Retraso en las obras del Tren Maya

La burocracia y la naturaleza frenan el proyecto ferroviario que pretende acelerar el crecimiento económico en el sureste de México.

Proyecto de la estación en Tulum del Tren Maya, una de las futuras infraestructuras de Latinoamérica. GOBIERNO DE MÉXICO
Proyecto de la estación en Tulum del Tren Maya, una de las futuras infraestructuras de Latinoamérica. GOBIERNO DE MÉXICO

El Tren Maya, una de las obras insignia del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, lleva un retraso de al menos cinco meses debido a la burocracia existente y a fallas geológicas, según reveló este viernes el director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Rogelio Jiménez Pons.

"Esos trámites nos han complicado cinco meses de retrasos. El burocratismo de Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales), Sedatu (Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano) y Conagua (Comisión Nacional del Agua) han retrasado el avance", explicó a la agencia EFE Jiménez Pons, uno de los funcionarios de mayor confianza en la administración de López Obrador, durante una visita de trabajo a las obras del Tren Maya.

Otro factor de retraso se dio durante los trabajos en el subsuelo, pues se han tenido que nivelar varios tramos entre tres y seis metros, pues a consecuencia del cambio climático se detectaron irregularidades en los terrenos.

"Es increíble ver que en las fallas geológicas de suelo hay una diferencia de hasta seis metros entre el terraplén y las viejas vías", subrayó Jiménez Pons.

En una nota aclaratoria, Fonatur señaló que los retrasos a los que Jiménez Pons hacía referencia era "a las inercias burocráticas de administraciones anteriores que legaron un sistema ineficaz e ineficiente" contra el que el actual Gobierno de México ha emprendido una transformación.

Además, el organismo reconoció y celebró "la cooperación de las distintas secretarías y de todas las dependencias federales" en la realización del Tren Maya para cumplir el compromiso de finalizar su construcción en 2023.

El Tren Maya, que debería estar listo para finales de 2023, es un proyecto prioritario de López Obrador con una inversión de alrededor de 200.000 millones de pesos (unos 9.300 millones de dólares) para construir cerca de 1.554 kilómetros en los cincos estados del sureste: Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.

A finales de octubre, Jiménez Pons informó al Senado que el costo de la obra había crecido en 60.000 millones de pesos (unos 2.800 millones de dólares) hasta los 200.000 millones de pesos (unos 9.300 millones de dólares), debido al aumento de tramos de doble vía, su electrificación y a un mayor número de estaciones.

Además, este lunes, en el Diario Oficial de la Federación (DOF) apareció un polémico acuerdo "en relación con los proyectos y obras del Gobierno de México considerados de interés público y seguridad nacional, así como prioritarios y estratégicos para el desarrollo nacional".

La Semarnat y la Sedatu, dependencias federales que han dado acompañamiento a las trabajos en 15 áreas naturales protegidas por donde pasa el Tren Maya, han realizado observaciones al proyecto en materia de impacto ambiental y a la fecha aún tienen pendientes la liberación de vías en el tramo 1 y 2.

En este sentido, Adrián Montemayor, gerente de prensa de Fonatur, confió en que los organismos responsables de las autorizaciones en materia ambiental —Semarnat y Sedatu— den "luz verde" a principios del 2022 para iniciar la fase 2 de las obras con el tendido de durmientes y rieles.

"Una vez liberado el derecho de vía, se va a avanzar en la instalación de vías y durmientes. Esto iniciaría en el primer trimestre del 2022 para que en alrededor de un año se finalice esa parte de la obra", adelantó el funcionario.

La fábrica de durmientes (traviesas) de China Communications Construction Company (CCCC) en El Triunfo, Chiapas, espera una producción diaria de 1.000 de estos maderos transversales y se trabajará en tres turnos con 115 personas en cada uno para llegar a este nivel de producción.

La fabricación comienza con dos procesos paralelos. Uno consiste en cortar las líneas de acero, para después hacer el armado de la estructura del durmiente que después pasa al área de tensado entre el molde y el metal. Por otro lado, se está realizando la mezcla de los concretos para las traviesas (durmientes) de las vías del tren.

El proceso continúa con la unificación de los elementos en la máquina de vibrado, que evalúa la calidad del durmiente. El siguiente paso es el curado, donde el durmiente tiene un tratado de 24 horas con vapor de agua para hacer el producto final más impermeable. Tras el curado, se llevan a cabo diversas pruebas de seguridad.

Actualmente, otras fábricas de durmientes de los estados de Tabasco y Yucatán se encuentran ya realizando los primeros lotes de los durmientes, que viajarán a Estados Unidos para que se realicen diversas pruebas de seguridad que demuestren la resistencia de los materiales.

Una vez aprobados, se iniciará la producción en masa de las traviesas, según explicaron los responsables del proyecto a medios durante un recorrido por la fábrica de Chiapas.

EFE

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