El arte de capturar retazos de historia

El centro KBr de la Fundación MAPFRE ofrece hasta el 31 de agosto la exposición ‘La década convulsa’ para reivindicar la figura del fotoperiodista Joan Andreu Puig Farran.

'Borrego resistiéndose'. Feria del Cordero en el paseo de Sant Joan de Barcelona durante la celebración de la Pascua, abril de 1934. ARCHIVO FAMILIA PUIG FARRAN
'Borrego resistiéndose'. Feria del Cordero en el paseo de Sant Joan de Barcelona durante la celebración de la Pascua, abril de 1934. ARCHIVO FAMILIA PUIG FARRAN

“España es el único país que se acuesta monárquico y se despierta republicano”. Esta frase impregnaba los periódicos durante la proclamación de la Segunda República y sirve no solo para definir ese momento histórico concreto, sino toda una década de cambios, convulsiones y transformaciones que atravesaban tanto España como el conjunto de Europa.

Una España y una Europa de entreguerras, marcadas por profundos cambios sociales, sistemas de gobierno en auge o crisis, y crecientes tensiones entre la burguesía y el proletariado. En medio de todo este mosaico social y político, la fotografía y el periodismo se convirtieron en herramientas esenciales para entender unos cambios que afectaban tanto a las instituciones como a la ciudadanía.

Los fotoperiodistas fueron figuras clave para entender una época catalogada como convulsa. Uno de ellos fue el leridano afincado en Barcelona Joan Andreu Puig Farran (1904-1982), que con sus trabajos y colaboraciones en medios como La Vanguardia o La Humanitat se convirtió en una pieza fundamental para comprender de primera mano el día a día de una generación marcada por los cambios y las contradicciones.

Ahora, con el objetivo de poner en valor su legado, el centro KBr de la Fundación MAPFRE ha organizado una exposición que se podrá ver hasta el próximo 31 de agosto en Barcelona. Un recorrido que se convierte en una joya escondida para turistas, locales y todo aquel amante de la fotografía interesado en la historia de Barcelona y de cualquier capital europea durante esa década convulsa.

Los felices años 20 y la explosión vital de los años 30

La exposición es un viaje en el tiempo donde una gran variedad de acontecimientos se entrelazan para formar un testimonio complejo y fascinante de aquellos años. Todo empieza a finales de la década de 1920, con la Exposición Internacional de 1929 y el proceso de transformación de la ciudad. Grandes infraestructuras como el MNAC, Plaça Espanya o el Estadi Olímpic fueron construidas en esos últimos años de la dictadura de Miguel Primo de Rivera.

Una dictadura que se acercaba a su final y que, sumada al éxtasis que se vivía en otras capitales europeas durante los felices años 20, propiciaba un momento de gran efervescencia social en Barcelona. Hombres disfrazados de mujeres bailando en espacios públicos, actrices de cabaret con grandes pelucas y maquillaje, desenfreno, bares del Eixample abarrotados…

Todo eso lo captó Puig Farran con su objetivo y con una visión panorámica de la fotografía y el periodismo. Una mirada no solo imprescindible para registrar hechos noticiables, sino también para reflejar instantes de vida cotidiana y dejar huella del día a día de aquella sociedad.

Niños mirando juguetes en los grandes almacenes Can Jorba de Barcelona, diciembre de 1934. ARCHIVO FAMILIA PUIG FARRAN
Niños mirando juguetes en los grandes almacenes Can Jorba de Barcelona, diciembre de 1934. ARCHIVO FAMILIA PUIG FARRAN

Con la llegada de los años 30, los sistemas políticos europeos se ven inmersos en transformaciones profundas. El auge del autoritarismo, la instauración y expansión del comunismo en la Unión Soviética y las doctrinas enfrentadas de ambos extremos calan hondo en la sociedad. España también demanda un cambio profundo, que llega con la proclamación de la Segunda República. Puig Farran captó todo ese gran cambio social, no solo documentando actos de políticos y figuras clave del momento, sino también el día a día de la población barcelonesa.

Como todo fotoperiodista, sus fotografías ilustraban diversos medios: La Humanitat, Esplai, El Matí, L’Opinió o La Vanguardia. En la exposición también se muestra cómo estos diarios complementan y contextualizan cada uno de los pequeños momentos históricos que él captura con su cámara.

Una comida en casa de Francesc Macià, las calles de la capital catalana el 14 de abril, mujeres en clases universitarias. Todo lo que hoy vemos en los libros de historia fue, en su momento, objeto del fotoperiodismo.

De hecho, el fotoperiodista documentó momentos históricos fundamentales para comprender el estallido de la Guerra Civil, como los hechos de 1934 en Barcelona, la proclamación de la Federación Ibérica por parte de Macià, las concentraciones contra Alejandro Lerroux o la instauración de la autonomía catalana en 1932.

Una pareja en un bar de Barcelona, 1931-1936. ARCHIVO FAMILIA PUIG FARRAN
Una pareja en un bar de Barcelona, 1931-1936. ARCHIVO FAMILIA PUIG FARRAN

El estallido de la Guerra Civil: un cambio de paradigma

Este periodo histórico está cargado de contradicciones, avances y retrocesos, y de un creciente extremismo en las posiciones de derecha e izquierda. Mientras Europa caía bajo el fascismo italiano y el ascenso de Hitler al poder, España vivía una república insuficiente tanto para comunistas como anarquistas, y vista con recelo por los sectores más conservadores.

Todo esto en una sociedad cada vez más deseosa de estar informada, de comprender el mundo que la rodeaba, de conquistar derechos, y cada vez menos neutral. En pocas palabras: el caldo de cultivo perfecto para el estallido de la guerra civil española en 1936.

Es entonces cuando Joan Andreu Puig Farran toma plena conciencia de la importancia de la fotografía como testimonio del presente para el futuro. Por ello, se traslada al Frente de Aragón y a la isla de Mallorca para ser testigo directo de la vida cotidiana de los soldados republicanos, capturar con su cámara toda la información y transmitirla a la sociedad.

La exposición concluye en este punto, con la victoria del franquismo y el exilio de Puig Farran, como tantos otros. La recuperación de sus negativos nos brinda hoy la oportunidad de sumergirnos en una década que marcó la historia y que, como ciudadanos, tenemos el deber de no olvidar.

Hombres vestidos de mujer en el entierro de la sardina en los Jardines de Salvador Espriu en Barcelona, 1935. ARCHIVO FAMILIA PUIG FARRAN
Hombres vestidos de mujer en el entierro de la sardina en los Jardines de Salvador Espriu en Barcelona, 1935. ARCHIVO FAMILIA PUIG FARRAN

Fotoperiodismo: ¿arte o deber público?

Decía Miguel de Unamuno en su célebre discurso que “vencer no es convencer”. Lo dijo en respuesta al general franquista Millán-Astray, para dejar claro que, por mucho que ganaran la guerra, la ideología y los valores del pueblo no serían tan fáciles de borrar.

Es en este punto donde el fotoperiodismo y figuras como Joan Andreu Puig Farran se erigen como pilares fundamentales de la memoria histórica. Para no olvidar, para tomar conciencia de todo lo que arrastran las calles por las que caminamos, y para tener claro de dónde venimos, si queremos saber hacia dónde vamos.

¿Es excesivo atribuir al arte de la fotografía esa responsabilidad y ese deber público? No lo sé con certeza, pero lo que sí tengo claro es que la fotografía ha desempeñado —y sigue desempeñando— un papel esencial en la construcción de la historia.

Figuras como el fotoperiodista Joan Andreu Puig Farran pasan a menudo desapercibidas, pero sin ellas no tendríamos documentación visual sobre cómo se vivió una década crucial para entender nuestros valores y nuestra configuración social y política.

Al fin y al cabo, ya lo dice el refrán: una imagen vale más que mil palabras.

Periodista. Ha trabajado en medios como Núvol y El Nacional. 

 

Lo más leído
Newsletter Coolt

¡Suscríbete a nuestra 'newsletter'!

Recibe nuestros contenidos y entra a formar parte de una comunidad global.

coolt.com

Destacados