La reina Isabel II ha muerto este jueves, a los 96 años de edad, en su residencia veraniega de Balmoral.
"La reina murió en paz en Balmoral en Escocia esta tarde", reza el comunicado difundido por el Palacio de Buckingham esta tarde.
Los doctores de la monarca habían anunciado esta misma mañana que había sido colocada bajo supervisión médica tras haber sufrido un deterioro de su salud, al tiempo que se mostraban "preocupados" por su estado. A lo largo del día, los diferentes miembros de la Familia Real se trasladaron de urgencia a Balmoral para dar su último adiós a la reina.
El fallecimiento de la soberana, que ya en los últimos meses había reducido en buena medida sus apariciones públicas, pone en marcha la llamada Operación Unicornio, el plan de contingencia previsto si Isabel II moría en Escocia, para llevar el cuerpo a Londres.
Está previsto que en la capital británica se organice una capilla ardiente con el féretro de la reina para que los ciudadanos puedan despedirse de ella, aunque todavía no se ha informado si también se realizará previamente lo mismo en Edimburgo, la capital de Escocia, antes de ser trasladada a Londres.
Isabel II, una monarca popular
La reina Isabel II celebró en julio los 70 años de reinado —el segundo más largo de la historia, por detrás del de Luis XIV—, y su última aparición pública fue este martes, cuando recibió en Balmoral a la nueva primera ministra británica, Liz Truss, la formación de un nuevo Gobierno en su nombre.
Truss era el decimoquinto primer ministro que recibía una monarca que ha marcado la vida del Reino Unido desde mediados del siglo pasado, y que ha mantenido una alta popularidad pese a las diversas turbulencias que han afectado a su reinado, como la pérdida de las colonias, diversas crisis económicas, el Brexit y los conflictos familiares.
