El cine da voz a los indígenas en México

Directores como Humberto Gómez Pérez plasman en sus películas la mirada y forma de vivir de sus comunidades.

EFE

Guadalajara (México)
El director mexicano de origen tsotsil Humberto Gómez Pérez, en el Festival de Cine de Guadalajara, el 5 de junio. EFE/FRANCISCO GUASCO
El director mexicano de origen tsotsil Humberto Gómez Pérez, en el Festival de Cine de Guadalajara, el 5 de junio. EFE/FRANCISCO GUASCO

Las comunidades indígenas en México han encontrado en el cine una manera de hacerse escuchar y de mostrar al mundo su cosmovisión, que por mucho tiempo fue mostrada a través de los ojos de personas ajenas a esa población. Así lo explica el director de origen tsotsil Humberto Gómez Pérez.

“Antes era todo una mirada desde fuera, ahora hemos estado también preparándonos para lograr mostrar estos materiales que nosotros estamos haciendo y al final de cuenta, pues están volteando a vernos, creo que eso es lo importante y es valioso también para nosotros que nos den la oportunidad de mostrar nuestros trabajos”, dice el cineasta en entrevista con la agencia EFE.

Gómez Pérez es director y guionista del documental Ch´ul be: senda sagrada, que muestra el esfuerzo por mantener el bienestar colectivo y las costumbres religiosas de la comunidad tsotsil del pueblo de San Andrés Larráinzar, en el sureño estado de Chiapas.

La cinta fue estrenada como parte de la selección oficial de la edición 38 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (oeste de México) y compite en la categoría de mejor documental del Premio Mezcal al cine mexicano.

El cineasta, quien ha dirigido diversos cortos y largometrajes para mostrar las costumbres y forma de vivir de su comunidad, cree que la posibilidad de que los realizadores de origen indígena puedan concretar sus propios proyectos ayuda a la comprensión de la diversidad cultural del país.

“Hace falta ver y tener todas estas miradas que no se habían dado en otro momento, antes era todo centralizado y pensaban que la producción sólo existía en el centro del país, pero hay producciones en Oaxaca, en Chiapas, Sonora y otros estados. Esto muestra que hay otro tipo de cine (además del) comercial, un cine con y hecho por los realizadores de los pueblos”, dice.

En los últimos cinco años, el Instituto Mexicano de Cinematografía ha ampliado los recursos para financiar los filmes hechos por miembros de comunidades indígenas mediante el Estímulo a la Creación Audiovisual en México y Centroamérica para Comunidades Indígenas y Afrodescendientes (ECAM).

Gómez Pérez afirma que aunque este fondo ha propiciado un aumento en este tipo de proyectos, se ha quedado corto para que los realizadores indígenas puedan concretar sus películas y llevarlas a las salas cinematográficas: “Siento que todavía sigue habiendo poco apoyo en producción y postproducción, hasta ahora hemos tenido el ECAM y otras convocatorias internacionales, pero son muy peleadas y entras en competencia con personas que realmente han estudiado cine y tienen una trayectoria, nosotros apenas estamos dándonos a conocer y buscando herramientas”.

Mostrar la propia cultura

En un esfuerzo por promover la producción documental entre la población indígena, Gómez Pérez fundó en 2014 Satil Film con la que, además, ha emprendido diversas estrategias de formación audiovisual en municipios tseltales y tsotsiles de Chiapas.

Tras dirigir dos documentales acerca de las costumbres de su comunidad, desde hace cinco años se embarcó en la producción de Ch´ul be: senda sagrada, que recibió recursos del Estímulo Gabriel García Márquez para la Creación Cinematográfica en México y Centroamérica financiado por el IMCINE y el W.K. Kellog Foundation, en 2018. También obtuvo apoyo para la producción por parte del ECAM y el año pasado participó en la sección Laboratorio de Documental DocuLab, del Festival Internacional de Cine en Guadalajara.

Para el realizador, generar estos proyectos no solo es una forma de darle voz a sus comunidades, sino también un acto para mostrar a quienes inciden en la comunidad y el compromiso que tiene con ella. "Esta idea nace a partir de querer resguardar estas historias. Al momento de ir produciendo la película fuimos conociendo a otros personajes, tuvimos la oportunidad también de grabar a otras personas que abonan bastante a esta película y mostrar el peso y el compromiso que representa tener un cargo tradicional”, concluyó.

Del 3 al 9 de junio, la edición 38 del FICG reunirá a casi 80 cortos y largometrajes en la competencia oficial en las secciones de cine mexicano e iberoamericano de ficción, documental, de animación, con temática ambiental y relacionada a la comunidad LGBTQ+.

EFE

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