¿Dónde quedaron los valores democráticos?

Cuatro pensadores peruanos conversan sobre la coyuntura política y la importancia del intercambio de ideas en tiempos de polarización.

Katherine Subirana Abanto

Lima
Simpatizantes de Pedro Castillo exigen en Lima el cierre del Congreso del Perú, el 7 de diciembre de 2022. EFE/ALDAIR MEJÍA
Simpatizantes de Pedro Castillo exigen en Lima el cierre del Congreso del Perú, el 7 de diciembre de 2022. EFE/ALDAIR MEJÍA

Desde el ágora griega quedó demostrado el valor del debate, la argumentación y el intercambio de ideas. En un momento de la historia en el que parece que esto último es cada vez menos frecuente, y en su lugar se ha dado paso a los discursos extremistas, los oídos sordos y las pullas lanzadas vía las redes sociales, reunimos, bajo la histórica cúpula de El Comercio, a cuatro académicos en franca conversación.

Para celebrar los 70 años de El Dominical —caracterizado por ser el espacio de las ideas—, Francisco Miró Quesada Rada, Adriana Urrutia, Gonzalo Gamio y Miguel Giusti dialogaron en torno a la importancia de pensar el Perú para luego pasar a la acción.

- ¿Qué se ha perdido en el debate público y mediático en cuanto a ideas?

Miguel Giusti: Ha cambiado por completo lo que entendemos por medios y la forma en la que estos se comunican con las personas. De algún modo, los medios tradicionales han perdido el protagonismo y la exclusividad que tenían para generar debate, gracias a lo que podría llamarse “la democratización de la comunicación”, pero esto ha traído también la banalización de la información, la multiplicación de tecnologías de comunicación y, por supuesto, las fake news. Entonces, el terreno sobre el cual se asientan los medios hoy es caótico, hay diversas voces y es difícil filtrar la calidad y diferenciar la verdad.

Francisco Miró Quesada: Desde que empezó a circular El Dominical, siempre fue el espacio intelectual, académico y poco a poco adoptó una posición progresista, en defensa de los valores sociales. Eran épocas en las que los medios debatían entre sí. Por ejemplo, El Comercio debatía frecuentemente con “La Prensa” con artículos profundos, bien argumentados. Como dice Miguel, los espacios informativos han cambiado y las redes han contribuido a ese cambio. Creo que el reto hoy, parafraseando un poco a Vargas Llosa, es dejar de lado la civilización del espectáculo.

Gonzalo Gamio: La esfera de la opinión pública se define como tal desde el siglo XVIII, y se caracteriza por propiciar espacios de intercambio de ideas. Los medios de comunicación preservaron este legado por mucho tiempo, pero parece que en la actualidad lo han dejado de lado para optar por la noticia que vende, que impacta, y ya no tanto por la difusión de argumentos que puedan influir en la formación de ciudadanos. La mayoría de medios vive en una suerte de invierno intelectual. Tenemos la clase política más mediocre de las últimas décadas y un periodismo capturado por la coyuntura. Las redes sociales son espacios de socialización donde el público puede debatir con los autores que tienen voz en los medios, y esa es una fortaleza que aún no hemos explotado adecuadamente.

Adriana Urrutia: Los medios de comunicación son espacios para generar comunidad, pues permiten hacer pública la idea del propósito compartido. Es decir, pueden mostrarle a un país sus problemas comunes, los diagnósticos sobre ellos y un conjunto de principios a los que podemos acudir para buscar soluciones. Creo que hoy no están claros cuáles son los problemas que compartimos como país y tampoco están claras las ideas fundamentales sobre las que estamos de acuerdo para buscar soluciones. Eso hace que en el Perú sea difícil hablar de nación. La nación peruana no existe y nunca existió, no somos una comunidad ni tenemos una identidad nacional. En ese sentido, creo que no hemos logrado reconocernos, y eso hace difícil que en nuestro país las ideas sean una moneda corriente para vincularnos. Hoy en día dos de cada tres jóvenes no acceden a la educación superior, por lo que es difícil que ingresen o prioricen el espacio de las ideas. Entonces, creo que la pregunta es qué haríamos para democratizar o redemocratizar los espacios de ideas y debate.

Mesa de diálogo en torno a los valores democráticos. ALESSANDRO CURRARINO
Francisco Miró Quesada Rada, Adriana Urrutia, Gonzalo Gamio y Miguel Giusti, en la mesa de diálogo sobre los valores democráticos. ALESSANDRO CURRARINO

- Lo que ha pasado en el país los últimos años hace necesario que reflexionemos sobre la importancia de los valores democráticos. ¿Los hemos dejado de lado? ¿Dónde quedan en la coyuntura en la que vivimos?

Miguel Giusti: En la historia hay marchas y contramarchas, y tengo la sospecha de que estamos en un momento de contramarcha. Hay una derechización de la posición política en diversas partes del mundo, lo que favorece las acciones populistas y los discursos de odio. Es decir, todo lo que es contrario a los valores democráticos. Sin embargo, espero que, en un futuro no muy lejano, haya una nueva ola, pues no hemos dejado de reflexionar sobre los problemas que está generando esta violencia extrema. Por eso diría que los valores democráticos, habiendo demostrado ser tan importantes en el discurso ideológico de las últimas décadas, por alguna razón no han calado en la transformación de la sociedad y no han generado una sociedad integrada. Hay una reacción de retroceso, pero creo que es momentánea.

Gonzalo Gamio: Tras recuperar la democracia, en el Perú hubo años de cierta estabilidad política y económica, pero sin inclusión de los sectores más vulnerables. En nuestro país no hay partidos políticos, como han demostrado los politólogos a lo largo del tiempo, pues ya no se apuesta por una idea o por capacidades políticas, sino por inversiones y capacidades de financiamiento de campañas, sin contar las mafias que entran por esas rendijas. Los cuadros políticos son intelectual y moralmente precarios, y hay un circuito de corrupción, tanto en la derecha como en la izquierda, que genera una crisis de representación muy honda. No hay una agenda democrática en absoluto. Por supuesto que todos van a decir que son demócratas. Hasta las sociedades totalitarias de antaño lo decían. Pero lo cierto es que poco podemos esperar de nuestra clase política. Los cambios deben gestarse desde la sociedad civil, las universidades, por ejemplo. Lo que tenemos en el Perú es una ausencia de proyecto común, pero la única forma de que la comunidad política sea viable es construyendo un proyecto común. Yo recuerdo las palabras del Dr. Francisco Miró Quesada Cantuarias cuando le hicieron la pregunta de Zavalita, “¿cuándo se jodió el Perú?”. Él dijo: “El Perú nació jodido”. Y tenía razón.

Adriana Urrutia: Creo que es muy importante señalar que sí hubo un retorno formal a la democracia; sin embargo, no hay una traducción a una democracia real. Como decía Gonzalo, tenemos la etapa de estabilidad económica que hemos alabado tanto en el debate público; sin embargo, también tenemos 70% de informalidad en el país. Este debería ser un momento para mirarnos y reconocer las grietas que están pendientes de sanar. Acabamos de perder la categoría de democracia en la medición de “The Economist”, hemos pasado a ser un régimen híbrido, uno de cada tres peruanos aceptaría un golpe de Estado, hay un debate público sobre si estamos en una dictadura... El tema está en que nuestras prácticas no son completamente democráticas. Nos cuesta diseñar mecanismos plurales para situaciones macro y para nuestras prácticas cotidianas. Falta volver a confiar en la representación pública y en la democracia.

Francisco Miró Quesada: Tratando de ponerme optimista, sería interesante girar el debate sobre la igualdad, la libertad, la dignidad, el autogobierno. El problema es que nuestra colectividad tiene una interacción social muy baja, y es algo que debemos revertir. En la época de mi padre [Francisco Miró Quesada Cantuarias], había intelectuales en los partidos políticos. Hoy nadie quiere realmente pertenecer a uno. Y la universidad ha quedado fuera del debate y lejos de la misma población. Se ha perdido el respeto, sino veamos lo que pasó hace poco con San Marcos, que la intervinieron a la fuerza y rompieron la pared. La ciudadanía se siente lejos de esos espacios y es preciso recuperarlos y acercarlos a la gente.


Este artículo se publicó en El Dominical de El Comercio de Perú el 26.03.23

Katherine Subirana Abanto

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