Jenna Lyons, vida tras J. Crew

De sentirse deprimida a ser protagonista de un 'reality show' de éxito. ¿Qué fue de la mujer que decidía cómo vestía América?

La diseñadora de moda estadounidense Jenna Lyons. MEI TAO
La diseñadora de moda estadounidense Jenna Lyons. MEI TAO

Hace un año, Jenna Lyons (Boston, 1968) se abría una cuenta en Instagram. En su primer post, luce unos zapatos dorados junto a su pequeño perrito, Popeye, que mira directamente a cámara extrañado. La foto se titula ‘Test’. Esta es una información relevante por la paradoja que supone: Jenna Lyons lleva décadas siendo una de las influencers de moda más relevantes en el sentido estricto de la palabra. Aún sin redes sociales, su influencia en la moda era tal que la coletilla grandilocuente que se le atribuyó durante algunos años fue la de ser la mujer que decidía cómo se vestía América.

Al frente de J. Crew, Lyons convirtió la firma en una seña de identidad de las mujeres de negocios en Estados Unidos. Lo hizo además desafiando las normas del canon que había caracterizado los uniformes laborales hasta entonces: sus diseños estaban llenos de lentejuelas, colores flúor e improbables mezclas de estampados. Entre sus múltiples méritos destaca también haber sido la responsable de estilo de Michelle Obama.

Jenna Lyons, en diversas revistas. ARCHIVO

Su celebridad venía creciendo desde que en 1990, después de que Lyons llegara a la compañía norteamericana como diseñadora junior; y especialmente desde 2010, cuando asumió las posiciones de presidenta y directora creativa. Durante este largo tiempo, sus aportaciones y sus enormes gafas —la imagen de Lyons se convirtió en un icono ligado indisolublemente con la firma— dispararon la repercusión de J. Crew. Precisamente por ello, fue una enorme sorpresa —e incluso hubo quien lo calificó directamente de terrible pérdida— cuando en abril de 2017 se anunció su salida de la empresa después de 26 años. ¿La razón? La única versión que trascendió a los medios decía que la compañía y la diseñadora habían llegado a un acuerdo mutuo para finalizar el contrato. Tampoco Lyons quiso hacer más declaraciones en ese momento, salvo una despedida emotiva y cargada de agradecimientos para J. Crew. “Ni en mis mejores sueños imaginé trabajar con un equipo de gente tan increíble y en una marca tan maravillosa junto a Mickey, uno de los mayores visionarios de la industria”, escribía Lyons, que no desvelaba tampoco detalle alguno sobre su futuro más allá del deseo de dedicarse a “otras cosas”, significase eso lo que significase.

Desde entonces han pasado cuatro años y, aunque no puede decirse exactamente que ahora dedique su tiempo a “otras cosas” —tampoco puede negarse—, lo cierto es que después de una carrera meteórica y mediática, rodeada por la élite cultural y política de Estados Unidos, en este intervalo su trayectoria profesional ha sufrido distintos altibajos.

La diseñadora Jenna Lyons, en su etapa al frente de la firma J. Crew. ARCHIVO
La diseñadora Jenna Lyons, en su etapa al frente de la firma J. Crew. ARCHIVO

El comienzo de este nuevo camino fue complicado: “Todo el mundo me dijo que no me preocupara. Recibirás toneladas de llamadas con ofertas de trabajo, decían. Cero, realmente recibí un total de cero llamadas”, contaba en una entrevista en The Cut sobre lo que ocurrió en su vida tras dejar la firma. En esta misma conversación, también admitía que sus últimos meses en J. Crew fueron muy duros porque sentía que no estaba a la altura de su equipo y de la marca, y los resultados comenzaron a empeorar. La falta de confianza personal con la que salió de allí, sumada a la ausencia de propuestas de otras firmas para continuar en un puesto de responsabilidad, hicieron que decidiera tomarse unos meses de retiro, alejada del mundo de la moda.

Su experiencia, sin embargo, confirma lo difícil que resulta relajarse, tomar un respiro, en un mundo que te exige productividad continua, más aún tras haber ocupado una posición como la suya. “El primer año estuve deprimida. Me di cuenta de que todo lo que hacía hasta entonces, a todo a lo que me invitaron, no era por cómo soy. Todo ocurría por el trabajo que tenía y la posición que ocupaba”, narraba en otra entrevista para New Yorker publicada a finales de 2020. “¿Y ahora quién soy?, me preguntaba. Casi todo el primer año después de dejar mi puesto, y lo digo siendo totalmente honesta, solo me senté en el sofá. No fui a clases de cerámica. No aprendí a hablar mejor francés. No hice pan. En ese momento, me sentía avergonzada por no estar haciendo nada. Pero ahora, si miro atrás, siento que necesitaba estar callada durante ese tiempo”.

Aunque no sea de forma completamente intencionada, lo cierto es que la crudeza con la que ahora describe sus sentimientos durante este periodo de inestabilidad ha acabado por darle una pátina de autenticidad al personaje que lleva tiempo construyendo.

Jenna Lyons (centro), con Sarah Clary y Kyle DeFord, sus compañeros en el programa 'Stylish with Jenna Lyons'. HBO MAX
Jenna Lyons (centro), con Sarah Clary y Kyle DeFord, sus compañeros en el programa 'Stylish with Jenna Lyons'. HBO MAX

Desde que en 2011 apareciera en un catálogo de J. Crew pintándole las uñas a su hijo, imagen que dio lugar a un debate nacional sobre las identidades de género, y poco después de que dejase a su marido por una mujer, la vida personal de Jenna Lyons ha pasado a ser objeto de deseo y entretenimiento para muchos estadounidenses. Su historia sería el clásico ejemplo que encontraríamos en un libro de superación personal sobre cómo triunfar convirtiéndote en una marca personal. En lo que se ha transformado ahora, una mujer y madre multitarea con su propio negocio y un reality show, reinventada tras un duelo profesional, viene a confirmar todos los pasos de ese relato de superación personal que tanto le han atribuido —y que ella admite y alimenta con gusto—.

En realidad, es difícil contestar a la pregunta sobre a qué se dedica ahora mismo Jenna Lyons. Si vamos a los hechos, lo primero que debe reseñarse es que Lyons fundó su propia compañía a la que nombró, con su pequeña dosis de melodrama, Lyons L.A.D., que significa literalmente "vida después de la muerte". Desde esta resurrección metafórica en forma de empresa, Lyons ha ido sumando distintos negocios con más o menos acierto. Primero decidió que su compañía debería girar en torno al universo de la belleza y por eso sacó al mercado LoveSeen, una marca de pestañas postizas de alta calidad para personas con alguna mutación genética como la que ella misma sufre. También se ha lanzado a diseñar un nuevo hotel en las Bahamas y, según cuenta en las entrevistas, tiene un proyecto cuyo contenido todavía no puede desvelar, pero del que adelanta que está relacionado con el Rockefeller Center y que será toda una sorpresa. A modo de habitación propia para CEOs, Lyons se ha acomodado en un enorme espacio de trabajo desde donde dirige sus operaciones empresariales: una oficina situada en el Soho, en el mismo edificio donde se encuentra su casa, decorada con palmeras de casi cuatro metros de altura.

Jenna Lyons, enseñando su apartamento de Nueva York para la revista 'Elle'. YOUTUBE

Aunque sin duda, su nuevo proyecto estrella, y que resulta una especie de metanarración de su propia vida, es el reality show Stylish with Jenna Lyons, producido por HBO Max. “La forma en la que surgió la idea fue bastante bizarra”, explicaba en New Yorker. “Yo estaba en Los Ángeles almorzando con un amigo y apareció un tipo llamado Matt Hannah que me pidió mi número de teléfono, preguntándome si estaría interesada en salir en la televisión. Cuando me llamó, le dije directamente que no tenía trabajo. Pero también que no sabía nada de televisión ni creía que fuera buena en este campo, no quería hacer un reality show. Sin embargo, hablando después, nos dimos cuenta de que los dos coincidimos en que no había ningún programa de calidad, honesto, relacionado con la moda, el hogar o la belleza”.

El resultado de aquella charla es un producto televisivo, estrenado el pasado 3 de diciembre en Estados Unidos, que mezcla fórmulas de reality intercaladas con el formato documental más clásico: en Stylish podemos ver un proceso de selección en directo con aspirantes a trabajar en Lyons L.A.D, su trabajo como decoradora de interiores para oficinas y casas de amigos, conocidos y todo aquel que requiera su ayuda, así como fragmentos más íntimos con su voz en off dedicados a narrar su vida personal, tanto presente como pasada.

Tráiler oficial de 'Stylish with Jenna Lyons', de HBO Max. YOUTUBE

Según ha explicado la propia Lyons al hablar del funcionamiento de las grabaciones del reality, en todos los capítulos se esfuerza para no mostrarse excesivamente mezquina, como suele ocurrir en este tipo de programas, pero también huye de escenas cursis y pomposas —aunque no se priva de darle abrazos a los concursantes del casting que más pena le inspiran después de haber desechado el proyecto que les presenta—.

En cuanto al tono, el programa describe a Lyons como una suerte de heroína, una mujer empoderada, que ha conseguido salir adelante tras una relación de 26 años. El esquema narrativo tiene todos los elementos de la típica comedia romántica, con la salvedad que aquí se habla de la ruptura con una empresa y no con su pareja: pocos reality shows pueden ilustrar mejor el concepto de capitalismo emocional.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Hasta hace poco más de un año, Jenna Lyons no tenía Instagram, pero las fotos que ha subido en este lapso de tiempo son quizá la mejor forma de hacerse una idea de cómo es su vida en este momento. Porque en este caso, su identidad pública y privada, su imagen y su carácter, han quedado fusionadas en la figura arquetípica de mujer trabajadora y hecha a sí misma que concentra todos los tópicos sobre lo que significa el éxito para el imaginario estadounidense: Lyons cuida de su hijo, de su pareja y de su perro, trabaja a jornada completa —es decir los siete días de la semana y las horas que haga falta— en una empresa que lleva su nombre y que da testimonio de su historia de superación, es protagonista de un reality show donde muestra todo esto y que, otra vez, se llama igual que ella y, por supuesto, la guinda del pastel: muestra un compromiso político firme pero moderado. En su feed encontramos el cuadrado negro en apoyo al #blacklivesmatter y unas palabras dirigidas a la jueza Ruth Bader Ginsburg tras su muerte —”Gracias por ser una inspiración para todas nosotras”, escribe junto a su foto—.

Aunque, quizá, el mayor logro de Lyons es haber conseguido, como muestran los medios estadounidenses, que sea prácticamente imposible hablar mal de ella en algún sentido.

Periodista especializada en feminismo y cultura. Ha sido editora jefa en Play Ground y colaboradora de medios como Pikara Magazine, eldiario.esS Moda y El Salto. Recomienda libros de mujeres en el programa Tardeo, de Radio Primavera Sound. Cocreadora y coeditora de la revista digital la Fronde Mag.

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