La transición energética pasa por las ciudades

El Área Metropolitana de Barcelona apuesta por la energía fotovoltaica y aspira a la neutralidad climática de sus equipamientos en 2030.

Fotolinera en Castelldefels, una de las tecnologías aplicadas por el Área Metropolitana de Barcelona para impulsar la transición energética. AMB
Fotolinera en Castelldefels, una de las tecnologías aplicadas por el Área Metropolitana de Barcelona para impulsar la transición energética. AMB

Un compromiso y una fecha límite: lograr que los equipamientos y alumbrados municipales sean 100% renovables en el año 2030. Este es el objetivo que se ha marcado el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), en España, una administración supramunicipal consciente de que la lucha contra la emergencia climática pasa, inevitablemente, por una apuesta decidida por las energías renovables en las ciudades.

En abril de 2021, la AMB declaró el estado de emergencia climática en todo el territorio metropolitano, comprometiéndose con el objetivo de la Unión Europea de reducir un 55% las emisiones de gases de efecto invernadero en 2030 y conseguir la neutralidad de carbono en 2050. Esta declaración supuso un paso decisivo para la aplicación urgente de diversas políticas estratégicas de la AMB, impulsando iniciativas innovadoras (y disruptivas) para acelerar la transición energética y luchar contra la contaminación atmosférica desde el ámbito local.

Un cambio disruptivo

“La declaración del estado de emergencia climática, por parte de un ente supramunicipal como la AMB, supone la adopción de un compromiso para actuar de forma urgente y decidida en todos los ámbitos que sea necesario, apelando al conjunto de los estamentos implicados, y en áreas tan dispares como la movilidad, el urbanismo o la vivienda”, explica Gil Lladó, jefe de la Oficina de Transición Energética del AMB.

Dentro de la lucha global contra el cambio climático, la transición energética comenzó siendo un proyecto a largo plazo y se ha convertido en una urgencia. Consiste, básicamente, en transformar el modelo de generación y consumo de energía, con la intención de ir abandonando progresivamente los combustibles fósiles, reduciendo el consumo e impulsando las energías renovables. En este proceso, las ciudades tienen un papel fundamental.

Instalación solar fotovoltaica en un edificio de Barcelona. AMB
Instalación solar fotovoltaica en un edificio de L'Hospitalet de Llobregat. AMB

“La transición energética es un cambio de paradigma absoluto”, explica Lladó. “Las competencias de energía siempre habían estado centralizadas en los Estados. Ahora, con este nuevo paradigma, se trasladan de manera radical y absoluta a las administraciones locales. ¿Por qué? Hemos pasado de un punto de generación centralizado —centrales nucleares reguladas por instituciones de ámbito estatal, por ejemplo— a multitud de puntos de generación de energía repartidos por todo el territorio —en forma de placas solares, recargas eléctricas o calderas de biomasa— que están mucho más cerca del consumidor final”.

La AMB recoge en el Plan Energía y Clima 2030 la estrategia de transición energética de ámbito territorial e integra las diversas actuaciones para lograr los objetivos marcados para ese año. Estas actuaciones pasan, por ejemplo, por rehabilitar los equipamientos municipales priorizando la eficiencia energética, reducir los consumos actuales de la administración, fomentar los planes de cubiertas e impulsar de una manera radical la producción fotovoltaica. “La idea es generar más energía renovable a la vez que se reduce de una forma sustancial el consumo energético”, señala Lladó. Esta reducción alcanza, en algunos equipamientos, hasta el 50% de ahorro energético.

Apuesta sin precedentes por la energía solar

Dentro de la estrategia global en transición energética, la AMB ha puesto el foco en la generación de energía fotovoltaica con el Plan Ayuntamientos 100% Renovables 2030, mediante una inversión sin precedentes de 26 millones de euros —que se financia en parte a partir de los fondos europeos FEDER—, situándose como la administración local líder en inversión en instalaciones solares fotovoltaicas en España. ¿El objetivo? La construcción de 215 instalaciones fotovoltaicas repartidas entre 36 municipios metropolitanos. De estas instalaciones, un 40% están situadas en escuelas, aportando el suministro necesario para el consumo eléctrico y que pueden autogestionarse. Para la AMB, los equipamientos educativos son sitios claves para el desarrollo de una nueva cultura energética ciudadana, ya que se podrán definir nuevas prácticas de ahorro y eficiencia en las comunidades educativas. “La sensibilización energética de las nuevas generaciones es fundamental para afrontar con éxito la emergencia climática en la que nos encontramos”, asegura el jefe de la Oficina de Transición Energética del AMB.

Los resultados del Plan Ayuntamientos 100% Renovables 2030 son tangibles. El ahorro previsto es de 5.878 toneladas de CO2, que equivalen a plantar 293.000 árboles al año, realizar 1.200 vueltas al mundo en un vehículo térmico o el consumo anual de 9.000 hogares. Las actuaciones en equipamientos municipales ayudarán a los ayuntamientos a estabilizar una parte de la factura energética en los próximos 30 años, tiempo de vida útil de estas instalaciones solares. Se estima, por ejemplo, que la factura en una escuela es de 8.000 euros anuales.

El plan incluye 72.000 m² de superficie donde se instalarán placas solares, que permitirán reducir el consumo de combustibles fósiles en instalaciones de agua y residuos. El impulso de la energía fotovoltaica va ligado también a la integración de otros parámetros como la presencia del verde y los beneficios que genera: calidad del aire, biodiversidad, espacios de confort… Por esta razón, también se han llevado a cabo proyectos singulares, como cuatro cubiertas biosolares que combinan generación solar con infraestructura verde.

Un coche eléctrico se recarga en una fotolinera instalada por el Área Metropolitana de Barcelona. AMB
Un coche eléctrico se recarga en una fotolinera instalada por el Área Metropolitana de Barcelona. AMB

Tecnología y ciudadanía al servicio del clima

El Área Metropolitana de Barcelona también ha puesto el foco en la innovación y la tecnología como herramientas indispensables en la transición energética de las ciudades. Forma parte de cuatro proyectos de investigación europea en los ámbitos de generación y almacenamiento de energía, así como de rehabilitación de edificios públicos municipales.

“Europa es líder a nivel mundial en temas de transición energética y la innovación es clave para acelerar este proceso en las ciudades. En la revolución energética que estamos impulsando en esta década nos hace falta mucha energía renovable, pero también capacidad de almacenamiento, ya que las renovables dependen de la meteorología. Tenemos que ser capaces de casar la generación intermitente de energía con el consumo. Para ello nos estamos dotando de nuevas tecnologías que permitan adaptarnos a la demanda energética real”, explica Lladó.

En este sentido, tecnologías como las fotolineras son claves en campos como la movilidad. Se tratan de puntos de recarga de energía bidireccionales que no provienen de la red eléctrica, sino que es generada por una estación fotovoltaica. No solo se genera energía renovable, sino que puede almacenarla para disponer en momentos de necesidad. Para incentivar el proceso de electrificación del parque móvil, la AMB está instalando un total de 44 fotolineras en todo el territorio. Estos cargadores bidireccionales, según Lladó, “son una de las soluciones tecnológicas para conseguir el objetivo de casar la generación intermitente de energía con el consumo, ya que permite que los coches eléctricos sirvan también para dar apoyo a la red energética”.

Estas tecnologías ayudarán a acelerar la revolución energética que están impulsando metrópolis como Barcelona, Londres, Ámsterdam o Berlín, pero según Lladó, tendrán que ir acompañadas de un cambio de hábitos en la ciudadanía: “Descarbonizar la demanda energética se ha convertido en una urgencia. Y las administraciones tenemos que ser ejemplares para sensibilizar a la ciudadanía. Conseguir la neutralidad climática de los edificios públicos y reducir un 55% las emisiones de gases en 2030 es un desafío ambicioso, pero marca un camino a seguir para las empresas y los particulares”.

Lo más leído
Newsletter Coolt

¡Suscríbete a nuestra 'newsletter'!

Recibe nuestros contenidos y entra a formar parte de una comunidad global.

coolt.com

Destacados