Memorias de una bebedora burguesa

La escritora Natalia Carrero aborda los estigmas de la enfermedad mental y el alcoholismo en ‘Otra’, una novela escrita entre gluglús.

Ilustración de la portada de 'Otra', novela de la escritora Natalia Carrero protagonizada por una bebedora burguesa. TRÁNSITO
Ilustración de la portada de 'Otra', novela de la escritora Natalia Carrero protagonizada por una bebedora burguesa. TRÁNSITO

Dice Natalia Carrero que Otra (Tránsito, 2022) es una novela despreocupada por los conflictos presentes. Y sí, quizá esté narrada con un tono desenfadado e irónico, pero no por ello deja de ser profunda. En ella aborda problemáticas actuales como la enfermedad mental (y el mundo) como estigma, el alcoholismo cotidiano y las miserias laborales. Un tríptico que fragmenta el texto para reconvertirlo en una obra coral.

Comienza y cierra la novela una dedicatoria de una mujer llamada Mónica a su hermano esquizofrénico, Charli, maltratado y escondido desde siempre por su familia, la cual no tiene reparos en cobrar la pensión de invalidez que él recibe. La historia sigue con unas inacabadas Memorias de una buena borracha, escritas por la propia Mónica, y continúa con un álbum de 15 mujeres bebedoras que combina palabras y caricaturas. Un desfile de contradicciones de nuestro tiempo en el que el alcohol ocupa un espacio central, porque, como explica Carrero (Barcelona, 1970), la bebida está muy presente en nuestras vidas.

“En la mayoría de las ciudades que conozco basta salir a la calle para localizar como mínimo tres bares de un primer vistazo. Un gran número de las personas de mi alrededor ha bebido algo con su correspondiente graduación de alcohol hace menos de 24 horas. Me propuse abordar el alcohol como tema principal, pero eso por sí solo no significaba nada, así que decidí vehicularlo a través de una mujer de clase media. Algo que fue tanto o más importante para el conjunto de la obra”, dice la autora en entrevista a COOLT a través de correo electrónico.

Una mujer de clase media alcohólica

Para construir a Mónica, una consumada bebedora de extracción burguesa, Carrero leyó mucho sobre personas con problemas relacionados con el alcohol, y también conversó con testimonios que le parecieron variedades de su protagonista. Un personaje que, como explica la escritora, se define en parte por pasar el tiempo entregada “a esa clase de trabajos invisibles que no cuentan, y que cuando se cuentan lucen tan poco”. Es decir, las tareas domésticas y familiares.

Carrero explica que en Otra no leemos “exactamente la historia de Mónica”, ni su intento de dejar de beber, sino su escritura “algo desabrida; sus confesiones sobre lo que bebe en secreto, como si necesitara objetivar su relación con el alcohol, los efectos que este le produce, los distintos estados de resaca, arrepentimiento, de clandestinidad algo incómoda”. En definitiva, las “confesiones de una relación irresuelta con el alcohol”.

Por ello, para Carrero era importante que se tratara de una mujer que no se esconde para beber. Una persona a la que en teoría no le falta nada, pero que decide consumir alcohol un día tras otro y que, sobre todo, necesita escribir sobre ese conflicto. “Ahí me pareció que había muchas posibilidades para novelar. Trataría de reflejar los estados fluctuantes, repeticiones, lapsus, la sed y los gluglús derivados de esta manera de beber entre compulsiva e inducida, también hay que decirlo, por la sociedad y los requisitos que la sociedad a veces nos impone para que todo siga igual”, dice la novelista.

La escritora española Natalia Carrero, autora de la novela 'Otra'. JORGE BERNABÉU
La escritora española Natalia Carrero, autora de la novela 'Otra'. JORGE BERNABÉU

El humor y el rencor como motores de escritura

El humor, la sorna y la ironía son las patas sobre las que Otra se construye para que pueda ser definida como una novela despreocupada. Una forma de enfocar la literatura reconocible en obras anteriores de Carrero como Vistas olímpicas y Yo misma. Un humor que, como la propia autora apunta, nace “de la verborrea producida por la ingesta de alcohol”.

Así, entre los gluglús de Mónica, se leen situaciones cómicas, como cuando ella se junta con conocidas en el parque o cuando intenta sacar adelante un proyecto de trabajo. La ironía también empapa la parte de la novela dedicada al álbum de bebedoras. Entre ellas está, por ejemplo, Lola, una actriz de doblaje de 75 años que “fue una mujer a una copa pegada, fue una copa superlativa, fue una pluma madura y escriba”. O Janis Peral, una bibliotecaria de 45 años que se describe como “una aguafiestas”, y eso que bebe “todo menos agua”.

Aparte de todo ello, la obra de Natalia Carrero es también una celebración de la vida. O más bien de esas existencias sobre las que no se presta atención. Porque, como se lee al final de Otra, “todas las vidas deberían ser iguales. A cada una su viaje, no importa si directo o con bifurcaciones y vericuetos. Interrupciones. Etapas. Avatares. Hay muchas vidas dentro de una vida. Hay etapas de reparaciones y reajustes”. Unas vidas narradas sin prejuicios, con rencor y humor, las coordenadas desde las que escribe Natalia Carrero.

Periodista. Especializado en cultura, medioambiente, sociedad y viajes.

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