Una visión metropolitana para transformar las realidades urbanas. Una cooperación sin paternalismos, horizontal, directa y técnica; compartiendo reflexiones y experiencias para construir ciudades inclusivas, equitativas, seguras y sostenibles. Esta es la apuesta del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), cuyo modelo de cooperación se ha convertido en una referencia internacional por impulsar proyectos transformadores que contribuyen a garantizar los Derechos Humanos en las grandes metrópolis.
Desde el año 2015, AMB mantiene un fuerte compromiso en materia de cooperación internacional, destinando el 0,7% de los recursos propios y poniendo el foco en países de Mesoamérica, la Mediterránea oriental y África. Su modelo de trabajo está centrado en la cooperación directa, aquella que trabaja con actores del territorio a partir de un proceso de conocimiento mutuo; la cooperación técnica, que propicia espacios de intercambio de experiencias, acciones y reflexión conjuntas; y la cooperación decolonial, que reconoce al territorio y se relaciona con él desde la horizontalidad.
“En la AMB hemos impulsado un modelo de cooperación abierto, transversal, con visión metropolitana y de aportación real en los lugares en los que trabajamos. Exportamos capacidad y conocimiento en materias como la gestión de residuos, el acceso al agua potable, la adecuación del espacio público y la planificación urbana. Nuestro objetivo no es otro que el de poner al servicio de la cooperación internacional los conocimientos adquiridos a lo largo de nuestra historia y fomentar la autonomía en los destinos y entidades con las que trabajamos”, explica Ernest Maragall, vicepresidente del Área Internacional y Cooperación de la AMB. Esta mirada metropolitana (y horizontal) de la cooperación, añade, “es una demanda explícita en muchos lugares del mundo”.
La metrópolis de Barcelona, integrada por 36 municipios, es un territorio dotado de una fuerte gobernanza que se coordina con otras administraciones públicas. “No hay tantas áreas metropolitanas como la de Barcelona y tenemos una larga experiencia sobre gobernanza, competencias e implementación de estrategias a nivel supramunicipal. Nos hemos convertido una entidad referente y ponemos el conocimiento adquirido al servicio de la cooperación”, explica Maria Peix, jefa del Servicio de Cooperación del AMB. Las soluciones metropolitanas, añade, “son más eficientes, equitativas y justas en algunas ocasiones. Un ejemplo es la gestión de los residuos, cuyo tratamiento es más eficaz si se realiza desde el ámbito metropolitano”.
San Salvador: espacio público y violencia callejera
En el área metropolitana de San Salvador, AMB está poniendo el foco en tres áreas de trabajo: la adecuación del espacio público como un elemento transformador de la sociedad, la gestión de residuos a nivel metropolitano y el asesoramiento en temas de gobernanza. Bajo el título Espacio público AMSS: metrópolis inclusiva, participativa, segura y ciudadana, el AMB desarrolla desde diciembre de 2021 (y hasta julio de 2023) un proyecto con el que pretende contribuir, a través del espacio público, a construir un área metropolitana más equitativa, segura y sostenible, donde los enfoques de género, diversidad e innovación estén presentes.
¿Cómo se traduce este concepto? Un ejemplo es la prueba piloto que se ha realizado en una plaza triangular y vallada que estaba controlada por dos grupos organizados de maras. “Tras un proceso participativo con los vecinos, y a través de la remodelación del espacio siguiendo estos criterios, ahora se ha convertido en una plaza abierta, segura y donde la propia ciudadanía organiza actividades a diario para toda la población”, explica Peix. La transformación de la plaza, añade, “ha fomentado el vínculo entre los vecinos y ha ayudado a canalizar la violencia callejera existente”.
Guatemala: barrancos de bolsillo
En el área metropolitana de Guatemala, AMB está impulsando una propuesta innovadora para los barrancos característicos de la región; con el objetivo de potenciar el paisaje natural, mejorar el vínculo entre los barrios y brindar calidad de vida a la ciudadanía a través del acceso a espacios públicos rodeados de naturaleza. “Se trata de un proyecto con una mirada integral, participativa y metropolitana. Los barrancos de bolsillo es un concepto nuevo para convertir pequeños acantilados, que estaban desprotegidos y servían como vertederos, en espacios públicos naturales, libres de conflictos y al servicio de la comunidad”, explica Peix.
Los barrancos han sido vistos durante años como uno de los principales retos de la región. El crecimiento demográfico y la contaminación han impactado en este territorio caracterizado por su gran biodiversidad y composición topográfica, por lo que se han convertido en un elemento esencial para el futuro de la metrópolis. Muchos de los barrancos todavía conservan diversas cualidades naturales, manteniendo una estrecha relación con recursos esenciales como el agua y aire. Según Peix, “el objetivo de este proyecto es recuperar un espacio público natural, protegerlo de conflictos, ayudar a la sostenibilidad de la metrópolis y mejorar la vida de sus ciudadanos”.
Siria: refugiados y reconstrucción
El 57% de los recursos en proyectos de cooperación de AMB se destina actualmente a Siria y a los países vecinos que acogen a los refugiados del conflicto en el Mediterráneo oriental. Algunos ejemplos de los proyectos llevados a cabo en el noreste de Siria son la mejora del suministro de agua potable a la ciudad de Kobani o la gestión de residuos sanitarios y reciclaje en Qamishlo, Hasakeh y Amuda. En el Líbano, también se han impulsado proyectos vinculados a la acogida de refugiados: dos de gestión de residuos, uno de gestión de desastres naturales y otro de vivienda.
“Siria es un país por reconstruir, pero que sigue en conflicto. Llevamos desde 2017 trabajando de forma directa en el país; convirtiéndonos en la única institución pública presente de forma permanente y que trabaja con las entidades y ONG del territorio. Es por ello que muchas instituciones y entidades internacionales nos piden asesoramiento”, explica la responsable del Servicio de Cooperación de AMB.
Siempre con una visión horizontal, técnica y directa del mundo de la cooperación, la AMB está presente también en otros países como Mozambique —trabajando en temas de movilidad y espacio público—, Gambia —en gestión de residuos y gobernanza metropolitana—o en Ciudad de México y Bogotá —donde ha llevado a cabo proyectos sobre la gestión del agua en grandes metrópolis—. “Nuestro trabajo en materia de cooperación es tangible, nada retórico, con experiencias sobradas que transforman realidades urbanas, siempre desde una relación de igualdad y poniendo la capacidad de gestión en primer término. No somos una gran institución a nivel presupuestario, ni una repartidora, pero tenemos una práctica acreditada para dotar al mundo de la cooperación de una visión metropolitana y horizontal que era imprescindible”, asevera Ernest Maragall, vicepresidente del Área Internacional y Cooperación de AMB.
