La dirección imprevisible de Harry Styles

De ídolo adolescente a redefinir la nueva masculinidad. ¿Es el ex One Direction la superestrella que el mundo necesitaba?

El músico británico Harry Styles. SONY MUSIC
El músico británico Harry Styles. SONY MUSIC

Que durante años te adoren millones de adolescentes con las hormonas revolucionadas puede ser un regalo envenenado. Sobre todo, si después de haber formado parte de una exitosa boy band, en realidad, a la larga aspiras a conquistar en solitario un público mucho más maduro y heterogéneo. Hay excepciones, por supuesto. Ahí tenemos la carrera de Justin Timberlake fuera de 'N Sync; la de Robbie Williams una vez huyó de Take That o, incluso, la del propio George Michael, quien después de Wham! supo mover estupendamente sus fichas para convertirse en uno de los mayores iconos sexuales de finales de los ochenta. Pese a estos ejemplos, la norma general es que un artista de estas características caiga en el olvido tan pronto busca algo más que la mera idolatría púber. Pero a esta lista, obviamente, habría que agregar un nombre más: Harry Styles (Cheshire, Reino Unido, 1994), el antiguo miembro de los superventas One Direction.

One Direction nacieron en 2010 gracias a la versión británica del programa de televisión X Factor. Quedaron terceros en el talent show, pero aun así supieron ganarse de inmediato el corazón de los telespectadores más jóvenes. Entre 2011 y 2015 editaron cinco discos de pop inofensivos, uno por año. Y, durante ese mismo periodo, estuvieron intermitentemente de gira actuando prácticamente en todo el mundo.

Zayn Malik, Niall Horan, Liam Payne, Louis Tomlinson y Styles supieron aprovechar su momento. No obstante, ese frenético ritmo de trabajo, sin apenas descanso, terminó pasándoles factura. El primero en irse fue Zayn, en marzo de 2015. El resto decidió continuar, aunque no por mucho más tiempo. A principios de 2016, para sorpresa de sus fans, el grupo anunció un parón indefinido que todavía perdura. De momento, no tienen intención de volverse a reunir. 

Harry Styles, en el centro, con sus compañeros de One Direction. SONY MUSIC
Harry Styles, en el centro, con sus compañeros de One Direction. SONY MUSIC

Con lo que pocos contaban es que Styles, a diferencia de cuando militaba en One Direction, terminaría conquistando a la crítica especializada. Todo empezó el 7 de abril de 2017, el día que pudo oírse su primer single, 'Sign of the Times', una power ballad que invocaba, por igual, a los fantasmas de Pink Floyd, David Bowie y Queen. Nadie se esperaba que la otrora estrella adolescente se atreviese a lanzar un tema así o que, ese mismo año, editara una puesta de largo homónima alejada del pop de masas y centrada en sonidos puramente rockeros y alternativos. La estrategia, por muy arriesgada que fuera, le salió redonda: cuando los padres y madres que acompañaban a sus hijas a los directos de One Direction te escuchan con atención, sin duda, es que algo estás haciendo bien.

Fine Line (Columbia Records, 2019), su segundo álbum, no hizo más que confirmar las sospechas: Harry Styles parece una estrella salida de otra época. En ese disco, el pop, el rock con tintes psicodélicos, el folk y el soul dieron lugar a una obra atemporal, adulta y de lo más disfrutable. Cierto es que la meditación y las drogas tuvieron un papel importante, ya que en una entrevista a las páginas de Rolling Stone confesó que durante la grabación “nos tomamos unas setas alucinógenas, nos tumbamos en el césped y escuchamos Ram, de Paul McCartney, al atardecer”. Pero al final lo que se extrae de esto es que el británico, a sus 26 años, no está dispuesto a ir por el camino fácil o seguir las normas tendenciosas que dictan las listas de éxitos. Más bien al contrario. ¿Qué músico de su generación puede presumir de tener entre sus más fieles seguidoras a alguien como Stevie Nicks?

Harry Styles, en una imagen promocional. SONY MUSIC
Harry Styles, en una imagen promocional. SONY MUSIC

Más allá de lo estrictamente musical, además, el autor de 'Watermelon Sugar' –premio Grammy 2021 a la mejor canción pop solista–  está redefiniendo un nuevo modelo de masculinidad, ya que no tiene precisamente miedo a hablar de sus sentimientos o exponer de cara a la galería su lado más sensible. “Estoy más abierto. Estoy descubriendo cuánto bien me hace ser abierto con mis amigos. Sentir esa vulnerabilidad, más que guardártelo todo dentro. Me siento afortunado de tener un grupo de amigos que pueden hablar de sus emociones. El padre de un amigo me dijo: 'Vosotros sois mucho mejores que nosotros en nuestra época. Yo nunca tuve amigos con los que pudiera hablar. Es bueno que se tengan los unos a los otros porque pueden hablar de cosas de verdad. Nosotros simplemente no lo hacíamos’”, declaró el artista en 2019 en una entrevista en la revista Rolling Stone.

Del mismo modo, estéticamente hablando, Styles lleva años rompiendo muchos estereotipos en la moda. Principalmente, desde que fichó al estilista Harry Lambert. Para el joven la ropa no tiene género y, ni mucho menos, etiquetas. Prueba de ello es que en la Gala del Met de 2019, donde ejerció de presentador, no dudó en lucir una blusa negra transparente con lazada al cuello y chorreras, zapatos de charol de tacón ligero, un pendiente de perla en su oreja derecha y la manicura perfectamente hecha para la ocasión. El responsable del atuendo fue su amigo Alessandro Michele, el director creativo de la casa Gucci. Como era de esperar, nada más llegó al Museo Metropolitano de Nueva York, todas las miradas se dirigieron a él. Tal como la prensa dejó por escrito al día siguiente, indudablemente, llevó uno de mejores looks de la velada.

Styles volvió a acaparar todos los focos cuando protagonizó la portada del pasado número de diciembre de la edición estadounidense de Vogue. Su mérito fue doble: más allá de haber sido el primer hombre en solitario en ocupar la cabecera de la prestigiosa revista (con anterioridad aparecieron otros nueve, aunque acompañados siempre de mujeres), tuvo las agallas de hacerlo posando con un vestido de Gucci. En el interior de las páginas, a su vez, lucía kilts de Comme des Garçons y J. W. Anderson, aparte de abrigos desestructurados de Maison Martin Margiela. “La ropa está para divertirse, experimentar y jugar con ella. Lo que es realmente emocionante es que todas estas líneas se están desmoronando. Cuando quitas el ‘hay ropa para hombres y hay ropa para mujeres’ eliminas cualquier barrera”, verbalizó en la entrevista.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Que una revista femenina abogue por los códigos queer y tome como referente a un hombre cisgénero tan influyente como él para mostrar que, hoy en día, existen masculinidades disidentes alejadas de la heteronorma, no debería ser motivo de controversia. Sin embargo, las redes sociales ardieron cuando se hicieron públicas las primeras instantáneas del reportaje. Una de las opiniones que más ampollas levantaron fue la de la youtuber y activista conservadora republicana Candace Owens, quien acudió a su cuenta de Twitter para escribir lo siguiente: “No hay ninguna sociedad que pueda sobrevivir sin hombres fuertes. En Oriente, eso se sabe. En Occidente, la continua feminización de nuestros hombres a la misma vez que se educa a nuestros niños en el marxismo no es una coincidencia. Es un ataque directo. Que vuelvan nuestros hombres varoniles”. 

Ante estas demoledoras palabras, otras personalidades rápidamente salieron en defensa del músico. La actriz y presentadora Jameela Jamil recurrió a la misma red social para apostillar que “Harry Styles es de sobra masculino, porque ser masculino es lo que cada uno quiere que sea, no lo que unos imbéciles inseguros, tóxicos, misóginos y homófobos decidieron hace más de cien años. Él es perfecto en un 104%”. Incluso, Liam Payne, quien fuera su compañero en One Direction, se pronunció sobre la polémica en el programa de la cadena CBS Entertainment Tonight. “Creo que está disfrutando y es libre de hacer lo que quiera. La gente no tiene que molestarse tanto por estas cosas. Han pasado muchas más cosas este año que si lleva o no la ropa adecuada en la mente de otra persona", dijo el artista. Se puede decir más alto, pero no más claro.

Harry Styles, en una imagen de promoción del programa Saturday Night Live. NBC
Harry Styles, en una imagen promocional del programa 'Saturday Night Live'. NBC

La música, al igual que cualquier otra disciplina artística, debería servir para soñar y fantasear con un mundo mejor y más inclusivo. David Bowie o Marc Bolan con sus T. Rex entendieron a la perfección esta premisa abanderando el revolucionario glam rock en los setenta. Y lo mismo puede decirse de otros nombres propios de esa época como Elton John o Freddie Mercury, quienes abrazaron la estética como un arma para derribar los estereotipos de género más arcaicos. Pero, por más que hayan pasado décadas desde que todos ellos irrumpieron en la escena, parece que hay barreras que no acaban de caer. A estas alturas, que un representante de la Generación Z como Harry Styles genere este debate, pone en relieve que todavía queda mucho, muchísimo por hacer.

Periodista especializado en cultura pop y diseño. Colaborador de medios como Esquire, El País, Arquitectura y DiseñoMondo Sonoro y Time Out Madrid.

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