Cruzar de hemisferio en el mar, un salto en manos de Neptuno

Para traspasar la línea ecuatorial en barco hay que pedirle permiso al dios de los mares. Eso dice una tradición que muchos navegantes todavía respetan.

Susana Madera (EFE)

Islas Galápagos (Ecuador)
Christine Weiss, al mando del barco Arctic Sunrise, en las Galápagos, antes de cruzar de hemisferio, el 4 de marzo. EFE/JOSÉ JÁCOME
Christine Weiss, al mando del barco Arctic Sunrise, en las Galápagos, antes de cruzar de hemisferio, el 4 de marzo. EFE/JOSÉ JÁCOME

Cruzar de un hemisferio a otro en el mar requiere del permiso del dios Neptuno, según la tradición de algunos marinos y tripulantes que deben ganarse su confianza para cruzar, o sufrir las consecuencias de la mala suerte.

Aunque no es algo obligatorio, ciertos tripulantes prefieren no tentar a la suerte y seguir las tradiciones, mientras otros acompañan el evento por el simple gusto de participar, y unos más no le dan importancia y recorren las azules aguas del Pacífico sin incluso percatarse del momento en que se cruzó la línea ecuatorial.

"Tres, dos, uno...", cuenta al momento de cruzar los hemisferios la alemana Christine Weiss con la mirada puesta en los equipos de control del Arctic Sunrise, el barco de la organización ecologista Greenpeace, que partió del archipiélago de Galápagos hacia el norte en una expedición científica, de la que forma parte la agencia EFE.

Al terminar la cuenta regresiva, Weiss y los presentes en la cabina de mando saltaron para simbolizar el cruce de la línea ecuatorial con gritos de júbilo, en un momento ameno que ha repetido en otros viajes.

"Dar el salto no es una tradición, pero es algo que hago porque creo que es divertido", dice al comentar que en la tradición náutica se piensa que Neptuno tiene que autorizar el paso hacia el otro hemisferio y quien lo pide "debe ser digno de merecerlo".

"Si Neptuno no considera que uno es digno, se tiene que ganar el respeto de alguna forma", comenta y agrega que en la marina mercante tradicional se celebraban hace unos cincuenta años una serie de retos, algunos de ellos violentos y fuertes, en lo que era una especie de bautismo de mar.

Pero como Greenpeace es una institución pacifista que busca la concordia, lo hace de una forma divertida y, como ejemplo, recuerda que la última vez organizaron, para quienes nunca habían cruzado el ecuador, una búsqueda del tesoro para que encuentren el anillo de la esposa de Neptuno, que estaba escondido en algún lugar del barco.

¿Autorizado o no?

Tercera oficial del barco, Weiss explica a EFE que el cruce de la línea ecuatorial es un momento especial para los marineros. "Neptuno habla, a través de aquellos que ya están familiarizados y ya han cruzado el océano y son las personas que están autorizadas y pueden interpretar la voluntad de Neptuno y autorizar o no el permiso", señala.

Pero... ¿Qué pasa si se cruza sin la autorización de Neptuno?, pues puede traer mala suerte y consecuencias, según las creencias, dice la alemana Weiss, de 44 años, entre risas mientras mira el océano infinito bañado por un fuerte sol, que hace brillar sus aguas.

Entre bromas y risas, pregunta si sintieron el cruce de la línea ecuatorial porque tan pronto el barco pasó al hemisferio norte, la embarcación dejó atrás su tranquilo navegar y comenzó a agitarse.

Pero en realidad, acota, es porque el barco abandonó el canal Simón Bolívar, entre las islas Isabela y Fernandina, y entró a mar abierto.

Ballenas, delfines y otras especies

"Lo que tenemos es la configuración normal del océano abierto, donde existen olas que no dependen del viento que está reinando en este momento, sino del que sopló en algún momento, en algún lugar del océano", señala al comentar que aún son olas relativamente suaves.

Weiss, que vio un grupo de mantarrayas al dejar el canal, espera avistar en el horizonte ballenas, delfines y otras especies distintas a las que encontró en áreas protegidas, como lobos marinos.

"Aquí hay mayor cantidad de especies que utilizan esta zona como ruta migratoria. Es más común ver ballenas en mar abierto que en aguas cerradas y esperemos ver otras especies importantes, como tiburones", agrega quien navega con Greenpeace desde 2003.

Y precisamente la entrevista con EFE se cortó abruptamente porque divisó el paso de dos ballenas jorobadas, que surcaban el mar abierto al que se dirigía el Arctic Sunrise en su misión científica para analizar montes submarinos situados al norte del archipieálgo de las Galápagos.

"Neptuno dice que está bien, que pasemos", dice Weiss en medio de risas al interpretar el espectáculo como el permiso del dios del mar para cruzar al hemisferio norte.

Susana Madera (EFE)

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