El crecimiento acelerado de las ciudades es uno de los fenómenos más trascendentales que se están produciendo en nuestros tiempos. En el año 2030, se estima que seis de cada diez personas —de los 8.600 millones que habitarán en el mundo— vivirán en áreas urbanas. Las grandes metrópolis absorberán casi todo el incremento futuro de la población global. Este fenómeno plantea retos evidentes, como la gestión de los recursos, la movilidad, el urbanismo, las desigualdades o la contaminación.
¿Cómo hacer frente a estos retos globales desde el ámbito local? ¿Qué papel deben jugar las ciudades?
Una forma de abordar estos desafíos es agrupar los municipios, administrativamente hablando, en regiones o áreas metropolitanas. Este proceso, bautizado como la metropolización de las ciudades, permite en los gobiernos locales coordinar sus esfuerzos y establecer medidas más eficientes.
“Los grandes retos globales de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible sólo se podrán encarar desde un nivel supramunicipal. El reto de la siguiente década es hacer valer las entidades metropolitanas como instrumentos de gobernanza para hacer frente a desafíos como la emergencia climática, las desigualdades sociales o el transporte”, explica Elisenda Alamany, vicepresidenta del Área de Internacional y Metrópolis Digital del Área Metropolitana de Barcelona (AMB).
Una iniciativa internacional
En el año 2015, la Declaración de Montreal sobre áreas metropolitanas promovida por ONU-Habitat y otras organizaciones internacionales ya reconoció la importancia de que las ciudades se organicen en metrópolis para contribuir al desarrollo urbano y avanzar hacia urbes más solidarias, inclusivas y respetuosas con la biodiversidad y el patrimonio natural, cultural y paisajístico. Además, esta declaración ya integraba demandas como el derecho en la ciudad, la gobernanza metropolitana, una financiación justa o el reconocimiento de la diversidad.
El AMB, el único gobierno netamente metropolitano del Estado español y uno de los pocos de Europa, pretende liderar esta reivindicación de la gobernanza metropolitana en los foros internacionales y toma como referencia las principales agendas y debates urbanos que se dan a escala europea e internacional, como la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, la Nueva Agenda Urbana o el Acuerdo de París.
Para afianzar este liderazgo global, la Barcelona metropolitana dispone de grandes infraestructuras de comunicación y de investigación que la sitúan como referencia en el sur de Europa, así como un ecosistema innovador en ámbitos como la biomedicina, las tecnologías de la información y las comunicaciones, el diseño y la creatividad, la movilidad sostenible o el sector agroalimentario.
“La metrópolis de Barcelona es un actor global, una marca internacional, y, gracias a su larga trayectoria y experiencia en el planteamiento y la transformación urbanística, se nos reconoce este liderazgo internacional. Es por ello por lo que somos muy activos en el asesoramiento y colaboración con regiones de todo el mundo; fomentando la gobernanza metropolitana, compartiendo experiencias e impulsando la colaboración entre administraciones como motores de transformación urbana”, asevera Alamany.
Barcelona, capital metropolitana
El AMB trabaja, conjuntamente con ONU-Habitat y redes internacionales de ciudades, en el debate, la definición y la transferencia de soluciones metropolitanas de gestión que acerquen a las metrópolis a los objetivos que plantean las agendas globales. También impulsa iniciativas como la campaña para oficializar el 7 de octubre como Día Mundial Metropolitano por Naciones Unidas. En este proceso, señala Alamany, “buscamos que las instituciones metropolitanas sean el lugar idóneo para la cooperación y el intercambio de experiencias, pero también queremos proveerlas de contenido para que tengan alma política”.
En su estrategia de internacionalización, el AMB impulsa varias redes internacionales metropolitanas, cuyas sedes se encuentran en la ciudad de Barcelona. Buen ejemplo de ello son la European Metropolitan Authorities (EMA) —una red de 57 metrópolis europeas que tiene por objetivo trabajar para que la UE y los Estados reconozcan y faciliten marcos institucionales y financieros para las áreas metropolitanas—, Metropolis —la asociación mundial de las grandes metrópolis que reúne los gobiernos de 151 áreas metropolitanas y grandes ciudades de todo el mundo— o Medcities —una asociación de 73 ciudades y gobiernos metropolitanos del área mediterránea que busca trabajar en proyectos de cooperación—.
La metropolización en América Latina
El AMB participa en numerosos proyectos de cooperación técnica y financiera, así como de colaboración e intercambio en gobernanza metropolitana, en América Latina, compartiendo su experiencia metropolitana en temas como la gestión de residuos, el acceso a agua potable o la adecuación y gestión del espacio público, ámbitos en los que es un referente internacional.
En Ciudad de México, por ejemplo, participa en un ambicioso proyecto de implantación de la infraestructura verde, junto con el Área Metropolitana del Valle de Aburrá (Colombia), donde se buscan soluciones naturales a los retos urbanísticos desde criterios como la conectividad ecológica, la biodiversidad urbana y la resiliencia al cambio climático.
Con el área metropolitana de Guadalajara (Jalisco), y con una financiación de la Unión Europea de 2,1 millones de euros, también está elaborando una estrategia de resiliencia, así como la implantación de nueve puntos verdes que cuentan con el asesoramiento técnico del AMB.
El AMB también está presente en las capitales de El Salvador (área metropolitana de San Salvador AMSS), Paraguay (Asociación de Municipios del Área Metropolitana de Asunción AMUAMA) y Argentina (áreas metropolitanas de Buenos Aires y Rosario), asesorando en ámbitos como la gobernanza metropolitana, el espacio público y la movilidad sostenible, mientras que en la Región Metropolitana de Bogotá-Cundinamarca colabora estrechamente en la creación de una nueva área metropolitana.
