetti. Pero creo que, en el caso de Cuando acecha la maldad, vino solo. Nunca lo pensé. Pero luego, cuando uno la ve, dice: bueno, sí.

- ¿En qué zona de Argentina se rodó la película? No he conseguido localizarla.

- En el campo, acá, cerca de Buenos Aires, a unos cien kilómetros de la capital. Mi intención era irme más lejos para tener más chances de filmar diferentes cosas. Pero en la película salen muchos niños, y filmar con niños es muy difícil, por las regulaciones que existen. No te los podés llevar lejos de sus casas. Entonces teníamos que filmar alrededor de Buenos Aires, en lugares descampados.

- Da perfectamente el pego, parece una zona muy despoblada. Tengo entendido que la mitología de la película te la inventaste completamente, ¿no hay ninguna base de leyendas o supersticiones argentinas?

- No, fue un poco darle forma al mundo. Pero también ponerle obstáculos a nuestros personajes, para que cometan errores. Ahí fui inventando reglas que son muy difíciles de cumplir. Cuando vos estás escapando desesperadamente de un demonio, con tu familia, una familia disfuncional, vas a cometer todos los errores que te voy poniendo. La única base es un dicho que supongo que también existe en España: “Las armas las carga el diablo y las dispara el idiota”.

- Me suena, sobre todo, la primera parte...

- Tomé un poco ese dicho para decir que no hay que usar armas de fuego. Si vos disparás una arma de fuego es porque sos un idiota. Y te la cargó el diablo. El diablo necesita que vos la dispares para liberarlo.

Fotograma de la película Cuando acecha la maldad, de Demián Rugna. MACHACO FILMS
Las armas de fuego son disparador del mal en la película de Rugna. MACHACO FILMS

- ¿Te inspiraste en alguna película?

- Hay películas que me han gustado mucho, como Bone Tomahawk, que has citado antes. Pero nunca pensé en esa película cuando escribí esta. Pero a veces uno no es consciente. El otro día, en un pase de Cuando acecha la maldad, uno me dijo: “El final es muy parecido a La niebla, de Carpenter”, y yo dije: “Uy, sí”. A veces uno se inspira inconscientemente. No era un homenaje. Yo nunca hago homenajes, pero a veces aparecen simplemente porque has visto cosas que te han gustado mucho, como Bone Tomahawk de la que puede haber quedado esa violencia, esos dos personajes en el campo. Las películas pasan por el filtro de uno, como un tamiz, y salen otras cosas con una influencia clara y notoria. Pero, en su momento, no fue consciente. Fui consciente, por ejemplo, de La carretera, la película de Viggo Mortensen. Ese padre desamparado, escapando, tratando de sobrevivir. Me parecía que el tono también estaba buenísimo.

- Volviendo al western, se podría pensar en Meridiano de sangre, otra novela de Cormac McCarthy.

- No la he leído. Pero me la apunto.

- Antes hablabas de los niños, ahí la referencia también es muy consciente, ¿no?: El pueblo de los malditos. No me digas que es inconsciente. 

- …

¿Qué ha sido más difícil rodar con niños o con animales?

- No tanto los niños en sí como la burocracia que implicó trabajar con ellos en una película de terror. Tienen un horario que es muy escueto e inflexible. O sea, cualquier cosa que te pase, no podés retrasar nada y no podés cambiar nada. Hay muchas cosas que los niños no pueden hacer, cosas que hacen en la película, pero que en la realidad no lo pueden hacer. Entonces, siempre hay que buscar la vuelta para que parezca... La mayoría de los planos de los niños están filmados aparte y después se integraron en edición. Pero es muy difícil planificar unas secuencias de acción si tenés muchos personajes que solamente están un ratito y se tienen que ir. Eso fue lo más horroroso a la hora de planificar la película.

Obviamente, con los animales, también sabes que todo puede fallar. Con cualquier cosa se te desconcentra un animal, o se te asusta, y no trabajas. Nos pasó con las cabras: habían pasado dos horas y las cabras no venían. Se iban lejos y nos tenían miedo, no querían ni acercarse. Todas esas cosas las tenés que ir surfeando, tenés que ir acomodándote creativamente para que las cosas terminen funcionando, para que quede bien. Tal vez no es lo que vos planeaste, lo que vos soñaste. Pero uno tiene que tener un poder de improvisación en el momento para poder arreglar esos problemas. Y eso te lo da un poco la experiencia.

Fotograma de la película Cuando acecha la maldad, de Demián Rugna. MACHACO FILMS
Niños y animales, combinación difícil en 'Cuando acecha la maldad'. MACHACO FILMS

- Pero eso también es algo que se acaba notando para bien en la película, le da un toque más realista. Me hace gracia, porque, como decías antes, una de las características de Cuando acecha la maldad es que te hace sufrir porque los personajes toman todo el rato decisiones equivocadas. Eso contribuye para bien a la angustia del espectador.

- Toman muchas decisiones equivocadas, pero las toman siempre en un momento de desesperación. Y mi idea siempre con estos personajes, sobre todo el de Pedro, que interpreta Ezequiel Rodríguez, es que son muy humanos, y todos los humanos nos equivocamos. Estoy convencido de que todas las decisiones que toma Pedro las hubiese tomado yo igual. Lo convencen de hacer algo, y él accede porque lo convencieron. Están todo el tiempo convenciéndolo. Cuando él toma una decisión, y va por esa, lo convencen para que haga otra cosa, y se deja convencer. Y después llega un punto de desesperación, en donde su familia, sus hijos, están en peligro. Entonces, puede cometer el error.

- Pedro es un antihéroe muy de spaghetti western, sólo le falta el poncho. Por cierto, ¿en qué quedó el remake de Aterrados?

- Estuvimos trabajando en ello entre 2018 y 2019, pero llegó la pandemia, se suspendió y se terminó cayendo. Ahora lo estamos reflotando, pero con otros productores. Estamos en conversaciones, hay cosas avanzadas, mucha intención de hacerlo, por parte de los estudios y por parte nuestra. Pero a veces los tiempos no son los que uno quiere. Nada confirmado todavía.

- Así es Hollywood.

- Así es el cine. Lo que pasa es que, cuando se trata de Hollywood, llama más la atención y crea más expectativas. Pero la verdad es que siempre se caen proyectos. Es muy difícil porque es un arte muy, muy caro y se tienen que alinear un montón de cosas a nivel comercial, a nivel institucional, y más aquí en Argentina, tal y como está la cosa. 

Periodista cultural especializado en cine y literatura. Fue redactor de la revista Fotogramas durante 17 años. Ahora colabora regularmente con medios como La Vanguardia, El Mundo, Cinemanía o Sofilm, entre otros. Ha comisariado la exposición Suburbia en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona.

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