Está James Bond, y también Jason Bourne. Y, por supuesto, Mata Hari. No hay espía célebre que se haya querido perder la exposición Top secret. Cine y espionaje, que este 24 de noviembre abre sus puertas en el centro CaixaForum de Barcelona. Una muestra realizada por la Fundación ”la Caixa” en colaboración con La Cinémathèque Française que explora la historia inédita de los vínculos entre el oficio de actores y de espías, así como de ficción y los hechos históricos.
La exposición abarca un siglo de la fascinante relación entre el cine y el espionaje a través de 270 piezas provenientes de una treintena prestadores. Carteles originales, gadgets de espía, documentos históricos, obras artísticas y fragmentos de hasta 90 películas sumergen al visitante en una experiencia llena de intriga y misterio.
El recorrido de Top secret sigue un orden cronológico desde finales del siglo XIX hasta nuestros días y se divide en cinco ámbitos distintos. El primero, "Espionaje y cine, una historia de técnicas", reúne numerosos objetos originales en vitrinas, ya sean procedentes el ámbito del espionaje como del cine, como una estación de reprografía usada por agentes de la KGB, minicámaras automáticas de la Guerra Fría y micrófonos utilizados de atrezo en películas.
El segundo ámbito aborda el papel de las mujeres en el espionaje entre 1870 y 1945 y sus representaciones en la pantalla, mientras que el tercero analiza el surgimiento del mito del espía moderno durante la Guerra Fría, principalmente personificado por James Bond. A continuación se explora la evolución de la figura del agente secreto en relación con las transformaciones geopolíticas de la década de 1970 y, finalmente, se investigan las nuevas formas de espionaje encarnadas por aquellos que desafían la vigilancia generalizada, como el informático Edward Snowden y la analista militar Chelsea Manning.
En cada núcleo temático, Top secret arroja luz sobre una parte intrigante de la historia y la cultura pop que a menudo queda en la sombra, y lleva a los visitantes a cuestionarse la línea borrosa entre la realidad y la ficción, entre el escenario cinematográfico y el oscuro mundo de la inteligencia.
De hecho, la participación activa del visitante ocupa un lugar fundamental en la exposición, la cual ofrece un planteamiento inmersivo: a lo largo del recorrido hay juegos de encriptado y diferentes paradas que quieren expandir noción de vigilancia y espionaje a la experiencia del espectador para que el espectador se convierta en espía y a la vez en un ser espiado. De hecho, los títulos de cada ámbito expositivo están inscritos en la pared a través de un código que solo puede leerse cuando un foco de luz dorada pasa por encima.
La exposición permanecerá en Barcelona hasta el 17 de marzo de 2024, para recalar después en los centros CaixaForum de Zaragoza, Sevilla y Valencia.
