‘La maniobra de la tortuga’: cine negro bajo el sol de Cádiz

El director español Juan Miguel del Castillo habla de su nueva película, en la que aborda la lacra de la violencia machista.

Natalia Molina y Fred Tatien son los protagonistas de la película 'La maniobra de la tortuga', dirigida por Juan Miguel del Castillo. A CONTRACORRIENTE
Natalia Molina y Fred Tatien son los protagonistas de la película 'La maniobra de la tortuga', dirigida por Juan Miguel del Castillo. A CONTRACORRIENTE

En los últimos días, el teléfono de Juan Miguel del Castillo (Jerez de la Frontera, 1975) no para de sonar. El cineasta estrena el 13 de mayo en España su nueva película, La maniobra de la tortuga, una adaptación de la novela negra homónima del escritor Benito Olmo.

El director espera repetir el éxito de su primer trabajo, Techo y comida, que causó sensación en 2015. Por ese filme centrado en el tema de los desahucios, Del Castillo obtuvo una nominación al mejor director novel en los Goya y la actriz Natalia de Molina se llevó el galardón a la mejor interpretación femenina. La película también cosechó el respaldo general de la crítica y acumuló hasta una treintena de premios en diferentes festivales.

El cine de Del Castillo siempre ha estado muy pegado a la realidad de su tierra. Rodó Techo y comida cuando la crisis de la vivienda acaparaba titulares, y ahora, en La maniobra de la tortuga, historia protagonizada por un policía atormentado por el pasado y una enfermera acosada por su expareja, aborda el tema de la violencia machista en un año en el que las cifras en España siguen siendo escalofriantes. Lo hace a través de un thriller que desprende aroma a cine negro clásico y en el que el espectador queda atrapado desde las primeras (y bellas) tomas aéreas de la bahía de Cádiz, uno de los lugares más emblemáticos de la costa de Andalucía.  

Inmerso en labores de promoción y difusión de la nueva película, Del Castillo pronto tendrá que asumir una intensa ronda de entrevistas y el habitual desfile por festivales de cine en muy diversas latitudes. Quedamos con él en el parque jerezano de El Retiro, donde conversamos largo y tendido de este último trabajo y de su trayectoria en la industria cinematográfica.

El cineasta español Juan Miguel del Castillo, director de 'La maniobra de la tortuga'. ALEJANDRO LÓPEZ MENACHO
El cineasta español Juan Miguel del Castillo, director de 'La maniobra de la tortuga', en Jerez de la Frontera. ALEJANDRO LÓPEZ MENACHO

- En tu segundo largometraje, has virado del drama social hacia el género policiaco en toda su dimensión. ¿Qué te atrajo de la novela de Benito Olmo para trasladarla al cine?

- Pues me atrajeron varias cosas, porque es una novela con mucha sustancia. Pero si me tuviera que decantar por una, me quedaba con el telón de fondo de la novela: las violencias machistas. Es una lacra social, que ocupa día a día titulares en la prensa. Un problema gravísimo que, como autor, me interesa. Me sucedió igual cuando rodamos Techo y comida, que no dejaba de ser una historia de mi vecina, a la que desahuciaron y dejaron en la calle.

Me topé con la novela un buen día leyendo la prensa. Había una reseña que resumía de qué trataba y capturó mi atención. Benito presentaba la novela en Jerez y yo andaba buscando temas después de mi primer largometraje. Fue un regalo del destino fruto de la casualidad. Compré la novela, la leí y ví que ahí había algo. Además, la historia transcurre en Cádiz, que es una ciudad muy cinematográfica. Todo sumaba: el tema, la historia, Cádiz, y sobre todo, los personajes y la situación en la que se encuentran. Son dos personas con una vida pasada, que anhelaban una nueva oportunidad.

- Hay un trasfondo en la película que denuncia claramente las violencias machistas, no sólo en el caso principal de la historia, también en la trama secundaria del personaje de Cristina. No sé si has conocido el último y espeluznante caso en tu tierra, Jerez de la Frontera. ¿Cómo es posible que haya personas y partidos políticos que nieguen su existencia?

- Me parece algo totalmente desafortunado. En el fondo sigue siendo una cuestión de machismo puro y duro. El sistema patriarcal no quiere ver las violencias machistas. Me sorprende mucho que se plantee este debate o se ponga en duda su existencia. Son actitudes rancias. ¿Cómo alguien puede no aceptar que existe la violencia machista? Es inexplicable e inaceptable.

- Existen sutiles diferencias con respecto a la novela. ¿Cómo ha sido el proceso de adaptación de la misma y hasta qué punto se ha involucrado Benito Olmo?

- Él se ofreció a echar una mano y yo, como buen director, le dije que no (risas). Le comenté: “Benito, te lo digo en plan colega, vamos a respetar la novela y su espíritu, pero tú sabes que el lenguaje cinematográfico es otro lenguaje, otra narrativa, me voy a cargar cosas y vas a sufrir mucho. Tienes que confiar en nosotros, vamos a hacer buen trabajo”. Benito es un tipo generoso; me regaló la novela, no se ha metido en nada y ha quedado satisfecho.

En la adaptación, al ser el cinematógrafico un género distinto, había que pulir muchas cosas, y eliminar o añadir otras. Por ejemplo, quitamos el personaje y la trama de Roque, el periodista. En la novela es un personaje que funcionaba bien pero en la pantalla no estaba tan claro. Queríamos engrandecer en el cine los personajes pequeñitos que desfilaban por la novela; el padre de la niña, Morgado… lo ves en la peli y tienen más peso. 

Otra cosa interesante que hicimos fue convertir a los protagonistas, Manuel y Cristina, en vecinos. Así tenía mucha más fuerza. Estos dos personajes funcionan un poco como espejos, el uno es reflejo del otro. Primero él la lleva al trabajo porque tiene miedo, luego es ella la que le lleva a su casa porque está hecho polvo. Se da la vuelta a la historia continuamente. Queríamos profundizar en esa relación, por lo que tenían que estar cerca; por eso lo pusimos en el mismo edificio. En la novela viven uno en Cádiz y la otra en Puerto Real. También añadimos una secuencia totalmente nueva, muy potente y que impresiona, en la que Cristina le cuenta a él toda su historia por teléfono y está totalmente deshecha.

Tráiler de la película 'La maniobra de la tortuga', dirigida por Juan Miguel del Castillo. YOUTUBE

- Fred Tatien encaja como un guante en el papel de Manuel, ¿cómo fue el proceso hasta elegirlo como protagonista principal?

- En esta producción teníamos un gran equipo de casting, he notado bastante como en esta segunda película había más presupuesto. Teníamos tres personas dedicadas a buscar a todos los actores. Imagínate, estaba como un cochino en un charco. Me mandaron mucha gente, pero cuando vi a Fred todo encajó. Él, sin hacer nada, ya reunía las características de la novela. Es un tipo que mide dos metros, serio, que abre la mano y le puede dar una guantá a cuatro a la vez. Físicamente era igual. Luego, yo quería añadir que el protagonista fuera un hombre que tuviera sensibilidad, que se rompiera ante la cámara, un tipo que llora sin pudor. Quería que se viera a un hombre que tiene esa fuerza ruda pero, a la vez, un lado sensible.

- Vuelves a contar con Natalia de Molina, a la que no le fue nada mal en Techo y comida. ¿Qué crees que tiene para transmitir tanta verdad al espectador?

- Natalia es muy buena trabajando. Si, como dices, transmite mucha verdad es porque es una gran actriz. Se lo toma muy en serio y se ha documentado mucho. Yo le doy mucha libertad; que ella se exprese. Pero, incluso conociéndola y habiendo trabajado con ella, en realidad la llamé porque el personaje encajaba perfectamente. Cristina, el personaje, es de Granada y Natalia ha vivido allí toda su vida. Tiene hasta ese acentillo. Me ha vuelto a sorprender, es una actriz increíble.   

- Hay escenas muy duras, en las que se transmite en un primerísimo plano todo el agobio del personaje de Cristina.

- Queríamos transmitir la angustia de cuando ella se siente acosada. Esa imagen tiene mucha fuerza y estéticamente, es muy diferente a la tónica general de la película; pero precisamente la rodamos así por eso, para que se notara el contraste. Y es muy difícil de rodar, porque Natalia llevaba una cámara de 15 kilos colgada en el pecho. La portaba ella misma, muy cerca de la cara. Natalia se veía reflejada en la lente, y estaba ahí, con un equipo alrededor. Me dijo que era lo más difícil que había hecho nunca. Nosotros estábamos con los pelos de punta. Esas escenas, junto con la de la llamada telefónica, demuestran que es una actriz fuera de serie.

- ¿Cómo ha sido el hecho de rodar en plena pandemia? ¿Ha afectado al resultado final de la película?  

- Ha afectado para bien porque nos ha proporcionado mucho tiempo para prepararla. Empecé a trabajar en el casting y a la semana siguiente se declaró el estado de alarma. Entonces tuvimos mucho tiempo para ver al reparto (el casting se hizo online) hasta dar con quien necesitaba. El mundo latino de la película salió genial. Personalmente, he tenido tranquilidad para preparar la película, pulir el guion técnico y diseñarla plano a plano. Decíamos en la productora, medio en broma, que esta es la película más preparada de la historia.

La actriz Natalia de Molina, en un fotograma de la película 'La maniobra de la tortuga'. A CONTRACORRIENTE
En 'La maniobra de la tortuga', Natalia de Molina interpreta a Cristina, una víctima de la violencia machista. A CONTRACORRIENTE

- En la novela, la ciudad de Cádiz es un personaje más. ¿Has intentado plasmarlo en la película? ¿Qué crees que aporta al relato?

- Para mí era importante que la novela transcurriera en Cádiz, que es una ciudad muy cinematográfica. Cádiz es luz y sombra, un contraste de luminosidad y color. Su luz es espectacular. El cielo, el mar, el color, el brillo, todo. Las localizaciones tienen un glamour que te pide una película de cine negro. Y ojo, que Cádiz la tenemos aquí al lado, y nadie o muy pocos la utilizan. Aparte, como gaditano que soy, la tierra tira mucho. Siempre he querido hacer una película en Cádiz. 

- De un tiempo a esta parte, se está viendo en el cine andaluz inquietud por contar historias propias, que muestren la tierra y su peculiar lenguaje sin filtros. Tus dos largometrajes son prueba de ello. ¿Consideras importante que el producto andaluz esté representado?

- Al 200%. Te hago una comparación: igual que ahora está de moda, y me parece fantástico, el cine asiático, que es algo muy concreto y peculiar y a la gente le flipa; pues yo quiero hacer cine de aquí. Soy de Jerez. Nuestra tierra tiene tanta riqueza y tantas historias que contar. He tenido una oportunidad y he querido aprovecharla. También, a nivel estético, los rincones de la Bahía, nuestra idiosincrasia, nuestra forma de vivir, nuestra manera de hablar, todo eso es enormemente rico. A la gente le interesa y simpatiza con esa naturalidad. Yo siempre he querido ser director de cine, pero en mi tierra. Porque si me fuera a Madrid no iba a contar nada nuevo, sería lo mismo de siempre.

Periodista. Especializado en cine, ha colaborado en medios como La Voz Del Sur, Diario de Cádiz o El Salto. Es autor del libro 101 películas españolas para entender nuestro presente (2020).

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