La equidad, un reto metropolitano

El 75% de las ciudades son hoy más desiguales que hace 20 años. El Área Metropolitana de Barcelona pone el foco en la reducción de la brecha urbana.

Servicios como la asistencia domiciliaria a gente mayor contribuyen a reducir la desigualdad urbana. AMB
Servicios como la asistencia domiciliaria a gente mayor contribuyen a reducir la desigualdad urbana. AMB

No hay convivencia sin equidad. No hay crecimiento sostenible sin redistribución. No hay prosperidad económica sin las necesidades básicas cubiertas. Las ciudades son generadoras de creatividad, innovación y riqueza. Pero también contienen grandes desigualdades sociales. Un reto vital de las metrópolis es cuadrar una ecuación en la cual la intersección de economía productiva, calidad urbana y defensa medioambiental produzca una ciudad rica, creativa, culta y equitativa, referente de la igualdad de oportunidades.

Bajo esta premisa, el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) ha puesto el foco de sus políticas sociales en la reducción de la brecha urbana, la homogenización territorial en el acceso a los servicios públicos y la lucha contra la vulnerabilidad y la pobreza extrema. “Un centro urbano de primera clase y una periferia de segunda es un concepto inadmisible: aquí marcamos una línea roja”, explica Antonio Balmón, vicepresidente ejecutivo de AMB.

El 75% de las ciudades del mundo son hoy más desiguales que hace 20 años. Según el último Informe Mundial de las Ciudades de ONU-Habitat, la población urbana aumentará del 56% del total global al 68% para 2050; absorbiendo casi todo el crecimiento futuro de la población mundial. Su principal reto, según apunta el informe, es que las grandes metrópolis sean más equitativas, lo que implicará un nuevo contrato social en forma de renta básica universal, cobertura sanitaria, vivienda y servicios básicos para el conjunto de la población.

“Las últimas crisis han puesto de manifiesto que la equidad es la clave. El crecimiento económico tiene que ser inclusivo, dar satisfacción al conjunto de la población, o no será sostenible en el tiempo. Es imprescindible que todos los ciudadanos tengan las necesidades básicas cubiertas y cierto poder adquisitivo para poder mantener el actual modelo productivo”, explica Guillem Espriu, coordinador de Políticas Sociales del AMB.

Los programas de trabajo para jóvenes fomentan la igualdad de oportunidades. AMB
Los programas de trabajo para jóvenes fomentan la igualdad de oportunidades. AMB

Vulnerabilidad urbana y pobreza extrema

Incrementar la equidad territorial, combatir las situaciones de pobreza extrema y atender a los colectivos más vulnerables. Este es el triple objetivo del Programa metropolitano de barrios contra la vulnerabilidad urbana impulsado desde el Área Metropolitana de Barcelona. Se trata de un plan de subvenciones, con una dotación de 10 millones de euros para el periodo 2022-2024, que pretende reducir los desequilibrios sociales y económicos, garantizar condiciones de seguridad en los espacios públicos y coordinar a los diferentes actores económicos y sociales para fomentar la ocupación en los barrios con más desempleo.

“En la Barcelona metropolitana existe la desigualdad y es un fenómeno que no se puede obviar. Aunque la brecha urbana sea inferior a la mayoría de grandes ciudades del mundo, es de vital importancia que todos los barceloneses puedan acceder a los mismos servicios y dispongan de un escenario urbano de calidad para desarrollar sus vidas”, explica Ramon Torra, gerente del AMB. Barcelona tiene una gran ventaja respecto a otras ciudades, añade, “ya que su área metropolitana está compuesta por 36 municipios y, por tanto, existe una cercanía entre el ciudadano con los servicios que se les ofrece”.

El objetivo último del modelo metropolitano de Barcelona es construir una ciudad cohesionada. Para ello, según Torra, resulta indispensable articular una intervención constante en los barrios más desfavorecidos: “Las políticas sociales requieren persistencia para revertir situaciones de vulnerabilidad estructurales, y que se manifiestan de manera intensa en los ejes del Besòs y del Llobregat”. El modelo a seguir, señala el gerente del AMB, son poblaciones como Castelldefels o Gavá, donde “la brecha urbana se ha reducido considerablemente en los últimos años” en ámbitos como la educación, la renta familiar y la atracción de la actividad económica.

Vivienda social y colaboración público-privada

España tiene el parque de vivienda social más bajo de Europa. Según un reciente estudio de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), mientras que el parque europeo de vivienda social se sitúa de media por encima del 9%, en España representa poco más del 2,5%. Según Torra, el déficit vivienda asequible es de uno los principales retos que tiene Barcelona: “Hemos perdido mucho tiempo en debatir sobre temas legislativos que no pertenecen al ámbito local, cuando tenemos que poner el foco en la fiscalidad, la financiación y la normativa para la construcción de vivienda”. Para el gerente del AMB, la solución pasa por la colaboración público-privada y en facilitar suelo edificable, desde las administraciones, para generar vivienda social.

El AMB tiene tres instrumentos que vehiculan sus políticas públicas de vivienda: el IMPSOL, el operador mixto de vivienda de alquiler asequible HMB y el Consorci Metropolità d’Habitatge. El Institut Metropolità de Promoció de Sòl i Gestió Patrimonial (IMPSOL) tiene una larga trayectoria en la construcción de vivienda pública de alta calidad, innovadora y sostenible. “En esta legislatura hemos promovido 1.681 pisos en el área metropolitana, hecho que nos sitúa como la administración catalana con más vivienda pública ejecutada”, expresa Torra. Para poner en contexto la envergadura de la política metropolitana de vivienda, el gerente del AMB apunta que en el quinquenio 2017-2021 el Gobierno de la Generalitat solo promovió 239 pisos públicos en toda Catalunya.

La empresa público-privada Habitatge Metròpolis Barcelona (HMB), por su parte, construirá 4.500 viviendas de alquiler asequible en el área metropolitana de Barcelona en los próximos ocho años. “La asunción del riesgo financiero y la gestión van a cargo del privado, pero las condiciones vienen marcadas por la Administración pública, que sitúa los pisos por debajo del precio de mercado”, explica Torra.

El Consorci Metropolità de l’Habitatge (CHM), por último, ejecutará las obras de rehabilitación y mejora de eficiencia energética de 13.650 viviendas entre el 2022 y el 2026, gracias a la aportación de 100 millones de euros de los fondos europeos Next Generation. Ramon Torra precisa que este programa de rehabilitación beneficiará a unos 35.000 ciudadanos metropolitanos y generará de forma directa 4.000 puestos de trabajo.

La AMB apoya con sus proyectos a las mujeres, un colectivo que vive la desigualdad de forma agudizada. AMB
El AMB apoya con sus proyectos a las mujeres, un colectivo que vive la desigualdad de forma agudizada. AMB

El colectivo más vulnerable tiene género

El proyecto VESTA es una iniciativa para ofrecer acompañamiento a mujeres con niños a cargo y sin hogar en el área barcelonesa del Besòs. Se trata de una prueba piloto en la que participan ayuntamientos (Badalona, Santa Coloma de Gramenet, San Adrià del Besòs y Montcada i Reixac), entidades del Tercer Sector (Cáritas Diocesana de Barcelona, Fundació Formació i Treball, Fundació Mambré y Sant Joan de Déu), así como el Consorcio del Besòs. La iniciativa cuenta con el apoyo del AMB y del Ayuntamiento de Barcelona.

“Cuando analizas los datos, ves que la vulnerabilidad está estrechamente relacionada con el género, muy especialmente con las mujeres que tienen niños a cargo y con problemas habitacionales. Este proyecto pretende ofrecer una respuesta integral de vivienda para este colectivo, cuya realidad no había podido atendida de forma personalizada por falta de recursos de los municipios”, explica Guillem Espriu, coordinador de política sociales del AMB.

El proyecto tiene dos pilares: el tratamiento de la vivienda como un derecho, ofreciendo solución residencial a las personas participantes, y el acompañamiento integral poniendo en el centro las necesidades y los momentos de las mujeres, acompañándolas hacia la recuperación del propio proyecto vital. “La colaboración supramunicipal, con la participación de las entidades del Tercer Sector, se ha mostrado como el vehículo social más eficaz para responder a las situaciones de gran vulnerabilidad”, asegura Espriu.

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