El “hospital” de colibríes que da una nueva vida a estas aves en México

Desde hace más de una década, Catia Lattouf se dedica a rescatar y rehabilitar a estos animales en su departamento. “Seamos polinizadores”, dice.

EFE

Ciudad de México
La guardiana de los colibríes, Catia Lattouf, en Ciudad de México, el pasado 28 de junio. EFE/MARIO GUZMÁN
La guardiana de los colibríes, Catia Lattouf, en Ciudad de México, el pasado 28 de junio. EFE/MARIO GUZMÁN

Desde hace más de una década Catia Lattouf de Arída ha dedicado su vida a rescatar y cuidar colibríes heridos y huérfanos en su pequeño departamento, que ha habilitado como un hospital en la Ciudad de México, para después liberarlos como una forma de expresar su respeto y amor a la vida de estos animalitos.

“Para mí el respeto a la vida animal ha sido desde pequeña”, dice Lattouf en entrevista con EFE. “Yo fui boy scout y lo que les enseñan, lo primero, es que amar a las plantas y a los animales quiere decir ama todo lo que es vida. Es una cosa que quedó incrustada en mí”.

A sus 73 años, Lattouf ha dedicado los últimos 11 a salvar las vidas de estos animalitos luego de haber superado un cáncer de colon.

Su departamento, ubicado en el lujoso barrio de Polanco en la capital mexicana, se ha convertido en una especie de hospital y santuario para estas místicas aves, las cuales tienen un poderoso significado esprirtual en la cultura maya, ya que representan la resurrección de las almas.

A este pequeño espacio llegan los animales, muchas veces moribundos, donde son examinados, curados y rehabilitados por Catia y su asistente Cecilia, quienes los cuidan hasta que pueden volver a volar por sus propios medios.

El departamento de Catia es también un lugar para aquellas aves que no logran recuperarse, y nunca más pueden volar: ahí cuentan con un espacio donde reciben la atención pertinente hasta que mueren.

“Ningún colibrí se muere sin despedirse de mí. Lo veo, lo agarro en mi mano me ve, agoniza y se va en mi mano”, asegura.

Colibríes en el "hospital" de Catia Lattouf en Ciudad de México, el 28 de junio de 2023. EFE/MARIO GUZMÁN
Colibríes en el "hospital" de Catia Lattouf en Ciudad de México, el 28 de junio. EFE/MARIO GUZMÁN

Primeros pacientes

Mientras alrededor de ella sobrevuelan una veintena de colibríes, cada uno con su propio nombre, Catia cuenta que empezó a rescatarlos justo en medio de su lucha contra el cáncer. Fue entonces cuando llegó a ella Gucci, una cría de colibrí que una señora encontró en la calle lastimada y con la que, tras su cuidado, empezó a tener una conexión especial.

Aunque no sabía nada de colibríes, Catia contactó con un amigo veterinario quien le fue explicando todos los cuidados que necesitaban estas aves, los medicamentos que debía proporcionarles, la comida que debía darles y en general todos los cuidados.

“Aprendí a cuidar los colibríes, investigué, hablé con biólogos en el mundo”, asegura.

Poco a poco, cuenta, fue llenándose de información y su fama de rescatista fue de boca en boca hasta que un día un par de jóvenes le llevaron un colibrí para que lo ayudara y, al ver todos los cuidados y experiencia que tenía, hicieron un video que se viralizó en la plataforma Tik Tok.

“Hoy hasta hago coaching a Perú, a Guatemala, a Argentina, a Chiapas, a Monterrey. Me dicen, ‘encontré un colibrí ¿qué hago?’. Entonces le tomo como consulta”, dice contenta.

El mes pasado, dice, tuvo en rehabilitación a 50 colibríes, una cifra que antes del vídeo en Tik Tok, no hubiera imaginado tener.

Catia se apoya además de Terraza Colibrí un lugar en el sur de la Ciudad de México a donde llevan a las aves rehabilitadas por ella y las liberan.

Generar conciencia

Si bien el principal objetivo de Catia es rescatar y rehabilitar a la mayor cantidad de colibríes que le sea posible, para ella el mensaje más crucial es hacerle entender a la gente la importancia de estas aves en el ecosistema.

“El mensaje más importante es decir a la gente [que debe] cuidar a los polinizadores, las plantas nativas”, resalta.

Actualmente, dice, los colibríes se encuentran en peligro de extinción, pues son privados de su libertad para realizar rituales o simplemente para mantenerlos en cautiverio, lo cual es parte de la ignorancia sobre esta especie.

Catia señala que el colibrí “es un gran polinizador” en el planeta, y si llegan a faltar, más del 2% de la población mundial sufriría las consecuencias, ya que esta especie poliniza más que las abejas, los murciélagos y las mariposas.

Finalmente, recomienda que si la gente quiere poner un bebedero a los colibríes en sus casas, pueden hacerlo realizando un néctar casero mezclando una parte de azúcar blanca en cuatro de agua, además de siempre tener limpio y en óptimas condiciones el recipiente.

“Mi mensaje va a la humanidad entera que seamos polinizadores (...) que comparta yo mis dones con los demás (...) tengo que compartirlos y ayudar a los demás”, concluye.

EFE

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