Una de institutos, pero de la élite mexicana

La directora Ana Díez y la actriz Patricia Reyes Spíndola hablan de ‘A quien cierra los ojos’, película que explora el mundo de la educación.

Fotograma de 'A quien cierra los ojos', película de Ana Díez ambientada en un instituto de la élite mexicana. REFLEKTO KREATIVO
Fotograma de 'A quien cierra los ojos', película de Ana Díez ambientada en un instituto de la élite mexicana. REFLEKTO KREATIVO

Dos grandes mujeres, y un gran tema: la educación. Ellas son Ana Díez (Tudela, 1957) y Patricia Reyes Spíndola (Oaxaca, 1953), directora y máxima protagonista de A quien cierra los ojos, que ha tenido su estreno mundial en la madrileña Casa de América y que este jueves se proyectará en la Cineteca de la capital española. El 9 de julio estarán presentando la película en el centro Tabakalera de San Sebastián y el 11, en la Filmoteca de Barcelona. El gran público reconocerá a Reyes por sus papeles en grandes producciones, de Frida a Fear of the Walking Dead, mientras que Díez fue la primera persona que ganó el Goya a la Mejor Dirección Novel, en 1990, por Ander eta Yul. Y era una mujer, cosa rara para la época.

Pero lo realmente curioso es que ambas se conocieron, muy fugazmente, hace años, y que no se habían vuelto a ver desde que posaron para una misma foto en la gala la de los premios Ariel de 1986, en la que las dos habían ganado y saltado a la fama por el mismo caso real: el de Elvira Luz, una mujer que presuntamente asesinó a sus cuatro hijos en México D.F. a principios de esa misma década. Reyes dio vida a la asesina en Los motivos de Luz (Felipe Cazals, 1985), que también obtuvo la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián, mientras que Díez se acercó al caso desde el documental en el corto, Elvira Luz Cruz, pena máxima, codirigido con Dana Rotberg

Más de tres décadas después, acaban de terminar A quien cierra los ojos, una película de instituto a la mexicana, en la que afloran temáticas habituales del género, como el bullying y la identidad sexual, además de asistir a un choque de pedagogías: la más tradicional, que es la que impone la directora del exclusivo centro, encarnada por Reyes, y las más innovadoras, que son las que propone la psicóloga recién llegada, que incorpora el punto de vista del espectador. Lo más interesante del filme es que no plantea esta colisión con una mirada maniquea en la que los partidarios de la disciplina son los malos de la película, mientras que los devotos del ya muy antiguo “método Montessori”, entre otras tendencias pedagógicas, llegan para salvar el mundo. No, A quién cierra los ojos ofrece una visión muy matizada, que bien podría servir de ejemplo para el mundo real.

- Decía que me ha interesado que la película no sea maniquea, ni la psicóloga es una salvamundos, ni la tradicional directora del centro es una villana de manual. Imagino que esa matización era algo buscado, ¿no?

- Ana Díez (AD): Me encanta lo que acabas de decir, porque todos los personajes de la película tienen un pasado o un presente conflictivo y sufren. El personaje de Patricia no es que sea, efectivamente, mala, pero tiene la losa encima de su padre, cuyos designios ha seguido, y eso es algo que tiene que superar. Lo que cuenta la película es que, si queremos una sociedad diferente, habrá que preparar a los niños, que son nuestro futuro, a cómo están cambiando las cosas, no para que repitan conocimientos. Yo no tengo la solución de cuál es la mejor educación para el futuro, pero está claro que tiene que cambiar.

- Patricia Reyes (PR): A mí también me gusta que los personajes no sean ni tan buenos ni tan malos. Todos tenemos nuestros momentos, nuestras pequeñas frustraciones y nuestros pequeños éxitos. Si hablamos de malos en la película, serían los que compran el colegio, aunque en realidad le hacen un gran favor a mi personaje, que se va muy contenta a cumplir sus sueños. Igual pone una academia de danza para estar cerca de sus sueños.

Fotograma de 'A quien cierra los ojos', película de Ana Diez ambientada en un colegio privado de la élite mexicana. REFLEKTO KREATIVO
Patricia Reyes Spíndola interpreta a la directora de la escuela de 'A quien cierra los ojos'. REFLEKTO KREATIVO

- De hecho, Patricia, tienes una escuela de interpretación en México D.F., ¿no? ¿Esa experiencia te inspiró para el papel de directora del instituto?

- PR: Tengo cuatro, porque la ciudad es muy grande, y 30 años de experiencias. Tengo muchos maestros, y los mantuve durante la pandemia, dando clases a través de una plataforma. Lo que me ha favorecido, para todos mis papeles, es tener contacto con los jóvenes. Conozco su idioma y su lenguaje cinematográfico, veo lo que están haciendo; traen otro ritmo y otras ideas. Aunque este personaje no se parece nada al mío de la vida real. Ella es muy rígida, yo soy mucho más abierta con los jóvenes.

- ¿La película está inspirada en algún instituto en concreto? ¿Corresponde a una realidad?

- AD: Está inspirado en varios colegios, de España y de México. En México hay muchos más colegios privados chiquititos que en España.

- PR: Yo, de hecho, siempre estudié en escuelas privadas. Hace muchos años, pero era una educación muy rígida en un colegio de monjas: yo era ya una persona muy libre, y a cada rato me decían que me llevarían a un psicólogo porque tenía déficit de atención, y eso que me lo aprendía todo de memoria. Quizás me hubiera hecho más bien una escuela más libre, porque tengo un “espíritu Montessori”. Luego tampoco sé, porque no tengo hijos, aunque tengo perros, y los educo bilingüe: Sit, down, give me five… Yo hubiera ido luego a la universidad pública, pero daban poco cine. E hice de todo para poder pagarme las clases de interpretación, incluso fui enfermera de dentista, aunque me daba asco la saliva.

- AD: No voy a decir nombres de colegios, pero todos sabemos cuáles son aquellos a los que van las élites para perpetuarse, tanto en España como en México. Hay élites de medio pelo y otras de más postín. Todo el mundo quiere pertenecer a la élite de más postín, pero va subiendo el precio. Como se ve en la película, estos colegios no toleran bien las diferencias de clases sociales o de actitud. Quieren uniformizar.

Tráiler de la película 'A quien cierra los ojos', dirigida por Ana Díez. VIMEO

- En la película se muestran castigos que no parecen muy de 2022… Obligan a los alumnos a esperar firmes a pleno sol, o dicen en público los nombres de los padres que no han pagado, cosa que obviamente es muy humillante...

- AD: Aquí en España en esos colegios privados de medio pelo sabemos que anuncian en público: “Tienes que ir a dirección, porque tu mamá no ha pagado”. Lo de quedarse firmes a pleno sol también se da.

- PR: O no te ponen el examen, dejándote en evidencia delante de los compañeros. Yo lo viví de pequeña, y perdía el día de clase, cosa que me hacía muy feliz. Nunca me sentí mal, pero porque soy una loca. Las otras lloraban. Hoy también lo veo con mis sobrinos, hay como una competencia para que sus hijos vayan en buenos coches a la universidad.

- El tema de la identidad sexual también es un clásico de las películas de instituto. ¿Por qué es tan importante mostrar su problemática?

- AD: Porque una parte muy importante de la identidad es la sexual, y la escuela no te ayuda a identificarte sexualmente. Más bien te señala como diferente, y eso no integra, sino que margina.

- PR: Ahí se ve que mi personaje tiene la mente amplia, aunque esté atrapada. Le cayó la maldición de la herencia.

- Los uniformes recuerdan a la serie de Netflix Élite, aunque los planteamientos no pueden ser más distintos. Tu película es muy sobria y Élite es una borrachera de los sentidos.

- AD: No he visto Élite, veo muy pocas series en general. Pero yo me identifico más con el cine francés, que tiene muchas historias que cuestionan por el papel de la educación en la República, si construye individuos libres o no. En lo que respecta al cine americano, sólo se me ocurre que me puedo identificar con Frederick Wiseman, porque lo que he visto del resto me parece muy estereotipado.

Fotograma de 'A quien cierra los ojos', película de Ana Diez ambientada en un colegio privado de la élite mexicana. REFLEKTO KREATIVO
La escuela de 'A quien cierra los ojos' recrea una atmósfera carcelaria. REFLEKTO KREATIVO

- ¿Y la idea de rodar en una sola localización? Todo transcurre en la escuela. Es un poco una metáfora, ¿no? La escuela es una cárcel. Y tiene un punto como muy decadente. El final de un modelo.

- AD: Era la idea. Es una escuela-cárcel con muros que aíslan del exterior. Y la complejidad de encontrar la localización era que tuviera toda esa serie de elementos arquitectónicos para jugar con ellos, fotografiarlos y retratarlos. Era un reto formal, totalmente de puesta en escena, el no salir de la escuela.

- PR: Sí, siempre se ven barrotes, como todo encerrado. No hay libertad de espíritu ahí dentro. La maestra que confisca los dulces, yo la veía como la celadora. Y luego que nada ha cambiado, sólo ha envejecido. Si hubiera tenido interés, mi personaje hubiera remodelado la escuela. Era cómodo rodar toda la película en un mismo lugar. Estaban vendiendo la escuela y la podíamos utilizar tal cual, pero sin el ruido de los niños. Y luego toda la película está hecha con luz natural, eso también es algo que se siente. Le da otra frescura al lenguaje.

- La idea de la escuela como cárcel tiene su tradición, pero aquí lo rematas con un falso culpable, un personaje clásico del cine carcelario.

- AD: Claro, ¿quién va a pagar por todo lo que pasa, sino el que menos puede defenderse, no? Como en la vida real.

- PR: Las cárceles están llenas de inocentes.

La actriz Patricia Reyes Spíndola y la directora Ana Díez, en la presentación de 'A quien cierra los ojos' en Madrid. CASA DE AMÉRICA
Patricia Reyes Spíndola y Ana Díez, en la presentación de 'A quien cierra los ojos' en Madrid, este lunes. CASA DE AMÉRICA

- Volviendo al principio, y a lo que me habéis contado de los premios Ariel, es curioso que vuestros caminos se hayan vuelto a cruzar. Al principio, pensaba que igual os conocías del Festival de San Sebastián, donde Los motivos de Luz ganó la Concha de Plata.

- PR: Es que Ana siempre dice que México es su segunda patria y yo, que España es la mía. Me vine aquí muy joven, cuando no tenía ni 21 años, y trabajé en la televisión de azafata con Joe Rigoli y Valerio Lazarov, en el programa Telemusical en directo. Era algo muy novedoso. Yo salía y limpiaba el piano de Algueró, y decía dos o tres frasesitas en toda la serie. Tuve mucha suerte porque no vine a España buscando trabajo ni nada, vine en un viaje familiar.

- ¿Y cómo es que os reencontrasteis después de aquellos Ariel? Porque es un caso muy acusado de vidas cruzadas. No sólo es que tú también empezaste en México, a la inversa que Patricia, sino que has rodado por toda Latinoamérica. Imagino que fue la productora.

- AD: Ahí le has dado. Fue la productora que me propuso a Patricia, y yo le dije que adaptaría todo lo que hubiera que adaptar para que estuviera.

- PR: Yo la googleé y vi su discurso en los Goya, cuando ganó a la dirección novel. Cogió el Goya, dijo gracias, y se fue. Un discurso espléndido.

- La primera mujer que ganó el Goya a la dirección novel.

- AD: Eso dicen los cronistas.

Periodista cultural especializado en cine y literatura. Fue redactor de la revista Fotogramas durante 17 años. Ahora colabora regularmente con medios como La Vanguardia, El Mundo, Cinemanía o Sofilm, entre otros. Ha comisariado la exposición Suburbia en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona.

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