¿Cómo serán las ciudades del futuro? ¿Qué retos afrontan las grandes metrópolis? ¿Cómo puede el urbanismo mejorar la vida de los ciudadanos? Estas son algunas de las preguntas que se están planteando las principales capitales del mundo occidental, conscientes de que se encuentran en una encrucijada histórica.
En 2050, se estima que 7 de cada 10 personas —de los 9.700 millones de habitantes en el mundo— vivirán en ciudades. Las grandes urbes acogerán buena parte del crecimiento de la población mundial, consumirán el 75% de la energía y serán responsables —si no se toman medidas urgentes para revertirlo— de entre el 80 y el 90% de las emisiones de gases contaminantes.
El llamado urbanismo de vanguardia busca dar respuesta a estos nuevos desafíos a los que se enfrentan las ciudades del siglo XXI, integrando tecnologías avanzadas en el diseño y la gestión urbana, promoviendo soluciones sostenibles y de eficacia energética para reducir la huella de carbono, construyendo vivienda asequible, generando nuevas oportunidades económicas y garantizando la inclusión social en el acceso a servicios.
Bajo esta premisa y con una mirada puesta en el futuro, Madrid ha lanzado uno de los proyectos de transformación urbana más relevantes y de mayor magnitud de Europa. En el norte de la capital española se llevará a cabo una intervención que transformará una franja de terreno de 5,6 km de largo y regenerará más de 2,3 millones de m², en los cuales se construirán 10.500 viviendas —un 38% de ellas, con algún tipo de protección pública—, un nuevo centro financiero y de negocios a 10 minutos del aeropuerto de Barajas, 400.000 m² de zonas verdes, áreas comerciales, tres colegios públicos, dos centros de salud y seis equipamientos deportivos. El proyecto incluye el soterramiento de parte de la estación de tren de Chamartín y las vías ferroviarias, que se convertirán en una gran zona verde, el Parque Central. También acogerá una nueva línea de metro con tres paradas y la renovación de la estación de tren de alta velocidad, que pasará de recibir 83 trenes al día a más de 200.
Más allá de la magnitud del proyecto, el denominado Madrid Nuevo Norte propone soluciones innovadoras a grandes retos urbanos como la descarbonización, la promoción de la movilidad sostenible, la eficacia energética o la naturalización del paisaje urbano. “El objetivo principal de Madrid Nuevo Norte es la regeneración urbana de una zona degradada de la ciudad, que está localizada en el mejor lugar donde se puede construir una smart city, en pleno eje urbano y empresarial de la capital. El proyecto tiene el desafío de transformar Madrid en una metrópolis 100% sostenible y convertirse en el año 2030 en una de las 100 ciudades europeas con neutralidad climática”, explica José Luis Moreno, director de la oficina para Madrid Nuevo Norte de la Comunidad de Madrid.
Un modelo sostenible e inclusivo
Madrid Nuevo Norte promueve un cambio de paradigma en la movilidad, con un 80% de viajes por medios sostenibles (a pie, en bicicleta o en transporte público), una red ciclista de 13 kilómetros, medios disuasorios como la reducción de las plazas de aparcamiento, así como el fomento de la movilidad compartida y el despliegue de infraestructura para el vehículo eléctrico privado. También prevé una reducción del 48% de la demanda de agua potable a través un sistema de regeneración, el ahorro energético en oficinas y viviendas y la naturalización de fachadas y cubiertas; además de impulsar uno de los ejes verdes urbanos más extensos del sur de Europa. Es el primer proyecto urbanístico europeo precertificado con los dos sellos internacionales más prestigiosos de sostenibilidad, LEED y BREEAM; y forma parte del programa de financiación para la descarbonización de ciudades Horizon 2020 de la Comisión Europea.
“Queremos convertirnos en un referente internacional en sostenibilidad en temas como el tratamiento del agua, la eficacia energética y las soluciones basadas en la naturalización. Buscamos conjugar economía y salud, en un entorno más amable e inclusivo, para mejorar la calidad de vida de los vecinos” explica Moreno. El diseño del proyecto, añade, “se ha realizado a partir de un proceso de participación ciudadana pionero en Madrid, con reuniones periódicas con asociaciones y particulares, con capacidad para opinar, plantear ideas y cambios pensando siempre en sus necesidades y demandas”.
Siguiendo la estela del ‘La Ville Du Quart d'Heure’ impulsado por el Ayuntamiento de París, Madrid Nuevo Norte también apuesta por un modelo de ciudad denso y compacto, donde prácticamente todo que se necesite ocurra a menos de 10 minutos a pie o en transporte público; buscando conjugar la vida urbana, la actividad económica y el bienestar ciudadano. Así, el 78% del suelo estará dedicado a usos públicos, desde zonas verdes a equipamientos para la ciudadanía, mientras que solo el 22% se destinará para edificabilidad lucrativa. El objetivo es que colegios, polideportivos, centros de salud, tiendas y museos se entremezclen con las viviendas y las oficinas para configurar un espacio público dinámico y activo durante todos los días de la semana.
Oportunidades para una ciudad global
Madrid Nuevo Norte prevé la generación de 350.000 empleos entre la fase de construcción y la futura actividad en los nuevos barrios; y un impacto de 15.200 millones de euros a la economía española, equivalente al 1,3% del PIB nacional. Su ubicación estratégica, a 10 minutos del aeropuerto internacional de Barajas y con la renovada estación de alta velocidad de Chamartín, así como la construcción de un nuevo centro financiero con un millón y medio de metros cuadrados de oficinas, “supone un activo inigualable para atraer talento e inversión privada de todo el mundo”, asevera el director de la oficina de Madrid Nuevo Norte. “Se trata de un proyecto estratégico y de futuro para la ciudad y el país, con el que vamos a acoger a muchos profesionales de todo el mundo, y muy especialmente de América Latina. Se sentirán como en casa cuando paseen por sus calles”, añade.
El diseño del Madrid Nuevo Norte se ha nutrido de la experiencia de otros distritos de negocio de éxito, como Zuidas en Ámsterdam, La Défense de París, Canary Wharf de Londres o Barangaroo de Sidney; pero se trata de un proyecto “genuino”, explica Moreno, cuyo objetivo es “construir una smart city que mire al futuro y garantice una mayor libertad y bienestar a los ciudadanos”.
Se estima que la última piedra del nuevo distrito no llegará hasta 2040, cuando se culmine la nueva estación de Chamartín. El futuro del urbanismo está más cerca.
