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‘Un castillo en Ipanema’: si las paredes hablaran

La escritora Martha Batalha cuenta la historia de Brasil a través de una saga familiar. “Me interesa hablar de memoria y olvido”, dice.

La playa de Ipanema, en Río de Janeiro, escenario de la novela ‘Un castillo en Ipanema'. MARC FERREZ

Las comparaciones son odiosas, aunque a veces gozan de una extraordinaria precisión. Por eso, no sería arriesgado decir que, con Un castillo en Ipanema, Martha Batalha ha escrito un Gatsby brasileño y femenino. El mismo clima de un mundo sofisticado que se desvanece, la misma clandestinidad internacional; todo ello al servicio de una trama de tonos oscilantes.

Publicada en Brasil en 2018 y editada ahora en español por Seix Barral con traducción de Rosa Martínez Alfaro, la novela viaja a los albores del siglo XX, con una pareja que se conoce en Estocolmo y se muda a un castillo desolado en Río de Janeiro, y sobrevuela las décadas hasta llegar a la historia de Estela en 1968, llorando recién casada. Así pues, las paredes de esa fortaleza se convierten en testimonio de una saga familiar repleta de amor y pérdida. El edificio y su emplazamiento —un reconocido barrio de artistas— se convierten prácticamente en símbolo junguiano del paso del tiempo. Convendría recordar por ello que, a modo de terapia, precisamente Jung construyó su propio castillo, como bien recupera Chuck Palahniuk en Error humano (LRH, 2006).

Nacida en Recife en 1973 pero criada en Río, Martha Batalha inició su carrera como reportera en los principales periódicos de la capital carioca. En 2003 creó su propia editorial, Desiderata, que vendió cinco años después para trasladarse a Nueva York, donde trabajó en el sector editorial hasta que decidió dedicarse exclusivamente a la escritura.

Su primera novela, La vida invisible de Eurídice Gusmão (Seix Barral, 2017), fue un éxito internacional cuyos derechos cinematográficos se vendieron antes de publicarse en Brasil y cuya adaptación obtuvo el Premio a la Mejor Película en la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes en 2019. Actualmente, Batalha vive con su marido y sus dos hijos en Santa Mónica, California, desde donde me atiende por videollamada.

- Un castillo en Ipanema tiene un tono que va entre la fábula y lo telenovelesco. No sé si el hecho de encarar una historia de 110 años requería de esa mirada...

- Lo que intenté hacer en este libro, en el que cubro un largo período, fue jugar con el tono y el estilo. Escribir como una fábula tenía sentido al abordar los inicios de Ipanema, que no es que antes viviera una época más feliz, sino que eran tiempos más inocentes; la gente tiende a recordar las cosas lejanas de un modo más simplificado. El mismo tono no sirve para el presente: la ciudad y el país son cosas muy complejas. Así que la idea era alternar, y por eso detectaste esa oscilación.

- ¿Cómo fue el proceso de documentación?

- Me fascina la historia, y me fascina concretamente la historia de Brasil. Yo antes era periodista, y siempre tenía la impresión de que había mucho material: leí mucho sobre grandes personajes de Rio de Janeiro y los puse en la novela. La idea era referirse a un castillo que escribe de verdad y generar una historia ficticia que dialogara con personajes reales. Por otro lado, hay una cosa dolorosa cuando lees sobre el pasado del Brasil, y es que muchas cosas no fueron preservadas: más bien fueron destruidas activamente. Por eso me interesa hablar de memoria y olvido.

- En el texto menciona tres libros que le inspiraron especialmente a la hora de escribir la novela. ¿Cuál es su relación con ellos?

- Baú de ossos, de Pedro Nava, que es una memoria de un escritor y diplomático brasileño. Habla mucho de su familia y de grandes personajes, y el texto tiene tanta profundidad que me fascinó… era un hombre que hizo literatura hablando de su familia.

Ela é carioca: uma enciclopédia de Ipanema, de Ruy Castro, me lleva a hablar de Brasil, un país que en realidad es tan grande que casi podría ser un continente. Hay partes muy diferenciadas en el territorio, y Rio de Janeiro tiene la particularidad de que condensa todo, lo malo y lo bueno. Es una ciudad muy intensa, y que se mantuvo muy europeizada por la presencia de los migrantes y refugiados, muchos de los cuales acabaron en Ipanema. La enciclopedia de Ruy Castro nos habla de la gran variedad de personajes que pasaron por ese barrio, desde artistas hasta militares golpistas, y por eso la empleé para mi narración: Ipanema era un microcosmos de Brasil.

1968: O ano que nao terminou, de Zuenir Ventura, también es muy interesante porque explica cómo en ese año se reunieron tantos artistas e intelectuales sofisticados que crearon una mezcla única, y que terminó con el golpe de Estado que acabaría censurando ese movimiento. Es un libro que habla del aspecto público del tema. Me ayudó a crear muchos protagonistas.

La escritora brasileña Martha Batalha. JORGE LUNA

- ¿Sentía una presión añadida tras el éxito de la primera novela?

- Mi primer libro provenía del corazón y el segundo fue más… un proceso. Acabo de terminar la tercera novela y ahora entiendo que escribir es una carrera: el primer libro es un experimento, en el segundo todavía estás aprendiendo… Hay que tener unos cuantos libros a las espaldas para entender quién eres como escritor. Así que podría decir que el segundo libro es mucho más complejo que el primero, pero que necesitas tres libros para poder mirar atrás y conocer tu potencial.

Tengo en mi pared una fotografía de Indiana Jones, al inicio de la película en la que buscan el arca perdida, en un momento de lucha en que dice: “Hago el plan sobre la marcha”. Eso da miedo pero es la belleza del arte, poder experimentar y mirar a tu pasado sabiendo que hay una narrativa.

- ¿Piensa en que su obra puede influir en la visión internacional de Brasil?

- No pienso en los lectores de otros países, y me considero humilde respecto a mi trabajo. Primero pienso en interesar a los lectores: si pagaste por mi libro, quiero que tengas una experiencia placentera. En la editorial Simon & Schuster, en los tiempos de Robert Gottlieb, un gran editor, todos los editores de mesa tenían una frase que decía: “Dale un descanso al lector”. Esto no va sobre lo listo que eres: es entretenimiento. Y cuando escribo, abarco los temas que me interesan y mi amor por Brasil. No olvido lo que hizo el golpe militar, me interesa hablar sobre las dificultades de las mujeres… pero, al final, lo que quiero es hacer un buen libro y proporcionar la mejor experiencia.

- Hablando de mujeres…

- Uno de nuestros problemas es que al discutir temas básicos como el aborto terminamos hablando de estos temas cíclicamente y no tenemos tiempo para tratar otros temas que los hombres sí. Mi mejor contribución es hablar de cualquier tema.

Periodista, traductor y guionista. Autor del ensayo Panero y la antipsiquiatría (2017) y de las novelas Samskara (2019) y Díptico Espiritista (2022).