Paul Amundarain, explorador de la jungla urbana

El artista venezolano exhibe ‘Jungle Man’ en Madrid. Un viaje a las caras ocultas de la ciudad a través de la abstracción.

'Jungle Man', Paul Amundarain (2021)
'Jungle Man', Paul Amundarain (2021)

Cuando aplicamos las lentes de la abstracción sobre la ciudad, estas funcionan como la química del revelado y nos muestran un espacio topográfico que parece una jungla. Conforme nos acercamos a la selección de obras de Jungle Man, la exposición madrileña del artista y arquitecto venezolano Paul Amundarain (Caracas, 1985), lo primero que observamos es la vista cenital de una ciudad convertida en estratos sociológicos, demostrando la tesis anterior, antes de sumergirnos en ella a través de distintas técnicas.

Visitable hasta mediados de octubre en la Cerquone Gallery MadridJungle Man permite observar los distintos experimentos con los que un artista con más de una década años de trayectoria aborda el salto entre la sencillez primitivista y la representación abstracta del urbanismo, eliminando la dicotomía con métodos visuales de exploración.

En palabras del curador de la muestra, Jordi Pallarès, la propuesta de Amundarain “acepta la vida como un constante cambio, como una búsqueda de movimiento en la que el artista juega un determinado rol con respecto a lo que ve a su alrededor. ¿Acaso la abstracción no es un proceso de necesaria ficción llevado al último extremo?”.

Paul Amundarain se ha desarrollado como artista entre su Caracas natal, Maracaibo y Miami, en tradición con las corrientes latinoamericanas que lo conectan con sus orígenes. Por ello su obra escapa a la simple abstracción hacia mapas visuales de dimensiones económicas, sociales, culturales o políticas que configuran la actualidad en los paisajes urbanos. Estudió arquitectura en la Universidad Central de Venezuela en Caracas, donde vivió y trabajó hasta el 2013, cuando decidió centrarse en sus estudios artísticos de pintura y escultura. Desde entonces llamó la atención como parte de las nuevas sensibilidades latinas de Miami y Florida por el modo en que desmenuzaba la distancia entre individuo y sociedad a través de la evolución iconográfica de elementos naturales y urbanos. 

El artista venezolano Paul Amundarain. ANTONIO AJAM
El artista venezolano Paul Amundarain. ANTONIO AJAM
Esa relación con el entorno que Amundarain estableció desde sus estudios de Caracas y Miami cristalizó en la exposición City Skins (2014), en la que fotos aéreas de poblaciones periféricas de la capital venezolana se descomponían en formas elementales para debatir sobre su degeneración y las distintas realidades sociales. En Tropical Garden (2017), Amundarain proseguía su exploración de la ciudad, pero ampliando la búsqueda con formas de la vegetación y la fauna. Ahora sigue ensanchando su radio de acción atendiendo a las mismas dimensiones sociales, económicas, culturales y políticas que llaman su atención como cuerdas ocultas e invisibles de la sociedad.

Decía el poeta y simbolista español Juan Eduardo Cirlot al hablar sobre arte abstracto que éste escondía una verdad de otro orden, de modo que podría decirse que las representaciones de Amundarain nos muestran otra de las verdaderas caras de la ciudad convertida en un océano sin límites de símbolos, residuos, flujos de capital y técnicas de producción fusionados a través de capas metafóricas. Si la tradición narrativa de la psicogeografía al atravesar las ciudades era la de encontrar espacios como funcionaran como metáforas o líneas telúricas, aquí nos encontramos una psicogeografía visual que atraviesa la ciudad para encontrar formas elementales y líneas geométricas con la misma función.

- ¿Cómo nace Jungle Man?

- Nace del sentimiento de exploración. Yo tenía este proyecto con el dueño de la galería y desde hace tiempo que pensamos hacer algo en la galería de Madrid, porque hay otra sede en Caracas. Las primeras ideas surgieron con naturalidad. Nunca había tenido la oportunidad de venir a Madrid y creo que como artista siempre tenemos la necesidad de estar moviéndonos, tenemos que buscar nuevos retos. Era interesante para mi salir de mi zona de confort, explorar, y ese es el sentimiento de la exposición. En cierto modo ya hice ese ejercicio en 2017 en [la exposición] Tropical Garden. Salí de Miami y viajé a Caracas. En esa época me tocó vivir una etapa de protestas y tuve la oportunidad de exponer allá. Cuando volví a Miami sentí una necesidad de desahogo que culminó en Tropical Garden.  Yo siempre trato temas sociales que trato de desdibujar y convertirlos en estética. Hacer entender temas fuertes de manera visual y con un ejercicio de movimiento y cambio. Yo digo que son exposiciones hermanas porque también estoy en la dirección de moverme pero estoy usando otros iconos. A ambas las mueve el desplazamiento y la intriga.

'Jungle Man', Paul Amundarain (2021). CORTESÍA
'Jungle Man', Paul Amundarain (2021)

- ¿En qué momento vital te encuentras como artista?

Uno siempre está en constante cambio y búsqueda. Pero a veces también te tienes que parar a observar lo que has construido y materializado. Hay momentos de saltar y moverse pero ahora me siento que he estado investigado y tengo ganas de salir a mostrar mis procesos. Nómada también, porque al inicio uno desarrolla una propuesta y un lenguaje pero después es interesante moverse y ver las lecturas con otros ojos. El mundo de la red ha roto muchas barreras, pero ver la obra en persona es más interesante. Para todos los artistas es necesario el movimiento, es algo que luego puede sentirse en la obra.

- ¿Qué rol juega la abstracción en tu propuesta?

- La abstracción resulta interesante porque permite romper la barrera de lo figurativo y lo real. Le permite al cerebro abrir un campo hacia la interpretación. Cuando ves un cuadro figurativo ya has  preconcebido unos datos, en la abstracción se abre un terreno de límites infinitos. Me gusta la abstracción geométrica porque soy una persona que viene de un legado latinoamericano donde la abstracción y la geometría han dado bastantes frutos entre la modernidad y la búsqueda de nuevos planteamientos.

'Jungle Man', Paul Amundarain (2021). CORTESÍA
'Jungle Man', Paul Amundarain (2021)
 

- Combinas la abstracción con otras técnicas como la fotografía o la serigrafía. Esa mezcla provoca la impresión de texturas que funcionan como estratos sociológicos.

- Es interesante porque yo trabajo mucho el tema de las capas. Me gusta trabajar así porque la sociedad también funciona por capas. Así hay una lectura en primer plano y una segunda lectura si profundizas. No somos lo que se ve a primera vista, es una analogía que sirve para las personas y las obras.

- ¿Cómo abordas la ciudad en Jungle Man?

- La ciudad sirve como el eje que rodea mi producción artística. La ciudad es un ente vivo que habitamos y recorremos pero ella orgánicamente va mutando. La primera relación de la ciudad es usarla como mancha, topografía de los barrios de zonas marginales. La segunda relación es empleando el zoom y buscando objetos dentro de la ciudad. El telón que hay afuera de la galería es lo que yo veo desde la segunda planta de mi estudio desde el que parece que la ciudad sea un gran centro de procesamiento de residuos. El deshecho de la ciudad somos nosotros produciendo movimiento.

'Jungle Man', Paul Amundarain (2021). CORTESÍA
'Jungle Man', Paul Amundarain (2021)

- ¿Pueden encontrarse vestigios de la pandemia en la exposición?

- Claramente. Lo más difícil fue poder empezar, moverse en estos tiempos que es un desafío. Mientras todo el mundo se queda quieto tú estás haciendo el ejercicio inverso, a la búsqueda de nuevos retos. Al final de la exposición hay una serigrafía de un simio que es el icono que engloba la exposición, sobre un mural, porque es un símbolo que nos recuerda que al final somos seres muy primitivos. La pandemia ha evidenciado que somos vulnerables. El ejercicio que estoy haciendo como artista de moverme es el mismo que hizo el ser humano hace millones de años explorando fuera de África. Lo que quería demostrar es también lo primitivos que seguimos siendo.

Periodista, traductor y guionista. Autor del ensayo Panero y la antipsiquiatría (2017) y de las novelas Samskara (2019) y Díptico Espiritista (2022).

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